Semana 3 - Bases de Datos Avanzadas - Big Data - Sesion 3.pdf
Translúcida
1. I
tengo miedo de buscarte
y no encontrarte,
o de encontrarte
pero que no me estés buscando
tengo miedo de sostenerte entre mis brazos
y que te caigas al abismo
y que no quieras volver a mis manos;
tengo miedo de que me sostengas entre tus brazos
y que me arrojes al abismo
y que no quieras que vuelva a tus manos
tengo miedo de que quieras irte
porque mis brazos son débiles
y no pueden sostenerte tan fuerte;
y si te vas
mis manos se van a ir con vos,
se van a quedar aferradas a tu espalda
como los árboles se aferran
a la orilla de los ríos, de mis ríos
como las estrellas se aferran
a las paredes de las galaxias, de mi galaxia
y los latidos de tu corazón
se van a ir con la brisa que abraza los huracanes
se van a ir con la sangre que tiñe los ríos,
mis ríos secos.
II
dejame buscarte y encontrarte
dejame sostenerte en mis brazos
un día más, una noche más;
veamos el atardecer en la terraza
y dejémonos abrazar
por la primera brisa mañanera
dejame buscarte y encontrarte
dejame curar tus alas rotas
las mías pueden esperar
y si te busco, y si te encuentro
encerrémonos en nuestros brazos
hasta que las jaulas se vuelvan pájaros.
2. III
tus manos de galaxia
me sostienen entre las estrellas,
entre la oscuridad de la noche
y tus ojos de supernova
se iluminan con el sol
y te sostengo con fuerza
entre los latidos de mi corazón
cuando duermo y estoy en paz,
cuando despierto y estoy en guerra
y cuando te transformás
en el aire que llega a mis pulmones
reviviéndome
reviviendo lo que murió ahogado
en lágrimas que nunca cayeron
y en gritos que nunca nadie escuchó.
IV
siento plantitas en el estómago
plantitas con flores azules y violetas
siento cómo mis venas se transforman en ramas
y mi piel en pétalos translúcidos
y siento tus manos en mi espalda
y tu espalda entre mis dedos, entre mis caricias
tu rostro reposando en la palma de mi mano
como reposan las ninfas en las copas de los árboles
y con mi cabeza reposando en tu pecho
siento los latidos de tu corazón
siento los golpes de tu alma al cristal que la encierra
queriendo escapar, queriendo liberarse
y es reconfortante
estar entre tus brazos, entre tus manos
estar entre cadenas que no me ahorcan ni me lastiman
ni me dan motivos para querer liberarme,
sintiendo lo que los demás no pueden sentir,
sintiéndote
3. V
ya no sangran
las cicatrices que antes ardían
Ya no duelen
los huesos que antes se rompían
no hay gritos ni sollozos dentro de mi cabeza
no hay sonido
mis nudillos no están morados
ni mis medias rotas
no hay dolor
ni incomodidad o molestia
salvo la de mis pies
cansados de caminar;
el recorrido fue largo y oscuro
mi piel se quemó en la tiniebla
pero llegué a mi destino
a mi Jardín del Edén
mi piel ya no arde
mis huesos ya no duelen
ni las cicatrices sangran
es como volver a nacer
VI
me das todo lo que podés dar
y te doy todo lo que queda de mí
todo lo que aún florece en mi pecho
todo lo que aún respira
mi corazón se abriga entre tus manos
y anhela quedarse ahí
en silencio
refugiado en vos.
4. VII
bajo el rojo atardecer
o en el rosa amanecer,
en el calor de tus manos
o en el frío de las mías
espero no te moleste
si el carmesí de mis labios
se tatúa en tus clavículas
o si mis uñas escarifican
tu espalda a medianoche,
entre los aullidos de los lobos
y la luz de una luna roja
espero no te moleste
si de repente mis sollozos
suenan más fuerte que mis gemidos
porque aún proclamándome emperatriz,
y aún haciéndose mi voluntad,
mi imperio puede caer
conmigo y de rodillas
pero no caeré
si me dejas aferrarme a tu espalda
si me dejas dormir entre tus costillas
y abrazando tu corazón
y si caemos
que sea sobre el pasto
y para dormir una siesta
y para esconder nuestro dolor
en la amnesia primaveral
VIII
en medio de la noche
como sombras en el bosque
en medio de tu pecho
e incluso entre los latidos de tu corazón
me escondo de lo que me hace mal
de lo que me corta la piel
de lo que me rompe los huesos
donde muere el frío de mis manos
y donde nace el calor de tu pecho
ahí es donde me escondo
y donde me quiero quedar para siempre
5. porque ahí no me atormentan las pesadillas
y porque tus brazos me acogen
en la noche fría y oscura
quedémonos juntos
entre las sábanas y nuestros brazos
para por fin,
después de tantas pesadillas,
poder dormir en paz.
