Un sistema operativo en red permite compartir recursos entre usuarios, gestionar usuarios asignando diferentes privilegios a grupos específicos, y gestionar la red restaurando el sistema ante fallos con apoyo de un administrador. Compartir recursos incluye establecer carpetas públicas donde todos pueden ver pero solo algunos modificar. La gestión de usuarios determina los privilegios de cada uno y quién puede ser usuario. La gestión de red brinda soporte ante problemas fuera del control local.