TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
400 años de carnaval cruceño
1.
2. NINO GANDARILLA GUARDIA
De la Sociedad de Estudios Geográficos
e Históricos de Santa Cruz
400 AÑOS
DE
CARNAVAL CRUCEÑO
(Compendio)
Versión en PDF – No ilustrada
Santa Cruz de la Sierra
1999
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3. Prólogo:
Luis Darío Vázquez
Epílogo:
Gabriel Dabdoub
Revisión de textos:
Roger Otero Arteaga
Ilustraciones:
Carlos Cirbián
Portada:
Tito Kuramotto
Auspicio:
ASOCIACIÓN CRUCEÑA DE COMPARSAS
CARNAVALERAS
GOBIERNO MUNICIPAL
DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA
-3-
4. A mis amigas:
Montserrat y Florencia
Su amistad es fuente de inspiración...
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5. PRESENTACIÓN
Mucho se ha escrito del Carnaval en los últimos años, en la prensa;
opiniones a favor, con sugerencias interesantes para mejorarlo, y
otras en contra de su realización, con argumentos no convincentes.
Nosotros hemos aportado con pequeños libros como “Monografía de
las comparsas de Santa Cruz” y “Así fue el Carnaval ´95”. Sin
embargo, a pesar de ser una fiesta grande, en todo el sentido de esas
palabras, con enormes aportes a la cultura regional, estabilidad social
y economía municipal, no existe un compendio que pueda
documentar la historia de las Carnestolendas cruceñas, en su versión
tan diferente a las demás; no hay un libro en el cual se puedan
establecer, a partir de su origen, los aspectos más notables de su
evolución, es decir, las innovaciones, sus principales cambios, su
influencia política y cultural en cada década, etc.
Ahora, en base a la documentación que pudimos encontrar, sumada a
las compilaciones de añejos papeles que reunió mi padre, Dr.
Remberto Gandarilla Suárez, editamos un intento, más o menos
completo, de casi dos siglos de Carnaval.
No estamos presentando una historia relatada, sino documentación
básica para que más adelante se escriban las historias, según el punto
de vista de cada autor.
El título no tiene relación con la correlatividad de la documentación
sino con la existencia probada del Carnaval en Santa Cruz y la
posibilidad de describirlo. En 1831, como veremos más adelante,
D´Orbigny describe un Carnaval con características ceremoniales
que sólo pudieron haberse asumido como parte de nuestra cultura a
través de la repetición durante varios años. El encuentro de este dato
nos hizo pensar que si hubo Carnaval al comienzo de la República, lo
hubo también al final de la Colonia.
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6. Para una relación apropiada del Carnaval colonial se debe indagar en
las homilías de los curas de la época, antes y después de las fechas de
Carnestolendas, en las que seguramente se refirieron al
comportamiento del pueblo. Pero basta con considerar los datos que
hemos recogido (1637, 1639 y 1779) para convencernos de que lo
practicaron durante la Colonia.
Las características culturales del español y de los nativos de esta
región, sumadas a las costumbres cristianas que trajeron los
misioneros, nos hacían pensar que durante la época colonial hubo
Carnaval, pues ambos pueblos realizaban fiestas populares y
bebendurrias, en ciertos meses del año.
Ahora conocemos referencias sobre la práctica del Carnaval durante
la Colonia, según archivos de los religiosos; pero ello será motivo de
otro estudio especial.
Las descripciones que realiza el historiador Victorino Rivero sobre el
Carnaval cruceño durante el período 1861 a 1870, no tiene grandes
variaciones si las comparamos con las del naturalista francés
D‟Orbigny a principios del siglo anterior, lo que nos hace suponer
que no hemos perdido mucho en cuanto a documentación de esa
época, con respecto a las características. Por cierto, hubiéramos
querido conocer a sus protagonistas...
Nosotros elegimos las ordenanzas municipales como principal fuente
porque corresponde a la Municipalidad la promoción y
reglamentación de éste; asimismo consideramos la cantidad de
documentos que compiló mi padre y porque permite observar las
reglas del juego, en cada año. Obviamente no todo lo reglamentado
se cumplía; pero con razonamientos sencillos y comparativos de un
año a otro, podemos sacar muy buenas conclusiones.
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7. En los casos en que no encontramos ordenanzas de Carnaval,
buscamos artículos de prensa y otras opciones que nos permitan
conocer la mentalidad de esa época. Por ejemplo, las ordenanzas de
1896, 1909 y 1913 no son específicas del Carnaval, pero al no
encontrarse otros documentos de la fecha y por la relación con el
tema, como expendio de bebidas y juegos recreativos por ejemplo,
deducimos que fueron emitidas bajo la influencia de las fiestas del
siguiente mes. Estas disposiciones también se refieren a espectáculos
públicos y reglamentación sobre publicidad en paredes, en esa época.
Por lo menos nos permitieron saber cómo eran los protagonistas y
cuál su pensamiento.
En este compendio se pueden verificar muchas cosas, como la forma
en que se celebró la fiesta en 1879, año de la pérdida del Litoral.
Dizque esto habría acontecido “por culpa del Carnaval...” (pero todos
sabemos que se debió a traiciones y “movidas” de otro carácter).
El lector encontrará respuestas a interrogantes como éstas: ¿por qué
las comparsas estaban compuestas exclusivamente por hombres?,
¿cuál fue el origen del juego con agua y tintas?; ¿cuándo se cambió
el concepto de “casas de recepción” por “casas de espera”? (lo cual
puede tener otra interpretación).
Constatará la función social del Carnaval y el movimiento
económico que genera en favor de instituciones necesitadas de
recursos frescos. Sabrá desde cuándo se designa a la reina del
acontecimiento y en qué momento de la historia ella se convierte en
el centro de la fiesta. Además, quien no lo sepa, se enterará cuándo
los cruceños de esta parte del departamento acogimos la chovena
chiquitana, con incentivos y premios.
Se dará cuenta de cómo en ciertas épocas se utilizaron las fiestas del
dios Momo como instrumento político y, por otro lado, advertirá el
instante en que un grupo de comparsas realiza una representación
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8. capaz de modificar una ordenanza municipal, comprobando su poder
social y político.
Se registra también la participación de instituciones serias en la
organización de la farándula y la sucesión de esfuerzos de
autoridades que tratan de mejorar la fiesta y controlar los excesos.
No es casualidad el concepto “sano” (en lo moral) de las
“Carnestolendas” en la cruceñidad.
Interesante es ver cómo va calificándose al Carnaval: “fiestas
Carnestolendas”, “la mayor fiesta popular”, “máxima expresión de la
cultura cruceña”. También, cómo se iniciaban los “considerandos”,
mencionando las buenas costumbres y otras veces protestando por
los malos comportamientos del anterior año.
Son mencionados los lugares donde se realizaban las fiestas, los tipos
de bebidas y sus precios, el recorrido del Corso. Asimismo, quienes
lean estas páginas conocerán desde cuándo se prohíbe la circulación
de vehículos en los tres días, pues al comienzo sólo se prohibía
manejar en estado de ebriedad.
Se convencerán que el disfraz es más tradicional que la casaca y que
el Corso es definitivamente un espectáculo. Esto, en virtud a las
premiaciones y la organización. Por ejemplo, hay una norma que se
repite: que “las comparsas sin carros se intercalarán...”.
Tan significativas como otras anteriores son las dos preguntas
siguientes: ¿cuándo fueron instituidos oficialmente los corsos
precarnavaleros y el minicorso?; ¿desde qué fecha las ordenanzas son
acompañadas por un reglamento y cuándo éste adquiere mayor
importancia?
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9. En cuanto al espíritu de las normas, comprobarán los lectores que
con ellas no se pretende limitar la espontaneidad carnavalera, sino
frenar los excesos en el comportamiento.
La evolución de nuestro Carnaval está contenida aquí. No debemos
perder de vista, sin embargo, que los pueblos primero adoptan las
conductas a seguir y luego se las reconoce en las ordenanzas
municipales, que hacen alusión a las buenas costumbres.
Si las normas se cumplían, o no, en cuanto a multas y arrestos, sólo
podríamos verificarlo haciendo una investigación en los archivos de
la Policía y la Municipalidad.
Hay varias ordenanzas que son muy parecidas y a las que sólo se les
modificó un par de palabras; son precisamente esos detalles los que
marcan la evolución del Carnaval. Por ejemplo, en la del ‟39 se da
énfasis a las “amplias facultades de la Policía” y la del ‟40 se limita
“al solo efecto de control” (¿hubo excesos policiales el precedente
año?).
Aquí podremos encontrar “jurisprudencia” para la elaboración de
futuras ordenanzas de Carnaval y para la organización de éste.
Destacan, entre otras, la emitidas en los años 1879, 1922, 1939,
1966, 1973, 1979, 1982, 1986, 1990-„91, 1995-„96-„97-‟98, por su
estructura y trascendencia.
No hemos cubierto relatos de protagonistas o comentarios de prensa
de cada año, pues el libro se haría muy voluminoso. Sin embargo, de
acuerdo a las fechas registradas aquí, el lector puede consultar la
hemeroteca.
¿Por qué nos interesamos en el tema? Como en casi todos los casos
cruceños, mi padre me hizo carnavalero. Por él asistí en mi infancia y
niñez a la coronación de la Reina Infantil (cuya realización debe
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10. tener más de 30 años, y el Corso infantil más de 40). También me
llevaba a churrascos de su comparsa, “La Blandona”, y mi madre al
Corso. Hoy la transmisión cultural la vemos en las “precas” y el
mismo Corso, donde los niños -montados en el cuello de sus padres-
disfrutan observando, al son de la música de las bandas, el singular
desfile de comparsas y carros alegóricos.
Hemos incluido una lista de comparsas afiliadas a la ACCC, con sus
dirigentes y teléfonos, para que tenga utilidad en aquel público que
no acostumbra leer y que le puede dar uso comercial (obviamente no
leerá esto tampoco).
En la relación de reinas del Carnaval y autoridades municipales,
hemos dado prioridad a los presidentes del Concejo, como órgano
democrático que emite las ordenanzas.
Un libro sobre el Carnaval se justifica por lo siguiente: a) La
cantidad de personas que toman parte de esta tradicional fiesta; b) los
diversos sectores sociales involucrados; c) el creciente interés y
accionar de los diversos medios de comunicación; d) el excepcional
movimiento económico que origina; sólo el Corso representa
aproximadamente tres millones de dólares; e) las autoridades que
participan con receso nacional, hasta en el Parlamento; f) hay una
espontánea manifestación de la idiosincrasia popular; g) se incentiva
el desarrollo del arte plástico, h) es una óptima oportunidad para
estimular la creatividad regional, i) se fomenta la difusión de nuestra
música; j) se desarrollan las actividades relacionadas con la
vestimenta y el peinado; k) los aportes en las reglamentaciones del
Carnaval; l) su gran duración en días de festejo; m) su historia; n) las
instituciones participantes, ñ) los beneficios para el municipio, o) el
desarrollo de la productividad a todo nivel; p) la combinación de lo
regional con la aplicación de la tecnología, etc.
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11. En la fase de revisión del material se pudo evidenciar una serie de
errores mecanográficos, principalmente en viejas copias de
originales. Sin embargo, debo agradecer a todos los que en el pasado
realizaron las transcripciones, pues sin ese esfuerzo no tuviéramos
los documentos.
Debido a que trabajamos con papeles de primera mano, la referencia
bibliográfica la incluimos en las citas.
Expreso mi particular agradecimiento, por su participación en esta
obra, al prologuista, Dn. Luis Darío Vázquez, así como a Dn. Gaby
Dabdoub, con cuyas nobles palabras concluimos la obra, y al
periodista Dn. Roger Otero A., por la revisión de los textos y su
apoyo en el proceso de investigación. A Carlos Cirbián, por su aporte
artístico, la selección de ilustraciones de pintores cruceños y
fotografías. También a la Srta. Rosmery Barrero, mi secretaria, por la
transcripción de gran parte de los textos en computadora. Asimismo,
mi especial gratitud a las personas que me dieron referencias sobre
documentación: Dn. Ernesto Zambrana C., Dn. Saúl Suárez M., Prof.
Rogers Becerra C., Lic. Paula Peña, los miembros de la Sociedad de
Estudios Geográficos e Históricos, el personal de la Hemeroteca de
la U.A.G.R.M., del Concejo Municipal y el Archivo Histórico;
gracias a su orientación ahorramos mucho tiempo.
