El documento es una oración dedicada a la Virgen Dolorosa del Colegio por parte de los bachilleres de la promoción de 1985-1986 del Colegio San Gabriel en Quito, Ecuador. En la oración, los bachilleres recuerdan su devoción a la Virgen desde su época de estudiantes, piden su guía espiritual luego de 25 años, y le ruegan que los ayude a vivir sus vidas como auténticos católicos comprometidos con la fe.

1. “REENCUENTRO CON LA VIRGEN
DOLOROSA DEL COLEGIO”
Por: Ernesto Alejandro Romero Córdova y su madre
DEDICADO A “NUESTRA MADRE DOLOROSA DEL COLEGIO”
BACHILLERES DEL COLEGIO SAN GABRIEL
PROMOCION 1985 - 1986
QUITO-ECUADOR
¡Oh Madre Dolorosa!
Impregnados por los efluvios amorosos
que emanan de tu inmaculado corazón,
venimos ¡Oh Madre Dolorosa!
con reflexivo fervor, a compartir tu dolor
y deseosos de aplacar
nuestras ansias de infinito amor,
al contemplar impresas en el sagrado lienzo
de tu augusta imagen,
tus dulces ojos
y tus húmedas mejillas,
bañadas perennemente
por el caudal generoso
de tus piadosas lágrimas,
dispuestas a limpiar,
el corazón y el alma
del gabrielino soñador.

2. ¡Oh Madre Dolorosa!
En ti, se encarna y se humaniza
el misterio de amor de Nuestro Redentor,
cuando en el momento supremo de la cruz,
Jesús, dijo a su madre:
¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!
y al discípulo: ¡ahí tienes a tu Madre!
desde entonces somos tu herencia de hijos,
promoción tras promoción.
¡Oh Madre Dolorosa!
En tu tierna mirada de celestial dulzura
y en el eterno palpitar de tu bondadoso corazón,
se quedaron grabados,
con el cincel de nuestra piadosa devoción,
los anhelos y deseos soñadores
de nuestra efervescente juventud,
de aquel chúcaro pequeño y temeroso
que con fe se acurrucaba bajo tu manto
y con regocijado orgullo cantaba a su Madre
aquel himno sagrado e inolvidable.
¡Oh Madre Dolorosa!
En tu acogedor regazo, depositamos prestos
el plan de nuestras vidas,
anhelos y esperanzas
metas y futuras realizaciones,
forjadas en el ideario intelectual y espiritual
de nuestro ser personal.
A ti te entregamos, con íntegra confianza
los secretos más íntimos de nuestro puro corazón.
¡Oh Madre Dolorosa!
Hace 25 años, fue nuestro último encuentro
pletórico de amor y gratitud.
Postrados a tus plantas
en el cálido santuario,
del inolvidable Colegio San Gabriel,
alimentados con el espíritu Ignaciano,
fruto de nuestra formación cristiana
y educados con sólidos valores y principios,

3. creímos estar listos, para emprender el camino
hacia un desafiante destino
y hacerle frente con decidido valor,
a un mundo impredecible, complejo y calculador.
Ante tus ojos, siempre abiertos
que nos miran con amor,
te hicimos ¡tantas promesas!
vivir en la práctica de la fe,
ser leales a Dios y a nuestra Iglesia,
invocar siempre tu nombre y decirte una oración.
Los más espontáneos y nobles propósitos
de jóvenes llenos de anhelos y deseos.
¡Oh Madre Dolorosa!
Hoy, aquí estamos tus hijos
tristemente, no todos los de la promoción.
Tú conoces nuestras vidas,
tomamos diversos rumbos,
por caminos diferentes:
en muchos, se interpuso en su ruta cotidiana
problemas y desengaños,
opuestas corrientes ideológicas,
el avasallador materialismo,
conflictos existenciales
y la indeferencia religiosa
que aleja al hombre de Dios.
Son realidades que hicieron que la fe y la devoción
se perdiera, por un momento, en el polvo del camino,
pero tu portentosa benevolencia
nos ha permitido tener este reencuentro
de recuerdos, esperanzas y anhelos.
También faltan compañeros entrañables,
que fueron llamados tempranamente
a la plenitud de Dios y hoy gozan de tu
inefable compañía.
Estas, son todas nuestras vivencias,
que motivan tus lágrimas de amor,
las cuales seguirán empapando de bondad
el lienzo blanco
de tu sangrante corazón.
¡Oh Madre Dolorosa!
Aquí estamos como hijos pródigos,
venimos con la convicción
de poder aplacar nuestra sed espiritual

4. en la fuente inagotable de tu bondad.
Solo Tú, puedes sanar nuestras heridas
de soledad y desengaños,
remediar nuestras necesidades vitales,
las injusticias y frustraciones
que atormentan nuestro ser.
Porque Tú eres el eslabón que une el cielo con la Tierra,
Tú eres, el ancla que asegura con firmeza
la barca de nuestra existencia
en las orillas tranquilas de nuestra salvación.
¡Oh Madre Dolorosa!
Te suplicamos, que nos ayudes
a reeditar las páginas de nuestra vida espiritual,
a la luz del evangelio,
actuando como seres trascendentes
y desterrando lo efímero y banal.
Intercede ante el Señor,
para que este reencuentro gabrielino
nos comprometa a ser, auténticos católicos,
no solo en el fuero interno de nuestra conciencia
sino, especialmente, en la conducción de nuestra familia,
con el testimonio de una vida ejemplar y evangélica.
Igualmente, en nuestra posición laboral,
ayúdanos a actuar con honestidad, rectitud y humildad
trabajando apasionadamente por la solidaridad y la justicia.
¡Ayúdanos! a reconocer que los dones que poseemos
son herramientas para servir al prójimo
y sobre todo a nuestra Iglesia, frecuentemente
abandonada y criticada aún, por sus propios hijos.
¡Ayúdanos! a vivir nuestra identidad cristiana
de manera coherente con la religión que profesamos.
¡Oh Madre Dolorosa!
¡Ayúdanos!, a combatir el orgullo, el egoísmo, la intolerancia
la pereza espiritual y a corregir nuestros errores y defectos.
A crecer y madurar en el conocimiento de Dios, sin lo cual
lo espiritual se acaba.
A buscar a Cristo en todo tiempo y en todas situación,
y que nuestro amor a Ti, siga ardiendo
como fuego inextinguible en lo más profundo de nuestro ser.

5. ¡Oh Madre Dolorosa!
Te agradecemos por el don de nuestras vidas,
por lo que somos y creemos,
por lo que somos y tenemos.
Gracias por los seres queridos que nos distes,
por nuestras esposas, nuestros hijos y nuestros padres,
por los sacerdotes y maestros que nos formaron,
bajo el estandarte de la Compañía de Jesús.
Gracias por el privilegio de integrarnos
a la invitación tradicional de la familia gabrielina,
en la que retorna, como retorna la primavera,
los gratos recuerdos juveniles y se engrandece
el don de la amistad.
Que tú imagen sagrada no se borre jamás
de la retina de nuestro espíritu y nuestra alma,
que te amemos con fe e invoquemos con convicción
Tu Santo Nombre.
¡Oh Madre Dolorosa del Colegio!,
QUE NUNCA PODRE OLVIDAR.
Que tu milagro de amor, sea una constante bendición
Para tus hijos gabrielinos en el mundo y en el Ecuador.
DEDICADO A “NUESTRA MADRE DOLOROSA DEL COLEGIO”
BACHILLERES DEL COLEGIO SAN GABRIEL
PROMOCION 1985 - 1986
QUITO-ECUADOR