La compañía Walt Disney fabricaba productos en China donde los trabajadores sufrían malas condiciones laborales como jornadas largas, bajos salarios, multas excesivas y falta de sindicatos. En 2004 los trabajadores se quejaron de este maltrato y votaron a favor de adoptar principios que comprometieran a la empresa con los derechos humanos y laborales en China. Disney no cumplió con estos estándares éticos al no proteger los derechos de los empleados en sus fábricas.