La dedicatoria, que es absoluta voluntad del autor, tiene mucho que
ver con el concepto del Carnaval: la amistad y la presencia femenina,
como aspectos centrales de aquel que se realiza en Santa Cruz. El
respeto a ellas es determinante para la supervivencia del Carnaval
cruceño. En lo personal, estas amigas son quienes me dieron apoyo
moral en tiempos donde dedicarse a investigar, o escribir, es muy
dificil y no lo reconoce casi nadie
Finalmente, a tiempo de entregar este trabajo, agradezco el
determinante respaldo de las entidades que han hecho posible su
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12. edición: la Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras y el H.
Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra.
Carnaval 1998
Nino Gandarilla Guardia
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13. PRÓLOGO
Carnaval, Carnestolendas, Antruejo. Poco importa cuántos nombres
tenga o haya tenido esta festiva expresión del espíritu popular a lo
largo de los siglos, su significado esencial es el mismo: la expansión
de ímpetus interiores contenidos durante un año por normas que la
sociedad se ha impuesto de distintas maneras, para dejar atrás, al
menos en lo extremo, el salvaje primitivismo que, quiérase o no, late
consciente o inconscientemente en lo más profundo del ser humano.
Los orígenes de estas festividades se pierden entre las brumas de la
prehistoria, aunque puede inferirse que están enraizadas en remotas
prácticas vinculadas con creencias de tipo religioso. Las tribus
teutónicas, por ejemplo, efectuaban procesiones en honor a Herta, la
Madre Tierra, considerándola como la corporeidad de una divinidad
con la cual había que congraciarse para alcanzar los dones de su
fertilidad, traducidos en fructíferas cosechas. Veces había en que un
arado, simbolizando a tal deidad, era paseado en dichas procesiones,
realizadas en el campo.
Los griegos dedicaban estas festividades a Dionisios (Baco para los
romanos), dios del vino, y tenían un carácter de verdaderas orgías.
Fueron las Dionisíacas. Vasos griegos del siglo VI a.C. muestran
pinturas que representan estos festejos, en los cuales el dios era
paseado en carro por la calles de Atenas. En Olimpia, Creta, Rodas y
otras poblaciones de Grecia, se utilizaba para tales procesiones un
barco montado sobre ruedas, y tenían características orgiásticas. Se
llegó incluso al sacrificio humano, ya que en Rodas anualmente era
inmolado un hombre a Cronos.
Los romanos tomaron de los griegos la costumbre de tales fiestas,
probablemente influidas también por otros pueblos de la antigüedad
que las efectuaban celebrando el Año Nuevo, para que les fuese
favorable, a la entrada de la primavera. Roma las dedicó a Saturno -
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14. el Cronos de los griegos-, de donde tomaron el nombre de
Saturnales.
Inicialmente tales festejos llevaban un día, extendiéndose más tarde a
tres, durante los cuales sólo había placer y alegría, quitándose la
banda de lana que permanentemente cubría el pedestal de la estatua
de Saturno. Los tribunales y escuelas eran cerrados, no se permitía
iniciar una guerra o ejecutar a un criminal. Por edicto cesaban todos
los trabajos y los esclavos, revestidos de ropaje ornado de púrpura y
con toga blanca, se divertían juntamente con sus amos y éstos les
servían en la mesa. Los soldados de Roma solían incluir el sacrificio
humano. Treinta días antes de celebrarse las Saturnales, elegían por
rey al más hermoso de todos, vestíanlo con las insignias reales y le
otorgaban facultades de gobierno entre ellos.Un mes duraba el
efímero reinado, y al trigésimo día era obligado a matarse en el altar
de Saturno, dios al cual personificaba.
De Grecia igualmente tomaron los romanos el culto a Baco y
celebraban las Bacanales, con características idénticas a las
Dionisíacas, durante la noche, entre hombres y mujeres. La
promiscuidad de tales fiestas báquicas, unida a la embriaguez,
provocaba tales excesos de lujuria y libertinaje, que el Senado
romano se vio obligado a prohibirlas; aunque después los
emperadores las permitieron nuevamente y rebasaron el desenfreno
moral de las anteriores.
El origen de las máscaras llevadas en Carnaval debe buscarse en lo
religioso -espiritual, inicialmente derivado del culto que se rendía a
los muertos. Naturalmente, ésta es una práctica que llevaba milenios
antes de los griegos. El disfraz carnavalero, hasta donde sabemos, se
habría iniciado con las fiestas de Baco y Saturno, celebradas por los
romanos en Año Nuevo. En tal ocasión era invocada la
benevolencia de los espíritus maléficos y se creía que darles forma
humana era el medio más adecuado para conseguirlo. Quien para tal
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15. fin los personificaba era vestido (disfrazado) de blanco,
representando a los muertos, llevando además una máscara. Muy
posteriormente, práctica tal llevaría a finalizar la diversión con el
entierro del Carnaval, costumbre seguida en España, Italia y Francia.
Las Lupercales, fiestas que celebraba Roma en honor del dios Pan,
eran igualmente orgiásticas y perduraron hasta el siglo V de nuestra
era.
En los últimos años del Imperio, las procesiones de estos festejos se
hacían en barco, por mar, celebrando la reapertura de la navegación.
Posteriormente se puso ruedas al barco, al modo griego, y se lo
condujo por las calles, acompañado de mascaradas, danzas
promiscuas y canciones. Al barco tal se le denominó “carrus
navalis”(carro naval), de donde algunas versiones sostienen que se
derivó el nombre de Carnaval con que hoy se conoce a esta
manifestación de regocijo popular. Según otras, la denominación
vendría de “carne vale”, o sea “carne, adiós”, y también de “carnes
tollendus” (del verbo latino “tollere”, quitar), es decir “quitando la
carne”; esta última para la palabra “Carnestolendas”, sinónimo de
Carnaval. Por último Antruejo, del arcaísmo “entruejo”, de
“entruido”, corrupción de “introitus” (entrada, introducción),
refiriéndose a la entrada de la cuaresma.
Con las conquistas romanas se expandieron sus usos y costumbres,
además de la lengua, entre galos, teutones, íberos y celtas, entre
otros, así como las procesiones del barco provisto de ruedas, y con
ellos llegó el Carnaval a España aunque, según referencias, sin
incurrir en los extremos de griegos y romanos; ello no quita, sin
embargo, las licencias que permitían el antifaz, la máscara y la
bebida. El espíritu de los habitantes peninsulares se prestaba a la
diversión carnavalesca, la que incluso aficionó a los árabes al ocupar
territorio español. En la segunda mitad del siglo XVIII, fueron
introducidos al teatro los bailes de máscaras.
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16. España transportó el Carnaval a tierras americanas, mas no existe
certeza respecto de cuándo empezó a reproducirse esta manifestación
popular en el nuevo continente. En cualquier caso, tuvo que haber
sido no muy al principio de la vida colonial, época dedicada a la
conquista y afianzamiento de la ocupación peninsular, sino bastante
después. No conocemos documentación al respecto, pero sí indicios
de que pudo haber tales festejos en el siglo XVIII. En tal caso, el
Carnaval habría llegado a Santa Cruz por aquellas fechas. Del siglo
XIX para acá, encontraremos datos en esta obra.
Varias etapas marcan el historial de estos días de regocijo público.
La originaria sencillez del Carnaval cruceño, con sus cabalgatas y
juegos basados en cascarones de huevo conteniendo aguas de colores
y perfumadas, dio paso a las comparsas de caballeros vestidos con
traje y sombrero, como si asistiesen a una elegante recepción social,
seguidos por las bandas de músicos, que recorrían las calles arenosas
o encenagadas de la entonces pequeña población urbana. Vino luego
el “Corso de Carnaval” con la reproducción del antiguo “Carrus
navalis”, representado por lo que se tenía disponible, a saber, el viejo
y tradicional carretón tirado por bueyes, ornado con hojas de
palmera, plantas diversas como el plátano, flores y graciosas jóvenes
de pie sobre él.
Poco tiene que ver lo anterior con la fastuosidad actual del “Corso”,
con docenas de lujosos carros alegóricos (modernas versiones del
Carrus navalis) compitiendo en fantasías y suntuosidad. Felizmente
estos arreglos han vuelto a los motivos propios después de haber
pasado por una época de copiar, exclusivamente casi, lo extranjero y
seguir las modalidades del carnaval brasileño.
Algo ha cambiado fundamentalmente: las inofensivas aguas
perfumadas se han transformado en pinturas poco menos que
indelebles, en grasas y betunes con que se pretende embadurnar a
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17. quien sea, y en sustancias fétidas y nauseabundas, como
nauseabundo debe de ser el espíritu de quienes las utilizan.
Digamos algo sobre el libro de Nino Gandarilla G. El autor ha
escarbado pacientemente papeles viejos, buscando fuentes en qué
documentarse para hablarnos del Carnaval cruceño. Si bien no ha
sido el primero en hacerlo, creemos que es el que más datos aporta al
respecto, especialmente por su acuciosa investigación en los archivos
municipales, de los cuales ha extraído las Ordenanzas con las que el
Municipio regulaba (y regula) los festejos carnavaleros desde hace
más de una centuria. Consideramos loable tal esfuerzo, ya que se
trata de la más llamativa y generalizada expresión de las
manifestaciones populares cruceñas.
Valga una aclaración: hay quienes aseguran que nuestro Carnaval es
“la mayor expresión cultural cruceña”. Nada más falso, erróneo o
tendencioso, porque se basa en el distorsionado estereotipo de que la
cultura de un pueblo se manifiesta únicamente en sus danzas y
formas musicales. Ambas son, por supuesto, componentes de ella,
pero no las principales ni más importantes, como ser la historia,
literatura, tradiciones, leyendas. El Carnaval será, en todo caso, la
mayor forma expresiva de la diversión popular de Santa Cruz. Hasta
ahí llegamos.
Nada más adelantaremos sobre este volumen de Nino Gandarilla
Guardia. Eso le corresponde al autor, y al lector seguir atentamente
sus páginas y conocer de buena fuente aspectos interesantes,
curiosos e instructivos de lo que fue y es el Carnaval cruceño.
Santa Cruz, julio de 1998.
Luis Darío Vázquez R.
DE LA ACADEMIA CRUCEÑA DE LETRAS
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18. CUATROCIENTOS AÑOS DE CARNAVAL
A través de los dos últimos siglos, el Carnaval cruceño ha tenido una
evolución permanente. Sin embargo es necesario destacar que
nuestra gran fiesta acelera su proceso de desarrollo cuando empieza a
reglamentarse y, más aún, cuando se insertan ciertos incentivos
municipales.
Con el antecedente de que sí hubo Carnaval durante la Colonia y
considerando las características del mismo a principios de la
República, deducimos que la costumbre se mantuvo con pocas
variaciones durante el primer siglo que nos ocupa en este compendio.
Hombres a caballo entran en la ciudad el martes, que puede
considerarse como el acto precursor del Corso o Entrada de
Carnaval, pero en lo que hoy es el “tercer día”. Recorren las calles y
descienden en cada casa para pintar las caras de las mujeres con
polvos de colores y, a su vez, ellas arrojan limones a las cabezas de
los varones.
Risas, lucha, gritos, mujeres despeinadas y gente bebiendo “en todas
partes” es exactamente lo que ahora vemos, pero con un calendario
mayor.
Fiestas, “cenas espléndidas” y cantos; todo ello puede compararse
con las fiestas de comparsas, churrascos y festivales de música. Los
bailes en casas de familias, a comienzos de siglo, evolucionaron en
“casas de recepción” y, luego, “casas de espera”.
A mediados de ese siglo, continúa la diversión diurna, “de un modo
pernicioso a la salud”, porque ya se introduce el juego con aguas de
colores “en cáscaras de huevo”. Los hombres siguen en sus
cabalgatas, para buscar mujeres y librar esos especiales “combates”.
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19. A comienzos del siglo XIX se terminaba todo a las diez, pero ya en
la década del ´60 por las noches se dedican a bailar en las casas. En
los años ´70 comienzan a organizarse en “comparsas” y la
Municipalidad empieza a reglamentar el Carnaval cruceño.
