1. El documento describe la historia de El Tablero desde sus orígenes como pueblo panadero en los años 1920 y 1930 hasta las décadas de 1950 y 1960, cuando experimentó un auge económico gracias al cultivo de tomates.
2. Se mencionan varios personajes populares de la época como panaderos, parteras, taxistas y otros oficios, así como algunas anécdotas que ocurrieron.
3. También se destaca que en los años 1950 y 1960 El Tablero era uno de los pueblos más avanzados de España
RESUMEN DE LA PELÍCULA DE CHERNOBYL ENFOCADO A MEDICINA DEL TRABAJO
Recuerdos de El Tablero de Maspalomas
1. Era la una de la mañana de un miércoles 11 de Abril de 1927, en pleno
esplendor primaveral, y en lo alto de El Tablero la chimenea de un horno
empezaba a humear: era el horno de Pepito Román y Mariquita Santana
que, ayudados por cuatro de los cinco hijos que entonces tenían, después
del amasijo con toda la labor tan delicada y dura que en su totalidad
conlleva, comenzaban a hornear la primera camada de pan.
En el año del señor de 1931, ya eran dos las chimeneas de los hornos las
que humeaban en El Tablero, ya no sólo estaba el de Pepito Romano, sino
también el de Pablito Ramírez, que junto a la acequia de Fiol, que desde el
estanque por el callejón bajaba, entre el almacén de los Jorges y la calle
que en aquella zona ya estaba formada, acequia que había sido elegida
por las amas de casa del pueblo como lavadero oficial de la gente de El
Tablero. También el horno de Pablito Ramírez tenía su propio aljibe, en el
cual estancaba el aguapara el amasijo del pan, y la gente del pueblo lo
llamaban “El aljibe milagroso”, porque siempre estaba lleno de agua, sin
que en él se echara ni una gota de agua jamás; pero es que la acequia de
la Arquilla, que junto a sus muros pasaba, como era tan generosa, dejaba
que sus aguas al aljibe se filtraran, en gesto de solidaridad, así el aljibe
siempre estaba lleno; y cuando el pozo de Fiol, que era el lugar de donde
el agua que bajaba por la acequia de la Arquilla manaba, cuando el pozo
por ruptura estaba hasta un mes sin sacar agua, al Tablero jamás le faltó el
abasto gracias a aquel aljibe que nunca nos fallaba.
Recordad cuando El Tablero se sembraba de avena, cebada, trigo y
centeno, y cuando sus espigas maduras estaban, los campos que
sembrados se hallaban parecían un inmenso lago de oro, y los caprichosos
alisios de naciente a poniente lo ondeaban, y entrelazaban las doradas
espigas, que parecían parejas de enamorados entre susurros y caricias; y
te deleitaba y te extasiaba cuando con el tenue de sol de la tarde en aquel
lugar contemplabas tan bello panorama, que parecía más una pintura que
una realidad visionaria hasta que los segadores con sus hoces comenzaban
a segarla; y en la era de Fiol, que frente a la gallanía, junto a la carretera
de los olivos que conducía a las casas de la orilla, se trillaba bajo los cascos
de los burros y las plantas de las patas de los camellos, y en la que
después de recoger la simiente y pagarnos con ésta por dicha labor
2. realizada nos regalaba la rama sobrante, a la que llamaban paja, y con la
cual nuestras esposas o nuestras madres los colchones de nuestras camas
cada año renovaban.
La primera habitación que en El Tablero se construyera –situada en los
aparcamientos donde hoy se encuentra la urbanización Las Calas- fue la
que servía para pernoctar a los canteros y los piqueros que trabajaban en
la cantera de El Tablero para construir la faraónica obra del Faro de
Maspalomas. Dicha habitación también les servía como oficina durante el
día, y para guardar en ella los explosivos y las herramientas que utilizaban.
Pero no eran habitantes permanentes, más bien eran transeúntes.
Recordemos a Don Andrés Avelino Rodríguez como el primer habitante de
El Tablero venido desde San Fernando, después de que acabara la obra del
Faro de Maspalomas, en la que hizo de encargado. La segunda habitación
construida en El Tablero fue la llamada “Casa Negra”, donde vivió Don
Andrés Avelino Rodríguez; pero, sin embargo, el primer habitante de El
Tablero nacido en El Tablero fue Don Francisco Vega Pestana –
coincidencia o ironía del destino, fue también el primer concejal de El
Tablero-.
