El documento describe la respuesta calmada, ordenada y compasiva del pueblo japonés tras el terremoto y tsunami de 2011, resaltando su dignidad, habilidad, gracia, orden, sacrificio, ternura, entrenamiento, prensa responsable y consciencia cívica. El documento sugiere que Japón ofrece una lección al mundo sobre cómo responder a una catástrofe de manera disciplinada y ayudándose mutuamente.