CARACTERÍSTICAS DE LA FIESTA
Según la Ordenanza de1879, el disfraz y el incógnito son el centro de
la actividad festiva. Un garante y la patente comprada por el
carnavalero garantizan el orden, “civilidad” y “culto
amaneramiento”.
En 1892, “bandas de música recorren las calles” y “desde los salones
más aristocráticos hasta las humildes bohardillas” hay diversión. Se
escuchan pianos y la gente juega con mixturas elaboradas con
recortes de papel.
1918 nos indica una relación entre los jóvenes y artesanos, como los
protagonistas principales del Carnaval, según el llamado directo que
les hacen para recuperar el entusiasmo ese año. Cuatro años después,
en 1922, se juega con aguas perfumadas, polvos blancos y papeles de
colores. Ya en el ´25 se habla de 4 días de Carnaval, con Corso
incluido. Se usa disfraz, con comparsa o sin ella...
La prensa, en el ´32, pide que se sustituya el “juego sucio de
comparsas a base de tinturas y cascarones, con el paseo en auto en
que se juega a base de flores y serpentinas”. Esto obviamente implica
sólo a una clase social.
Sin embargo, en 1953 la Ordenanza promueve el “culto a la belleza o
la originalidad”, pero en un “Carnaval popular” y el ´61 se habla de
coplas de carnaval, para incentivar la chispa y el ingenio de los
trovadores de esta tierra que rinden culto a la tradición.
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20. 1966 se considera como el año en que nuestro Carnaval es “uno de
los mejores de la República” y se lo reglamenta con una ordenanza
bastante completa para la época. Ese año también comienzan las
autoridades a preocuparse porque en las “casas de recepción” se
mantengan “la moral y buenas costumbres...”. La disposición
Municipal de 1971 lo califica como “el primero de la República”.
En 1982 por primera vez se menciona, juntas, a las tres reinas (Reina
del Carnaval, de Antaño e Infantil), lo que implica una gran
expansión, al punto que cada generación, desde años atrás, quiso
inyectarle sus propias características.
Debido a un proceso de recuperación de la inspiración regional,
desviada durante la década del ´70 a los ´80, en 1995 se habla de una
“identidad del Carnaval cruceño” y que es la “máxima expresión de
la cultura cruceña”, para ratificar el ´97 que es la “mayor fiesta
popular cruceña”.
LOS ORGANIZADORES
En la Colonia era el Cabildo el que encomendaba la organización de
las fiestas a alguna autoridad. Por las características de comienzos de
la República, hasta hoy, siempre fue la sociedad organizada la que se
hizo cargo del Carnaval. Primero las familias tradicionales, con su
respectiva repercusión en el pueblo, y luego las comparsas. La
Alcaldía Municipal reglamenta la fiesta, poniendo en acción a sus
diversas reparticiones para su cumplimiento, pero sigue siendo la
sociedad organizada en comparsas y casas de recepción, la
protagonista, con la respectiva influencia sobre el comercio, la
cultura y la participación comunitaria.
Diversas instituciones se han ido plegando a la organización, pero las
que perduraron en el tiempo fueron la Alcaldía, porque le
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21. corresponde, y las comparsa, hoy a través de la Asociación Cruceña
de Comparsas Carnavaleras.
En la “Ordenanza de Comparsas” de 1879, el Concejo Municipal
encomienda a una Comisión de Policía que, a juicio de ésta, se
entreguen las patentes para participar del Carnaval. En 1918 hay un
llamamiento a la unión de diversas comparsas para organizar la
fiesta, las mismas que pueden considerarse como precursoras de la
actual A.C.C.C.
En 1936 coordinan la ejecución conjunta del control las policías
Militar, de Seguridad y Municipal. Esto implica la necesidad de
personal para la organización y para el control de posibles excesos.
Aunque las ordenanzas siempre fueron para orientar el Carnaval,
sólo en 1939 se emite una “Ordenanza de Carnaval” con esa
denominación específica.
En cuanto a los diferentes órganos e instancias de la Municipalidad,
que intervinieron en la organización, control y realización del
Carnaval, están las siguientes: Policía Urbana ( en tareas de control,
1968), Intendencia Municipal (inscripción, 1972); Director del Dpto.
de Cultura, con el mismo rango del actual Oficial Mayor (organiza
concursos y participa en el Corso integrando el jurado calificador;
asimismo, en 1970 se le encomienda en la Ordenanza proclamar a la
Reina del Carnaval); inscripciones en la oficina de Relaciones
Públicas (1973).
En 1975 funciona un Consejo Consultivo e ingresa la oficina de
Espectáculos Públicos. 1982: participan Tráfico y Transporte, Dpto.
Eléctrico y la Dirección de Obras Públicas Municipales.
1983: ya hay una Comisión de Carnaval, con personal propio y que
tiene potestad para manejar fondos. En 1985 participa el Dpto. de
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22. Difusión Cultural; al siguiente año ingresa Saneamiento Ambiental y
por primera vez aparece la Asociación Cruceña de Comparsas
Carnavaleras (A.C.C.C.), con el reconocimiento Municipal, aunque
esa organización fue fundada el 7 de enero de 1985.
1987: la Comisión del Carnaval tiene potestad para convocar al
personal municipal y coordinar con el ejecutivo. 1988: la comparsa
coronadora tiene facultades para programar actividades y la
Comisión del Carnaval depende del Concejo Municipal; este año, por
primera vez, mediante Resolución, se otorga un soporte económico a
la Comparsa Coronadora ($us 10.000.-).
1990, la “Gendarmería Municipal” se encarga del control. 1991, por
primera vez se reconoce que la A.C.C.C. designa a la comparsa
coronadora. Este año se crea el Comité Impulsor del Carnaval y en la
misma ordenanza se reconoce a Dn. Gaby Dabdoub como
Coordinador del mismo.
1992, ratifica al Comité Impulsor; 1995, por primera vez se
encomienda a la A.C.C.C. la organización del Corso; 1996, la
A.C.C.C. fiscaliza la fiesta en coordinación con el Gobierno
Municipal.
1998, ingresa la oficina de Medio Ambiente, la Alcaldía reconoce el
“programa oficial” elaborado por la A.C.C.C. y por primera vez se
realiza un desembolso directo. Asimismo se establece que la
Comparsa Coronadora debe coordinar con la Asociación, además del
Gobierno Municipal; esta situación resolvió los conflictos que
existían en años anteriores, cuando los coronadores no cumplían con
el organismo que los eligió como tales. Este año el Concejo ratifica
el reconocimiento de Estatutos de la máxima organización
carnavalera. La resolución que aprueba la Personalidad Jurídica de la
A.C.C.C., data del 28 de octubre de 1994.
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23. LAS ORDENANZAS Y RESOLUCIONES
En otros tiempos, la elaboración de las ordenanzas municipales
consistía principalmente en reglamentar el uso de vestimentas y
productos, así como el comportamiento de los carnavaleros, y regular
los precios.
Puntos centrales en su contenido son: disfraz, comparsas, casas de
recepción, patentes, prohibiciones, insumos para jugar, precios,
bebidas, calendario carnavalero, sitios de esparcimiento, incentivos,
concursos, publicaciones, instituciones ejecutoras. Estas ordenanzas,
por un lado, tratan de controlar la fiesta y orientarla por la cultura y
buenas costumbres. Algo que se debe destacar es el hecho de que el
legítimo derecho a divertirse se lo toma muy en serio.
En general, las ordenanzas del Carnaval eran firmadas por el
Presidente del Concejo Municipal y el Secretario, o por el Alcalde y
el Oficial Mayor. Sin embargo, la de 1981 fue también firmada, por
primera vez, por el Director General de Cultura y Turismo, y en 1983
firmó el Oficial Mayor de Cultura. En 1985, en la gestión edilicia del
Dr. Romelio Antúnez, por primera vez una mujer suscribió la
correspondiente ordenanza, la Lic. Cira Torrico Rocha, quien estaba
a cargo entonces de la Oficialía Mayor de Cultura.
Destaca la disposición de 1966, por ser ordenada en capítulos y con
subtítulos. De igual manera, la de 1972, por ser muy positiva en
cuanto a su concepción. A partir de 1979 comienzan a aparecer
resoluciones reglamentando el Corso y otros aspectos. La de 1982 es
quizá una de las más reglamentadas; además, por primera vez se
organiza el Carnaval desde diciembre, puesto que el 2 de enero se
inicia el precarnaval y el Correo se efectúa el 14 de febrero.
1995, la Ordenanza es corta, pero amplio su reglamento. De ahí en
adelante las disposiciones edilicias de Carnaval tienen esas
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24. características. 1996, aprueba el reglamento y se reduce al marco
general. El mismo año el Gobierno Municipal reconoce los estatutos,
resoluciones y disposiciones de la A.C.C.C. En 1998 se aprueba una
Ordenanza con reglamentación bastante completa.
EL COMPORTAMIENTO, LOS “CONSIDERANDOS” Y EL
CONTENIDO ÉTICO DE LAS ORDENANZAS
Ya en la década de 1860 el escritor e investigador Victorino Rivero
critica la manera de jugar en Carnaval, calificándola como “un modo
pernicioso a la salud”, porque se emplean aguas de colores y cáscaras
de huevo.
Aunque esa forma de juego fue muy aceptada en nuestra cultura
carnavalera, al pasar los años aparecieron otros tipos de conductas
que degeneraron en excesos. Esta situación se verifica en cada
ordenanza, donde las autoridades norman la conducta, desde los
“considerandos”, hasta el concepto de cada uno de sus artículos.
En 1879 la Comisión de la Policía es la encargada de ejecutar la
ordenanza y “no se expedirá patente a las personas que no sean
ciudadanos de orden, ni a las que no reúnan las condiciones de
moralidad y mayoridad...”. Se emiten patentes para los disfrazados y
pagará multa el “jefe de familia que en tertulia admite disfrazados sin
la respectiva patente”.
La Ordenanza de 1922 autoriza a los dueños de casa y jefes de
comparsa a “despedir en forma discreta” a los inadaptados, prohibir
ciertos juegos dentro de su casa y hasta pedir auxilio de la policía.
Los presidentes son responsables de los actos de sus socios, con
multa, y arresto de 24 horas al autor.
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25. Esta medida es respaldada, en 1923, por la prensa, que pide más
respeto en el comportamiento carnavalero y elogia la “cultura” y
“corrección” de los bailes.
En 1931, según la prensa, la fiesta se desarrolló dentro de un
“compás de cultura y armonía”, “espíritu de solidaridad social”, pero
con algunos malcriados entre medio.
1932, vuelve el desorden. Se protesta porque las tintas manchan los
vestidos y causan afecciones visuales, por las cosas que se arrojan y
hasta por la sustracción de objetos en casas distinguidas. Sólo los
bailes nocturnos estuvieron bien.
1937, la Ordenanza comienza sus “considerandos” diciendo que el
Carnaval ha venido degenerando. El ´43 advierte que “debe
realizarse dentro de un ambiente de cultura y respeto a las buenas
costumbres”. 1945, se pide respeto a las “reglas sociales”; 1948, se
argumenta que es “para no desvirtuar la cultura cruceña...”.
El alcalde Melchor Pinto Parada, en 1949, en una ordenanza bien
concebida y “a objeto de regenerar ciertas prácticas y métodos
usados”, dispone que será sancionado “todo acto que tienda a
desvirtuar las buenas costumbres y modalidades idiosincráticas del
pueblo cruceño”.
El elemento curioso se presenta en el hecho de que por las noches
sean más recatadas las fiestas; y de día, no. Seguramente esto tiene
relación con los tipos de participación social; de noche se bailaba en
locales elegantes; de día, el Carnaval es en la calle.
A partir de 1950 los “considerandos” de las ordenanzas tienden a
llamar la atención sobre los excesos. La de 1951 es muy severa en
este aspecto.
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26. En 1955 dice “ha venido en estos últimos años decayendo y
perdiendo alegría, vivacidad y respeto para la sociedad, debido a
prácticas viciosas recientemente adquiridas...” y que “para bien del
pueblo, prestigio de sus gentes y muestras inequívocas de su
proverbial cultura, SE IMPONE LA LIQUIDACIÓN DE ESAS
PRÁCTICAS y la vuelta a las sanas alegrías del pasado...”. (Un buen
intento, decimos nosotros).
1956, se sigue protestando contra “prácticas viciosas recientemente
adquiridas”; 1959, “que es necesario apartarlas de nuestro
ambiente “.
