El documento describe la experiencia de tres personas involucradas en la educación en cárceles. Ariel Cejas Meliare se involucró en el tema mientras estudiaba y militaba en la universidad. Leandro Halperín afirmó que en la cárcel hay muchas limitaciones impuestas. Alcira Daroqui comenzó a trabajar como docente en la cárcel de Devoto en 1994 después de investigar previamente sobre el sistema carcelario.