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Los Cuentos Humorísticos
del
Bicho Antenudo
2 do. Libro
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Ilustraciones a cargo de
Verónica D’ Agostino
www.veronicadagostino.com.ar
Índice:
Ahora sí, este es el Índice de los Cuentos del Bicho Antenudito:
01- La pequeña yegüita de mar.
02- La repisa del honor asesino.
03- Que la traduzca tu hermanita.
04- El suicidio de Teodorito.
05- La niña del monedero gris.
06- Rosi y el accionar inteligente.
07- La sabiduría de nuestro líder.
08- La noche y el sótano inundado.
09- La exactitud ideológica.
10- La destreza bovina.
11- Incentivo al desacato.
12- En la quinta Del Rosario.
13- El testigo fumador.
14- El gaucho y su calzón.
15- Café de menta viperina.
16- Un Rosario de julepes.
17- La inteligencia de los grandes.
18- Las sombras de la valentía.
19- El periodista inculto.
20- Técnica pianística de los gatos.
21- Vida artística de la galleta.
22- Un límite razonable.
23- El abogado del dragón.
24- Distinción importada.
25- La guitarra del zurdaje.
26- El trote de las parcas.
27- Cartesianismo decente.
28- El ángulo del cañito.
29- Criminal por mayoría.
30- Los mapitas de tu hermana.
31- Concurso al voleo.
32- El cadalso rodante.
33- El libro ensartado.
34- De hermanas, madres y locas.
35- Diplomacia pragmática.
36- El diplomático errante.
37- Cotización de los balcones.
38- El golpe del osito.
39- El ojo exterior.
40- Con la excusa de la rata.
41- Un mensaje cultural.
42- Subdivisión de la novela.
43- El manto punzante.
44- Ideología de un potentado sin hermana.
45- Interrogando al suicida.
46- Ahorcame al cetáceo.
47- Burocracia de las parcas.
48- Canción de amor para tu hermana.
49- El dilema de René.
50- El huevo de tortuga partido.
51- El jumento y la escopeta parlante.
52- El traje de hierro.
53- Esgunfiado pesimista.
54- Inspire acá, mozo.
55- Ministro de Encierro y Ceremonial.
56- ¡Qué tiene ese avechucho?
57- Tu hermana en Cadena Nacional.
58- El bromista infiltrado.
59- El equipo de Granduto.
60- Minutos de muerte.
61- Acomodando patitos rayados.
62- La quiniela de los muertos.
63- La selección imperial.
64- Patotero del desierto.
65- Pregunta admirable.
66- Un pueblito amoroso.
67- Rosi y la burbuja temporal.
68- El fin del espectador acatarrado.
69- El poderoso y la chirola.
70- El teléfono muerto.
71- El único gol del partido.
72- El vicedibujante Nudo.
73- El yacaré del millonario.
74- La empresa amorosa.
75- Negociación en el puente.
76- Posición de la ignorancia.
77- El tránsito comercial.
78- El veneno mortal del bicho volador.
79- Un final para la Rosi.
80- El exprimidor del poblacho.
81- La rendición de un líder.
82- Música logarítmica.
83- Un gatito en la ventana.
84- Relato de una obra.
85- La cornetita asoleada.
86- El Rey Tero.
87- Una actitud cívica y traidora.
88- Cómo sufren los vecinos.
89- El hombre celeste.
90- Los diarios los escriben los pobres.
91- La niña exultante.
92- ¡Quién se robó mi amargura?
93- Comezón diafragmática.
94- Una niña de izquierda.
95- Los días buenos de la compañerita asesina.
96- La Rosaurio y el Dinorrosaurio.
97- Rosi y el teclado rabioso.
98- La receta envenenada.
99- Biografía de tu hermana.
100- Jugo de guitarra.
101- Petisismo peronista.
102- El ciudadano marrón topo.
103- La intuición del bandoneón.
104- Cómo evaporar un chanchito.
105- Defendiendo la quinta ajena.
106- El patroncito remolón.
107- Rosi y la cultura superior.
108- El hospital gráfico.
109- Rosi y la ballena pelotera.
110- La pieza del Rascacielo.
111- La construcción imprevista.
112- La yegüita alcohólica.
113- Estatismo descriptivo y oscuro.
01- La pequeña yegüita de mar
“-Mami, ¿qué son los recuerdos?
-Son personas, hijito. Son personas…”
(del libro “Haceme Acordar que te de una Paliza”, de la Niñera Rosí Legarrot)
Yo, podría verter adjetivos a lo pavote sobre este compositor. Pero es más
conveniente que escuchemos su pensamiento y no mi parecer:
-¿Cómo hizo para componer semejante obra? ¿Sabe que inauguró un
lenguaje? Usted, es el estandarte de la vanguardia. Es el barrilete que, los
jóvenes creadores, sacan a pasear los días hábiles de protesta.
-Si, lo soy. Y, gracias a ello, cobro mis buenos mangos, Don Gómez. En cuanto
a cómo compuse el vals “La Malvada Rosi”, le diré:
Cuando tuve la versión corregida, y lista para que se la llevaran los
mercenarios que editan mis obras en los 6 continentes, a mi nietita (una
verdadera hipocampita) se le dio por jugar con ella. Le hizo puntitos, firuletes y
algunos manchones. Mi hijo, el encargado de llevar mis invenciones hasta la
Editorial, se percató del asunto. Pero, como lo eduqué para que no sea un
guchón, omitió batirme el suceso.
Así, fue que llegué a ser uno de los compositores más redituables y a cotizar
en la bolsa junto al oro y a los bonos de países emergentes.
-Si me hubiera avisado, no lo dejaba hablar. Me arruinó la nota, con su
sinceridad. ¡Qué vachaché…! ¿No me dice algo que pueda escribir en mi
columna de arte?
-Está bien, amigo. Me retractaré:
En un veloz rapto de fantasía, embebido en la ginebra del rechazo de una mina
que jugaba de 3 en el Deportivo Chillón, plasmé a conciencia pura la obra que
me hizo famoso como un oso rugoso. Sé que abrí un camino para otros
compositores y los aliento, cual perro estival y fumador, a seguir la huella de
este humilde cervatillo.
¿Le gustó, Don Gómez?
-Es justo lo que pensaba adjudicarle, gracias. ¡Usted es un maestro!
Nota: Donde dice “6 Continentes”, debería decir sólo “5”. Pues en Europa, he
sabido ahora, no alcanzó a editarse el reputado valsecito.
02- La repisa del honor asesino
“Era tan fumadora como devota. Por eso, en vez de velas encendía fasos”
(del libro “El Peso de la Neblina”, de Rosí Lefumater)
Rubén Grupido, era muy soberbio. Y un día antes, de su muerte horrorosa, se
le había dado por acomodar todos los trofeos, diplomas y honores (aparte de
medallas y boletos viejos) que supo conseguir en sus años mozos y alocados.
Cachó el martillo y procedió a instalar una serie de repisas, hasta lograr una
aceptable forma de pirámide expositiva.
-Che, Rubén… los trofeos grandes van abajo, hermano.
-Callate, perdedor. Yo, quiero que se vean bien y los voy a poner bien arriba. El
mundo, sabrá de mis glorias de juventud. Por algo mamá me quería más a mí,
pelandrudo. No me llegás ni a los talones, hermanito. Acordate de mamá.
Así lo hizo, Rubén “El Petiso”. Y sufrió las consecuencias. Bue, una sola
consecuencia… La muerte, nomás.
Cuando estaba acomodando los trofeos más pequeños, los de la repisa más
cercana al basto e indómito suelo, se le cayó uno de 15 Kilos (con tabla y todo)
en el medio del marote.
Quedó inconsciente y con la lengua afuera. Enseguida su hermano, el que
debía más muertes a la justicia y que le tenía una envidia entre sana y
moderada, tomó un pisón y terminó (con dulzura y cierta melancolía) lo que el
trofeo había comenzado.