En 1961 hay una serie de conceptos muy interesantes:
“Que nuestra alegría no es de ninguna manera triste expresión de
frivolidad, ni merma de los recios atributos varoniles de su juventud,
ni mucho menos una muestra de relajación moral.
Que el verdadero exponente de nuestra alegría es, por cierto, el
Carnaval, con su música plena de euforia, el gracejo de sus coplas y,
en fin, sus notas de color y fantasía jubilosa.
Que el Corso del Carnaval debe presentarse al público en forma
realmente atractiva y artística, con expresiones de originalidad, buen
humor, gracia y elegancia.“
En 1962 se produce un cambio de criterio y no se habla en sentido
negativo dentro de los considerandos. 1964, se invoca “principios
jesucristianos”. 1965, se recomienda a la población colaborar.
El texto de la norma comunal de 1968, en la parte concerniente a las
prohibiciones, muestra la mentalidad de la época cuando al inicio de
uno de los artículos señala: “ningún...podrá participar...”, en lugar de:
“para participar en...”
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27. Las normas de 1984 y 1985 mencionan cierta forma de comportarse
durante los tres días de Carnaval. Las comparsas “deberán
caracterizarse por el buen comportamiento de sus integrantes. Sus
juegos deberán encuadrarse a las más atractivas danzas, a un aseo
controlado y a las mejores reglas de conducta que hagan del Carnaval
de Santa Cruz una fiesta nacional de gran tradición turística y
artística”.
EL JUEGO Y SUS PROHIBICIONES
En esta parte de nuestro análisis, veremos cómo las autoridades
identifican ciertos excesos y vicios característicos de cada época.
En 1879 la primera prohibición es portar armas de fuego y blancas,
luego se prohíbe quitar el incógnito de los máscaras. Se exige
“patente” para controlar a los individuos según su número.
1922, el garante debe carnavalear sin careta para su fácil
identificación. Las prohibiciones y multas se relacionan con el
comportamiento y el uso visible de la patente. La policía puede
descubrir al máscara que no lleva patente y se prohíbe el uso de
polvos y aguas teñidas. Es prohibido ridiculizar con los disfraces
tanto a religiosos como a militares y atentar contra la moral pública.
Se prohíben las carreras de caballos y los carros en las calles durante
Carnaval.
1925, es ratificada la prohibición del uso de aguas teñidas; pero en
1937: “Permítese el juego con agua, pomos, mixtura de papel,
polvos, etc.”. “Se prohíbe el uso de chisguetes y de sustancias
químicas nocivas, como también “líquidos desagradables”.
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28. 1941, se prohíbe molestar a las personas que no participan del
Carnaval y por primera vez se prohíbe utilizar autos, camiones y
camionetas para jugar; pero aún no la circulación.
1943, sólo se permiten mixturas y aguas perfumadas. 1944, está
prohibido arrojar agua en vía pública. 1945, se prohíbe cabalgadoras
(acaba una tradición) y conducir autos “en estado de ebriedad”. Los
vehículos deben circular a 15 km. p/h. Se instruye el decomiso de
elementos prohibidos “a fabricantes, proveedores y quienes los
usaren”.
1951, se prohíben chisguetes extranjeros “que causan malestar” y los
cohetes explosivos. 1952, multa a quienes molesten a los que no
participan (hoy es lícito, pero para conservar esa licencia se debería
corregir el tipo de elementos con los que se juega). Prohibido
estacionarse frente a hospitales, clínicas y cementerios. 1954, sigue
la prohibición de molestar a personas ajenas al carnaval, con arresto
policial.
1955, los menores de 18 años, aunque tengan autorización de los
padres, no pueden usar disfraz. Se emite una disposición especial
para prohibir el uso de cohetes dentro de locales y se indica que “sólo
se permitirá quemarlos arrojándolos al espacio”.
En 1956 se prohíbe el “juego con arena”. No hay ninguna mención
de los uniformes oficiales. 1958, ratifícase la prohibición de cohetes;
sólo se deben usar en calles y plazas, no en locales. Es muy posible
que la comparsa “Tronadera”, fundada en 1925, haya introducido los
cohetes al Carnaval.
1963: están prohibidos los colorantes y sustancias “que dañen
físicamente a la personas..”. 1964, mediante ordenanza especial “se
declara como proyectil, que puede dar muerte, a los cohetes y
petardos en actual uso indiscriminado; por tanto, el uso de estos
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29. proyectiles constituye delito criminal”. Se prohíbe pintar las
fachadas de los edificios. Se llega a prohibir las inscripciones en la
pared y los gritos con frases políticas.
1966, “queda terminantemente prohibido el uso de armas de fuego,
contundentes y cortantes, así como también el de petardos, cohetes, y
cualquier sustancia que dañe a las personas, sus vestidos o las
fachadas de los edificios; previniéndose que cualquiera de estos
objetos será decomisado por la Policía Urbana y Guardia Nacional de
Seguridad Pública”.
En 1979, por primera vez se prohíbe la circulación de vehículos en el
primer anillo de la ciudad.
1986, por primera vez se incluye la prohibición específica de
“ridiculizar a autoridades locales (municipales).
1990, terminantemente está prohibido “exhibirse con disfraces
indecorosos y asumir actitudes contrarias a la moral y a las buenas
costumbres, tanto en el Corso como en cualquier local de diversiones
o vía pública”.
En 1991 se prohíbe específicamente el pintarrajear paredes. 1993,
prohíben la venta de bebidas en las precarnavaleras. 1996, las
comparsas infractoras pierden derecho al Corso del mismo año.
1998, por primera vez se reglamenta el ruido a través de la oficina de
Medio Ambiente. Desde el año 1994, en el Reglamento del Corso, se
prohibió el ingreso de animales silvestres y sus productos. Uno de los
mayores aciertos de la Ordenanza ´98, fue la prohibición de usar
espumas de aerosol en el Corso.
MEDIDAS CORRECTIVAS
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30. Los esfuerzos de las autoridades y la sociedad en su conjunto, por
controlar el comportamiento en el Carnaval y conservar la parte
estética de la Fiesta Grande, se pueden advertir en la creatividad con
que se concibieron las medidas correctivas.
En 1879 ya se utilizaba la patente con fines de control. 1926, se
registran críticas en la prensa, con miras a reorientar el
comportamiento carnavalero.
En la sesión extraordinaria del Concejo Municipal, presidido por Dn.
Udalrico Zambrana, el 27 de febrero de 1881, en relación con el
Carnaval, la Comisión de Justicia se queja porque no se guardó duelo
por la toma de Lima, haciendo referencia a la ordenanza respectiva y
pidiendo al Prefecto que se ejecuten las sanciones.
1922 y 1931, los jefes de comparsas y garantes se hacen responsables
por los bailes. Se debe presentar lista de socios de cada comparsa.
1936, dueños de casas tienen derecho a decidir qué juegos aceptan
dentro de sus domicilios durante el carnaval. 1937, las multas por
incumplimiento a disposiciones son de Bs. 100.- a Bs. 500.- (se debe
considerar que la patente cuesta Bs. 5.-).
La Ordenanza de Carnaval de 1939, en su artículo 1o., establece:
“Excepcionalmente y por única vez durante el presente año, se
permite el uso de disfraz los días domingo, lunes y martes de
Carnaval y las noches del 16 al 26 del mes de febrero en curso, bajo
las restricciones siguientes...”.
En esta disposición se hace responsables a los presidentes, padrinos y
garantes de comparsas y se establecen multas, las cuales se duplican
en caso de reincidencia. Asimismo, el art. 10o. dice: “Todo
desorden o acto de incultura, será castigado con rigurosa detención
policiaria durante los días de carnaval, extensiva a los Presidentes de
Comparsas o Garantes que se complicasen con reclamos y amenazas
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31. a las autoridades encargadas de velar por la culturización del
Carnaval...”.
1948, se anuncia arresto por 48 horas, “durante toda la fiesta de
Carnaval...”. 1955, multa y reparación del traje dañado u otro daño
causado. Decomiso de especies prohibidas y multa.
1, En 1956 la mentalidad es más positiva y se establece un premio
para la comparsa con mejor conducta en los 3 días de Carnaval.
2, 1959: las listas se inscriben en la Policía Municipal. 1964,
elementos prohibidos serán objeto de “decomiso en almacenes...”.
Se advierte que los carnavaleros serán juzgados individualmente y
como comparsa. 1975, los garantes depositan una garantía.
En los ochenta las medidas correctivas varían entre las prohibiciones,
reglamentaciones sobre horario, dimensiones de carros y premios de
incentivo, hasta la forma en que se redactaron las ordenanzas: “para
evitar...como en años anteriores...”.
1988, la Policía Urbana debe decomisar en puestos de expendio y en
1995 se reglamenta hasta los guiones de las coronaciones, “evitando
cualquier improvisación grosera...”. Lo mismo ocurre en los noventa.
LAS COMPARSAS
Sin duda alguna, desde el siglo pasado, la comparsa es el centro de
organización del Carnaval cruceño. La mujer es el centro de la
atención, la música el instrumento para la ambientación y el disfraz
el pretexto para darse ciertas licencias.
En 1879 las comparsas tienen “jefe” dentro de su estructura. 1909, se
señala que las comparsas son las que organizan los bailes de
Carnaval.
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32. 1922, ya se menciona al presidente de la comparsa como cabeza.
1923, la prensa protesta por algunos nombres de grupos carnavaleros,
ante un rumor de que se estarían adoptando denominaciones que
dicen muy mal de la “cultura de sus componentes”.
1926: aparece la comparsa “La Tronadera” y asimismo “Los
Junkers”. En torno a este grupo cabe resaltar el motivo de su nombre:
el 1o. de septiembre de 1925 aterrizó en el aeropuerto El Trompillo
el primer avión que llegó a Santa Cruz; un monomotor Junker,
piloteado por el alemán Willy Neuenhofen. Una crónica publicada
por el periódico El Oriente destacó el inolvidable acontecimiento.
1931: ya hay nombres como “Milongueros” y “Plus Ultra”; otros no
tan elegantes pero llamativos y graciosos como “Piratas”, “Varas y
Metros”, “KKK”, “La Mamadera” y “Chivos”.
1949: por primera vez se establece en la Ordenanza que las
comparsas “adoptarán nombres y distintivos que no estén reñidos, en
ninguna forma, con la moral y costumbres del ambiente”. La
infracción es sancionada con una multa de Bs. 1.000.- (la entrada a
bailes de máscaras era de Bs. 5.-).
1950, las comparsas con nombres inapropiados pueden ser disueltas
y detenidos los infractores. 1964, el grupo debe tener presidente y 2
garantes. En 1965 se enumeran las obligaciones de los grupos
carnavaleros. El lector podrá ver conocer este tipo de medidas en las
páginas correspondientes.
También se reglamenta el número de sus integrantes. En 1967, deben
tener un mínimo de 15 miembros.1968, 10 socios; dos años después,
15.
1970, aparece por primera vez una “comparsa coronadora”, producto
de la fusión de dos agrupaciones (Zánganos-Yanaiguas), la misma
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33. que se encarga de las atenciones y los actos centrales de la Reina del
Carnaval “en representación de la sociedad cruceña”.
En 1975 se reconoce a las comparsas como “organizaciones”
carnavaleras. 1986, se establece un premio a la “alegoría y buen
gusto...” de ellas.
1990, se las exime del pago de impuestos en las precarnavaleras.
1995, deben tener no menos de 30 integrantes, con una edad mínima
de 16 años.
LA MÚSICA
Existen algunos estudios sobre la música regional y en particular
sobre el ritmo de carnaval. Sin embargo, un día se deberá poner
atención al aporte que significa la participación de más de 300
grupos musicales que amenizan el Carnaval cruceño. Nosotros
comenzaremos con señalar el proceso de reconocimiento en las
ordenanzas de la “fiesta grande”.
Conocemos que en 1831 se canta en Carnaval y suponemos que se lo
hacía con guitarra. En 1892 la historia señala bandas y pianos, lo que
supone dos tipos de ambientes y niveles sociales.
La Ordenanza de 1933, que prohíbe el Carnaval por la Guerra del
Chaco, dice: “...y el toque de músicas de viento o de cuerdas...”.
1946, ya hay concurso de bandas en la Plaza principal. Se establecen
premios para los dos mejores temas de carnaval y taquirari
estrenados en la fiesta (aún no ingresó la chovena).
