1. Taller para Mujeres Emprendedoras
Desarrollo Profesional
¿Cuál de estas 10 preguntas crees que deberías hacerte más a menudo o
te parece más clarificadora?
PREGUNTA 1. ¿Me he planteado OBJETIVOS concretos ajustados a mis posibilidades para
los próximos meses?
Historia del boxeador: Un boxeador peso pesado se abría camino entre la multitud de
espectadores después de haber perdido un combate. Un hombre bajito se le acercó y gritó: ¡eres
un farsante! Si yo fuera tan grande como tú, sería el campeón de todos los pesos pesados.
El boxeador se volvió hacia el hombre bajito y le preguntó: ¿Entonces como es que no eres el
campeón de los pesos pluma?
PREGUNTA 2. ¿Sé cuáles son mis verdaderos intereses y estoy preparado para vivir con
SIMPLICIDAD, o me estoy complicando la vida con creencias, planes y objetivos
innecesarios y artificiosos?
El Rey Pirro y el filósofo: Un filósofo cínico vivió largo tiempo en la Corte del rey Pirro.
Pirro, que era un conquistador, una especie de Alejandro de los persas, estaba constantemente
haciendo planes de invasión y de conquista.
Un día llegó donde el filósofo, quién se encontraba tumbado a la sombra de un árbol en el jardín
del palacio, y le dijo:
-“He hecho un plan y mañana mismo salgo con mi ejército. Vamos a cruzar el estrecho y a
conquistar toda Grecia, todo el Peloponeso”.
A lo cual respondió el filósofo
-“Muy bien. ¿y después qué?”.
-“Después continuaremos adelante, hacia Italia”, respondió Pirro.
-” ¿Y después?”, interrogó nuevamente su interlocutor.
-“Pues seguiremos y procuraremos llegar hasta el final del mundo”.
-“Bueno, muy bien, ¿y después?”.
- “Bueno, ya después habré conquistado todo el mundo”.
“¿Y entonces qué?”, volvió a preguntar el filósofo.
Y dijo Pirro:
-“Entonces podré descansar”.
Ante lo cual el filósofo concluyó:
-“Bueno, si de lo que se trata es de descansar, por qué no te sientas aquí conmigo bajo este árbol
y empezamos directamente, sin tanto trajín”.
PREGUNTA 3. ¿Me he propuesto desarrollar unos HÁBITOS cotidianos productivos y
satisfactorios en mi vida personal y profesional, o voy a dejar que el día a día me lleve?
Cuento de la afiladora de lápices: Una mujer decidió un día que su deseo más ferviente era
convertirse en escritora. Salió temprano de su casa y compró 5000 lápices y un brillante
sacapuntas. Desde ese momento la familia debería hablar susurrando y andar de puntillas por la
casa para no molestar a su novelista preferida. Esa misma tarde se sentó en su escritorio, cogió
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del cesto uno de los lápices, lo afiló esmeradamente con el lustroso sacapuntas y se dispuso ufana
a escribir su libro.
Pasaron las horas y mientras esperaba la inspiración afiló con dedicación muchos otros lápices con
el reluciente sacapuntas. Al final del día no había redactado una sola palabra. Todas las mañanas
afilaba sus lápices y se preparaba para cumplir su sueño de escribir un libro.
Un día se dio cuenta de que jamás lograría empezarlo y terminó de afilar con deleite y perfección el
resto de los lápices que le quedaban con el radiante sacapuntas. Y así, sin quererlo, se convirtió en
la campeona del mundo afilando lápices, en la más experta afiladora de la Tierra.
PREGUNTA 4. ¿Conozco bien las REGLAS de búsqueda de trabajo y desarrollo de la carrera
profesional que funcionan en el mercado de trabajo que me interesa?
Historia del pastor y el científico: Un científico se trasladaba de viaje en un tren de Madrid a
Asturias. En el compartimento se encontraba una segunda persona, pastor de ovejas que iba a
visitar a su abuela enferma. El científico aburrido le comenta al pastor: Buen hombre, este viaje se
me está haciendo un poco aburrido. ¿Querría usted participar en un juego de apuestas? Usted dirá
- le dice el pastor.
Yo le hago una pregunta, y si usted no la responde me de mil pesetas. Luego usted hace lo propio,
y si yo no la respondo le doy las correspondientes mil pesetas. ¿Le parece? El pastor le contesta:
Mire, soy una persona de pueblo y no muy culta y usted se le ve que es una persona inteligente y
de ciudad. Estaría en desventaja. El científico le dice: Está bien haremos otra cosa. Yo le hago una
pregunta, y si usted no la responde me da mil pesetas. Luego usted hace lo propio, y si yo no la
respondo le doy 20.000 pesetas. ¿Le parece? Eso está mejor- dice el pastor.
Comienza el científico: ¿Cuál es la combinación química del acero compuesto? El pastor
rápidamente mete la mano en su bolsillo y le entrega las mil pesetas. Turno del pastor: ¿Cuál es el
animal que camina con tres patas, pero que corre con dos? Tras unos minutos de larga espera y
pensar el científico, se saca las 20.000 pesetas y se las da al pastor. El científico pregunta: ¿Y cuál
es dichoso animalito? El pastor introduce su mano en el bolsillo y le da las mil pesetas.
PREGUNTA 5. ¿Actuaré con determinación y DECISIÓN para obtener nuevas experiencias y
oportunidades, o me mantendré en terreno conocido para no cometer errores y evitar
asumir riesgos?