Lo diré sin ambages, le dejó la cabeza como un posa-pavas de esos que pintan
los niños, en sus primeros años de escuela, para sus abnegadas madres. Y
después, de tomarse algunos mates junto a su difunto hermanito, llamó a la
policía. Al rato, un representante del orden se constituyó en el lugar de los
hechos trágicos y accidentales:
-No me diga nada… ¿se le cayó un trofeo, al masculino occiso?
-Sí, yo le dije que era peligroso. ¡Ay, hermano! ¿Por qué no me hiciste caso?
-No llore, amigo. Él, murió en su ley. El comisario, también le aconsejó no
hacer lo de las repisas.
03- Que la traduzca tu hermanita
“Le gustaba quejarse por la ausencia de su amor, justo frente a él”
(del libro “Te Ayudaré a Extrañarme”. De Rosí Leausentiff)
Para verificar las bondades de una traducción, nada mejor que contratar a un
segundo traductor (sombra del primero) para que la devuelva al idioma original.
Si es que lo tuviera porque quizá, el texto original haya sido víctima de una
nebulosa idiomática. Los relatos fronterizos, dan cuenta de este problema.
Creyendo en eso de que si A=B entonces B=A, se hizo una prueba de
laboratorio en la que 10 traductores, todos abocados al argentino y al francés,
tradujeron el trabajo de su colega inmediatamente anterior. La obra original
elegida, fue “Cuentos de la Ratita Victoriosa” (del argentino Robert Giuseppe
Le Bodevil).
En la 9na. Traducción, se supo que uno de los traditores había sido incluido por
error. Pues el resultado de su trabajo, fue el libro “Cuenti di los Topi
Insanguinatos”.
Peor aun, fue el resultado de la 10ma. Traducción (la vuelta al original). Esa, la
hizo la degeneradita y experta en francés de mi hermana. El fruto de su labor
fue la novela “Historia Ampliada de la Perversión Humana y Extra-terrestre y de
las Ratitas Viciosas”.
Esta novela histórica, trataba con ligereza los asuntos históricos y ahondaba en
los detalles más sórdidos con gran cantidad de notas al pié y dibujitos
explicativos (con flechitas y esas cosas que acostumbran realizar las personas
de dudosa moralidad y civismo). Una novela divertida, después de todo. Y no lo
digo porque la haya escrito mi hermana.
Hay que tener en cuenta que, la degeneradita y experta en lengua gala de mi
hermana, no poseía el registro habilitador de idioma italiano. Pero, igualmente,
se dudó de su buena fe profesional.
Por suerte, luego de una larga reunión con todos los científicos y catedráticos,
logró convencerlos de su inocencia.
04- El suicidio de Teodorito
“Salió pialado del retrete y no tuvo mejor idea que gritar pidiendo ayuda.”
(del libro “Historias del Campo Moderno”, de Rosí Leretret)
-¿Se enteraron del suicidio del famoso arquitecto Teodoro Lacasa?
-Sí, fue por mí. No pudo tragar que le ganara el concurso para construir la torre
más ancha del Barrio General Oblongone.
-Ay, no. Fue por mí. Él, hacía rato que andaba tras mis delicados pasos y…
-Querrás decir “que andaba atrás mío”, ¿Nocierto, pedazo de yegüita?
-Sí, amable caballero. Estaba metido hasta las ancas. Pero yo no le daba
pelota y por eso se liquidó, el muy perejil; Creyendo que me iba a generar un
cargo de conciencia… ¡Justo a mí! ¡Yo misma, lo hubiera reventado a mazazos
a ese pelandrudo de…!
-¡Bueno, señorita de falda escueta y pecaminosa, deje que cuenten los que
saben mentir! El tipo este, su antiguo noviecito, se suicidó para no pagarme el
alquiler. ¡Si lo conoceré, al muy miserable! ¡Hacía muchas casas, pero bien
que…!
-Disculpen, me llegó un mensaje de texto, esa cosa repugnante que provoca
accidentes y des-atención escolar, en el cual me baten que Teodorito está lo
más pancho comiéndose un choripán, acá en la parrilla de la esquina. Y parece
que están actuando Los Turay de Bonzi… Los dejo, porque quiero escucharlos
cantar esas chacareras que tan bien hacen.
-¡Gracias por la información, no sabe cuanto me alegro! Ahora mismo, voy a
cobrarle los meses que me debe. Y si no quiere pagarme, le confisco el
choripán.
05- La niña del monedero gris
-¡Pará, cuidado! ¡Mirá ese paquetito, Tito…! Ñam, ñam... probá, che. Parece…
-¡Uy, sí! ¡Es mierda!
-¡Qué suerte, mirá si la pisábamos!
(del genial Humorista Telefónico Tangalanga, recopilado por Rosí Desaloner)
Ayer, encontré un billete de 3 pesos; Y en él, podía leerse:
“Eleonor Tolindo,
Te Amo.
Yo”
Enseguida, guardé el billete entre mis harapos y comencé a investigar de
oficio. Caminé dos cuadras y, fatigado por el andar excesivo, me senté en el
cordón de la vereda a campanear un cacho ‘e sol.
La resolución del caso, llegó a mis pequeños oídos proveniente de una
pequeña niña y de varios señores ya mayorcitos (aunque de contextura
pequeña, todos ellos):
-Hermosa niña, te he confesado mi amor en un billete de 3 pesos y no me los
has devuelto ¿debo entender que me amas con una locura inconfesable?
-¡Ay, no Romualdo! Lo tiré, hace un par de cuadras.
(La señorita, decía la verdad. Y yo, tenía la prueba en mi bolsillo).
-¡Oh, niña! Yo también, hice lo que este provecto señor. ¿Conservas mi
declaración? ¿Acaso, no estaba escrita con mayor delicadeza?
-¡Por favor! Ese billete lo tiré hace 4 cuadras, Don Duval.
(Ese no fui a buscarlo; El cansancio se había apoderado de mis extremidades).
-Escucha, niña. Mi declaración, la escribí en uno de 305 pesos. No creo que lo
hayas tirado…
(Ese sí, lo hubiera ido a buscar con la más fina dedicación).
-No, lo gasté en cositas. En pastillas para el ánimo, ¿vio?
(Hice bien en seguir sentado)
-Me gusta que seas así. Viciosa, igual que yo. Ven, hoy iremos al cine. Creo
que dan una película inmoral y de mala factura. Vamos… ¿qué pasa, luz de
mis ojos?
-Yo, no dije que lo aceptara. Quizá, si me diera otros 305…
-Toma niña, ¿ahora sí, he conquistado tu noble corazoncito?
-Tampoco, me gustan los mendigos. Pero agradezco su dinero, créame.
(Hice bien en quedarme a sus pies).
-Ta’ bueno, Margarita. Pero si vuelves, serán otras las condiciones.
06- Rosi y el accionar inteligente
“Era pobre y no tenía los medios para suicidarse”
(del libro “Así, Cualquiera se Liquida”, de Rosí Leinstigater)
-¡Los delincuentes se dan a la fuga!
-¡Corramos al más gordo, compañero!
07- La sabiduría de nuestro líder
“Cuando la muerte llegó a mi vida, ella no estaba”
(del libro “Te Busca una Señora Huesuda”, de Rosí Lentregater)
-Hospitales, escuelas y todas esas cosas que despreciamos… ¿dan
ganancias?
-No, y es por eso que nos dan tanto asco.
-Mmm, entiendo. Y… desde el Estado, ¿qué podríamos hacer?
-Bueno, cobrar impuestos, mi señor.
-Entonces, limitémonos a eso. ¡Por fin, esto va a funcionar como mis empresas!
08- La noche y el sótano inundado
“Era un espía ultra-secreto. Pero la guía telefónica, terminó con su carrera.”
(del libro “Poné que Tengo un Quiosco”, de Rosí Leincognité)
Bajó, y el tiburón lo estaba esperando; Se hicieron amigos.
