El documento describe el corazón humano como tierra fértil donde Dios deposita sus esperanzas, y que fue creado por las manos de Dios como lugar de encuentro. Exhorta a los lectores a abrir su corazón para llenarse del amor de Dios a través de la Palabra y la Eucaristía, lo que les permitirá vivir y compartir ese amor con los demás.