Historia del ratón indeciso: Un ratón entró de noche en una tienda. Olía todas las cosas buenas
que había allí dentro: la mantequilla, el queso, el tocino, el chocolate, el pan…Así que se levantó
sobre las patas traseras estirando el hocico y soltando un silbido de alegría. Pero, ¿con qué
debería empezar primero? Le iba a hincar el diente a un paquete de mantequilla cuando desde
algún lado le llegó el aroma riquísimo a tocino y desde otro lado el olor irresistible del queso.
A punto de empezar a devorar el queso le invadieron las fragancias del chorizo, y luego las de las
zanahorias frescas. Iba a echarle el diente a las naranjas zanahorias cuando desde algún lado le
llegó el aroma de las nueces, y desde otro lado volvió a oler tan rico a mantequilla. El pobre ratón
corría de un lado a otro, sabía y no sabía lo que tenía que comer primero. Y de repente se hizo de
día. La gente entró en la tienda y echaron de allí al ratón. Y éste les contó después a los otros
ratones: “Nunca jamás volveré a esa tienda. ¡Cuando quieres empezar a comer te echan fuera!”
PREGUNTA 6. ¿Soy capaz de PRIORIZAR los proyectos y las acciones importantes y
dedicarles suficiente tiempo y energía?
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Metáfora de las piedras: Un experto en gestión de empresas quiso sorprender a los participantes
de su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre
la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: - ¿Cuantas piedras
piensan que caben en el frasco? Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a
meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó:- ¿Está lleno? Todo el mundo lo miró y
asintió.
Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y
lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes. El experto
sonrió con ironía y repitió:- ¿Está lleno? Esta vez los oyentes dudaron:- Tal vez no.- ¡Bien! Y puso
en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los
pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.- ¿Está bien lleno? preguntó de nuevo.-
¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a
verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.
-Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó. Un alumno respondió:
- Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más
cosas.
-¡No!, concluyó el experto: Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras
grandes primero, nunca podrás colocarlas después.
PREGUNTA 7. ¿Dispongo de la INFORMACIÓN suficiente para tomar decisiones y para
planificar adecuadamente en cada momento?
Metáfora del vecino pícaro: Un hombre entra en la ducha justo cuando su mujer está acabando.
De repente suena el timbre de la puerta. Su mujer rápidamente se tapa sólo con una toalla y baja
las escaleras. Cuando abre la puerta se encuentra a Pedro, el vecino de al lado. Antes de que ella
diga nada, Pedro le dice “Te doy 800€ si te quitas la toalla”. Tras pensarlo un momento, la mujer
suelta la toalla y permanece desnuda delante del vecino. Segundos más tarde, Pedro le da el
dinero y se marcha.
La mujer se cubre de nuevo con la toalla y vuelve escaleras arriba, contenta a más no poder.
Cuando llega a la ducha, su marido pregunta: “¿Quién era?” “Era Pedro, el vecino”, responde ella.
“¡Genial!” dice el marido, “¿Dijo algo acerca de los 800 € que me debe?”.
PREGUNTA 8. ¿Mi MOTIVACIÓN es suficiente para acometer los objetivos que me he
propuesto?
Historia del pianista y la anfitriona: Un pianista famoso daba un recital en una fiesta. La
anfitriona le dijo: Haría lo que fuera por tocar como usted. El pianista la miro pensativo y replicó:
no, no haría lo que fuera. La anfitriona avergonzada frente a sus invitados dijo: sí, haría cualquier
cosa.
El pianista negó con la cabeza: le fascinaría tocar como yo en este momento pero no estaría
dispuesta a practicar ocho horas diarias al día durante los próximos 20 años para alcanzar este
dominio.
PREGUNTA 9. ¿Estoy concentrado en mis metas y en aplicar y desarrollar mis habilidades,
o mi AUTOESTIMA depende en exceso de la influencia de las personas que me rodean?
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Cuento del verdadero valor del anillo: Vengo, maestro porque me siento tan poca cosa que no
tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no haga nada bien, que soy torpe y bastante
tonto. ¿Cómo puedo mejorar, qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro, sin mirarlo, le
dijo: cuánto lo siento muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio
problema. Quizás después. Y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría
resolver este tema con más rapidez y después ayudarte. Encantado, titubeó el joven, sintiendo que
de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
Bien, continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda
y, dándoselo al muchacho, añadió: toma el caballo y cabalga hasta el mercado. Debo vender este
anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no
aceptes menos de una moneda de oro. Más tarde, ya en el mercado, cuando el muchacho
mencionaba la moneda de oro algunos reían, otros giraban la cara y tan solo un anciano fue lo
bastante amable para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado
valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar alguien le ofreció una
moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos
de una moneda de oro. Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en
el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.
Maestro- dijo- lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir
dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero
valor del anillo. Eso que has dicho es muy importante, joven amigo, contestó sonriente el maestro.
Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar en tu caballo y ve a ver al
joyero. En la tienda del joyero éste le dijo: dile al maestro, muchacho que si lo quiere vender ya
mismo, no puedo darle más de 58 monedas de oro por su anillo.
A la vuelta, el maestro le dijo: Tú eres como el anillo, una joya valiosa y única. ¿Por qué vas por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
PREGUNTA 10. ¿Podría estar haciéndolo mejor, tal vez debería hacer AUTOEVALUACIÓN de
forma más frecuente?
El Leñador tenaz: Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El
sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un
buen papel. El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del
bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.-
Te felicito -le dijo el capataz-. Sigue así.
Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día
siguiente. Así que esa noche se acostó bien temprano. A la mañana siguiente, se levantó antes
que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince
árboles. -Debo estar cansado -pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no
llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde
tratando de talar su segundo árbol. Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo
que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del
desfallecimiento. El capataz le preguntó:
-¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?
-Afilar, no he tenido tiempo para afilar. He estado demasiado ocupado talando árboles.
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