La paciente de 45 años que trabaja como secretaria visitó el consultorio médico preocupada por su salud. El médico observó que la paciente parecía distraída, nerviosa y pensativa, agarrándose la oreja y la nariz varias veces y sentándose encorvada. Después de recibir sus resultados de análisis, la paciente parecía menos preocupada y más tranquila, aunque volvió a preocuparse cuando supo sobre su posible diagnóstico, pero demostró estar dispuesta a esperar lo peor y salir del consultorio.