2. INTRODUCCION
Diciembre es el mes más esperado y especial por sus tradicionales festejos. En
nuestra Diócesis de Chilpancingo Chilapa lo es todavía más por todos los
ingredientes que se han venido conjugando para que, como es costumbre cada año,
en cada familia y en cada pueblo crear los festejos guadalupanos más entusiastas en
los que se involucran miles de creyentes. Mientras que llega el día esperado para
todos los mexicanos, las carreras guadalupanas se preparan en su diferentes
parroquias, dependiendo de las distancia que recorran salen cada una de sus
parroquias respectivas para visitar A Nuestra Madre la Virgen de Guadalupe o como
muchos mexicanos la llamamos LA MORENITA DEL TEPEYAC en la Basílica de
Guadalupe en la ciudad de México y en ésta participan miles de feligreses de toda la
República Mexicana.
Esta hermosa tradición es albergada fuertemente en el corazón y en la mente de los
católicos de nuestra Iglesia. Con una profunda raíz histórica se vive con inmensa
alegría y latente expectativa en nuestras comunidades parroquiales,causando una
gran expectativa y emoción que de cada grupo con su recorrido causa con la llegada
de la Antorcha Guadalupana a su lugar de origen de las diferentes diócesis. Por tal
motivo es de gran importancia de cada representante el motivar a jóvenes y adultos
de ambos sexos de manera física y espiritualmente para ser portadores de esta
valiosa insignia, que representa la luz de la fe grandiosa de todo un pueblo y que ha
de perdurar llameante siempre en nuestros corazones.
La antorcha es encendida en la Basílica de Guadalupe en las primeras horas del día
en que han de iniciar son su recorrido a su lugar de origen escuchando la Santa
Eucaristía presidida por un Sacerdote en la mencionada basílica y al terminar nos dan
el fuego bendito de la Madre de Dios para conservarlo durante su carrera por relevos
hasta su lugar de origen y posteriormente en procesión por las calles de dar a toda
persona que lo requiera el fuego traído de Mamita María y entonando hermosos
cantos y porras por la gran felicidad que se lleva el portar esta llama que enciende a
nuestros corazones y ser testimonio de nuestra religiosidad
La experiencia del Tepeyac va actualizándose en cada momento de la historia y en
cada mexicano. Manifestación divina que dignifica por mucho a la mujer y que
convierte al macehual en hijo y a todos nos hermana. Esta fraternidad propició un
crecimiento en hermandad que hoy por hoy debemos hacer valer, de manera que
este germen sembrado en cada corazón por Santa María de Guadalupe, se ha venido
desarrollando poco a poco, haciéndose presente en cada uno de los acontecimientos
más significativos y dramáticos de nuestra historia. Ella pues, y todo su grandioso
significado de fe, representa el magno acontecimiento de nuestra identidad nacional.
3. El 12 de diciembre, desde temprano,ya una tradición muy mexicana, muy nuestra que
hay que valorar, que hay que vivir con intensidad, para seguir aprendiendo el mensaje
que la virgencita nos da, su Hijo amado, nuestro hermano, pues Él es la Buena Nueva
que alegre nos comunica. Por eso es nuestra Reina, nuestra gran Emperatriz,
nuestra dulce y abnegada Madre, que siempre está atenta a nuestra necesidad. Por
eso le cantamos, le veneramos con prontitud, por eso le mostramos la antorcha
encendida de nuestra fe sincera, que ilumina la esperanza cierta de saber que ella
nunca nos fallará.