Este documento narra la historia de un hombre español que se muda a Alemania, aparentemente influenciado por películas españolas de los años 60 y 70 que mostraban a españoles en el extranjero. Describe su llegada a Berlín, donde conoce a su compañero de cuarto alemán y ve su nueva habitación llena de plantas. También menciona el barrio donde se encuentra su casa y comparte fotos de arte que vio.
1. Vente a Alemania Pepe
¿Nunca os habéis preguntado qué influencia tuvo la televisión de nuestra niñez en nosotros?
En mi caso, es cuando menos curiosa.
No fue hasta el preciso momento en que el avión finalmente aterrizo en suelo berlinés,
cuando me di cuenta de daño había hecho la cultura televisiva de mi infancia a mi vida actual.
Si nos detenemos a pensar no había muchas razones lógicas que me impulsaran a dejarlo todo
de nuevo en busca de una nueva vida en tierras germanas, no se alemán, no me gusta la
ensalada de patata, hace frio, llueve mucho, no hay jamón y las alemanas son muy altas.
¿Alguna explicación lógica debía haber?
Y fue en ese momento cuando lo descubrí. ¡Era obvio! ¿Cómo no me había dado cuenta antes?
actuaba movido por la influencia del cine español de los 60 y 70, algo dentro de mi
inconsciente me estaba obligando a imitar sistemáticamente los patrones de comportamiento
del típico españolito medio en estas películas. Me explico…
Empezaremos la retrospectiva vital por mi episodio en el mundo de los juegos de azar y los
casinos, momento en el cual sacrifique gran parte de mi vida, mi salud mental y mi tiempo,
solo con el fin de poder entrar dentro de ese fascinante mundo del azar y el ocio que Ozores,
pajares y Esteso nos descubriron en “Los Bingueros”.
Y siguiendo por mi travesía de dos años “A por las suecas”, cuando Jose Luis Lopez Vazquez
me sirvió como ejemplo para aguantar el frio y la carencia del sol, estuve dispuesto a comer
albóndigas con mermelada e incluso a meterme los pantalones por debajo de los calcetines al
ponerse a llover, solo con el fin de emular todos los intentos frustrados de José Luis,
¿conseguiría yo triunfar donde él fracasó? Qué bien elegida la camiseta con su cara que mis
amigos me regalaron al volver a España las primeras Navidades. ¡Gracias chicos!
¿Y ahora qué? No fue hasta ese preciso instante en que el avión poso sus ruedas sobre la pista
de aterrizaje, y la gente del avión se puso a aplaudir como paletos, cuando me di cuenta que
Alfredo Landa en “¡Vente a Alemania Pepe!” seria mi siguiente ejemplo a seguir.
Sinceramente, debo reconocer que todo este descubrimiento me está asustando más que
mucho.
“Los bingueros”, “A por las suecas”, “¡Vente a Alemania pepe!” ¿Qué será lo siguiente? Sor
Citroën????
2. Pie de afoto: De izquierda a derecha, Hipótesis de la evolución vital del individuo a estudiar.
Capitulo 1: Willkommen in Deutschland
Tras enseñarle mi Identifikation a una policía alemana con cara de muchos enemigos. Salí
finalmente de la zona de recogida de equipajes para encontrar un muchacho de unos 20
imberbe, salpicado por el acné y con un cartel que decía mi nombre, fue una pena descubrir
que no llevaba ni esmoquin, ni alfombra roja, ni siquiera una mísera limusina. El metro debía
ser nuestra opción. Constantin, es my buddy, que viene a significar el amigo alemán que la
universidad te asigna, es como cuando eres niño y tu madre te encasqueta al hijo de su amiga
para jugar, te guste o no. Durante los 40 minutos en metro hasta mi futura morada descubrí
que hablaba alemán, inglés, ruso, japonés y estaba aprendiendo checo, que se iba de Erasmus
a Japón, y a pesar de hablar 5 idiomas (y de los jodidos), seguía poniéndose muy nervioso
hablando con alguien que acababa de conocer, un muchacho serio, responsable, de buena
familia y en época casadera si alguna estáis interesada… hacédmelo saber. Al cabo de los días
cogimos más confianza, y debo reconocer que se portó de forma admirable ayudándome con
todos los trámites alemanes, que no son ni pocos ni fáciles.
Al llegar finalmente a la dirección indicada un chico de unos treinta y tantos me abrió
sonriente la puerta, para dejarme vislumbrar un largo pasillo que acababa en una cocina
grande como toda mi casa entera, tras varios minutos de conversación y previa presentación
(como diría Mercedes Milá), de los demás habitantes de la casa, todos alemanes y de treinta y
tantos, me enseño la habitación de Miren. ¿Y quién coño es Miren y porque te enseña su
habitación? Miren es una chica de san Sebastián que me ha alquilado su habitación por los dos
meses que se ha ido de vacaciones. Miren es una apasionada de las plantas, y mi habitación es
grande como un palacio, pero más parecido a la jungla que a cualquier otra cosa, y no es pq yo
tenga toda la ropa tirada por el suelo, que también… sino porque debe haber alrededor de 50
plantas en el interior, y como sigan creciendo de ese modo, un día de estos me veré obligado a
abrirme paso hasta la cama machete en mano. Otro asunto que me atemoriza es tener que
compartir el aire con tanto ser vivo vegetal y morir de falta de oxigeno cualquier noche.
3. La casa se encuentra al norte del barrio de Friedrichshain (Una semana después aun no soy
capaz de decirlo correctamente). Se encuentra en la parte este de la ciudad, lo cual significa
grandes bloques de edificios comunistas, pintadas por las calles, puestos de kebabs o
salchichas bañadas en kétchup y curry en cada esquina y sobre todo mucho rojo suelto.
Voy a acabar este primer capítulo con un poco de arte, y así no poder ser criticado por no decir
más que tonterías. Las fotos son de una galería de arte que encontré el otro día andando por el
norte de Berlín. Me quede realmente fascinado por los gigantescos cuadros que allí se
exponían. El tipo en cuestión se llama Jan Neuffer, por si os pica el gusanillo.
¡Disfrutarlos y hasta pronto!