Pero olvidémonos por un momento de los panaderos y hablemos de los
personajes y la historia de este pueblo, El Tablero. Comencemos hablando
de la santa de Pinito Reyes, y de la institución que ella fundó y que aún
hoy prevalece; son esas pequeñas imágenes que de casa en casa van
recogiendo la limosna para ayuda de la parroquia. De ella se decía que era
santa, incluso se peregrinaba a su tumba al cementerio de Fataga, porque
en los años que allí estuvo enterrada, la tumba ni un milímetro bajaba. Ella
de casa en casa iba y en todas rezaba el rosario en compañía de la familia
que en dichas casas vivía.
Ahora vamos a hablar de una de las anécdotas de la farmacia, aquélla que
estaba donde hoy hay puesta una placa para recordarla, en la que era la
antigua casa de Manolo Pestana. Dicha farmacia fue la primera que se
abrió en Maspalomas, allá por el 1954, y cuyo ayudante era Julián Álamo,
3. que, el pobre, con los disparates que tenía cada día que escuchar, tenía el
pomo siempre “desarretao” de las barbaridades que tenía que oír. Esto
que les voy a contar ocurrió cierto día, desde la farmacia, Julián observaba
a un señor que andaba de un lado a otro y constantemente miraba hacia
el interior, pero no se decidía a entrar, y sólo lo hizo cuando no había
ningún cliente dentro de la farmacia, porque era más bruto que Tiburcio, y
Julián le preguntó que en qué podía ayudarle, y el buen hombre no sabía
ni por dónde empezar para explicarle lo que quería al bueno de Julián,
hasta que por fin empezó diciendo: ”Mire, yo quiero una caja de calcetines
de esos que se ponen en la machanga, pa que no se me salga la cuajá,
porque ya tenemos cuatro chiquillos y mi mujer no quiere volverse a
quedar preñá, y, de noche, cuando vamos a la cama y le intento pasar la
mano, cuando la mano llega a donde tiene que llegar, mi mujer me vira el
culo pa la machanga… y jódete Nicolás! Y yo en la mano hasta callos
tengo ya de tanto darle a la machanga, que la tengo amoratá” A lo que le
contestó Julián: “ Ah, sí hombre, ya sé lo que Ud me pide; Ud lo que quiere
son profilácticos o preservativos” El hombre se quitó el sombrero y se
rascó la cabeza, y mirando para Julián le dijo: “Es que Uds los de El Tablero
hablan con unas palabras tan finas que yo no sé lo que significa lo que
acaba de decir; pero si Ud dice que se llaman así… pues así se tienen que
llamar.” Y esto es una anécdota más de las muchas que pasaron en
aquellos tiempos con el bueno de Julián en la farmacia de El Tablero.
Y para no olvidarnos de que el pregón va por los panaderos, podemos
decir de ellos que son custodios de un sacro oficio, pues no en balde la
madre de Jesús, el Nazareno, ayudaba y contribuía en la familia con su
trabajo como panadera, y como cuerpo lo distribuyó su hijo entre sus
discípulos la noche de la última cena en la casa de José de Arimatea.
Y recordando a los personajes populares, y también a aquellas manos
imprescindibles que tantas vidas trajeron al mundo a pesar de aquellos
tiempos de tanta miseria, los padres rebosaban de felicidad cuando ellas,
muy risueñas, les ponían entre sus brazos a su hijo recién nacido; dichas
parteras eran: Pepita Vega, Antoñita Pérez, y Juanita Trujillo.
Y no olvidemos aquellos rumbosos carnavales de El Tablero por Carmela
Romano capitaneados; y por si Uds. los han olvidado yo se los voy a
4. recordar: cuántas veces se llegó a celebrar la gran marcha del carnaval
desde El Tablero a San Fernando por la carretera general. Carmela
Romano, si los tiempos y tus memorias hablaran de tu persona,
enmudecería el eco del viento, y la vida, sin duda ni demora, pondría cetro
en tu mano y en tu cabeza corona como reina eterna del carnaval de El
Tablero de Maspalomas.
También hagamos un paréntesis para recordar al primer organista que
tuvo Maspalomas, Don Matías Brito, que llegó hasta nosotros desde
Fontanales, y que asistía a todas las bodas, musicalmente hablando,
entierros y funerales; y la gran anécdota de este señor fue que en cierto
funeral en que el Requiem de Mozart tocaba, se le fue el santo al cielo, y
de pronto comenzó a tocar el pasodoble Islas Canarias.