1952, se organiza un nuevo concurso de bandas. Al igual que el
anterior año, sólo se citan las sumas de dinero para premiar a las
mejores piezas de taquirari y carnaval. 1954, por primera vez se
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34. reglamenta la participación de orquestas del interior y exterior del
país.
1955, por primera vez se establece una multa a directores de bandas
Bs 5.000.- por pasear o entrar a la plaza fuera de los días señalados
para el Carnaval.
Los premios de 1958 en el concurso de música típica regional:
carnaval Bs. 200.000, taquirari Bs. 150.000; hay mayor valoración al
carnaval, sobre el taquirari. Aún no hay chovena.
1959 la Ordenanza dice “carnavalito”, seguramente por error (se
denomina así al ritmo de carnaval valluno).
1961, se prohíbe la salida de las bandas afuera de la ciudad, bajo
pena de suspensión todo el año (¿por qué se iban ?). 1965, visan
contratos de bandas y orquestas.
1973, por primera vez es mencionada la chovena en una ordenanza
de Carnaval. Se establece que las bandas sólo deben tocar música
regional. 1975, por primera vez se premia a la letra de un tema
musical con la grabación de un disco.
1976, prohíben las orquestas extranjeras. Se debe interpretar 75% de
música nacional y 25% extranjera. 1977, 80% nacional y 20%
variada. Se realiza un concurso de bandas en El Palmar.
1979, en locales sólo se permiten conjuntos regionales y uno
extranjero. Por primera vez aparece una referencia a la “tambora”,
liberándola del pago de impuestos.
1981, se debe interpretar el 50% de música nacional y es permitido
solamente un conjunto extranjero por local. Se exige ejecutar música
regional, bajo sanciones. 1982, 50% de música nativa.
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35. 1983, incluyen a tamboritas en el pago de impuestos.1984, las
comparsas pagan por contratos de bandas un 10%. 1998: a pesar de
que se ha divulgado bastante en los últimos años el “brincao” y el
“arete”, aún no se incorpora a estos ritmos en los concursos de
bandas; sólo se interpretan carnavales, taquiraris y chovenas. En la
Ordenanza se dice que la comparsa Crema Camba organizará el
concurso de bandas con apoyo económico municipal. Por primera
vez hay tres premios por categoría y toman parte los conjuntos
musicales autóctonos llamados “tamboritas”.
Este año los componentes de las bandas comienzan a cantar algunas
canciones como “Mariachi loco” y un merengue conocido, con las
letras algo cambiadas. Antes, los músicos de las bandas sólo
cantaban una parte específica del “Mambo ocho”.
LA BEBIDA
Un elemento infaltable en toda fiesta cruceña, y en particular el
Carnaval, es la bebida alcohólica. Algo de esto hemos escrito en
nuestra publicación “El Cruceño y los Diez Mandamientos”.
Este ingrediente, causante del desenfreno de los instintos, desvirtúa
las manifestaciones espirituales en las fiestas de Momo. En efecto,
cuando es excesivo su consumo, el alcohol origina alborotos y mal
comportamiento.
La historia cuenta que ya en 1831, durante Carnaval, “se bebe en
todas partes”. A lo largo del siglo XX, las prohibiciones tratan de
evitar los excesos en el beber, así como el mal uso del incógnito a
través de los disfraces.
Curiosamente, en 1946 la Municipalidad establece un premio a las
casas de espera donde no se expenda bebidas alcohólicas.
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36. En cuanto al tipo de bebidas, sabemos que en cada estrato social se
bebe según los gustos y las posibilidades; sin embargo, siempre está
presente la cerveza.
En 1964, por primera vez se hace referencia a bebidas en una
ordenanza de carnaval y se menciona a la cerveza “Paceña”. 1965:
cítanse a las cervezas “Paceña”, “Taquiña” y “Cruceña”, más tres
tipos de gaseosas.
En 1980 se emite una disposición municipal que prohíbe servir
bebida en recipientes de hojalata ( ?).
Durante los años noventa, la guerra comercial de bebidas influye
notablemente en la historia de nuestro Carnaval. Esto lo
comentaremos más adelante.
LOS HOMBRES
El elemento masculino, aunque siempre inspirado en la mujer, en
nuestra sociedad es indiscutiblemente el poseedor del poder político,
económico y social; por lo tanto es quien se encarga de la
organización de tan trascendente manifestación cultural.
Según los registros, se verifica que en 1831 los hombres son quienes
organizan la fiesta y le dan movimiento, en busca de mujeres.
Como los hombres somos los organizadores y protagonistas de todo,
(lo bueno y lo malo) es de lo que menos vamos a hablar en esta parte
del análisis.
Sólo nos limitamos a destacar que en el Carnaval de 1926, según la
prensa, los varones se caracterizaron por su caballerosidad.
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37. LAS MUJERES
La mujer es el centro de inspiración de todo cuanto los hombres
hacemos, desde la mamá y la abuela, hasta la búsqueda de una pareja
para inspiración, compañera o madre de nuestros hijos.
De 1831 a 1870, las mujeres participan del Carnaval desde sus casas.
1892: cuando se dice que “todos” festejaron el Carnaval”,
obviamente se incluye a las mujeres.
1922, quieren cobrarles patente y artículos de prensa reconocen que
ellas son la principal atracción e incentivo de los bailes.
1923, según la prensa, padres de familia se resisten a concurrir con
sus hijas por temor a que no sean tratadas con respeto y miramientos
sociales. Ese año, a las señoras y señoritas sólo se les permite utilizar
antifaz.
La Ordenanza de 1939 dice: “las señoras y señoritas que tuviesen el
respectivo permiso de quienes dependen, podrán adquirir patente
para DISFRAZARSE COMO TALES, SOLAMENTE CON
ANTIFAZ Y RESPETANDO SU DELICADA CONDICIÓN DE
MUJER”).
1940 se prohíbe a las mujeres usar disfraz de día. En 1945 las
mujeres pueden usarlo de día, “siempre que lleven el rostro
descubierto”, bajo pena de multa y hasta detención.
1946, “no se permitirá, sin excepción alguna, la asistencia de
señoritas y señoras en los días de Carnaval, en las comparsas;
debiendo ser éstas formadas únicamente por hombres..”, con
detención de la máscara que no cumpla.
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38. 1949, multa de Bs. 1.000.- a mujeres con disfraz; prohíben su
presencia en recorridos de los días del Carnaval.
En 1953 ya no hay prohibiciones para mujeres (medida de la
“Revolución”), pero en 1955 se prohíbe que de día usen disfraz las
señoras y señoritas; sólo pueden hacerlo en el Corso y de noche, en
los bailes carnavaleros, portando la patente. La contravención tiene
una multa de Bs. 1.000, por primera vez y Bs. 5.000.- en caso de
reincidencia. Igualmente está prohibido que las mujeres participen en
comparsas. Se implanta una multa de 20.000.- que pagará el
presidente o garante de la comparsa infractora.
1962: patente para mujeres y varones. 1971, aparece la palabra
“mascarita”en una ordenanza. Durante esta década, las muchachas
saltaban con sus parejas el domingo y lunes de Carnaval.
En los ochenta y noventa las señoritas tienen la posibilidad de saltar
en las Precarnavaleras, el Corso y el primer día de la fiesta; las
cortejas y esposas el segundo día, también. Otro es el ambiente en las
noches de mascaritas, que curiosamente se realizan en el mismo local
donde las niñas asisten un mes atrás para las “precar”.
LOS MENORES
El Carnaval para los niños siempre fue diferente, puesto que la
inocente alegría se concentra en la música, los colores y los juegos en
un ambiente de fiesta.
Sin embargo, hay una etapa en la adolescencia que el muchacho no
sabe en qué lado debe jugar. No sabe si participar en el Corso infantil
o en el de mayores. Nosotros observaremos esta parte de enunciados
según lo que las ordenanzas establecían como menores de edad.
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39. En 1918 se menciona la participación de jóvenes. 1936, se establece
que los menores participan con patente pero con autorización de sus
padres.
1939, a los 18 años se consideran menores y pueden adquirir patente
con permiso de sus padres. Ambos sexos. 1941, se entiende por
menores de edad a los de 14 años cumplidos; se les otorga una
licencia escrita, con autorización de los padres, para carnavalear.
1949, prohibiciones a menores de 18 años. 1953, niños de 10 años no
pagan, o sea: a), ya participan niños; b), los adolescentes pagan.
1954: la Ordenanza prohíbe que menores de 16 años integren
comparsas ( esto es resaltado con letras mayúsculas), pero pueden
ellos participar en el Corso.
1993: en los horarios del Corso se da prioridad a las comparsas más
jóvenes, para que salgan primero. 1995, desde los 16 años se es
considerado hábil para carnavalear.
EL DISFRAZ
En los últimos años se ha discutido mucho el tema del disfraz en el
Corso. Hay quienes dicen que lo tradicional es la casaca. En las
líneas siguientes veremos el proceso verdadero de este aspecto.
En 1879 la Ordenanza establece que los disfraces no deben ofender a
las buenas costumbres. Asimismo se protege legalmente el incógnito;
es prohibido sacar la máscara al carnavalero.
1880, que “no se ofenda a corporación alguna o persona” (Policía y
sociedad). El jefe de la agrupación debe participar sin careta. Desde
1931, las ordenanzas comienzan de la siguiente manera: “permítese
el uso de disfraz y máscaras...”.
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40. 1944, la prohibición de ridiculizar con los disfraces toma en cuenta a
los nacionales “...y países vecinos”. 1953, no se permite usar, como
disfraz, vestidos o uniformes de instituciones cuya existencia está
reconocido por las leyes.
En 1963 se establecen tres premios para las comparsas con mejor
disfraz. Al siguiente año, ya no dice “se autoriza uso de disfraz” al
comienzo, sino: “se reconoce días festivos de Carnaval...” y después
se habla del uso del disfraz.
1968, se hace diferencia del disfraz “completo o parcial”. En 1971 se
menciona en la Ordenanza a la “mascarita”, que es una mujer con
capucha dispuesta a muchas licencias; totalmente diferente a la
“bulliciosa mascarita” de 1923 y otros años, que participaba en los
“bailes de máscaras”.
En 1973 se asigna un premio para la comparsa mejor uniformada.
Esto implica que no precisamente debe tener disfraz y que el
uniforme es un aspecto común en la época. Para 1976 ya se habla
nuevamente de comparsas disfrazadas en ocasión del Corso.
1978, se hace una diferencia en el precio de entradas a los bailes de
máscaras: $b 10.-“para damas y caballeros de civil” y $b 5.- “para
mascaritas”.
1979, por primera vez se prohíbe que las comparsas se presenten sin
disfraz o uniforme en carnaval, bajo sanciones y multa. Sin duda
alguna, aparte del colorido para el Corso, se trataba de una medida
para identificar conductas.
En 1981 se hace mención a los disfrazados individuales, que siempre
han participado en el Carnaval. Actualmente destaca en este aspecto
la pareja Dabdoub - Álvarez.
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41. 1984: “se permite el uso de máscaras...”. En 1986, “se permite el uso
del disfraz...”; vuelve, pero “con fino humor carnavalero”.
En 1991, las comparsas deben registrar el color de su casaca en la
Municipalidad, y en1995 el Reglamento establece que deben
registrar su “traje de fantasía”.
Sin duda, los mejores disfraces han sido los de las reinas del
Carnaval y las soberanas de las diferentes comparsas. Sin embargo,
en los años recientes, el disfraz comienza a retomar su importancia
en el corso.
LAS PATENTES
La patente era una placa que tenía que portarse en lugar visible del
pecho, con dos fines: a) el poder identificar fácilmente al disfrazado
cuando se presentaban excesos, y b) lograr recaudaciones
municipales.
En 1879 hay patentes de primera y segunda clases. “La Comisión de
Policía, a quien corresponde la ejecución de esta Ordenanza,
expedirá los patentes, en cartón de forma de óvalo forrado con raso,
las cuales llevarán en el anverso el nombre de la comparsa, el asiento
de la matrícula y el sello del Concejo”.
1880, por razones de “circunstancia” álzase la patente de 1a. y 2a. a
un precio mayor. 1923, se pretende cobrar patente a señoritas y esto
provoca reacciones. En 1931 la patente ya es “sin distinción de
sexo”.
