1. LA PIZARRA: UN RECURSO DIDÁCTICO, NO UN ELEMENTO DECORATIVO
Es importante que el maestro vea la pizarra con ojos nuevos. Quizá nos hayamos
acostumbrado a verla como un objeto decorativo: para los adultos, un cuadro más, y para
los muchachos, un juguete.
Lo primero que debe hacer un maestro al entrar en un aula de clase es buscar
dónde está la pizarra, e inmediatamente evaluar sus características: su tamaño, si es
pizarra o un espejo en el que patina la tiza y no hay manera de escribir, si es blanca para
rotulador, si es magnética, si hay con qué escribir (el maestro debería llevar sus propias
tizas o rotuladores de varios colores), si hay con qué borrar…
Debemos convertir la pizarra en un recurso didáctico necesario, no en un
elemento decorativo obligado, al que recurrimos de vez en cuando sin demasiado
convencimiento. El castigo para los maestros que le dan la espalda o que se limitan a
rayarla con unos garabatos ilegibles debería ser salir al en