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Buscando a Jesús:
Tras una larga noche de bar en bar, el borracho regresa a su
casa,
Cuando se topa con un pastor listo para bautizar a un grupo de
Evangélicos a la orilla del río. Sintiendo el olor a alcohol y
queriendo darles un ejemplo a sus fieles, el pastor lo sujeta por
los hombros:
¿ Te gustaría encontrar a Jesús ?
Sí, claro, me gustaría encontrar a cualquier persona con quién
poder conversar sobre la vida y echar otro trago.
El pastor no se da por vencido. Les pide a los fieles que se den
las manos, entran todos en el río, sumerge al borracho, lo saca
del agua y le grita:
2. Dios es Humor
¡ Hermano ! Has encontrado a Jesús ?
¿ No, no lo he encontrado. El pastor les pide a todos que canten
Aleluya, y lo vuelve a sumergir.
¡Y ahora, hermano! ¿Has encontrado a Jesús?
Todavía no lo he encontrado, oiga.
En esta ocasión, el grupo completo inicia un prolongado
exorcismo, al final del cual vuelven a sumergir al borracho por
tercera vez. El pastor lo saca del agua, clama a los cielos que
las bendiciones caigan sobre todos los presentes, y
volviéndose hacia el hombre, afirma con plena convicción:
¡Estoy seguro de que ahora sí que has encontrado a Jesús!
Lo siento muchísimo, pero no he podido encontrarlo.
Pero, ¿está usted seguro de que se ahogó aquí mismo?
Paulo Coelho
3. El ateo y el león
Un ateo pasea por una selva de Africa, admirando todo lo que
aquel “accidente de la evolución” había llegado a producir.
¡Pero qué árboles tan majestuosos! ¡Qué ríos tan poderosos!
¡Qué hermosos animales! ¡Y todo esto apareció por casualidad,
sin la intervención de nadie!
Realmente, solo las personas ignorantes y débiles de carácter,
por miedo a no poder explicar ni el universo ni el sentido de
sus propias vidas, tienen la necesidad de atribuir toda esta
maravilla a una entidad superior. Entonces se produce un ruido
en los arbustos que están a su espalda: un león se prepara
para atacarlo.
4. El ateo y el león
El ateo intenta huir, pero el animal lo derriba. Ya sin nada qué
perder, el hombre grita:
¡Dios mío!
Y se produce el milagro: el tiempo se detiene, todo queda
bañado por una extraña luz, y una voz se deja oír:
¡Qué es lo que deseas?
Has negado mi existencia durante toda tu vida, defendiste ante
los demás que Yo no existía, y redujiste la Creación a un
“accidente cósmico”.
Bastante confundido, el hombre exclama:
5. El ateo y el león
• Ahora sería hipócrita por mi parte cambiar de idea
solo porque estoy a punto de morir. Durante toda mi
vida he mantenido ante los demás que Tú no
existes.
• Entonces, ¿qué esperas que haga?
• El ateo reflexiona un poco, consciente de que esa
discusión no puede extenderse eternamente.
• Finalmente dice:
6. El ateo y el león
Yo no puedo cambiar, pero el león sí que puede. Por
lo tanto . . . ¡lo que quiero es que este animal salvaje
se transforme en un animal cristiano!
En ese mismo instante, la luz desaparece, los
pájaros de la selva se ponen a cantar de nuevo, el
río vuelve a correr. El león sale de encima del
hombre, hace una pausa, baja la cabeza, y dice lleno
de fe:
Bendice Señor los alimentos que vamos a tomar . . .
Pablo Coelho
7. El ateo y el león
Yo no puedo cambiar, pero el león sí que puede. Por
lo tanto . . . ¡lo que quiero es que este animal salvaje
se transforme en un animal cristiano!
En ese mismo instante, la luz desaparece, los
pájaros de la selva se ponen a cantar de nuevo, el
río vuelve a correr. El león sale de encima del
hombre, hace una pausa, baja la cabeza, y dice lleno
de fe:
Bendice Señor los alimentos que vamos a tomar . . .
Pablo Coelho