09- La exactitud ideológica
“Planificaron raptar a la hermosa niña. Pero ese día, fue la nona quien sacó la
basura. Porque la nietita, verdadero objeto del rapto y que había vuelto
borracha del bailongo, ya ni eso hacía. Encima, se la pasaba fumando y
cantando canciones obscenas. Y hasta le escondía los discos de Ignacio
Corsini, a la pobre abuelita. Era, lo que comúnmente se denomina una
verdadera hipocampita. Pero como era linda, bue… Los payadores, igual le
componían panegíricos. Eso sí, las otras minas del barrio le esputaban
anatemas cada vez que la veían pasar con su falda diminuta.”
(del libro “La Zorrita de tu Abuela”, de Rosí Lesecuestrer)
-¿Cuáles son los buenos?
-Los que me paguen más, hijo.
10- La destreza bovina
“Melisa, gustaba del canto melismático y Silvia, adoraba el modo silábico. Pero
Martí Yogrand, prefería el canto neumático.”
(del libro “El Cántico Violento”, de Rosí Lebrutalité)
-¡Hay que eliminar a los intermediarios!
-¡Tiene razón, vayamos todos y hagamos justicia por mano propia! Eso sí,
vayamos después de terminar la picadita y la cerveza.
-¿Y… si mejor contratamos a una segunda patota, un poco más belicosa que
ésta, para que haga justicia en nuestro nombre? ¿No es mejor, che?
-Apoyo la moción, con honda emoción. ¡Algunos actos, deben involucrar a
terceros! ¿No es así, Don Cabecilla?
-¡Así es la vida, valientes muchachotes!
-Me gustaría un bifecito a la plancha, ¿puede ser?
-Como no, aquí tiene a la vaca. ¡Y… peguelé fuerte porque ya se cargó a unos
cuantos, esta loca!
11- Incentivo al desacato
“Nunca confiamos en la industria nacional. Por eso nuestros mapas, escudos e
insignias son fabricados en el exterior.”
(del libro “El Cipayo Angola”, de Rosarito Levendepatr)
-¡Esta vez, los agarré! Ustedes, dicen que el Estado debe funcionar como una
empresa. ¿No?
-¡Pero claro, señor integrante de la clase proletaria!
-Entonces, estoy en condiciones de asegurarles que se han equivocado al
dejar el cobro de multas en garras privadas. Porque la eficiencia en la
obtención de ganancias, pronto los llevará a fraguar pruebas, documentos y, de
ser posible, también algunas leyes menores.
-¿Eso nos quería decir? ¿Cree que nacimos hace 21 años? ¡Nosotros, como
empresarios de lo público, estamos en todo, papá!
Para cobrar multas, confiamos en el sector privado. Pero le dimos la concesión
a la empresa que demostró ser menos eficiente. Así, nos aseguramos que no
haya cobros indebidos. Al menos, en el corto plazo. Porque, con el tiempo,
podrían recibir asesoramiento de alguno de nuestros Ministros. Pero, por
ahora, la cosa está bien. ¿Entendiste, perejil?
-Ahora, sí. Y… hasta quisiera sumarme a su agrupación política, gentil
caballero.
-Gracias, por la intención. Pero, no aceptamos pobres. Nos hacen caer la
imagen en las encuestas, vio.
12- En la quinta Del Rosario
Alberto Carlo Alpiano, fue uno de los más diestros ejecutores de piano-forte del
siglo XX. Pero, a causa de su perfeccionismo empedernido, sólo dio 5
conciertos en toda su vida y en parte de algunas vidas ajenas. Incluso, el último
de sus conciertos (propinado en la quinta de la excéntrica y bastante
desafinada cantante Rosí Lengordavac) lo abandonó allá por la tercera pieza.
Esa tardecita, Albertito se disculpó diciendo:
-Bueno… lo dejo acá porque la mano viene mal, eh.
Nota: Según cuentan las crónicas policiales, el público tomo a mal las disculpas
de Albertito. Y, después de sofocada la rebelión, Rosí Lengordavac tuvo que
improvisar unas canciones de taberna para salvar el rancho de la furia
destructiva de los asistentes más radicales y cultos (que son los peores).
13- El testigo fumador
“Sandra Goncito, es poeta y anarquista; De allí, su métrica impar”
(del libro “Simetría Logarítmica”, de la matemática rusa Rosí Leoctogonov)
-¿Qué lo hace sospechar, Don Fiscal?
-Y… está bien, eso de que no seamos nada. Pero… esta semana, se nos
fueron 8 testigos.
-¡Pero eso es normal! La Tasa de Mortalidad de Testigos, tiende a ocupar los
primeros puestos en muchos países. Aparte, los nuestros eran de fumar mucho
y eso…
-Tiene razón, habrá sido el cigarrillo. Mandelé mis condolencias a las madres.
-Eran todos hijos de la misma madre, Don. Y… acá me informan que hoy la
pisó un tanque, cuando iba a comprar puchos.
-Ahora, recuerdo a esa señora. Doña Anita Pitillo, era una nube, casi. ¡Otra
vez, fue el cigarrillo! ¡Cómo pude pensar mal de Caín Sicarietti!
-¿Vio? Recuerda lo que nos enseñaron en…
-Sí, la primera hipótesis a investigar debe ser siempre la del suicidio no
inducido.
14- El gaucho y su calzón
“Sus amigos, lo llamaban El Longevo. Por lo alto y porque pintaba pa’ inmortal”
(del libro “El Cajón de la Inmortalidad”, de Rosarito Lecamposant)
En Mayo de 1926, el Consejo de Administración de la Scala de Milán decidió
no volver a alquilar el teatro para ceremonias y manifestaciones. Según dijeron,
“por razones de orden sentimental, técnico y económico”.
Esta justificación, llegó a orejas del Buen Jacinto Reseco. Y él, no dudó en
utilizarla para llevar agua a su molino. Así, fue que publicó una nota en el diario
Del Pueblo. Cito el texto:
“Me veo obligado a dejar a mi novia (Ña’ Rosenda Caminos) por cuestiones de
orden artístico, climático y porque no la aguanto más, a esa loca”.
-¡Rosenda! ¡Venga, m’ hijita! ¡Mire lo que escribió en el diario, el muy ladino de
su noviecito!
-¡Ahhh, nooo…! ¡Ya mismo, agarro el facón y le tajeo todo’ los calzones, a ese
maula!
-¡Bien, Rosenda! ¡No deje ni uno entero!
-¡Eso…! ¡Y, ahora que me hizo acordar, si la encuentro, también le degüello a
la parejita de teros!
-¡Cuanta emoción! Veo que has tomado el camino que tu padre te ha
enseñado. Y, de ser posible, tráeme los corazones de esas aves, m’ hijita.
-Si, tata. Se los traeré en una bolsita rosa.
-¡Así, me gusta! ¡Que sea obediente y delicada, Rosenda!
15- Café de menta viperina
“Ella, tenía problemitas a la hora de dormir (a la noche). Y para ello, guardaba
unas cuantas pastillitas en su mesota de luz. Eso sí… para los días difíciles, en
el último cajón, atesoraba un trabuco semi-automático.”
(del libro “El Último Cajón”, de Rosí Lemezzitduluz)
El Alcalde cipayo, no estaba haciendo muy bien las cosas. Por eso, se le
ocurrió poner una máquina de dar café para calmar los ánimos de la plebe y
así, asegurarse un segundo mandato (en el que gobernaría pensando
puramente en los intereses extranjeros que lo encandilaron desde niño).
Pero el plan, inteligente por donde se lo mire, no funcionó. Y hasta podría
decirse que la máquina cafetera fue la que produjo su posterior derrocamiento.
La sucesión de hechos, fue de lo más normal.
La máquina, que decía dar crédito aunque no vuelto, empezó a tragar
monedas. Nunca dio café y, cuando se envalentonó, en vez de dar vasitos
agarró la manía de escupir insultos gruesos impresos en fino papel reciclado.
Alguien, un justiciero quizá, le estampó un cartel que puso al tanto a los
incautos:
“Esta máquina me debe 2 mangos, me debe. ¡Me debe 2 mangos, che!”
