El niño Pedro subió al desván de la casa de su abuelito y encontró juguetes, incluyendo un soldadito, una bailarina y un malvado duende. El duende prendió fuego a la mesa y todo empezó a arder, pero apareció un hada azul. Gracias al amor verdadero del soldadito y la bailarina, se convirtieron en humanos y vivieron felices para siempre.