2. Las nuevas generaciones digitales están compuestas de jóvenes
que nacen en el mundo de Internet, en el mundo de las nuevas
tecnologías. Crecen inmersos en la sociedad de la
información en la cual ya no sólo utilizan los medios
para recibir sus informaciones, como hacen las
generaciones analógicas, sino que realizan un
intercambio con éstos, se ven involucrados, por así
decirlo, en el mundo que antes pertenecía
únicamente a los periodistas.
Por lo tanto, para las generaciones digitales la
sociedad de la información adquiere un nuevo
nombre, la sociedad del conocimiento, pues el
objetivo ya no es, como en épocas anteriores, acumular mensajes, sino
descartar o discriminarlos, como decía Dinouart.
Las generaciones analógicas únicamente utilizaban los medios,
como se ha explicado antes, como fuente de información de las
noticias más relevantes, sin embargo, actualmente ese acceso universal
a las tecnologías de la comunicación en cualquier lugar ha llevado a
uno de los aspectos negativos de esta evolución: el acoso de la
intimidad que estaban sufriendo hasta ahora famosos y que poco a
poco se va extendiendo al resto de la población mediante las redes
sociales. El progresivo aumento de los programas televisivos acerca de
la vida de personajes populares que ponen en conocimiento de todos
los ciudadanos los aspectos más íntimos de sus relaciones o muestran
fotografías robadas de éstos ha hecho que la curiosidad por la vida de
los demás crezca y se quiera conocer cada detalle de la intimidad de
un amigo o pareja por si nos oculta algo, es decir, ha incrementado la
desconfianza hacia las personas. Redes como Tuenti, Facebook o hi5
son utilizadas
por los usuarios
para conocer a
cada uno de los
nuevos amigos
de sus parejas y
qué relación
mantiene con ellos, adónde van éstas en su tiempo libre, etc. Es decir,
cada uno de nosotros hemos cambiado la confianza depositada en la
palabra de una persona por la confianza en una web.
3. Esto nos lleva a otra de las características de esta nueva cultura:
la imagen. “Una imagen vale más que mil palabras”, se suele decir y
ahora más que nunca es una realidad. Una noticia que sólo consta de
texto no produce el mismo impacto en los lectores o espectadores que
si está acompañado de una fotografía que testifica de manera más real
lo ocurrido, es decir, el texto ilustra a la fotografía y no al revés, como
ocurría hasta ahora. Ya no es necesario creer lo que dice el periodista,
confiar en el testimonio de un desconocido, sino que podemos observar
con nuestros propios ojos lo ocurrido, no sólo mediante imágenes fijas,
sino videos que aparecen en los telediarios o que los periódicos digitales
cuelgan en la red. De nuevo, nos vemos motivados a participar en la
información que se nos proporciona, estos videos colgados en Internet
no sólo nos permiten lograr una información más completa que
podamos contrastar y elaborar de manera más adecuada, sino que en
la mayoría de los casos van acompañados de foros de opinión en los
que miles de usuarios comentan sus diversas ideas, y lo mismo ocurre
con las noticas de los diarios de la web.
Sin embargo, este acceso tan amplio a tan diversos contenidos
puede llevar a provocar una
sobreinformación. Disponemos de
diversos medios, periódicos, televisión,
radio y las miles de webs de la red, y
cada uno de éstos expresa la noticia
desde su punto de vista. El contrastar
las informaciones es uno de los
aspectos más importantes en el
mundo del periodismo, pero tal vez
cuando éstas se repiten durante
varios días seguidos, reiterando los
mismos datos y, como ocurre en los
casos de crímenes, desapariciones o accidentes, llegando a buscar el
morbo de la noticia, mostrándonos los datos más escabrosos de lo
ocurrido, esta cantidad tan favorable de información se convierte en
exceso y nos perjudica más que nos beneficia, tanto a nosotros como a
los familiares o involucrados en los sucesos antes citados. No es
necesario mostrar imágenes de los fallecidos en un accidente y
repetirlas diariamente durante un mes cada vez que se habla del
motivo por el cual ocurrió el suceso; ni crear un programa de televisión
que recree los crímenes más macabros del país con todo lujo de
detalle, mezclando realidad y ficción, que incluso puede llegar a
4. confundir a los espectadores. ¿Genera esto algún beneficio a los
espectadores?¿Les va a ayudar a comprender mejor lo ocurrido?