Y la frase, como era de esperarse, fue llevada como estandarte por los
insurrectos que tomaron la Casa de Gobierno y todos los fecas capuchinos que
contenía la máquina terrible (después de arrancarle las tripas con uñas y
dientes a la máquina y a un perro pati-corto y panzón que vigilaba el lugar).
Dicen que al alcalde, terribilísimo sátrapa, le hicieron tragar 50 vasitos y unas
220 cucharitas plásticas, aparte de 100 sobrecitos de azúcar.
Pero los que dicen esto, son los mismos que dicen que la caída del tirano, fue
provocada por la cafetera chúcara y tragamonedas.
Está en ustedes creerlo. Yo, no le doy crédito a la versión. Pero la repito y le
doy forma literaria porque así conviene a la economía de la editorial para la que
trabajo.
16- Un Rosario de julepes
“Faltaban 5 días para que se extinguiera el sol. Y Rorro, había olvidado colgar
los calzones de su hermana”
(del libro “Que se Pudran en el Balde”, de Mary leholgazanier)
Los servicios secretos, suelen poner a prueba la seguridad de terceras
Naciones con procedimientos muy simpáticos. Uno de ellos, quizá el más
difundido y digno de aprecio, consiste en enchufarles droga y otras sustancias
(y hasta a veces, pequeñas bombas atómicas) a pobres viejitas que viajan en
avión por cuestiones de salud. Entre las pastillas para la presión y las
dentaduras artificiales (aquellas de quita y pon) que llevan en sus bolsitos, les
encajan la carga delictiva.
Es allí que, si funciona la seguridad como corresponde, la viejita es
encañonada por 6 ó 7 agentes de civil, arrojada al piso y molida a palos y,
finalmente, reducida como lo que es.
Al rato, los agentes secretos revelan su identidad y, luego de rasgar sus
vestiduras, ordenan la liberación de la rea.
Pero esto, no siempre sucede. Ya que, en el 94% de los casos, las viejitas
fenecen del tremendo julepe. Entonces, los agentes guardan sus manos en los
bolsillos (en claro gesto de resignación inocente) y ayudan en el sumario
aportando más pruebas que incriminen a la difunta.
Hay otras formas de evaluar los sistemas de seguridad. Pero… no son tan
divertidas, ni sanas y encima cuestan unos pesos más.
17- La inteligencia de los grandes
“A la isla de mi socio, donde vivía la yegua de mi hermana, se la tragó el
maremoto. Por suerte, la guita que junté (explotando a mis empleados) la había
colocado en bonos de países emergentes.”
(del libro “La Inversión casi Segura”, de Rosí Learmamentist)
-¡Señores, público en general! Esto, es asombroso y misterioso. Estamos ante
un hecho imposible de explicar. El mejor jugador de nuestro equipo, la perla de
valor incalculable, acaba de pasarle la pelota a un compañero mejor ubicado
para rematar al arco.
¡Paco Milonaso, no deja de sorprendernos!
18- Las sombras de la valentía
“Cámpora y Perón, tenían frío. Por eso, pidieron un camperón”.
(del libro “La Fórmula del Humor Invernal”, de Rosí Lefriolent)
Contaré dos casos típicos de valientes de estas pampas. El primero, es el del
compadrito que, por aburrimiento y como muestra de cariño, fajaba a la novia
todas las noches y después le costaba dormirse.
Algunos, mal pensados y pésimos pensadores, dicen que le pegaba porque era
bajita, porque usaba anteojos y porque no era buena en el arte de los puños.
Pero yo, me ocuparé sólo del asunto central; Lo que le pasó a este verdadero
degenerado.
La noche del 4 de Enero de 1989, tuvo un momento de iluminación. Cinco
acomodadores de un lujoso cinema del trocén le dieron una biava tremenda,
muñidos de sus linternas de 4 elementos, y lo llevaron a la rastra hasta su
casita (como acto de delicadeza).
Ahí, pensó que la radio podría ayudarlo a matar el insomnio y se dispuso a
escuchar el programa “El Sueño Feliz de la Lombriz Subterránea”. Metido en la
cama y tapado como un niño, oyó a lo lejos:
“-Hoy, hablaremos con un maquillador de fiambres, queridos amigos.
-No se le olvide, señor relator, que además manejé el cochecito negro. Incluso,
en la época en que se usaban caballos.”
El segundo caso, es el del señor, si así puede llamárselo (y esto lo digo sin
tomar partido y con la neutralidad del buen historiador que me caracteriza) que
le dijo a su santa madrecita, antes de estrellar una botella de vino contra la
pared recién pintada:
“Apagá la luz, nomás. Yo, desconozco el miedo”
Y después, al encontrarse solo en la penumbra más amarga y cargada de cui-
cui, se abalanzó sobre lo que creyó su salvación; La Radio.
Lo que espetó, este aparato de la modernidad, fue terrible:
“-¿Qué nos cuenta de la vida de sereno, es tranquila?
-Y… en el cementerio no hay gran movimiento, salvo los feriados que se pone
lindo. Lo único, que a eso de las 3 de la mañana se escuchan voces y cada
tanto me asaltan. Pero, llevo poca guita, eh.”
Nuestro amigo valiente, gritó para inyectarse valor:
“Ay, yo no creo en esos embelecos fraguados por ancianas”
En eso, el viento, cargado de espíritus que sí creían, hizo crujir la puerta y
sintió como una explosión en su interior.
-Don Antenudo… se dice implosión, no sea bruto.
-Está bien, señorita Edith. Usted, tiene razón. ¡Puf, lo que hay que aguantar!
-No me haga puf, eh. Mire que no le edito los cuentos, Antenudito.
La cosa es que, por la implosión, se le desmoronaron todos los órganos, al
pobrecito.
Ha de saberse que, al día de la fecha, estos dos pelandrudos de cuarta
(atorrantes, pelilargos y por ende poco recomendables) comparten la
habitación Nº 90 en el Manicomio Municipal Juanpi Antado.
19-El periodista inculto
“En los arrabales de mi desgracia, dormía la tristeza. Una tristeza oscura,
rodeada de muerte y melancolía.”
(del libro “Yo que Vos… me voy del Barrio”, de Rosí Leinmobilierd)
“El vino de litro en caja, se asemeja en gran medida a un libro de 600 ó 700
hojas con lomo de cuero (eso sí, miniado con extraños detalles). Por eso,
desde la Secretaría de Cultura…”
-Pero, Don Ministro… ¿no le parece excesivo declarar al tetra como objeto
cultural?
-Usted no entiende de esto, por algo es periodista. ¡Todo es Cultura, grabeceló
bien en ese aparatito grabador!
Además, vamos a incentivar el uso del tetra de vino tinto, porque a mí me gusta
más el tinto, desde la educación primaria. Al familiarizar a los niños con el tetra,
que llevarán siempre en sus manitos, los induciremos a la lectura constante de
libros de más de 600 hojas. Y al mismo tiempo, los alejaremos de las drogas.
-¡Cuanta razón, tendrán la mano y el gesto preparados! Sólo habrá que
reemplazarles el vino por un libro, ya en la etapa de instrucción superior, y listo.
Ellos, se ocuparán de mantener la antigua dosis.
-¡Claro, hermano del alma! ¡Usted, aprende rápido en compañía de personas
inteligentes! Es más ligero que mi hermanita. ¿No le gustaría hacerse de un
puestito en mi dependencia?
-La verdad, que sí. La posibilidad de cobrar un sueldo inmoral, no se presenta
todos los días. Y, además, ya tengo una sugerencia para hacerle… ¿Qué tal si,
en vez de usar una bebida alcohólica, utilizamos leche o una caja con un juego
de ajedrez?
-¡Está despedido, por alcahuete! Yo, cobré una platita de la Cámara de
Empinadores del Codo y no la pienso devolver. ¿Estamos?
20-Técnica pianística de los gatos
En su longa carrera como concertista de pianoforte, no consiguió gran
reconocimiento por parte del Estado.
