1. Rapidamente Ghadim emprendio la cuesta hacia el fuerte central. A su paso los
soldados hacían una reverencia hacia el. Muy impresionante es la historia de Gadhim
puesto que no muchos han enfrentado cara a cara a un ogro. Si, fue hace ya 20 años,
cuando la ciudad fue sitiada por los Ogros de Bildromh, famosos por su gran tamaño y
su amistad con Zepol Soberano de las Tinieblas y Dueño del Lago Muerto. La alianza
para acabar con la ciudad y con Barander era fuerte. La fuerza de los Ogros se unia al
terrible poder de Zepol, poder que solo podían igualar Throdar, de la Orden de los 7
Brujos y Anemir, Patriarca de la tierra Antigua, cuya función en esta historia se
detallara en su debido momento.
La guerra fue terrible, mujeres y niños murieron, el poder de Zepol era sin duda
estremecedor, más no insuperable. Cuando los Ogros llegaron a la puerta del castillo de
Rey, eran 3. Gadimh los enfrento solo, por el Rey, por su honor. Y los derroto junto a su
espada y su valor de guerrero de Gijah. Zepol debió retirarse, puesto que no podía con el
poder de Anemia. Juro que volvería algún día y que su poder no podria ser igualado
jamas. A partir de aquel momento, Gadimh fue nombrado Guardia Imperial del Rey, y
solo el y Humarin podia presentarse ante el Rey, sin previo aviso.
Mientras tanto Barander se retiro al cuarto de reflexión en donde se encontraba Nodar,
consejero personal del Rey. Se comentaba que Nodar era más que un consejero, una
especie de hechicero, un conjurador de poca monta, sabio y traicionero.
El Rey no tenia esposa pues esta había fallecido hacia ya dos años, y a pesar de su
tristeza lo contentaba su único hijo de 4 años. Su esposa era joven al morir, de tan solo
35 años. Había enfermado en el invierno y con cada día se agravaba más su precaria
salud. Todo se intento, incluso conjuros hechos por Nodar pero nada resulto. El Rey
tenia ya 88 años y su pequeño hijo, heredero al trono, se llamaba Atheren. Era el su
escape de angustias y guerras, cuando solo quería escuchar un dulce voz que lo llamara
para jugar.
- Oh Atheren, algún día seras Rey aunque solo espero que tengas más paz que yo
hijo mio –exclamo Barander.
Nodar se acerco al Rey y dijo:
- Mi Señor ¿algo le preocupa?
- Nodar, quiero pedirte que protejas a Atheren si algo me pasara.
- ¿Qué podría pasarle a mi Señor?
- Una guerra se aproxima, una guerra entre personas del mismo pueblo y raza.
Humarin esta por traicionarme y solo cuesta esperar el momento.
- Señor si esto ha de pasar debe huir cuanto antes, no debe poner en riesgo su vida
ni la de su hijo –dijo Nodar.
- Mi suerte ya esta echada, pero la de Atheren no. Por favor déjame con el a solas
por un rato y luego llévatelo de aquí. Dile a la servidumbre que empiece a empacar
ahora. Recuerda esto debes llevarlo a la Fortaleza de Athon y quedarte allí por un
tiempo. Luego ve en busca de mis tierras en Evelnoth. No debes volver aquí por
ninguna razón. Si encontrara la muerte en esta batalla, Atheren será el nuevo Rey.
Nodar se retiro y dejo al Rey a solas con su hijo, pero al cabo de una hora volvio.
- Todo esta preparado mi Señor.
Barander miro a su hijo su amado heredero y lo beso. Sus miradas se cruzaron y por un
instante el tiempo se detuvo. Atheren creyo ver en los ojos de su padre su fatal destino,
y sus ojos se llenaron de lagrimas.
- Vete, vete ahora –dijo Barander.
Nodar partió de inmediato con su caballo Indigo, hacia la Fortaleza de Athon. Barander
miro que se alejaba su hijo y a pesar de su fortaleza se le cayo una lágrima:
2. - No nos veremos ya hijo mio, el destino asi lo quizo y por ti, y por mi reino
peleare una vez mas si asi lo quiere mi dios.
Mientras tanto en otro punto de Gijah, Humarin llegaba a su casa. Todo el viaje habia
pensado en si Barander se habria dado cuenta de su propósito y si lo entendería, pero no
llego a ninguna conclusión. Sabía que si se daba cuenta, prepararia a su ejército
inmediatamente. Humarin contaba con un ejército de 1000 hombres, fuertes, diestros
con la espada y con el arco, aunque nada de esto cambiaba el hecho de que eran 1000.
Nada comparado con los 15000 hombres de los cuales disponía Barander. Sabia que no
podría pasarlos y por eso busco ayuda. Se dirigió primero a las Montañas de Picos
Blancos, hogar desde hacia ya varios años de Anemir, el Patriarca de las tierras
Antiguas de Gijah y consejero de grandes reyes. Humarin fue recibido muy bien por el
Sabio Maestro que le pregunto a que se debía su visita (algo que el Patriarca ya se
imaginaba). Humarin le conto todo en detalle, paso por paso lo ocurrido desde que el
pueblo comenzo a morirse de hambre hasta su encuentro con Barander, a lo cual
Anemir prestaba suma atención. Una vez que hubo terminado, Anemir lo miro y le dijo:
- Humarin ¿has venido hasta aquí para pedirme que enfrente a Barander? ¿O solo
buscas un aliado para tu causa?
- Señor, he venido en busca de ayuda para el pueblo que muere de hambre día a
día. Yo solo no puedo enfrentarlo. No con 1000 hombres.
- Escucha Humarin has sido un gran guerrero durante mucho tiempo. Eres sabio y
también intuitivo. Sabias que diria que no. Mis hombres no pelearan contra el Rey de
Gijah. Sabiendo eso, ¿Por qué has venido hasta acá a preguntarlo? ¿no será que esta
situación de negativa te entrega el pretexto perfecto para hacer un trato con quien si te
va a ayudar?