Sinceramente, creo que para lo único que sirve esta sociedad del
espectáculo en la que nos hemos convertido es para insensibilizar a los
individuos, para que ya no se sorprendan ante las noticias de muertes
violentas perpetradas por personas que podrían ser sus vecinos o ante
los accidentes mortales de coche que ocurren cada día, llevando esto
a que las campañas de prevención tengan que ser cada vez más
directas e insensibles.
Otro tema a tratar sería el uso que se hace estos días de la
cultura. Las generaciones analógicas asistían al cine para ver una
película, a un concierto para escuchar a su grupo favorito y compraban
discos, al igual que libros. Salían para ir de compras y acudían a la
biblioteca cuando tenían que buscar bibliografía para un trabajo
universitario. En este sentido, el avance que se ha producido puede
considerarse tanto positivo
como negativo. Hoy en día
no es necesario comprarse
música o libros pues pueden
ser descargados por Internet,
los conciertos en directo se
exponen en las webs de los
artistas o son retransmitidos
por la televisión; accediendo
a las páginas de las marcas
de ropa más conocidas
podemos realizar pedidos que nos llegan a casa e introduciendo en
buscadores como Google o Yahoo el tema que queremos estudiar nos
aparecen millones de resultados de webs que nos informan. Internet, al
igual que otras tecnologías, nos facilita el acceso a la cultura y al
mundo que nos rodea con sólo un clic. Hasta hace poco para ver las
obras de pintores famosos era necesario acudir a un museo extranjero,
mientras que ahora la red nos las muestra todas; no hay por qué pagar
por ver una película en una sala de cine, pues podemos ver los últimos
estrenos desde la pantalla de nuestro ordenador y de manera gratuita.
Es cierto que nos acerca la cultura y la pone a disposición de todos,
pero ¿mantenemos la misma relación con los originales y en directo,
que en nuestros hogares con copias no siempre perfectamente
reproducidas? No se aprecia con el mismo detalle un cuadro de Van
Gogh desde una pantalla de ordenador que en un museo, aunque
5. ¿para alguien no
experimentado qué es mejor? A
una persona que no tenga un
interés especial en este pintor
no le atraerá la idea de pasar
horas contemplando sus
cuadros como si entendiera lo
que quería expresar en cada
uno y por tanto no mostrará
atención cuando esté delante de todos ellos, sin embargo, si estando
tranquilamente en su casa decide ver una de sus pinturas a través de
Internet puede que llegue a apreciar algo más que en el otro caso,
pues no tiene que mantener la apariencia de que está interesado o de
que entiende de arte como hacen la mayoría de las personas en los
museos ni tiene la obligación de ir sólo por presumir posteriormente de su
nivel de cultura, simplemente lo hace por entretenimiento, igual que
puede consultar una noticia o leer un libro. Es una relación más natural
con el arte. En este sentido los progresos de la cultura digital nos
favorecen, pero también hace que perdamos muchas experiencias: el ir
a un concierto y ver en directo al grupo que admiramos, el salir con
nuestros amigos a dar una vuelta de compras o ir al cine, que aunque
pueda que sea una excusa pues el plan en sí no nos atrae demasiados,
nos ayuda a relacionarnos.
Las diferencias entre una generación digital y otra analógica son
muy diversas, esta cultura tecnológica ha dado lugar a una nueva visión
de los medios de comunicación y la transmisión de información y es ahí
donde tiene lugar el cambio radical: de la pasividad se pasa a la
interacción, de la información limitada a múltiples fuentes de datos, del
acceso limitado a la cultura y al mundo que nos rodea a la posibilidad
de llegar a cualquier lugar a través de una pantalla de ordenador, etc.
Con sus rasgos positivos y negativos es un avance y aunque las
generaciones que han nacido ya en el seno de esta cultura la asuman
desde el principio sin cuestionarse los problemas que pueda generar,
para los que hayan conocido otras formas de comunicación tendrán
que experimentar un proceso de adaptación y abandonar los prejuicios
hacia las nuevas tecnologías, porque al fin y al cabo, en muchos
sentidos facilitan la vida diaria de cada uno de nosotros.