El documento describe el "enanismo liberal" como una patología que afecta a los comerciantes y empresarios argentinos, haciéndolos ver al Estado como un socio indeseado. Esto se debe a una interpretación errónea del liberalismo que ve al Estado como un mero observador en lugar de un actor económico activo. El documento argumenta que los comerciantes deben entender que el Estado desempeña un papel importante al proveer servicios y garantizar condiciones para el desarrollo económico, y que deben asesorarse adec
Enanismo liberal - empresarios, comerciantes y su problema de formalidad
1. El enanismo liberal -
Empresarios, comerciantes y su problema de formalidad
Al transitar el mercado, desde hace ya algunos años, me enfrento de
manera inmediata con la informalidad.
La informalidad es una patología que aqueja la mente de nuestros
comerciantes, tiene su fundamento en la falsa creencia de que el Estado
-nacional, provincial o municipal- es un socio indeseado en los negocios
particulares, un socio que sin aportar nada se lleva desde el 30 al 50 por
ciento de nuestros ingresos brutos.
Esta patología tiene su origen en una interpretación errónea de la postura
liberal de la economía, un liberalismo utópico, anquilosado y esclerótico
donde el Estado no es un agente activo de la economía, es solo un
observador externo, un sujeto en el palco de un evento deportivo que no
tiene mayores mérito que la corrupción para haber conseguido una
entrada en primera fila.
Esta concepción del liberalismo no hace otra cosa que corroer los cimientos
mismos de la república. Tal imagen del liberalismo -que llamaré
“liberalismo conceptual de enanismo argentino” o más simplemente
“enanismo liberal”- es un obstáculo en el crecimiento y empoderamiento de
los pequeños comerciantes, de las PyME's y, en menor media, de las Start-
Up's. Digo en menor medida porque estas últimas, al ser parte de una
nueva generación, donde los Millenials comienzan a ser agentes activos del
mercado, comienzan a revertir la tendencia al “enanismo liberal”.
Las causas del enanismo se hunden en las políticas del Estado, la falta de
educación, la falta de oportunidades, la carencia de densidad nacional,
entendida esta como la masa crítica del cúmulo formado por la cohesión
social, la calidad de liderazgos, las instituciones (sólidas y confiables) y una
sociedad capaz del pensamiento crítico -en todos sus sectores y por todos
sus agentes económicos y políticos-. (el concepto de Densidad Nacional es
tomado de ALDO FERRER. «El futuro de nuestro pasado -la economía
argentina en su segundo centenario-», Fondo de Cultura económica, Buenos
Aires, 2010).
A nivel macro el Estado es el principal responsable, seguido por las grandes
corporaciones que han actuado de manera predadora sobre la economía
local. Esto, una vez más, solo ha sido posible por la ausencia, e incluso
connivencia, del Estado.
Como más de una vez se ha dicho al Estado pareciera convenirle no
2. invertir en educación pues cuanto más analfabetismo haya más fácil es
ganar las elecciones, más voluble es la gente.
No podemos seguir analizando al estado y su ausencia, pues no es nuestro
objetivo, pero sí podemos dar un poco de esperanza. Es necesaria la
esperanza. El estado quiérase o no es un agente importante, el estado
provee a la educación, la salud, y el bienestar. El estado no es tanto un
proveedor de servicios de primera necesidad como un agente encargado de
garantizar la existencia de dichos servicios. El estado debe garantizar la paz
y seguridad, eso en el siglo XXI implica que debe propender al
mantenimiento de una economía fuerte y competitiva.
Alternando buenas y malas el Estado va mejorando, la sociedad es la
encargada de poner los límites y, poco a poco, conforme una nueva
generación se acerca al papel protagónico, el escenario parece cambiar
para mejor.
Cualquiera sea el caso, como dice la más elemental filosofía casera de mi
abuela: “mi hijo, tenés que pagar las cuentas para tener derecho a patalear
después”. Éste y no otro es el germen del cambio necesario en la
consciencia del empresario y comerciante argentino. Es necesario que
entiendan que el Estado cumple un rol en el mundo moderno y para
hacerlo necesita de recursos, esos recursos se consiguen principalmente
con los tributos que gravan la actividad privada.
