Este documento critica el modelo educativo autoritario que pretende imponer habilidades y niega la autonomía intelectual de los estudiantes. Señala que los docentes deben reflexionar sobre la validez y pertinencia de su enseñanza en lugar de aferrarse a una perspectiva monopolista de la verdad. También destaca la contradicción entre este enfoque autoritario y el uso de las tecnologías como mediadores del saber. Finalmente, plantea preguntas sobre quién tiene el poder en relación a las actitudes y uso de las tecnologías