El caso estudia la evolución de la compañía de caramelos Laroche, fundada en 1864 por Henricus Laroche, quien logró convertir el chocolate en un producto accesible y popular en Bélgica a través de la producción en masa. La actual situación de la empresa plantea desafíos de sucesión, ya que Luc Laroche, el actual CEO y tataranieto del fundador, se prepara para retirarse, mientras que su hijo Davy duda en asumir el liderazgo. Se plantea la necesidad de un consultor externo para abordar las implicaciones del control familiar en la gestión y el crecimiento futuros de la compañía.