Los comerciantes víctimas del “enanismo liberal” se sienten dueños
absoluto de lo que producen, como si todo lo que hay les fuera dado por
derecho divino y el Estado existe en contra de su voluntad. Ellos bien
podrían vivir sin el Estado. Al creer fervientemente esto el comerciante
promedio siente que el Estado, al cobrarle impuestos, le “roba” el fruto de su
trabajo, no teniendo derecho a esto de ninguna manera.
Los problemas existentes en la sociedad son muchos y diversos, pero es
necesaria una nueva consciencia sobre nuestra manera de relacionarnos.
El desarrollo sustentable es posible pero solo si de manera conjunta
aunamos esfuerzos y atacamos las vicisitudes existentes en todas las áreas
de este desarrollo (ecológica, social, económica y cultural).
Lo que puedo recomendar al pequeño comerciante es primero albergar la
duda sobre si el “enanismo liberal” es verdadero en sus premisas o, al
menos en su conclusión. Luego empezar a pensar que el Estado es un socio
necesario en los negocios que se realicen, un socio al que debe ajustársele
la correa constantemente -esto solo se logra participando en política de
manera mediata o inmediata- y no quedándose de brazos cruzados.
3. Una vez que internalice la creencia anterior sí podemos empezar a pensar
qué caminos nos ofrece el derecho -la ley creada por el Estado- para
abaratar el costo de este socio. Es decir cómo podemos hacer para que el
Estado se lleve la menor parte posible de la torta. Hablamos siempre de
mecanismos lícitos, como ser subvenciones, quitas, esperas, distintas bases
imponibles según la actividad, beneficios, exenciones, y otros mecanismos
que permiten que el Estado se cobre una menor porción.
El Estado otorga todo este tipo de herramientas al sector privado, en busca
de incentivar la actividad comercial. Hay que asesorarse adecuadamente
para poder enfrentar de manera adecuada las exigencias cambiantes del
mundo frenético en que estamos viviendo.
Para que vean hasta donde puede llevar la falta de asesoramiento hace
poco me consultó un hombre por un contrato que había realizado. Había
vendido una máquina de U$S 100.000 sin siquiera haber firmado un
contrato escrito. La vendió de palabra. Tuvo la suerte de que luego de
entregar la máquina el deudor le canceló hasta la mitad de la deuda. El
hombre expidió algunos recibos que llevados a juicio son de escaso o nulo
valor. Luego realizó -en un giro totalmente favorable del destino- un
contrato de Prenda con Registro sobre la máquina en cuestión lo que
facilitó nuestra negociación en última instancia y, ya con nuestro
asesoramiento, lograr un acuerdo de voluntades que acercara las
posiciones de las partes y compusiera de manera justa los intereses en
juego.
A lo que quiero llegar con esta historia es que todo pudo haberse evitado
con pagar $500 a $1000 a un abogado para que lo asesore en la realización
de un contrato con las garantías suficientes para, en caso de que todo salga
mal, pueda cobrarse de manera expedita.
La falta de asesoramiento se ve en lo contable también, hay gastos que
realiza un comerciante a diario que, en la regularidad de los casos, pueden
ser descontados del impuesto que se paga a las ganancias -sin ir más lejos
los almuerzos que tiene, la posibilidad de que el sueldo de la empleada
doméstica, sus accesorios de seguridad social y demás, sea descontado de
las ganancias anuales o el caso de la telefonía celular adquirida para la
empresa que resulta más económica y además es usada de manera
personal por el sujeto-.
Las soluciones están, nuestro desafío es encontrar los canales adecuados
para que éstas adquieran publicidad, notoriedad y se cristalicen en el
pensamiento de los comerciantes y empresarios del presente, haciendo que
estos se asesoren de manera preventiva, viendo al profesional de las
4. distintas industrias como una inversión y no como un costo, como un
defensor de sus intereses y no como un ave de rapiña, como un ser justo.
El profesional también debe saber comunicar, la principal publicidad de su
actividad es él mismo, su porte, su elegancia, la manera de desenvolverse y
tratar a la gente, sus logros y metas.
El enanismo liberal está cayendo pero tenemos que asegurarnos que sea
con el menor costo posible y de manera permanente, que no transmute en
otra forma y que sea cosa del pasado. Ese es nuestro desafío y el tuyo
también.
¡Te desafiamos a que compartas este documento!
Lalo Acosta Lera
enhancing social awareness is the key for the future« »
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