Minga de medallas, homenajes y declaraciones de Ciudadano Ilustre.
Cabe decir, para ser ecuánimes, que tampoco consiguió aplausos de su
público adicto. Quizá, debido a su incapacidad técnica y pésimo buen gusto
(del que era criminalmente consciente).
Lo cierto, es que su ejecución deplorable lo arrastró por los caminos de la
vanguardia. Tenía que inventar un lenguaje musical a su medida, porque
ninguno de los existentes era apto para él. Evidentemente, la evolución artística
de la humanidad había fallado. Al menos, eso contaba en los bares en donde
solía contraer curdas épicas y traumatismos varios (a causa de su escasa
cintura para esquivar parroquianos agresivos). Por eso, se convirtió en el
primer pianista, emulando a los encantadores de tortugas chinos, en dar sus
conciertos en compañía de un felino tricolor que, de vez en cuando, ayudaba
en la formación de algunos acordes. La simpatía del gatito sentado a su
derecha, hacía que se le perdonasen sus fallas técnicas y que se los
recompensara con la apoteosis y con algo de pescado fresco.
Después, los malos continuadores de esta admirable escuela pervirtieron el
espíritu de su creador. Como no podían congraciarse con el gatito, al que
consideraban de poca importancia, empezaron a atarlo. Así, el espectáculo
perdió su razón de ser y el público eligió la violencia para mostrar su
descontento.
Apalearon al concertista (que para colmo de males tocaba bien), quemaron la
sala y realizaron una suelta de perros cebados.
Gracias a Dios, el gatito no corrió la suerte del buen concertista y pudo salvar
su pellejo de las fauces caninas.
21- Vida artística de la galleta
Nosotros, consideramos a la galleta producida en serie como un objeto de arte
efímero. Esto, desde el momento en que, con nuestros moldes de última
generación, le damos forma y demás detalles internos que la hacen digna de la
admiración de nuestros competidores y de la del resto de los mortales.
-Pero… me enteré que andan vendiendo galletas rotitas, irregulares y hasta
casi hechas polvo. ¿Qué me contursi, señor Pascual?
-Lo de las irregulares y rotitas, forma parte del homenaje diario de la Cámara
de Galletiteros y Afines al “Guernica” de Picasso. Y en cuanto a las otras, las
galletas hechas polvo, puedo decirle que son nuestra máxima invención.
Transformamos la materia perdida por descarte, en un producto nuevo y de
gran calidad y segura demanda.
-¿Usted, lo dice por los cocineros que mandan a moler galletas para luego
edificar tortas?
-¡Pero claro, papá! ¡A esos, les vendemos la “Harina de Galleta”! ¡Sabés como
sufríamos cuando destrozaban nuestras pequeñas esculturas! Y aparte,
juntando 23 estuches, de nuestra Harina de Galleta, se pueden canjear por una
película del más famoso de los castratti.
Auspició: Gamolida, la mejor galleta molida.
22- Un límite razonable
“Una manada de estrellas negras, se agolpaban en su derruida memoria.”
(del libro “La Poesía Impoesible de Entender”, de Rosí Leintrincader)
-Todos mis empleados, deben pensar como yo… ¿Alguna duda?
--¡No, estamos totalmente de acuerdo con usted, señor máximo jerarca!
23- El abogado del dragón
“Como abogado, dedicó parte de su vida a defender tropillas de compositores
incomprendidos por sus contemporáneos. El tipo, gran conocedor de todas las
leyes y de sus vericuetos, te justificaba cualquier enlace de acordes. Para él,
sus clientes eran la armonía misma.”
(del libro “Sofistas del Capitalismo Legal”, de Rosí Lederech)
-Usted, que leyó el libro de la prolífica Rosí, ¿podría decirme a qué dedicó la
parte restante de su vida, este hombre de leyes llevar?
--Sí, justamente, el cuento habla de lo que hacía este abogado mientras no
defendía músicos extravagantes y acaudalados.
Juan Carlos Goncito, alias “Juanca”, empezaba a tomar de temprano como
para entonarse y nunca lograba su cometido. Por las tardes, iba chupadazo a
sus clases de canto. Y, cuando se hacía patente que no había practicado los
ejercicios recetados por su profesora (la bella Doctora Roberto Romina
Corsario), pedía unos minutos para despejarse en los jardines del
conservatorio.
Ahí, con el cuento de que iba a fumar sustancias prohibidas, aprovechaba y le
seguía dando a su inseparable petaquita de whisky berretón.
Cuando retornaba a la clase, La Corsario le hacía soplar una vela encendida
para comprobar si había estado fumando como un buen alumno o si se había
dedicado a su viejo vicio.
El resultado, siempre era una llamarada temible. Por eso, algunos le batían
“Juan Dragoncito” y le pedían que hiciera su número fogoso para divertir a la
muchachada asustando a las niñas más recatadas (esas que sólo se
inyectaban alguna cosita día por medio).
Tanto se cebó el Juancito que, creyéndose un dragón de los de antes, salió a
quemar a cuanto ser viviente se le cruzara. Está de más decir, que lo hizo sin
comprender la criminalidad de sus actos.
Aunque, según el fiscal, tuvo una siniestra puntería al cruzarse justo con todos
sus acreedores, enemigos y tipos que se habían mofado por su modo de
escupir fuego.
Lo que el fiscal no tuvo en cuenta, para exonerarlo sin necesidad de un juicio
poco simpático, fue que también liquidó a un pobre perrito. Dijo,
maliciosamente, sobre esta prueba de la defensa:
“-Lo del perro, fue posterior a su detención. Este cantor de cuarta, lo hizo para
alterar el porcentaje de víctimas sospechosas y encima se la agarró con un
perro de la comisaría.”
Según cuentan, el fiscal tenía un especial encono contra Juanca Goncito desde
su más tierna infancia. Al parecer, nuestro amigo Juanca (el asesino), le había
quitado un pañal casi nuevo aprovechando que éste, el niño que ya pintaba pa’
fiscal por lo prominente de su dedo acusador, escuchaba embobado un
programa de radio poco recomendable.
24- Distinción importada
-Necesitamos nuevos móviles, para nuestros funcionarios. Ya mismo, dé la
orden de importar los mejores y más caros autos de lujo del mercado.
-¿Y si compramos unos de fabricación nacional, que son más baratos?
-¿Vos querés que viajemos en los mismos autos que usan los empleados
vulgares y algún que otro pobre ahorrativo?
-¡Ay, no! ¡Ahora, entiendo la razón! ¡Cómo pude pensar algo tan terrible!
Enseguida mando la orden de importación, señor.
-¿Vio que todas las cosas tienen un por qué?
25- La guitarra del zurdaje
En un país lejano, ubicado a la mayor distancia posible de las antípodas de
este, un alcalde ricachón y propenso al neoliberalismo económico se ofreció a
etiquetar algunos instrumentos en el Conservatorio Municipal, para tener mayor
control sobre las existencias de dicha institución pública de enseñanza
académica.
Según cuentan los buchones bien informados, entró disfrazado de hombre
pobre y bondadoso. Y una vez dentro, descubrió que su envestidura no era del
todo venerada. Por eso, se vengó de los que pudo (de los más débiles) al
pegar las etiquetas durante la noche. La noche… ¡Ah, la noche…! Estaba
poblada de nubes negras y de luces marrones. Y de ratas grises y de…
-¡Antenudo, le pagué para que redacte una crónica y usted se me pone poético!
-No volverá a suceder, Señorita Edith.
Bueno, como venía contando, este sátrapa (lo digo sin tomar partido) se vengó
de los que estaban a su alcance.
Los guitarristas diferentes, se encontraron con la afrenta cuando recurrieron a
la Sala de Instrumentos Ángel Lasala. En sus guitarras podía leerse, con letra
temblorosa y con muchas faltas ortográficas que habré de subsanar por
respeto a mis seguidores, la siguiente frase:
“Guitarra para Zurdos”
Y además, les había pegado una foto del Che Guevara y una nota que decía:
”Si no aman a su Excelentísimo Alcalde, el Conservatorio Municipal será
vaciado. No voy a tolerar el libre albedrío. A mí, sólo me simpatiza el
liberalismo económico y cuando tengo las de ganar. Así que prepárense para
abonar la cuota de alguna academia privada.
