Informativo misión niños - 26 de abril - Un misionero con un don especial
1. Kabita y Gita son dos hermanas que
viven en un pueblo cerca de Katman-
dú, la capital de Nepal [Busque Nepal en el
mapa]. Nepal es un país pequeño, pero tiene
las montañas más grandes del mundo.
A la mayoría de las niñas de Nepal les gus
ta jugar cuando no están ayudando a sus pa-
pás; sin embargo, a la hora de plantar o cose-
^ char arroz, la familia completa trabaja en los
sembradíos hasta que el arroz es secado y al-
ei macenado en sus hogares. El arroz es el ali-
mentó más importante en Nepal, y muchas
Z
2 familias siembran su propio arroz.
g
Los nuevos vecinos
g Cuando Kabita y Gita eran pequeñas, un mi-
w sionero adventista llegó a vivir a su pueblecito.
< Janie, la hija del misionero, invitó a las niñas a
■o su casa a jugar con ella. A veces el misionero
(Z)
S les contaba historias bíblicas o les enseñaba
canciones de Jesús.
A Kabita y a Gita les gustaba mucho, por
que en la religión de sus padres no cantaban.
A los papás de Kabita y Gita no les importaba
que las niñas se la pasaran con la familia del
misionero, porque sabían que les enseñaba
cosas buenas.
Un día, Kabita y Gita encontraron a la fa
milia del misionero guardando sus pertenen
cias en cajas.
—¿A dónde van? —preguntaron las niñas.
Janie les explicó que —tenían que irse a Nepal
por los peligrosos conflictos de los alrededores.
Las chicas abrazaron a Janie y le prometieron
que jamás la olvidarían, así como tampoco las
historias y las canciones que el misionero les
había enseñado. Cuando los vecinos se fue
ron, ellas se pusieron muy tristes, pero cada
vez que cantaban las canciones que les habían
enseñado se sentían mejor. Las canciones las
ayudaban a mantener viva la imagen de Jesús
en sus corazones.
NEPAL I 26 de Abril
Kabita y Gita
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ii
2. Oremos
Un día la policía arrestó al papá de Kabita
y Gita, y se lo llevaron preso. Kabita vio la
gran preocupación de su mamá, y recordó que
Jesús escucha nuestras oraciones y nos ayuda,
si se lo pedimos. Así que, le recomendó a su
mamá que orara para que Jesús la ayudara. La
mamá y las niñas oraron y le pidieron a Jesús
que ayudara a su papá a salir de la cárcel. El
papá fue finalmente liberado.
¡La familia estaba muy feliz, porque Dios
había contestado su oración!
La nueva escuela
Antes de que los misioneros se fueran, le
hablaron a Kabita del internado adventista de
Katmandu, la capital de Nepal. El misionero le
prometió conse-iguirle alguien que la ayudara
a costear sus estudios, y así lo hizo, así que la
muchacha se trasladó a la capital para estudiar
en una escuela adventista.
A Kabita le encantó estudiar en la escuela
adventista, y cuando Gita tuvo edad suficiente
se unió a su hermana. Ahora las dos estudian
allí y están aprendiendo cada día más de Je
sús. “Nos encanta estudiar aquí —dice Kabita
—. Es una escuela herniosa, y hemos aprendi
do mucho”.
“Cuando vamos a casa en vacaciones —dice
Cá p s u la i n f o r m a t i v a
La Iglesia Adventista ha trabajado en la
División Sudasiática por más de cien
años. Gran parte del crecimiento y forta
lecimiento de la obra en India llegó como
resultado de las escuelas adventistas.
Nuestra ofrenda del Decimotercer Sába
do ayudará a construir dormitorios en
dos escuelas con internado en India y
templos para siete congregaciones.
Gita—, les hablamos a nuestros amigos de
Jesús. Les enseñamos a cantar, y oramos por
los enfermos. A veces se curan. Les aconse
jamos que oren a Jesús, porque él es el Dios
vivo”.
Como el pueblo de Kabita y Gita aún no
tiene iglesia adventista, las chicas invitan a las
personas que quieren saber más de Jesús a
visitar su iglesia en la escuela, en la capital. A
veces la gente tiene que ir a hacer diligencias
a la ciudad y puede aprovechar para ir a la
iglesia. Algunos toman el autobús solamente
para poder ir a adorar a Jesús. ¡Esto alegra
mucho a las chicas!
“A mí me gusta hablar de Jesús —añade
Kabita—, Yo les cuento a mis hermanos, her
manas y amigos las historias que aprendo en
la escuela. Gita y yo también les enseñamos
las canciones que hemos aprendido. Oramos
antes de comer y antes de dormir, para dar
gracias a Dios por lo que nos ha dado”.
Un mensaje para el misionero
Las niñas no han vuelto a saber nada del
misionero ni de su familia desde que se fueron
de Nepal, pero Kabita tiene un mensaje para
ellos: “Gracias por habernos hablado de Jesús,
y por habernos enseñado a orar. Vamos muy
bien en la escuela y estamos muy contentas”.
Kabita tiene una petición para nosotros: “Por
favor, oren por nuestra familia, especialmente
por nuestro padre y nuestra hermano, para
que entreguen sus corazones a Jesús”.
Orar por los demás es una de las maneras
que tenemos para compartir el amor de Dios.
Otra es traer nuestras ofrendas misioneras.
Oremos por ellos en este momento, y demos
una buena ofrenda con la que podamos ayu
dar a los habitantes de la División Sudasiática
a saber que Dios los ama. 5*
[Concluya con una oración.]