IX
si se caen mis piernas
sostenelas fuerte
si se caen mis brazos
sostenelos fuerte
si se caen mis manos
no dejes que toquen el suelo
sino tu corazón
no dejes que mis pulmones se oscurezcan
ni que mi corazón se detenga otra vez
y si mis huesos se rompen,
soldalos con el calor de tus manos
no dejes que mi piel se desvanezca en el suelo
ensuciándose de sangre seca y lágrimas oscuras
no dejes que mi piel vuelva a arder.
X
qué calor va a hacer sin vos en verano
y qué frío va a hacer sin vos en invierno
qué rápido van a caer las hojas en otoño
y qué despacio van a florecer las flores en primavera
qué rápido va a disiparse el humo de mi cigarrillo
qué despacio va a enfriarse mi té
y qué tan poco va a durar esta tarde
qué temprano va a amanecer
y qué tarde va a anochecer
los mediodías no se van a ir en las estrellas
ni las medianoches en el sol
todo eso sin vos
así que quedate, por favor
6. XI
nunca hubo sol para nosotros
pero nunca nos hizo falta
el oscuro nos acogió
y nos enfrió en el desierto
donde las lágrimas salaban el aire
la luna nos vio crecer
mientras jugábamos en sus cicatrices
y correteábamos entre la luz y la oscuridad
las estrellas nos bañaban
mientras los ríos se enverdecían
adentrándose en los bosques
pero el sol nunca estuvo
y aún así nunca nos hizo falta
teníamos nuestros brazos para calentarnos
y nuestros ojos para iluminar
lo que quedaba del universo
pero una vez su luz se asomó entre las estrellas
y nos cegó, haciéndonos perder
entre las estrellas que también se cegaron,
entre la Luna que no nos pudo encontrar
pasó mucho tiempo y el eclipse sucedió
y entre la oscuridad nos encontramos
y nos unimos con los anillos de Saturno
y otra vez, el universo era nuestro.
XII
un cielo oscuro te escondió
pero una luna más brillante que el sol
te iluminó en tu ascenso
y su aura te coronó de gloria;
te convertiste en una estrella más
en el centro de una galaxia
mientras mis manos volvían a enfriarse
después de sostener tu tibio corazón
en la noche que se incendiaba
mientras más te alejabas, más frío sentía
y mis lágrimas se convertían en escarcha
que se incrustaba en mi rostro y me hacían sangrar
7. pero sonreía
porque mientras más frías estuvieran mis manos
más anhelaría el calor de tu alma
y más lo apreciaría cuando sea mi hora de ascender,
cuando el aura de la luna me corone a mí también,
cuando mi corazón y tus manos se vuelvan a encontrar.
XIII
vi la ventana cerrarse
antes de que se abra
mis manos sujetaban la cortina
y mis piernas me dejaban caer
el mundo que me mantenía despierta por las noches
se había incendiado
se había vuelto cenizas
y nada podía renacer de él
era algo hermoso que intentamos hacer
aunque no tuviera consignas
pero mi respuesta el amor
que entibiaba mis manos en tu pecho
mi alma era otoño
un mundo nublado y frío
un mundo lluvioso
que se calmaba cuando tus pies
pisaban las hojas secas
porque ya sabés, nunca hubo sol para nosotros
vos sos el único que sabe
cómo era ese mundo
cuando estabas en él,
pero sin vos dentro
no hay días santos
no hay días malditos
porque la luz laica brilla en mis pupilas
y me ciega completamente
sin poder creer
8. y vos sos el único que puede
entrar en ese mundo ya impuro
donde el pasto se quemó
y las dalias nunca nacieron
de lejos se escuchan los latidos de mi corazón
que espero te reconforten
y sea la melodía distorcionada que quieras escuchar
y sean los mensajes que no puedo decir
pero que quiero,
aunque mis palabras sean frágiles como mi voz
quizás la ventana se cerró
pero aún siento tu respiración en la brisa otoñal
y las hojas cayendo sobre mi piel,vistiéndome;
es otoño acá adentro
seámoslo nosotros también.
