El autor pasó un periodo de su vida en soledad en el que experimentó cientos de atardeceres en los lugares más bellos de Andalucía, España. Este tiempo de soledad le permitió crecer personalmente a través de la reflexión. Después de vivir varios años en la ciudad y perder parte de su carácter salvaje, el autor recuerda con nostalgia ese estilo de vida solitario en la naturaleza que siempre consideró el suyo.