El movimiento punk surgió a finales de los 70s en Londres y Nueva York como oposición a la decadencia cultural reinante. Los punks rechazaban los roles sociales establecidos y expresaban su rebeldía a través de la música y la estética. Con el tiempo, el punk se transformó en un movimiento filosófico y político asociado con ideologías anarquistas, comunistas, antifascistas y de izquierda que criticaba la autoridad y las instituciones establecidas.