1941, hay una contribución pro Universidad que es recargada a la
patente. 1953, el presidente o garante paga la patente por toda la
comparsa.
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42. 1960, se establece el color blanco para mujeres y el negro para
hombres. 1962, rosados (M) y celestes los (H). 1963, amarillo (M) y
celeste (H).
En los setenta y ochenta se sigue mencionando a la patente. 1983: la
placa o patente municipal se usa por las noches. La norma de 1986
ya no habla de patentes.
CASAS, LOCALES DE BAILE Y LUGARES DE
ESPARCIMIENTO
Las “casas de recepción”, “casas de espera”, locales de baile y ahora
“calles de espera” y lugares de esparcimiento, constituyeron siempre
la principal referencia para los recorridos de las comparsas y para el
“junte” de familias y grupos de muchachas. Por ello la Municipalidad
también reglamentó su actividad.
En 1879 se establecen multas a jefes de familias que admiten
disfrazados sin patente en sus casas. 1908: se mencionan las casas de
recepción con nombres y apellidos de sus respetables dueños.
1918, la prensa publica que “habrá recepción en las siguientes
casas...”. 1922, la comparsa o casa que realice bailes debe
comunicar, al Intendente Municipal, si admite o prohíbe la entrada de
máscaras (o sea, otras personas que se suman a la fiesta). Los dueños
de casa y jefes de comparsas cometen falta si admiten disfrazados sin
patente, pero tienen una serie de derechos señalados en la ordenanza.
1926, se menciona al Palace Theatre y Club Social. 1936, los dueños
de “casas de recepción” tienen derecho a controlar el ingreso y a
descubrir a los máscaras. 1946, en “casas o establecimientos de
recepción deberá declararse si habrá en ellas expendio, o no, de
bebidas alcohólicas...”.
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43. 1948 dos locales principales “Palace” y “Princesa”. 1953, “NO SE
PAGARÁN ENTRADAS POR CONCURRENCIA A LOCALES
DE BAILE, CANTINAS, etc.” Por primera vez aparece “La
Pascana” y se mencionan “cantinas”.
1954, locales de primera, los centrales con orquesta; de segunda, a
tres cuadras de la plaza. 1956, se conservan las categorías de locales,
de 1a., 2a. y 3a., en pleno proceso de la “Revolución”. 1958,
continúa la denominación de “casas de recepción”.
1964, “todos los locales públicos y casas particulares pueden ser
habilitados como lugares de danzas y bailes sin otra obligación que la
de observar la moral, la escala de precios que se determinen...”.
1965, se menciona a locales de esa época, entre ellos “El Caballito”.
1970: es mencionado un nuevo local de bailes, el “Mau Mau”, y
continúa el denominativo de “casas de recepción”. Las entradas a los
centros de diversión nocturna tienen los siguientes precios: 1a.
categoría, “general $b 8; máscaras $b 5.- (se refiere sólo a mujeres
disfrazadas).
En 1973 ya se exige higiene en los locales. Por primera vez se habla
de “casas de espera”. 1977: aparece el local “Viva María”. 1979, se
exige “ornamentación adecuada” en el interior de las casas. 1982, se
establece premio para las casas de espera y se las libera de costos de
inscripción (¿ fue un incentivo por la disminución de aquéllas?).
1983, se premia a la “mejor decoración oriental”. 1987- „88: obligan
a vender todo tipo de marcas de bebidas en casas de espera. En 1989,
se las exime del pago de tributo como incentivo “a las tradiciones
cruceñas...”.
En 1991, debido a la espontánea organización en los barrios,
mediante ordenanza se establecen determinadas áreas de
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44. esparcimiento. A las “calles de espera” se les exige habilitar baños
públicos. 1998, se prohíbe organizar “calle de espera” en la “Rafael
Peña”.
EL CALENDARIO CARNAVALERO
El calendario carnavalero de comienzos del siglo pasado lo hemos
conocido a través de D´Orbigny. La Ordenanza de 1879 no menciona
los días establecidos para el Carnaval, pero fue fechada el 20 de
febrero; la de 1880 en fecha 4 del mismo mes, y el siguiente año la
disposición es del 24.
En 1908 los bailes de Carnaval se iniciaron el 28 de febrero. 1925, el
Carnaval se festeja del 19 de febrero al 1o. de marzo y se habla de “4
días de Carnaval” (¿está incluido el Corso?).
1931, “permítese el uso de disfraz y máscaras en las noches del 12 al
22 de febrero inclusive y durante el día desde el 14 hasta el 18
inclusive, del presente mes...”. 1950, desde el 16 de febrero hasta el
26.
1970, se elabora un programa especial en la H. Alcaldía Municipal.
1971: la fiesta comienza el 14 (¿“Correo”?), 21-22-23 (tres días de
calle) y 28 (Carnavalito). 1972, la Ordenanza habla de “actuaciones
oficiales del Carnaval”.
1981: “se reconocen días festivos del Carnaval de 1981 el 26, 27 y
28 de febrero y el 1, 2 y 3 de marzo, igualmente las noches desde el
26 de febrero hasta el 8 de marzo, con suspensión de actividades los
días 2 y 3 de marzo, conforme a lo dispuesto por el Decreto
Supremo”.
En 1991, la Ordenanza de Carnaval establece un calendario completo
de actividades. 1995, los “actos oficiales” se reducen a:
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45. Precarnavaleras, Coronación y Corso; la Ordenanza no menciona ni
al Correo ni a los tres días de la fiesta, pero el Reglamento es más
amplio y se refiere a la “Agenda del Carnaval”. Es la primera vez
que se habla de “apertura oficial del Carnaval” en una norma
comunal.
La disposición de 1998 reconoce el “programa oficial” de la
Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras.
EL CORREO DE CARNAVAL
La Ordenanza de 1931 dice: “publíquese por bando y por la prensa”.
Aunque no se trata del Correo de Carnaval, tomamos este dato para
señalar que el “Bando”, que se lee en esta ocasión, tiene sus orígenes
en la forma cómo se publicaban las disposiciones oficiales en el siglo
pasado, a caballo, con tambor y en cada esquina (como las proclamas
que realizó el libertador Ignacio Warnes).
En 1881 la Ordenanza dice: “Considerando que por el correo llegado
ayer ha sido confirmada la infausta noticia de la derrota del ejército
aliado y consiguiente ocupación de la ciudad de Lima por el ejército
conquistador de Chile...”. Esto nos hace observar lo siguiente: a) el
servicio de correo es tan importante para la comunidad que es
mencionado en una ordenanza; b) mediante el correo, de interés para
todo el pueblo, siempre llegaban las noticias oficiales; c)
considerando los cuatro siglos de aislamiento cruceño, el correo era
muy esperado por la población, tanto como la llegada del Carnaval.
Con la aparición de la prensa, el bando oficial ya no se usa. Lo del
“Correo de Carnaval”, en forma de sátira, seguramente tiene algo que
ver con todo ello. Si se analiza el contenido de los más antiguos, se
puede obtener conclusiones más precisas.
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46. Remberto Gandarilla Suárez, en su artículo “El Correo del
Carnaval”, publicado en “El Día” (7-11-1988), afirma haber
escuchado el Bando de Carnaval en “los últimos años de la década de
los treinta...”.
En 1939, dentro de la prohibición de ridiculizar vestiduras oficiales,
se incluye a los bandos. 1973, el Correo ya aparece en la Ordenanza:
“Se fija para el día domingo 25 de febrero, en horas de la tarde, la
llegada del Correo de Carnaval. Este tradicional anuncio se efectuará
en las plazas de las diferentes zonas de la ciudad”.
1976, se hace referencia a la “fiesta de Correo de Carnaval...”. 1983,
por primera vez se anuncia que estará a cargo de la comparsa
coronadora. 1984, el Correo sigue un recorrido establecido.
1988, el Correo se realiza el “domingo 7” de febrero. 1989-‟90, la
Ordenanza dice: “El Correo del Carnaval llegará a la ciudad...”;
1992, restringen al Correo mencionando exclusivamente al
“Bando” (¡). 1993, le denominan “Correo Carnavalero”.
En 1996 el Correo llega a la plaza “24 de septiembre”, y en 1998 se
olvidaron de hacerlo.
EL BANDO, LAS COLAS Y OTRAS PUBLICACIONES
El Bando, cuyo contenido humorístico es una sátira a la coyuntura
política y social de cada año, se escribe en verso y es leído, en
nombre de la comparsa coronadora, por un jinete que recorre con su
caballo “matusi”, flaco y viejo, varias calles centrales de la ciudad, al
son de la tambora.
Generalmente los bandos son larguísimos. Hay otros que se publican
en la prensa o a través de ediciones especiales y se venden al público.
Más de una vez han provocado protestas.
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47. Las colas son impresiones de cartón, con el siguiente contenido:
portada, con logotipo, dibujo o cara de la reina; páginas interiores
donde figura la directiva de la comparsa, el garante y socios activos e
invitados; una página completa de “madrinas”, que son las parejas,
esposas o amores “platónicos” de los integrantes; y en la parte de
atrás aparece la letra del taquirari de la comparsa.
Las “fotocolas” constan de las siguientes partes: una portada con la
imagen de la Reina del Carnaval o de la comparsa, y en el interior
fotografías de rostros de cada socio, pero diagramadas con dibujos de
contenido carnavalesco. Ahora las colas y fotocolas llevan publicidad
en la parte de atrás, debido al costo de la impresión.
En 1939, por primera vez una ordenanza habla de “colas, bandos,
invitaciones y publicaciones...”. 1941, las publicaciones clandestinas
son perseguidas, según las disposiciones municipales.
1946, registro de imprenta y nombre del autor. 1952, multa de Bs.
1.000.- a las publicaciones clandestinas. 1957, por primera vez revisa
los materiales a publicarse el Dpto. Municipal de Cultura. 1982, se
establece un premio al mejor bando de carnaval. Ese mismo año el
Círculo de la Amistad publica una importante revista denominada
“Carnaval de Antaño”, con interesante literatura e ilustraciones.
La Ordenanza de 1985 regula la publicación de “periódicos y
folletos...” 1989, otra vez publicaciones censuradas. En 1990, la
Asociación Cruceña de Comparsas Carnavaleras publica por primera
vez un programa oficial ilustrado, de 12 páginas.
Mediante Ordenanza, en 1990, ‟91, ‟92, „93 se encomienda a la
“comparsa coronadora” la elaboración del bando. Los siguientes años
aparece dentro del calendario; no se menciona a los responsables,
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48. pero se incentiva la producción de bandos de comparsas, fijando
premios.
En 1998, el premio al mejor bando carnavalero fue de Bs. 5.000.-
(casi mil dólares americanos).
LAS PRECARNAVALERAS
No se puede establecer desde cuándo se registran actividades
precarnavaleras en Santa Cruz, aunque sabemos que después de Año
Nuevo, las comparsas siempre comenzaban a juntarse para
organizarse o ensayar con la banda.
Un primer indicio lo encontramos en 1955, con la prohibición que
hace la Alcaldía multando a los directores de bandas que paseen o
entren a la plaza, fuera de los días señalados para Carnaval.
Las fiestas de fantasía precarnavaleras, que consisten en bailes con
previo recorrido a la plaza principal, con objeto de recaudar fondos,
incrementar el prestigio de la comparsa y comenzar a seleccionar
pareja, comienzan a realizarse en los años setenta.
Pero sólo en 1981 son señalados por primera vez en una ordenanza:
”Los bailes precarnavaleros estarán sujetos, para su realización, al
pago previo de una patente fija...”
En 1982 hay una resolución específica para precarnavaleras. 1990, ya
se establece hora y recorrido de las “precas”. En estos años se amplía
el calendario y se multiplica la creatividad debido a la competencia
de las comparsas. Al pueblo le gusta y asiste.
1996, la coronación de reinas en calles de espera es otra actividad
precarnavalera reglamentada y se ordena que las precarnavaleras se
hagan sólo los fines de semana (esto, más la crítica irresponsable de
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49. alguna prensa y “quejas de vecinos”, comienza a matarlas). Como
respuesta, la A.C.C.C. y el programa “Actualidad Carnavalera” tratan
de incentivarlas.
En 1997 se establece un premio a la mejor precarnavalera, por parte
de la A.C.C.C., y en 1998 las “precas” están moribundas.