XIV
de aquél pasado que no quiero recordar,
donde por las falsas ventanas
no ingresa ninguna luz
donde por los ojos que nunca existieron
miraba el entorno incoloro
tiñiéndolo de colores que se apagaban
de aquél pasado donde lloraba con ganas
hasta secarme, hasta marchitarme
de aquél pasado donde desmembré cada cuarto de sentido
donde removí un tercio de mi existencia,
un octavo de mi atención,
un entero de mi concentración
de aquél pasado que pinta la jaula de negro
me ayudaste a esconderme
para que no me pinte a mí también;
podía sentir la profundidad
de un hueco muy estrecho
justo entre mis pulmones,
el vacío cuyo frío me quemaba
hasta que solo tus manos empezaron
a quemarme, a incendiarme
9. podía sentir mis ojos y sentidos enteros desnudándose
la sobredosis de una ansiedad explosiva
drenándose fuera de mis pulmones
drenándose fuera de mi espíritu,
me sentía viva;
la fauna me tragaba
la flora me escupía
y las ventanas se volvían verdaderas
cuando la medialuz de tus ojos me iluminaba
ya nada era incorrecto en estos ojos de vidrio.
XV
los días se volvieron rápidos y livianos
como mis manos moviéndose entre las nubes
intentando alcanzar el sol que me vio renacer;
pero el sol que me vio renacer ahora se aleja
su calor ya no acaricia mi piel
y su luz ya no ilumina mi camino
las noches se volvieron lentas y pesadas
como mis piernas moviéndose en la oscuridad
al ritmo de las melodías de un piano roto;
las noches ya no se incendian
solo caen sus cenizas, nublándome la vista
cuando el Infierno dejó de ser en el cielo,
disfrazado de una falsa coraza de celestes y grises
deleitándome de reflejos de un espejo roto,
empezó a ser entre las sábanas de mi cama
empezó a quemarme la piel, a quemarme los huesos
y a quemar los sueños escondidos en mi almohada
XVI
sólo me queda confiar en el azul,
y quizás por eso siempre sienta que soy una niña;
pero el azul se vuelve violeta, y se vuelve negro
pero el negro se vuelve violeta, y se vuelve azul
y mis ojos ya no ven esos colores, ya no los diferencian
10. sólo me queda confiar ciegamente en el azul
y quizás por eso nunca sienta que soy una niña;
porque mis medias se rompen al caer de rodillas
en las piedras del camino al mundo de los sueños
que se encarnaron en los árboles de los bosques del no-ego,
donde si no tiemblo tengo frío y si no sonrío, me deprimo.
XVII
¿y qué te podés contar cuando en el espejo no hay nada?
¿y qué le podés contar al mundo cuando sos un espíritu mugriento?
un espíritu avejentado, arrugado. arruinado.
no me mires mal, mi espíritu envejece cuando lo hacés.
no quieras que robe tus entidades,
no vas a enamorarme, ni mucho menos obsesionarme.
mi piel se pudre cuando la tocan tus manos
y me ciego cuando te transformás en el sol,
el sol negro que antes iluminaba la cima de mi cama.
el negro teñía mi piel.
mi vista se nubló de cenizas cuando te vi nacer
y cuando vi nacer tu enojo, tu descontento.
los golpes dejaron cráteres en mis huesos
y quemaduras en mi piel, que aún arden al despertar.
XVIII
no es la noche incendiándose
sino mi piel quemándose en tus brazos
volviéndose cenizas que se mezclan
con las de nuestros cigarrillos,
aquellos que duran una tarde
y que sean eso, cenizas
para volar en el viento
como los pájaros al anochecer
11. XIX
el inicio reposaba en sus pupilas dilatadas
y alzaba vuelo en las miradas a la ventana
luego recorriendo la habitación
luego acariciando las cicatrices
y tiñiéndolas con el carmesí de sus labios
un momento que nacía entre las sábanas
que crecía en las miradas y los besos,
y moría en la máquina de escribir
donde quedaba una sola hoja
con un solo renglón
con una sola palabra:
fin.
A mi amor de manos tibias.
A Alejandra, también.
Gracias.
Septiembre, octubre y noviembre de 2015.