Los silogismos presentados contienen conclusiones ilógicas basadas en premisas falsas o absurdas. Por ejemplo, uno concluye que beber más alcohol hace a alguien más inteligente al matar neuronas débiles, y otro sugiere que ser vago es la clave para ser rico. En general, los argumentos intentan ser humorísticos a través de conclusiones ilógicas y absurdas.