La investigación muestra que los niños que pasan más tiempo jugando videojuegos tienden a tener peores resultados académicos, mientras que aquellos que dedican más tiempo a actividades extracurriculares como deportes y artes suelen tener mejores calificaciones. Los padres deben establecer límites razonables sobre el tiempo que sus hijos pasan jugando y alentarlos a participar en actividades que los mantengan activos física y mentalmente.