1. POEMA A JOSELYN
Te cambio la aridez por lo poco que llevas
Pon tus letras en mi coja conciencia
Mide todas las orillas de este pecho
Construye en mí el desequilibrio
todas sus definiciones
No tengo principios
estoy en desventaja
Desnudo
Rompe la ausencia
palabra a palabra penetra estas sábanas de nadie
Átame a tu inmensidad
no me dejes subir a la superficie
POEMA A MARCELA
A la luz de la vela
con el brillo de la luna
pienso siempre en la fortuna
de tenerte a ti marcela,
porque siempre estas conmigo
solo pienso en un poema
cuando veo a marcela
ciento que eres mi destino
2. Poema a Michelle
¿Cómo se llama esa Niña?
Que nació de una margarita
Que un ruiseñor le canta al despertar
¿Será la princesita Michelle?
Que entrega pétalos, con su bello color.
Amable, fina y curiosa
Rima, si, con su mirada
Responde siempre sonriente
¡La hermosa niña Michelle!
Gran amiga de la vida
Constante y fiel su sentir
Ríe y canta como niña, con su gesto angelical
Animosa, estimulante,
Se siente su alma latir.
Naciste de una ¡Margarita!
Como una linda flor
Cierras tus pétalos de noche,
Para en el alba volverlos abrir
Iluminas el jardín
Que tus padres crearon para ti.
3. POEMA A SANDRA
Sandra
Jamás ha ido
A un hipódromo,
Nunca
Conoció
Un jockey;
Es incapaz
De distinguir
El brioso
Corcel
Del rendido
Palafrén
Pero
Sabe cabalgar.
Sandra
ha ganado mil
carreras
con el sudor
de su cintura,
ha palpado
las nubes
sobre grupas
salvajes
de potros que
se agitan,
se estremecen,
corcovean
satisfechos
y rendidos
del placer
remunerado
entre sus piernas.
4. Un Poema Para Angélica.
El escribir se me ha de dar
El escuchar no lo he de olvidar
La crecida de un río
La caída de un imperio
Un niño se goza en la mañana
Una niña no siente hoy ni mañana
Esta es mi historia
Pura y contradictoria
Egoísta sin final
Todo un loco de atar
Un amor me encontré
Y no lo pienso dejar
Angélica es su nombre
La dueña de este hombre
Se que mucho lucharé
Para poder mejorar
Pero lo lograre
Y feliz llegaras a estar.
Sin nada que perdonar
Esta es mi respuesta
Te amo esa es mi verdad
Mi genio tengo que controlar
Sin comentarios,
Pues recuerda
Muchos los llamados,
Pocos los elegidos
No dejes que te afecte
El mundo, ni su andar
Pues para él
Tu vida no has de dar.
5. Poema para Jessica
Esperare por tí,
por los dos,
por aquellos momentos que vivimos
y que esperamos volver a vivir...
Por aquellos ojos
y aquella forma indescriptible de perderme en tí
en tu reflejo,
en tu sonrisa
Solo por ti,
vuelvo a renacer
en este idilio de fantasías e ilusas confesiones
de un hombre que por ti vive y muere…
Yo soy el que por tí espera,
el que plantea el mundo holístico,
el que se duerme en la esperanza de tenerte,
el que divaga en tí siempre
Yo entiendo que es difícil pero es verdad
aquello profundo que nos conjetura ha ser
el uno como el otro
brisa y mar.
Es tu risa la que me cautiva,
son tus ojos los que me envuelven
es tu mirada la que me estremece
eres tu todo y a la vez nada.
Hoy estoy aquí,
solo en un cuarto oscuro
pensando que al recordarte soy feliz
más allá en cada crepúsculo, más allá en cada amanecer...
6. Un poema para Luisa
Luisa no tuvo tierra para sembrar girasoles,
nubes, muchachos ni tomates.
Pero tuvo lluvia que arara sus costillas,
tuvo viento que le cosechara los ánimos
y un espejo que le mostró sus ojosjardín:
días que caen desde ramas ya carcomidas,
las telarañas en las fuentes,
el árbol con carne azul y lluviosa.
Luisa con un árbol triste en las pupilas,
con ramas sobrevolando su rostro,
con roída savia en sus venas,
con el árbol fatal e inevitable en sus ojos.
Luisa con su espalda sobre el tronco,
pensando en carreteras y relojes de arena,
en Ernesto que no tuvo boca tornasol,
que no encontró túneles ni luciérnagas,
ni ciudad como enredadera de encanto y temor,
en Ernesto que bebió los pétalos de un trago
y sus labios se volvieron amarillos
como flores o soles.
En Ernesto que no supo de nostalgias,
ni de constelaciones en las calles,
pero supo ver tres lunas en la misma vereda
y sus ojos fueron relámpago,
fueron danza de aguas selváticas,
fueron nebulosas verdes,
en Ernesto que supo hacer barrotes con la lluvia
y así retenerla en su boca.
Pero llegó esa hora en la que el jardín levanta sus alas,
esa hora en la que el árbol deja caer sus frutos azules
y son aves oscuras volando de los ojos a la boca de Luisa,
los parques brillan como si acabara de llover
entonces Ernesto se pierde a los pies de la madrugada
y Luisa no llena su estómago de estrellas y mariposas,
sino de la carne lluviosa que el árbol deja caer en su boca.