(Yo tengo algunas, por si les interesa).
Atentamente,
El Gran Gestor del Pueblo.
26- El trote de las parcas
“A Julián Plaza, había que homenajearlo poniéndole su nombre a una calle”
(del libro “Sutilezas de la Toponimia”, de Marina Barrientos Plazoleta).
-Otra vez, llegó el miércoles; La vi y no pude hablarle. Otra vez, estoy a la
mayor distancia de su dulce presencia. Aunque… por suerte, pasaron unos
minutos y ya se acerca ella. También, se acerca la muerte pero con paso
cansino. Esto me alegra. Que el amor sea más frecuente y veloz que el ocaso,
es…
-Disculpe, pero…
-¿Qué, no es cierto lo que digo?
-Me gustaría decirle que sí, pero los Doctores no opinan lo mismo.
27- Cartesianismo decente
“-Así que sos de Devoto… ¿de adentro o de afuera?
-Je… ¡Ya te dije que soy de Chacarita, gracioso!
-Ah, síii. Y… ¿de arriba o de abajo?
(del libro “Campo Santo y Ña’ Gayola”, de Rosí Leubicater)
-Dicen que para evitar la corrupción, alcanza con pagar sueldos altos. Por eso,
como funcionario público, cobro 44 veces más que un empleado normal. Esos
de la clase… Bueno… esos que…
-¿Los de la clase baja, quiere decir?
-¡Ay, sí! ¡Suerte que lo dijo usted!
-Entonces, ahora que aumentaron el sueldo de subsistencia a 1000 Petunias
de cobre, debe estar cobrando 44.000, si hago bien la cuenta.
-Bueno, sí. Estoy cobrando 67.
-¿67? Me parece que alguien se está llevando una pequeña mordida, en esa
liquidación.
-Es que nos dan un poco más. Para ayudarnos a no caer en la necesidad de
recibir regalos del buen empresariado. Usted sabe… es difícil mantener nuestro
nivel de vida.
-Sí, veo que no podré convencerlo. Adiós, señor Juan Chorrito Depoc
Damonta.
-Espere… Aquí entre nosotros, Don Jacobo Girondín Derrobespierre, le diré
que eso de la incorruptibilidad de los bien pagos…
-Ah, entonces me quedo a charlar de negocios.
28- El ángulo del cañito
-¡Listo, ya tenemos el cañón más grande y lindo del mundo! ¡Ahora, los vamos
a borrar del mapa! Y… ¿qué pusiste en el aviso clasificado?
-Lo que buscábamos, un masculino de pésima presencia, gesto malvado e
inmoral, sucio y ventajero y que no tenga escrúpulos a la hora de eliminar
algunos inocentes.
-Bien, y llegó este tipo. Aparenta cumplir con todos los requisitos y… ¡Che, es
igualito al general enemigo!
-Sí, es él. Lo que pasa es que en estas tierras, no encontramos sino personas
de buen corazón. Por eso, contratamos a un extranjero para que mate por
nosotros.
-Ahí, te doy la derecha. Seguro que es un buen artillero, este hombre. ¿Le
pagaste bien, no?
-Y… más o menos.
-Entonces, empezá a rezar para que se vuelva bueno y misericordioso como
nuestro pueblo porque nos está apuntando.
-Ay, sí. Y tiene los ojos inyectados en sangre, jefecito.
-Esperemos que recapacite y apunte para el lado de los malos.
29- Criminal por mayoría
“-No podremos con este chaqueño llamado Tom; Tiene una armadura
impenetrable.
-No se preocupe, tarde o temprano acudirá al excusado.”
(del libro “El Escudo Intermitente”, de Marina Armadita)
-Todos votaron a favor de la pena de muerte sin juicio previo ¿no es cierto?
-Sí, pero nadie se presentó para el puesto de verdugo.
-¡Carámbula, pero che! ¡En este país, siempre pasa lo mismo! Todos expresan
sus sentimientos más nobles y después no se hacen cargo. Yo mismo voy a
ejecutar al primero. Dale, traelo para acá.
-Bueno, a este lo pescaron escupiendo en el piso. Se llama…
-¡Andrés Putando Dal Suello! ¡Es mi querido hijito!
-Sí, hermano, también es mi sobrino pero la ley es así. Aparte, vos ya diste tu
palabra y encima se está haciendo la hora del desayuno. Así que…
-Tenés razón, pasame el hacha.
30- Los mapitas de tu hermana
“La descompostura, lo alcanzó al mismo tiempo que una de sus mejores ideas
para escribir una novela. Juan Carlos Goncito, el gran escritor, privilegió las
letras y, desechando los asuntos mundanos, obtuvo la gloria imperecedera y
todo el loor.”
(del libro “¡A mí, Dejame el Retrete!”, de Rosí Leapurater).
-Con robar la guita no alcanza. Lo lindo, y realmente meritorio, es la
construcción de la estafa; ¡El trabajo, papá!
-Pero… ¿te parece poco cobrar el asfalto y no hacerlo?
-Es poco, Della Brea. Nosotros, tenemos que cobrar el anticipo, dibujar el mapa
nuevo pintando las calles y después, hacerles creer a los vecinos que ya están
disfrutando de las bondades de ocultar la oprobiosa tierra bajo el heroico
pavimento. Que, como sabrás, está menos emparentado con la muerte.
-Saludo la idea del heroico pavimento, pero no hay que pasarse.
-Ahí, tenés razón. Yo, hago todo por derecha. No como el Alcalde Viaterra, que
trazó más de siete calles internas por cada manzana y hasta hizo figurar como
asfaltada a la hermanita de un empleado del Municipio.
-¡Pobre, la hermanita! ¿Y… tenían calles en vez de medianeras? ¡Tanto
progreso es peligroso para la seguridad vial, che!
-¡No, Della Brea! Son calles imaginarias, pero que existen gracias a la fe del
pueblo y al trabajo de los cartógrafos. Vos, seguí dibujando lo que te dicto que
así vamos bien.
31- Concurso al voleo
-Hace 32 años que, gracias a las oprobiosas ficciones humorísticas del Bicho
Antenudo, no podemos organizar un concurso de arte a nuestra usanza, sin
sufrir burlas y algún que otro esputo, por parte de los escépticos y malvados
compositores de valsecitos.
-Señor presidente, yo tengo la solución. Los premios, no deben consistir en
dinero.
-¡Así de corta, eso! Y ni tampoco en objetos de valor.
-Ah, y mucho menos dar menciones honoríficas.
-Creo que hemos encontrado el atajo para recuperar la confianza estúpida de
los artistas. Los premios, como bien dijeron ustedes, no tienen que despertar
nuestra codicia; Así, la transparencia del proceso estará asegurada. Yo, como
Magnánimo Presidente de este jurado, propongo que el Primer Premio sea “Un
Voleo en el Traste, a la Salida del Sol”.
-¡Bien, Bravo! Conseguimos la fórmula de la verdadera honestidad.
Luego de un mes, los diarios (todos pertenecientes a un mismo empresario)
titularon a coro para ahorrar gastos de edición:
“La Tramoya Infaltable:
Nietita del presidente de un concurso, bastante ligerita de cascos, gana el
Primer Premio. Hoy al amanecer, recibió su Voleo en el Traste. El encargado
de la ejecución, fue un actor internacional de estampa recia.”
-Te dije… para el próximo certamen, tenemos que elegir a un pateador menos
agraciado y, en lo posible, que sea de cabotaje.
-Y… Sí, este guapetón despertó la codicia de mi nietita y no pude negarle el
Primer Puesto.
32- El cadalso rodante
-¿Por qué los tuvo que salvar la policía de esa manada iracunda que empezó a
quemarlos en la plaza?