Y como vamos a seguir hablando de anécdotas y personajes populares no
nos olvidemos de la primera herrería que se montara en todo el sur de
Gran Canaria, y que lo hizo aquí, en El Tablero, gracias a la astucia y el
buen hacer de tres hermanos tirajaneros, ellos hacía de todo: arreglaban
bicicletas, herraban animales, y arreglaban las antiguas cocinillas con las
que en nuestras casas se cocinaba, y de los que las amas de casa decían: “
Si todo los destupen tan bien como los quemadores de las cocinillas,
buenos instrumentos deben tener, porque lo hacen de maravilla”. Y cada
día, desde las siete de la mañana, El Tablero, más que un pueblo, una feria
permanente de todo tipo de animales parecía.
Comencemos ahora con un personaje popular de solera: Carmelita
Romano. Era comienzos de semana y Carmela Romano llegó cargada
como una burra a la acequia de Quintana, se disponía a lavar la ropa de la
semana.
1. Cuando llegó la señora que no se lavaba
2. Cuando bajó el ganado de Quintana
3. Cuando pasaron los militares
4. La gallanía de Fiol
5. “Tú no me digas eso, Carmelilla, porque yo me vuelvo loca, a mí se me
arranca la pajarilla, ansina cada vez que paso por aquellos alrededores me
pesta todo aquello maldito sea a más que a cuero y a pellejo. Yo no sé,
Carmelilla, por qué todos los arruajes vienen a parar aquí al Tablero”
Hablemos de Don Antonio Sánchez Perera, conocido cariñosamente como
Antoñito El Curro, él fue el primer taxista, y de él fue el primer taxi que se
puso al servicio de los habitantes de Maspalomas. Cuántos sufrimientos,
huyendo y escondiéndose de la guardiacivil por en medio de los cultivos
de tomate del Vecindario, del cruce de Arinaga, que cuántas veces hasta
nos perdíamos en medio de los mismos para la que guardiacivil no nos
pescara! y a este tipo de taxis los llamaban “piratas”, y precisamente para
despistar a la guardiacivil, llegamos a salir de El Tablero hasta a las cuatro
de la mañana.
Y también su mujer, Carmita la Curra, fundó la primera casa de comida
que hubo en Maspalomas; en ella almorzaban los chóferes de Quintana,
los chóferes de Fiol, los de los Jorges cuando subían al Salobre, la
guardiacivil y los municipales cuando venían desde Tirajana.
Y recordando las fiestas patronales de muchos años atrás,
aquél sábado de fiesta mayor en las patronales de El Tablero
se preparaban las competiciones en la calle mayor del pueblo
Y allá arriba a lo lejos se divisaba una silueta
vestida de militar, subida a una bicibleta
y a su lado trotaba un burro
que traía de cabestro
para participar en las carreras sin ningún temor al riesgo
y todos se preguntaban: ¿Quién será ese personaje?
y en ascuas estaban todos por conocer aquel fichaje
6. y cuál no fue su sorpresa cuando por fin vieron quién era:
nada más y nada menos que Mercedes La Panadera
que en un mismo día rompió dos absurdas y estúpidas reglas,
una vestir de varón, y otra montar en bicicleta.
Y ya que hablamos de las fiestas patronales, las de mi infancia en nada se
parecían a las de hoy: hoy se decoran las calles con neones, y banderas de
colores; en mi niñez se ornamentaban con ramas de olivos y arcos de
palma desde el almacén de Quintana hasta el patio de los Santanas, allí
por donde la procesión pasaba.
Me gustaría hablar ahora de nuestro pueblo y su pasado reciente, del que
ya algo he hablado. Olvidémonos de las miserias vividas en aquellos años,
que ni recordar queremos, y hablemos de éste desde 1947 hasta 1957, es
decir, hagámoslo por épocas; y esta época fue la época dorada de El
Tablero, en su economía, en su evolución, en su expansión, y en tantas
otras cosas. Llegó la comunidad de Quintana, con la que empezó el boom
de los tomates. Los cultivos de tomateros, los almacenes de empaquetado
y el nombre de El Tablero se exportaron al extranjero en las seretas de
tomate. Se quitó el molino de aspas y se puso el eléctrico; y en 1955 se
comenzó a levantar la sociedad de El Tablero; su artífice y propietario: Don
Pedro Vega Pestana. Desfiles de variedades, cine entre semana, y baile los
domingos y festivos… Y era con mucho la más grande y mejor sala de baile
de la provincia de Las Palmas. Y yo me atrevería a afirmar que a finales de
los cincuenta, comienzos de los sesenta, El Tablero era el pueblo más
avanzado de España; lejos de la civilización y del mundanal ruido, nuestras
calles estaban iluminadas por luz eléctrica, y mientras las amas de casa de
media España planchaban con planchas de carbón y hierros calentados en
las cocinillas en las que se cocinaba, las amas de casa de EL Tablero ya por
entonces con planchas eléctricas planchaban.
