Don Bosco entretenía a los jóvenes con juegos y, a pesar de la oposición de su hermano, estudió y se hizo sacerdote. Abrió un oratorio para ayudar a los jóvenes necesitados, donde aprendían oficios y recibían donaciones. Promovió la devoción a María Auxiliadora y se preocupó por los jóvenes de todo el mundo.