PROCLAMACIÓN Y MINICORSO
El Minicorso es producto del éxito que tuvieron las fiestas
precarnavaleras, con la presentación de las reinas de comparsas y
pequeñas alegorías. Se lo adiciona al acto de proclamación de la
Reina del Carnaval para darle mayor brillo, puesto que en otros
tiempos las reinas sólo se reunían en el Club Social 24 de Septiembre
antes de este acto o de la coronación, y el pueblo miraba por las
ventanas.
En las ordenanzas de Carnaval aparece el año 1987 y ha sufrido una
serie de variaciones, según el nivel que han tenido las fiestas
precarnavaleras.
En 1995 la proclamación de la Reina del Carnaval se hace con
verbena popular y se disminuye la organización del Minicorso. En
1996 sólo hay verbena popular y se suspende el Minicorso, aunque el
pueblo lo esperaba.
En 1998, el Minicorso se realiza en la avenida Roca-Coronado, con
gran asistencia de público y una moderada pero lujosa participación
de comparsas y sus reinas. Concluyó con la proclamación en la Feria
Exposición.
EL CORSO
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50. Si bien el “Correo” es el anuncio de la llegada del Carnaval, el Corso
significa la “Entrada de Carnaval” y se lo practica posiblemente
desde los primeros años del presente siglo.
En 1918 ya se menciona la “Entrada de Carnaval” como “solemne y
tradicional” y en 1926 por primera vez aparece la palabra “Corso” en
la prensa que consultamos.
1932, “varias comparsas y varias señoritas distinguidas de nuestra
sociedad protagonizaron el Corso...”. Se establece un “jury” (jurado)
calificador y se otorgan premios obsequiados por casas comerciales.
En 1945 el Corso se concentra a las 6 p.m. en la calle Junín. 1946, a
las 5 p.m., en el mismo lugar, frente al edificio de la Sanidad
Departamental.
1953, el Corso se concentra a las 17:00, pero esta vez en la Av.
Velarde. Un año después se anuncia el “Corso de las Flores” que al
parecer no se realiza. La Ordenanza específica de 1954 dice que “es
necesario estimular el entusiasmo sano del pueblo, inclinándolo hacia
el culto a la belleza o la originalidad, en lo que respecta a la
solemnización de estas fiesta de carácter popular”, pero ya no habla
de flores.
1955, el Corso es en la Plaza Principal a las 17:00 y la concentración
en la avenida Velarde. En la reglamentación se reconoce al Corso
como una muestra de la cultura regional: ”estimulando la alegría
innata de nuestro pueblo, demostrada en el desfile de carros que
tomarán parte en el Corso”...
Interesante el registro de 1956, se anuncia su realización a las 17:00
y la entrega de premios a las 18:00 horas. O sea que se estimaba una
hora de duración, o dos (según los atrasos). Además, la premiación
se realiza en la misma fecha.
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51. En 1959 por primera vez hay un reglamento del Corso completo: “en
colaboración con las instituciones locales ha determinado que dicho
regocijo se encuadre a un orden adecuado y metódico, única manera
de obtener una feliz realización de este cuadro tradicional de Santa
Cruz en dicha fiesta”. Se concentran desde las 15:00 en la plazuela
Blacutt, lado Av. Velarde. El orden y rol de salida se dispone cuando
están estacionados, de acuerdo a anteriores actuaciones y antigüedad.
Se establece a las 16:00 la partida y se calcula una hora hasta la
plaza. Se multa con Bs. 100.000 a los borrachos. El recorrido se hará
por calles cercanas a la plaza, con una distancia de 10 m c/u. Se
dispone que agentes de ambas policías se ocupen de la fluidez y
prohíbese detenerse mucho tiempo delante de los los balcones
municipales (ahí estaba el Jury) para la calificación de los carros de
manera uniforme. Música de carnaval matizará el paso de las
comparsas en el Corso. Se sancionará con arresto “policiario” a
particulares que circulen en el recorrido de las comparsas; sólo es
permitido transitar por las aceras, con excepción de los fotógrafos y
camarógrafos de cine.
1961, “el Corso del Carnaval debe presentarse al público en forma
realmente atractiva y artística, con expresiones de originalidad, buen
humor, gracia y elegancia”.
1962, partida en el parque “El Arenal”. 1964, “el recorrido del Corso
de Carnaval se efectuará el día sábado 8 de febrero, la concentración
se iniciará desde las 13 hrs., hasta las 17:00, en el parque El Arenal, a
las 17:00 hrs. tomará el desfile las siguientes calles: calle Caballero,
24 de Septiembre hasta la Plaza Principal, de donde doblará por la
acera de la calle Junín, y luego por la acera Libertad para pasar por el
Palacio Consistorial y doblar hacia la calle Sucre, debiendo
desmovilizarse a dos cuadras, pasada la Plaza.”
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52. 1965, hay otro recorrido del Corso y se delega la organización y
reglamentación, como el año anterior. 1966, cambia de nuevo su
recorrido, el cual siempre se lo realiza alrededor de la plaza; se
anuncia que habrá concentración a las 14:00 y que la salida será a las
16 :00 (más grande).1967, se fija otro recorrido.
En 1968 se concentran en El Arenal y se dirigen hacia El Cristo, de
donde retornan hasta El Caballito.
1970, concentración en la avenida Cristóbal de Mendoza, a la altura
de La Poza del Bato (hotel Cortez), y su recorrido tiene segunda
vuelta en la avenida Monseñor Rivero.
En 1971 el carro alegórico es obligatorio y pueden participar los
autorizados por la Comisión (implica selección de carros y
comparsas).
1973, hay reglamento del Corso, partida por orden de llegada. La
Reina abre el desfile y se mantiene el segundo recorrido (había
tiempo y el público lo quería). Se exige una cierta “distancia
prudencial” entre carros, un avance lento y continuado, sin parar.
1974, cambia el recorrido y se exige a las bandas que toquen sólo
música regional. 1976, se establece un premio al mejor disfraz en el
Corso.
1979, el Corso es trasladado a la Av. Cañoto, por reunir mejores
condiciones; concentración en la avenida Centenario. Se aprueba un
reglamento que establece dimensiones: alto 3.50 m. (desde el suelo),
ancho 4.00 m. , y largo 15.00 m. Se aplicará guinche a carros con
desperfectos mecánicos.
1980, vuelve el Corso a la Av. Uruguay. El Reglamento hace
diferencia entre carros iluminados y sin luces; sólo se permiten
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53. carros decorados. Fuera de hora serán descalificados. Medidas: 4,20
m., 4,00 m., 15,00 m. Cualquier alteración provocada por comparsas
los descalifica. Comienza a reglamentarse “la construcción de
tribunas populares...”.
1982, en la Resolución Municipal se hace referencia a un accidente
ocurrido el año anterior. Lo carros tienen inspección 48 horas antes.
Se menciona “El Carretón” como punto de referencia (aún estaba ese
monumento en la Av. Uruguay).
1983, la Resolución exige presentar cálculo de armazón, y la altura
máxima es de 7 metros. 1984, lo regional predomina en el concepto.
Se habla de asientos en el Corso y se reglamente el uso de tractores
agrícolas para remolcar chatas, 35 HP o de mayor capacidad (marca
el inicio de la presencia de feos tractores en el Corso). Distancia de
50 metros entre uno y otro carro y establece precios de sillas.
En 1990 el Corso se realiza en el segundo anillo de la ciudad, Av.
Cristóbal de Mendoza. 1993, se inicia a horas 17, en el mismo lugar.
1995, finaliza el Corso con una fiesta popular y la organiza la
A.C.C.C. como misión oficial. Están prohibidas en el Corso las
comparsas con miembros en estado de ebriedad y la introducción de
choperas. Se crea un Comité de Vigilancia para el Corso.
En 1994, la A.C.C.C. encomienda a la Guardia de Honor de la Unión
Juvenil Cruceñista la organización del Corso. Comenzó y concluyó
puntualmente (19 a 2:15). 1995, la madrugada del 26 de febrero
(fecha conmemorativa de la fundación de Santa Cruz), algunas
comparsas cantan el Himno Cruceño y la mayoría de las bandas
interpretan el taquirari “Viva Santa Cruz”.
1996, rol de acuerdo a calidad y cantidad de años anteriores. Se
establece que los “Tauras” abrirán el Corso (aunque antes ya lo
hacían). Descalificación si dejan espacios entre comparsas (antes se
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54. exigía un “espacio prudente”). Sólo participan carros con
iluminación. No se permiten reinas menores de 16 años (en años
anteriores proliferaron las reinitas).
1997, la A.C.C.C. define el rol de salida. En este Corso murió el
joven dirigente Luis Antonio (“Gordo”) Áñez Campos, debido a una
descarga eléctrica en el carro de su comparsa. El Corso se divide en
bloques y es citado el grupo folclórico “Kerembas” en la ordenanza.
Se establece qué carro y comparsa deben tener mensaje. Hora final
del desfile carnavalero: 2 :30. Por primera vez se exige seguro contra
accidentes en el Corso.
1998, se dispone que los carros “serán engrampados” si estuviesen
fuera de hora; aunque ello no se cumplió, fue el primer intento.
Carros: 5,50 m., 4,50 m. El Corso tiene un reglamento operativo,
similar al del año 1994. El horario, que se fijó hasta las 3 a.m., se
cumplió por parte del Jurado y la televisión. Se asignaron fiscales a
lo largo del Corso y aunque se estableció una supervisión de carros
48 horas antes, no se lo hizo.
LOS PREMIOS
Los premios constituyen el mayor incentivo al mejoramiento de
nuestro Carnaval, puesto que las comparsas realizan grandes
esfuerzos económicos para presentarse. El tipo de premio varía según
la época y la fuente, pero en lo Municipal fundamentalmente son
económicos.
En 1930 ya se distribuyen premios donados por importantes casas
comerciales. El Corso fue organizado ese año por la Prefectura del
Departamento. En 1932 se premia “a los coches más originales”,
obsequiados por Schweitzer & Co., Juan Elsner y Hardt. 1941: por
primera vez los premios son en efectivo.
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55. 1946, hay un premio honorífico a la casa de recepción donde no se
expende bebidas alcohólicas. Para el Corso es en efectivo, para
estimular lo artístico, original y “alegre”. En 1950 se premia a las
comparsas por la “elegancia de sus uniformes”. 1954 y 1955, se
conceden premios al conjunto carnavalero más original y al más
alegre.
1956, se asigna un premio de Bs. 100.000 para la comparsa que
demuestre buena conducta en los 3 días de Carnaval de calle (Bs.
50.000 para el Corso). 1957, no se confieren premios en el Corso.
En 1959 los premios llegan hasta Carnavalito. 1964, se premia al
mejor carro y comparsa, al disfraz más original y al grupo “más
entusiasta” (mejor concepto que “alegre”, pues es difícil medir la
alegría). 1966, al mejor carro, “fuera del de la Reina”.
1975, sólo hay pergaminos porque el dinero es donado al Hospital.
1979: se premia al carro mejor presentado, al que ocupe el segundo
lugar y al de la alegoría regional. El carro de la Reina del Carnaval
no concursa.
1982, premios a casas de espera y bando. En el Corso, el principal
premio es para incentivar lo regional.1983, por primera vez se
establece un premio a los motivos de “flora y fauna oriental” y
nuevamente se estimula a ”la comparsa más alegre de Santa Cruz”...
1987, resaltaron en primer lugar el premio a la mejor “fantasía” de
armonía y belleza, y luego el otorgado al carro que destacó por una
alegoría alusiva a nuestras “tradiciones folclóricas carnavaleras”.
1989, otra vez hay un reconocimiento “a la alegría”. 1990, se exalta
en primer término lo regional.
En 1995 se premia disfraces, trajes de las reinas y las llamadas colas.
1996, los galardones abarcan todo el Carnaval, excepto Carnavalito.
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56. 1997 por primera vez hay “premio mayor” y otro para incentivar la
coreografía.
1998, en lo municipal se excluye a la Reina y Comparsa Coronadora
por ser auspiciada su presentación. En medios de comunicación se
entregan otros premios honoríficos, desde distinciones hasta
puntuaciones.
EL “JURY”
Para el otorgamiento de los premios municipales, cada ordenanza
establece la constitución de un Jurado Calificador, que al principio se
le denominaba “Jury”, al igual que en los certámenes literarios de
antaño, y estaba integrado por representantes de reparticiones
municipales y de entidades de la región.