-Fue por culpa de una vieja con un admirable aparato de fonación. ¡Si viera qué
cierre epiglótico tenía la desgraciada!
Le contaré, nosotros empezamos haciendo cámaras ocultas para mostrar la
deshonestidad política y la inoperancia policial. En una de las primeras
producciones, lo recuerdo con alegría, intentamos manejar por el Centro con un
registro falso. Como nos salió bien, nos cebamos y le dimos a la segunda. En
esa, que ya estábamos como locos, nos pintó provocar un derrame tóxico en
una reserva ecológica. Y nos salió aún mejor que la del registro que, en vez de
foto, tenía un dibujito del Clementosaurio. Por eso, de tan cebados que
estábamos, decidimos asaltar un banco como para darle un final grandioso a
nuestra carrera de justicieros de la pantalla chica.
-¿Y les salió mal? Esa no la emitieron, creo.
-No, salió bien. Y… preferimos quedarnos con el botín. Porque el canal nos
paga más o menos, ¿vio?
-Sí, los trabajos legales están muy mal pagos. Pero… ¿y entonces por qué los
quemaron a fuego lento en la Plaza Salgán-De Lío?
-Ya le dije, fue por la viejita. Ella, nos vio cuando hicimos lo del banco y nos dijo
que, si no le dábamos el 10% del afano, iba a empezar a gritar.
-¿Y gritó, la vieja?
-Síii, cuando la entramos a surtir se largó la serenata. La tipa, había sido
soprano solista del Teatro Colón. Resonaba como una fila de bronces. Y
cuando se le ocurrió sacarse la blusa y decir que la queríamos violar, cayeron
los inadaptados de costumbre con una hoguera móvil y nos ataron como si
fuésemos chanchitos. Si hasta quedamos un poquitín rosaditos, con la
calentada que nos dieron esos mal educados.
-¡Ustedes también, che! ¡Antes de pegarle le tendrían que haber tapado el
hocico, perejiles!
Ah… pero el diezmo en concepto de no batir la cana no se lo entregaron. Así
que, si no me arreglan a mí…
-Está bien, le pagaremos. Pero tápese, señor.
33- El libro ensartado
“-¡Lindo el disfraz de colegiala, degeneradita!
-No estoy disfrazada. ¡Recién salgo del cole, señora!”
(del libro “Menos Yo… Todas unas Locas”, de Rosí Leprejuicierd).
-Dicen que no pudo renovar contrato con las musas mercantilistas que lo
instigan a escribir. ¿Es cierta, esta vil patraña?
-Claro, que no es cierta. Y admiro su libertad para preguntarme sobre estos
asuntos pantanosos. Usted, es un ejemplo para los niños que empiezan la
carrera de Buen Periodista.
-¡Gracias, patrón! Eh, quise decir que agradezco el reconocimiento sin
parangón, por parte de un entrevistado al que no me une interés comercial
alguno. Pero, siga contestando hermoso e inteligente caballero. Simpático,
bondadoso y…
-Como le decía, yo les ofrecí pagarles la mitad del sueldo, que venían
percibiendo con atraso, por el mismo trabajo y en horario nocturno. Pero ellas
prefirieron que las echara. Así fue que, abandonado por las musas, busqué por
los senderos oscuros y alejados de la tradición.
En principio, probé con una tristeza galopante que vino a caballo de una
intoxicación con semillas de girasol.
-Allí, habrá escrito su tremenda novela “El Retrete Lejano del Este”. ¿No?
-Por supuesto, querido amigo. Se vendió tan bien, que hasta hicimos algunas
ediciones con las hojas en blanco y sólo la tapa pintada con un sanitario y un
gancho carniceril como peludo de regalo.
-¿Y con qué más probó, para lograr la inspiración?
-Bueno… mordidas de perros rabiosos, golpes en el marote, sustos con
murciélagos cebadísimos…
-¿Y con insultos proferidos por alguna bella señorita de andar elegante y
caballuno?
-Pero, eso está dentro de la ortodoxia poética. Desde hace un tiempo, me
dedico exclusivamente a lo alternativo.
-Ya lo cantó Don José Larralde, “Si se queja porque anda solo, aguántese lo
más macho o hágase trolo”.
-Yo también, lo admiro a Larralde. Pero me refería a las cuestiones poéticas,
nada más.
-¡Entonces suélteme la mano y deje de besarme, patroncito!
34- De hermanas, madres y locas
“Ya sé, le voy a apuntar a los postes o al arquero; Así, la pelota va a rebotar y
caerá en manos de alguno de los de mí equipo. La verdad, prefiero patearla
afuera antes que dar un pase. Pero si el entrenador me lo pide…”
(del libro “Método para Adoctrinar a un Comilón”, de Marina Petente)
Componiendo valsecitos era de lo peor. Pero como vivía de eso, los escribía a
diestra y siniestra… a proa y a popa… a tontas y a locas. Y estas últimas, las
tontas y las locas, supieron financiar sus excesos musicales. Ellas, fueron las
que lo llevaron a la fama formando su primer club de admiradores pagos y
aduladores mercenarios independientes. Lo hicieron por amor. No a sus obras
sino a los títulos que les adosaba.
El compositor fracasado, había aprendido a sumarle interés a sus valses
utilizando el sufijo “de tu hermana”. Así, logró que todos elogiaran su obra “La
Loca”. Que, al mutar en “La Loca de Tu Hermana”, cosechó trofeos, medallas y
distinciones variopintas. También, probó insertando el prefijo “La Yegua de” a
su gran ópera “Tu Madre”. Con este pequeño cambio, consiguió el primer
premio de composición. El primero de su vida no del concurso. Ahí, salió 9no y
quedó muy contento cual perro con cuatro medias can-can.
35- Diplomacia pragmática
“Apología: Ciencia que estudia los modismos del relato propios de Alejandro
Apo.”
(del libro “Diccionario del Pueblo”, de Rosí Lunfardier)
-Tenemos que combatirlos con las mismas armas que ellos utilizan.
-Mire que son pobres y pacifistas, estos miserables.
-¡Pero, hubiera empezado por ahí! Entonces, saquémoslos a patadas y listo.
-Tiene razón, jefecito.
-Pero claro, gerente. No se van a defender y tampoco nos van a denunciar. ¡La
ecuación es perfecta!
36- El diplomático errante
“Cuando empezó la neblina
mi alma lloró sin remedio.
Ha de ser porque en el medio
sonó una zamba argentina.”
(del Estilo Pampeano “Recuerdos de un Oso Nebuloso”, del Gaucho Roberto
Pipino Pomposo).
-Disculpe, que vuelva del cuento anterior. Pero nos equivocamos de protesta y
nos rompieron la testa y la zona del huesito dulce, con una gran variedad de
golpes de pié.
-¡Ustedes son unos malvados funcionales al pacifismo, al final! ¡Cómo van a ir
a hacerse los guapos a la Facultad de Artes Marciales y Derecho! ¡Ahora,
están enclenques y llenos de denuncias penales por lesiones!
Grabenceló bien: A los débiles, les pegamos. Pero con los poderosos, tenemos
que negociar. ¿Entendido?
-¡Ay, sí! Entendido, mi señor jefe!
37- Cotización de los balcones
“El tipo, sufría de un pitido constante en el oído izquierdo. Y por suerte, antes
de la muerte, empezó a escuchar voces extrañas que distrajeron su padecer.”
(del libro “La Solución Psíquica”, de Tuher Manita)
-Cada vez tenemos más héroes y ya no nos alcanzan las calles para
homenajearlos. ¿Las esquinas ya…?
-Sí, esas las bautizamos con los nombres de nuestros funcionarios. Porque
ellos también son héroes en lo suyo, compañero.
-Hizo bien, amigo. ¿Y si le ponemos nombre a todas las casas?
-¡Gran idea, señor! ¡Imagine a cuantos podremos homenajear en un edificio de
43 pisos!
-Y… ¿a muchos?
-Sí, señor ingeniero. A más de 40.
-¡Uy, que lindo, que lindo, iupi! ¡Qué haría sin su asistencia técnica!
