Este documento critica las charlas TED por promover ideas tecnológicas demasiado optimistas que rara vez conducen a un cambio real en el mundo. Señala que las TED tienen demasiada fe en la tecnología y no abordan los problemas sociales y culturales más difíciles que requieren transformación. El autor argumenta que las TED deberían centrarse más en mejorar la vida de las personas a través de la economía y ideas basadas en la realidad en lugar de solo entretener.