1. UNIVERSIDAD DE SEVILLA
MÁSTER EN EVALUACIÓN DE
POLÍTICAS PÚBLICAS
Módulo 1 - Asignatura 2
Tarea: PRESENTACIÓN ESTADO,
POLÍTICAS PÚBLICAS Y
EVALUACIÓN
Alumno: Jorge Antonio Falcón
2. Una de las más potentes dicotomías de la vida
moderna es la forma o el tamaño que debe tener
el Estado.
¿Debe tener un tamaño pequeño, prácticamente
sin intervención, dejando las actividades de las
personas al libre albedrío del Dios Mercado?
¿Debe regular esas actividades (intervención
intermedia), de manera de disminuir las injusticias
y propender a la inclusión?
¿O debe ocuparse de manera total y absoluta de
los destinos de las gentes, transformándose en un
papá protector?
3. La respuesta debe ser, con casi total
unanimidad,
UN ESTADO EFICAZ Y EFICIENTE
ADMINISTRADOR DE LA COSA
PÚBLICA, PARA ALCANZAR EL
BIENESTAR DE SUS ADMINISTRADOS
Se dice bonito pero …
4. Ya vimos como en los 90, en nuestro continente americano, las políticas
neoliberales acudieron a solucionar los problemas causados por los
Estados elefantiásicos y ultraprotectores de los 70 y los 80.
Traían en su verbo una palabra extremadamente seductora: libertad.
Impusieron la idea de que el mercado solucionaba todos los problemas,
que sus designos interpretaban fielmente las necesidades de las
personas e impulsaban sus iniciativas y su creatividad.
Fracasaron en la misma esencia.
Resulta que prontamente nos enteramos que un montón de gente
quedaba fuera del sistema, no tenía acceso a los bienes y servicios que
proveyeran dignidad a su vida, no era tan fácil y tan natural para la
mayoría.
5. Entonces votamos a papá Estado.
Éste sí que no nos podía fallar. Si decía lo que nosotros necesitábamos
escuchar.
Nos aseguraba trabajo, bienestar. Interpretaba nuestras necesidades y
aportaba las soluciones. Nos protegía.
Bien pronto nos dimos cuenta que tampoco era tan así.
Mentían. Hacían clientelismo. Eran populistas, solo favorecían a sus amigos o
familiares y al mismo tiempo incrementaban sus patrimonios. Se adueñaban
del Estado como si fuera un derecho adquirido. Mentían con las estadísticas.
Escasísimas o nulas rendiciones de cuentas. Nos decían que crecíamos en tal
magnitud y no era así. Al no tener guarismos, nos pintaban una situación
muy distante de la realidad.
Seguía quedando mucha gente afuera. Desgobierno.
Otra vez nos sentimos defraudados.
6. Llegaron otros pensadores, otros intelectuales.
Es cierta la idea de que los intelectuales no nos tienen que decir que hacer, sino
aportarnos las preguntas para que sea la pura sociedad la que encuentre la
solución en pos de la satisfacción de sus necesidades. Algo así como lo que
rezaba el famoso precepto bíblico: no me des los pescados, dame las cañas y
enséñame a pescar.
Amartya Sen, economista hindú de origen británico (¿o fue al revés), Premio
Nobel de Economía en 1998, irrumpió en la academia con unas ideas un poco
raras, que daban de bruces con lo conocido hasta el momento.
Ponía en el banquillo a la doctrina keynesiana y al proteccionismo estatal y
proponía cambiar el enfoque direccionándolo ni más ni menos que a la gente, a
las personas de carne y hueso.
Algo simple y no por ello tan entendido en el pasado.
7. ¿Habrá llegado la crisis definitiva de nuestros vetustos y anacrónicos
regímenes de representación?
¿Tendrá la ciudadanía que posicionarse y peticionar por sus derechos,
sin intermediarios?
¿Supondrá eso un caos?
No parece tan utópico, habida cuenta de que ninguno de los sistemas
anteriores ha podido solucionar los niveles alarmantes de exclusión
que padece nuestra sociedad.
La sociedad requiere más transparencia de los gobernantes y parece
haber decidido ocuparse ella del asunto.
El concepto de ciudadanía activa tiene su gérmen precisamente en el
hartazgo que provoca el “¿a nosotros cuando nos toca?” o “¿por qué
manejas de manera tan discrecional lo público, lo que me pertenece?.
8. Para mí, la génesis del problema está en los siguientes factores:
1.- La inescrupulosidad de los dirigentes políticos que apenas se rozan con el poder,
deciden salvarse para siempre, olvidando descaradamente sus promesas de
campaña, donde poco menos que habían prometido dejar su vida por el bienestar
del ciudadano.
2.- La falta de institucionalidad de los gobiernos, con organismos sobornables,
entramados de corrupción, redes delictivas, desprecio por las normas, todo en la
cara de la gente.
3.- El clientelismo, el nepotismo, el populismo y todos estos “ismos” tan
indeseables que ponen la bala en el corazón de la inclusión, de la igualdad de
oportunidades.
4.- Algunas expresiones de desidia de la ciudadanía en el pasado, que como dije, se
muestra como el fenómeno que más rápidamente se está revirtiendo.
9. El primero de los problemas se soluciona pariendo una nueva generación de dirigentes
con valores que los de hoy no poseen. Como eso llevará mucho tiempo, entramos en el
segundo de los problemas.
Hay que proveer a la ciudadanía de una institucionalidad fuerte, de poderes
independientes y no influenciables unos sobre otros, de organismos de control
aceitados e incorruptibles, de apego por la ley y su cumplimiento efectivo.
Básicamente, proveerles de un sistema político y económico que haga entender a los
gobernantes, a los administradores de la cosa pública, que la idea de que “el Estado me
pertenece porque así lo decidió la ciudadanía” no es una verdad en lo absoluto.
Para ello necesitamos cambiar algunas normas vetustas, adaptándolas a la hora, pero
yo pongo el énfasis en organismos de control independientes, con plena funcionalidad,
que le cuenten a la gente que es lo que está sucediendo “allá adentro”, que aporten a
la transparencia necesaria de los actos de gobierno.
10. Y por último, la gente, que paradógicamente es lo primero.
Hay que avanzar en la idea de desarrollo con inclusión que plantea Sen.
Para ello necesitamos:
1.- Institucionalidad fuerte. Ya hablé de ésto por lo que no abundaré.
2.- Políticas públicas que trasciendan las gestiones de gobierno. Concretas, posibles, que
piensen en las necesidades del ciudadano como centro del problema a resolver.
Consensuadas, legítimas, modernas.
3.- Evaluación de políticas, programas y proyectos públicos. Incorporar el concepto como
algo inherente a la política misma, que signifique a la par de ir corrigiendo las desviaciones,
una fuente de aprendizaje permanente para cada vez diseñar mejores políticas, programas
y proyectos. Mejores en términos de satisfacción de las necesidades sociales. Sin egoísmos.
Sin sectarismo alguno.