Las últimas palabras de Jesús en la cruz incluyeron perdonar a sus verdugos, prometerle al ladrón a su lado que estarían juntos en el paraíso ese día, encargar a su madre al cuidado de Juan, preguntar por qué Dios lo había abandonado y decir que tenía sed antes de consumar su misión y encomendar su espíritu a Dios.