En 1932 se organiza un “Jury” Calificador para otorgar premios en el
Corso. 1951, el Jury entrega premios el mismo día de la
presentación. 1956; está integrado de la siguiente manera:
representante de la H. Alcaldía, Rep. Prefectura del Departamento,
Rep. Asociación Folklórica y Rep. de la Policía de Seguridad (esto
puede ser el primer antecedente de lo que actualmente es el Comité
Impulsor del Carnaval).
En cuanto a la ubicación del Jury, para observar el Corso, podemos
decir que siempre ocupaba el palco oficial, como en el caso de 1959,
cuando se prohíbe a las comparsas quedarse mucho tiempo frente a
ese lugar. Recordemos que antes la comuna cruceña funcionaba en el
edificio donde nació y siempre ha funcionado la Casa Municipal de
Cultura “Raúl Otero Reiche”.
A medida que pasaron los años, la composición del jurado fue
cambiando de acuerdo a coyunturas y la realidad institucional de la
región. En 1961 “...y un representante del comando Dptal. del
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57. MNR”. 1964, por primera vez forman parte del Jury representantes
de la prensa y radiodifusión.
1965, hay otras instituciones y el Sindicato de la Prensa. 1967, por
primera vez se incorpora a una fraternidad. 1971, ingresa la
Universidad y sigue denominándose “Jury”.
En 1979 se le llama “Jurado” y, entre otros componentes, lo integran
un representante de los artistas plásticos y otro de la Casa de la
Cultura.
1980, integra el Jurado el propio Alcalde Municipal y la Asociación
de Arquitectos.1981, “un arquitecto de reconocida...”. 1982, hay un
jurado diferente para bandos y casas de espera.
1983, se incorpora a “un cirujano plástico y un músico...” 1997, se
establece su nueva ubicación: “estará colocado antes (con relación al
sentido del desfile) del palco de autoridades y de la caseta del Canal
de TV oficial”.
En 1998 los “fiscales” que se asignan a lo largo del Corso, dependen
del Jurado Calificador, que estuvo integrado por notables y expertos
del medio.
EL CORSO INFANTIL
No tenemos el año preciso de cuando se organizó por primera vez el
Corso Infantil, pero seguramente tiene sus orígenes en la primera
mitad del presente siglo y a partir de los setenta es organizado por las
Damas Rotarias en coordinación con las autoridades locales. El
numeroso público, las fantasías, las bandas y las carrozas, todo junto,
no se comparan con la magnífica emoción que provoca observar
tantos niños felices.
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58. En 1955, por primera vez se lo registra en la Ordenanza de Carnaval:
“Queda igualmente prohibido en lo absoluto el uso de disfraz a los
menores de 18 años de edad, aunque haya autorización expresa de
los padres o tutores, siéndoles permitido, únicamente, en el Corso
Infantil del sábado 19”.
Pareciera que la ordenanza tiende a resolver el problema de los
menores de edad en el carnaval de mayores. Sin embargo, en el
Corso Infantil nunca se ha visto participar a gente mayor de 14 años.
En realidad, este hermoso desfile siempre fue para los niños y no
para adolescentes. Para los de 15 a 18 años fueron creadas las fiestas
de fantasía “precarnavaleras”.
Se concentraba en la plazuela “Blacutt” (hoy, Héroes del Chaco) y
luego en el mismo recorrido del Corso de mayores, aprovechando las
graderías.
En el libro “Las Damas Rotarias en la Comunidad Cruceña” (1996),
esta agrupación, fundada el 7 de agosto de 1948, se afirma que en
1971, bajo la presidencia de la Sra. Celina Almeida de Quintela “por
primera vez se organizó el Carnaval Infantil, que se realizó en el
Club Social 24 de Septiembre, con asistencia masiva de los niños...”.
En 1972 coronan a la niñita Patricia Delius S., como Reina del
Carnaval Infantil.
Las ordenanzas no reglamentan el Corso Infantil, pero su realización
siempre está dentro de los planes de trabajo de las policías. Como
durante mucho tiempo se lo realizó el domingo siguiente al Corso de
mayores, en el primer día de Carnaval por la mañana, se hacía
insufrible para los uniformados y los padres no podían asistir para
ver a sus hijos. Sólo se veía a las madres.
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59. En 1998, la Ordenanza reconoce como organizadoras al Comité de
Damas Rotarias y tiene el acierto de instruir su realización un
domingo antes del Carnaval, en la avenida Yacimientos. Si se le hace
la misma logística que al desfile de mayores, el espectáculo sería
magnífico.
LOS TRES DÍAS DE CARNAVAL DE CALLE
Es la parte más participativa del Carnaval cruceño. Todos en las
calles, dentro del Casco Viejo de la ciudad y fuera de él. Las
comparsas comparten su música, sus tragos y su alegría. Los vecinos
comparten sus bailes, sus gentes, su agua y sus juegos.
Las comparsas se encuentran y se abrazan. Pero, claro, hay otras que
se pelean y gente que juega con suciedades, atentando contra los
derechos constitucionales y hasta contra los derechos humanos. Sin
esa porquería, el nuestro sería el mejor Carnaval del mundo, sin lugar
a dudas, pues es el más completo.
Desde 1879, las medidas prohibitivas son precisamente para los días
de Carnaval de calle. Los juegos, las normas de circulación
vehicular, los registros de listas de socios de comparsas, los garantes;
todo eso es para controlar los excesos de los tan bonitos días de
Carnaval.
Tal privilegio, tan hermosa cultura, tan singular posibilidad de
divertirse en plena calle a la luz del día, con licencias permitidas
socialmente...no es posible que haya gente que no sepa valorar. Hasta
ha disminuido la participación en el tercer día, por los excesos.
Pero los esfuerzos para mejorar se darán siempre, como vimos en
1956, con el premio a la comparsa que tenga mejor comportamiento
en Carnaval.
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60. 1973: por primera vez se establece una pequeña reglamentación del
comportamiento en los tres días: “El domingo 4 de marzo,
considerado primer día de Carnaval, deberá caracterizarse por el
comportamiento aseado y limpio de los carnavaleros, limitándose los
juegos al empleo de serpentinas, papel picado, lociones y perfumes.
Se permite el uso de polvos de almidón y sustancias inocuas de
origen vegetal únicamente durante el segundo y tercer día del
Carnaval, entre aquellas personas que participan de tales juegos”.
En los años 1977 y 1978 se autorizó carnavalear sólo el sábado y
domingo. En 1979 se restituyen los tres días y por primera vez se
prohíbe la circulación de vehículos en el 1er. anillo. 1989, está
prohibida la circulación de horas 13 a 19, y en 1998 de 15 a 19.
LA REINA DEL CARNAVAL
A diferencia del Carnaval de Rio de Janeiro, donde el Rey Momo es
la principal “autoridad”, en el Carnaval cruceño es la Reina del
Carnaval. Con esto, se ha ratificado la tradición de organizar una
fiesta sana, a pesar de las licencias. Ella reúne los requisitos de
gracia, juventud y cultura de una sociedad apegada a las buenas
costumbres.
Ella, con su belleza y la veneración general que se le tiene, marcará
para siempre esa diferencia. Ella es el centro de toda la fiesta.
En 1937 se eligió a la primera Reina del Carnaval cruceño (doña
Soledad Árrien Gutiérrez) mediante un concurso promovido por un
órgano de prensa, a iniciativa del poeta y escritor Raúl Otero Reiche,
entonces director del periódico La Unión. Pero es a partir de 1966
que se menciona a la soberana en una ordenanza, cuando queda
establecido que los premios del Corso exceptúan al de S.M.
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61. El año que la Reina abre el Corso (el lector lo encontrará en el
interior de las páginas de este compendio) es precisamente el
momento en que el Carnaval cruceño y todo su calendario, gira en
torno a ella.
1968, por primera vez hay un capítulo completo sobre la Reina y su
forma de elección. 1969, se establece que en asamblea de comparsas
se la eligió el 31 de enero.
1971, se fijan dos fechas para sus actuaciones antes del Corso: la
proclamación y coronación de la Soberana. 1972, no hubo elección y
se hizo coronación; la acompaña una corte (séquito). Esta costumbre
se suspendió en los ochenta debido a que sus damas gastaban lo
mismo que para ser reinas de comparsas.
1978, proclamación y coronación en la misma noche, pero en locales
diferentes: “Mau Mau” y “Viva María”. 1986, la A.C.C.C. elige la
Reina, la proclama el Presidente del Concejo Municipal.
1991 y ´92, la Reina es designada por la comparsa coronadora. 1995,
la Ordenanza ratifica Reina con nombre y apellido. 1996, la
coronación se realiza en la Feria Exposición de Santa Cruz.
Debido a las guerras comerciales de las cervecerías y otros
auspiciadores de las comparsas coronadoras, en 1998, se pone coto al
asunto y se establece que la Reina asista a todos los actos
“prescindiendo de los intereses comerciales” de las diferentes firmas.
A la soberana del Carnaval se le deberían dar atribuciones, licencias
y beneficios mediante ordenanza expresa. Ella, siendo la más
respetada de todos los carnavaleros y por el cariño que le tiene el
pueblo, puede aportar mucho más al enaltecimiento de nuestra
tradición.
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62. LA REINA DEL CARNAVAL INFANTIL
La Reina del Carnaval Infantil tiene tres presentaciones centrales,
aparte de su presentación: su coronación, la de la Reina del Carnaval
y el Corso Infantil. A esto se suman una serie de fiestitas de
comparsas infantiles y entrevistas en los medios de comunicación.
La coronación de la Reina Infantil, sencillamente es fantástica. Es el
único momento en que los cruceños nos trasladamos, en vivo, al
mágico y primoroso mundo de los cuentos. Es imposible describirlo.
Desde 1972 se corona a la Reina del Carnaval Infantil en un acto
que es organizado por las Damas Rotarias. A partir de 1982 aparece
en la ordenanza de Carnaval como parte del calendario oficial.
Este reinado garantiza la transmisión de cultura a las nuevas
generaciones. La participación de los niños es la garantía de un buen
futuro para el Carnaval cruceño.
LA REINA DEL CARNAVAL DE ANTAÑO
Como no podía ser de otra manera, las personas mayores, aquellas
que ya cuentan con sus adornos blancos en la cabeza y que, a lo largo
del tiempo, han presenciado diversos festejos tradicionales, se
inyectan de energía en la época de Carnaval, exaltando a su propia
Reina.
La coronación de esta soberana es más moderada, en lo referente a
gastos, pero también luce hermosa con su particular encanto,
elegancia y donaire. Le rinden tributos de simpatía las reinas de
diferentes círculos de damas de nuestra sociedad e incluso la Reina
del Carnaval.
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63. Desde 1972 se corona a la Reina del Carnaval de Antaño, acto
organizado por el Círculo de la Amistad (1965) con fines de
beneficencia. La primera reina fue la Sra. Guillermina R. de Jordán.
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En 1980 es nombrada por primera vez en la Ordenanza, en relación
con la “fiesta grande” de los cruceños.
El reinado del Carnaval de Antaño es refugio de nuestras tradiciones;
conserva el espíritu del pasado cultural cruceño, que inspira su
realización, y se enriquece con los recursos actuales de la tecnología
y el entusiasta aporte de la juventud.
EL REY MOMO
Desde 1923 se habla de los festejos del “dios Momo”, pero
refiriéndose al Carnaval y no a la existencia de su “representante” en
la tierra...camba, pues en realidad no es parte de nuestra tradición.
En 1926 aparece una nota de prensa de los “Junkers”, titulada
“MOMO, Presidente Nato Universal de la Alegría, con conceptos
sobre su reinado y dicha comparsa.
En los setenta, de vez en cuando alguna comparsa coronó a su Rey
Momo. Pero en 1985 aparece en la Ordenanza de Carnaval,
reglamentándose su coronación. Durante algunos carnavales se
repitió ésta.
Recordamos que un año personificó a Momo el fallecido artista
Eulalio Moreno, el popular Camba Pechí.
En 1990 ya no se registra la coronación del Rey Momo y
actualmente nadie realiza el acto, aunque no faltan carnavaleros
adultos que merecerían ese título por su apego a las tradiciones
cruceñas.
LAS 11 NOCHES DE MÁSCARAS
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