7. También en El Tablero tuvimos al primer médico de Maspalomas; y en
aquella época también se abrieron en el Tablero la primera tienda de
muebles, la primera ferretería, y mucho tiempo antes, también se abrió en
El Tablero la primera tienda de comestibles de Maspalomas, Don Diego
Santana Santana, que luego se convirtiera en tienda del reparto cuando su
hijo Antonio y su nuera Carmela Sánchez la llevaban, y todo se
despachaba por tiquets y cartillas, como el régimen dictatorial del general
Franco ordenaba.
Y de aquellos tiempos recordemos también a la Unión Club Deportivo
Tablero, que cuando en su campo jugaba concentraba en el pueblo a
medio sur de Gran Canaria; y el potentísimo equipo de lucha, que tantas
tardes de gloria nos dieron haciendo hincar rodilla en tierra a aquellos con
los que se batieron, cuyo terrero se encontraba donde está hoy ubicado el
bar de “Las Américas”.
Y no olvidemos que las fiestas patronales estuvieron suspendidas por unos
cuantos años, y las volvió a restituir, a finales de los cincuenta, Don
Francisco Santana Reyes, quien fuera después concejal de El Tablero, y
que gracias a su empeño, coraje y tenacidad, y gran voluntad, bajo su
mandato como concejal se construyó la primera iglesia del pueblo, que en
su momento fue derribada en beneficio de ésta que ahora tenemos. Los
habitantes de El Tablero escuchábamos la misa en muy diferentes lugares:
en el almacén de Los Jorges, en el almacén de Quintana, en la escuela
vieja de El Tablero, e incluso en el molino, donde se celebró el primer
belén viviente, allá por el 1955 si mal no recuerdo, y también
escuchábamos la misa al aire libre por no tener dónde celebrarla, en plena
calle, en la esquina de la casa de Mariquita Peñate. Pero los belenes
vivientes continuaron luego después más tarde, allá por el 1965 hasta el
1975, que fue la época dorada de la intelectualidad de las artes escénicas,
artísticas, musicales, y muchas más, de la inquietud que poseían los
jóvenes de El Tablero en aquellos años.
Si Don Manuel Pestana Jaques cuando en 1832 compró estos llanos de El
Tablero como tierras realengas en una de las desamortizaciones de la
corona y viera lo que es EL Tablero hoy día y los lugares que lo circundan a
8. sí mismo se diría: “Mi decisión fue sabia, pues viendo lo que veo fue justa
mi determinación, y bien empleado mi dinero”.
Tengamos un sentido y cariñoso recuerdo para aquellos que ya no están
entre nosotros, para que recuerden, desde donde estén, cuando vivían
junto a nosotros con júbilo y gozo las fiestas de su pueblo, porque, aunque
ellos no estén, nosotros jamás les olvidaremos.
Termino este pregón como lo empecé, hablando del pan y de los
panderos; creo haberles descrito con toda justicia su mérito social,
gastronómico, a su labor, con nuestro reconocimiento; y es que no hay
oficio más noble y fraternal, bien reconocido y agradecido en el mundo
entero que aquel que ejerce, ya sea hombre o mujer, y a quienes
llamamos panaderos.
Espero que las fiestas patronales de El Tablero sean cada año un lazo de
unión, de alegría desbordante y sana entre sus habitantes y los foráneos, y
que queden en sus mentes como un recuerdo imborrable estos días de
festejo para mayores, niños, y jóvenes. Que sean un vínculo de amistad,
deportividad, civismo… donde predomine la alegría, las parrandas, los
cantos de nuestra tierra, y, orgullos de nuestras tradiciones e idiosincrasia,
festejemos en estrecha fraternidad unas fiestas que están bajo el amparo
de la Santísima Trinidad.