Un joven de 14 años que había perdido a su padre, abuelo y madre en el último año dejó de hablar y fue internado en un orfanato. Un médico psicólogo optó por sentarse en silencio con él para acompañar su dolor en lugar de tratar de hacerlo hablar. Con el tiempo, el médico trajo un juego de ajedrez y pasaron meses jugando en silencio hasta que eventualmente el joven habló de nuevo y pudo comenzar una nueva vida.