38- El golpe del osito
“A veces, como si fueran libros, les pegaba una ojeada a los muchachos. Ella,
los manoseaba con la mirada. Eso sí, primero los desvestía junto a una tía
degeneradita que la acompañaba en su perversión ocular.”
(del libro “La de Ojos Saltones”, de Marinué Vofrit o Poché).
Un arma homicida, de las que utilizamos a diario, no debe ser necesariamente
maciza o tener una mínima consistencia para conseguir buenos resultados.
Pues, su cualidad principal reside en la cercanía.
Un tanque de guerra al cual no podamos acceder, sería perfectamente inútil.
No así, cualquier objeto al alcance de nuestra mano sanguinaria.
Me permito recordarles el caso del vendedor de peluches, que trascendiera
como “Los 5000 Ositazos del Loco de la Felpa”, en donde el arma utilizada fue
un osito que (en su tierna y verdosa pancita) exclamaba “Te Quiero”.
Meditando sobre este caso paradigmático, en el que un tendero del Barrio
Carolina actuó en un instante de emoción violenta, podríamos concluir en que
la repetición de un golpe, dado con un objeto casi etéreo, aumenta la eficacia
del mismo en al menos un 90% (a ojito).
Según el fiscal, el vendedor necesitó casi 47 horas (con breves intervalos de
descanso) para cumplimentar los 5001 golpes de osito “Te Quiero”. Pero la
defensa, dijo que su cliente era muy pasional y que, por ende, no pudo tomar
conciencia de sus actos sino hasta las primeras audiencias del juicio (en donde
casi liquida a un guardia penitenciario, propinándole 200 golpes con el osito
que la querella presentara como prueba en su contra).
Por suerte, nuestro muy querido amigo (el asesino despiadado de “La Casa del
Peluchón Buchón”) quedó en libertad condicional, gracias a algunos errores en
la instrucción a cargo de la Doctora Rosí Lemezzó. La condición para su
libertad, fue que se mantuviera alejado de cualquier objeto de felpa y que se
abstuviera, en lo posible, de cometer crímenes resonantes mediante su uso
indebido.
39- El ojo exterior
“Tu recuerdo, flamea en el cielo triste de mi memoria como un chancho sin
correa, sin esperanza y sin amor.”
(del libro “Me Cambiaste por un Postre”, de Marina Zogrande)
-Para entender como deberíamos conducirnos, tenemos que vernos desde
afuera.
-¡Ay, obvio! ¡Eso, dije siempre! Por ejemplo, si yo fuese una potencia extranjera
me gustaría:
Primero:
Que me vendan materias primas a un costo bajísimo y que compren mis
manufacturas a precios exorbitantes.
Segundo:
Que alienten la importación y la venta de empresas nacionales, para que no me
hagan sombra, y que reciban mis desechos con expresión de gratitud.
Tercero:
Que no le cobren impuestos a mis empresas y que las dejen girar fondos
libremente a sus casas matrices. Así como especular y diseñar leyes laborales
afines a la conveniencia foránea.
Cuarto:
Que me consulten antes de hacer cualquier cambio económico, para poder
salvar mis inversiones. Y, en lo posible, que subsidien a mis industrias.
Quinto:
Que me reverencien y vivan preocupados por lo que pudiera llegar a pensar
sobre ellos, en caso de tomar alguna decisión que afecte mis intereses.
-¡Usted, es de los míos! Llevémosles a los dirigentes estas 5 máximas, para
ayudarlos a orientar los destinos de nuestra nación simpática y soberana.
-¡Vamos, por fin seremos un país en serio!
-¡Sí, amigo! ¡Nos respetarán en todo el mundo! Además, obtendremos un
rápido consenso para nuestra oferta de esclavitud.
-¡Claro, nadie votaría en contra! Para festejar, tomemos unas bebidas
importadas, ¿dale?
-Gracias, yo importo.
-Faltaba más, importo yo.
40- Con la excusa de la rata
“Para conseguir que contestaran a sus correos electrónicos, siempre ponía
como asunto… Tu Hermana”
(del libro “Un Provocador Telegráfico”, de Thomas Pavosé)
Cada vez que Juancho iba al baño, salía con ideas raras. Y a la mina que
andaba con él, que poseía un léxico envidiable y un gran don de gente, esto le
molestaba sobremanera. Por eso, siempre le batía:
“-¡Pero qué hacés en el baño, pelandrudo huraño! ¡Tardás un año y salís con el
marote hinchado de macanas! ¿Se puede saber que tenés en la cabeza, vos?”
Estos dulces y cariñosos reproches, tenían sitio todas las tardes (después del
tradicional y abundante almuerzo que siempre incluía porotos y otros fuegos de
artificio). Y, como eran emitidos con fuerza, disimularon la verdadera causa de
los problemitas mentales de Juanchito Locatelli casi hasta el final de su
miserable vida.
Dentro del retrete, marca Torino Laspatas, vivía una rata parlante. Y esta
abonada al género de los roedores de alcantarilla, era la que le carcomía el
sentido común al buen Juancho. Le decía que dejara el trabajo, que le dentre al
vino y a las drogas legales y también que tenía que abandonar a cierta
atorranta venenosa que lo tenía dominado.
Esto último, lo de abandonar a cierta atorranta venenosa, llegó a oídos de la
yegua de la novia (un día que supo ser silenciosa gracias a unos lindos
calmantes) y gatilló en ella el instinto asesino que atesoraba.
Enseguida, cazó la barreta (con empuñadura de oro y manchas de sangre
fresca) y fue en busca de su enemigo oculto. Lo sacó del baño a Juancho, que
aunque pialado con los calzones le hizo frente con bastante dignidad, y se
metió de cabeza en el trono de porcelana blanca y reluciente. Allí, la rata y la
yegua se enfrentaron. Y, con la inestimable y necesaria ayuda de Juanchi,
triunfó la mejor.
41- Un mensaje cultural
“Cuando joven y hermosa, fue malvada y melodiosa. En dispués, el tiempo le
impuso algunas reglas.”
(del libro “Estudio de la Vejez”, de Faluch Elperró)
-La Secretaría de Cultura, me contrató para difundir sus actividades más
altruistas y yo desconozco el estilo literario que desean para sus panfletos.
¿Alcanzará con ordenar la información y escribirla con letra clara?
-No. Un Comunicado de Prensa, consta de dos partes claramente
diferenciadas: Información y adjetivos inútiles y numerosos dispuestos con una
inteligencia bovina. ¿Le doy un consejo? Vaya al campo, buen hombre. Y
aprenda del ganado vacuno, de su mirada cansina y profunda.
-Ya anoté. Y… ¿La forma?
-Lo más difícil de leer que le fuera posible. La presentación, siempre debe tener
ilustraciones que tapen los datos, las letras deben ser diminutas y del mismo
color que el fondo y el papel… ¡Ah, el papel… debe ser el más caro del
mercado!
-Listo, ya salgo a cumplir con mi trabajito.
42- Subdivisión de la novela
“De no ser porque le regalaron un video juego a los 18, hubiera obtenido gran
cantidad de honores en el ámbito académico-científico.”
(del libro “Imágenes Lindas e Inconexas”, de Zulma Tandoalopavot)
-La Editorial Hipocampita Mía, me pagó para que escribiera 51 cuentos cortos y
a mí, sólo se me ocurren novelas magníficas y alguna que otra poesía genial
que viene a alumbrar a mis contemporáneos. ¡Ay, pobre de mí! ¡Me van a
serruchar el piso!
-Calma… tengo la solución, amigo parlanchín. Tome esta lapicera.
-Pero, casi no tiene…
-Por eso se la doy, inteligente muchacho. Porque, cuando le sobra la tinta, se
pone a escribir macanas. Y usted no es Lovecraft, para largarse con adjetivos y
ambientaciones de largo aliento. En un diario, andaría lo más bien. Pero los
tiempos de la literatura…
-Comprendo. Y… seré curioso como un oso baboso, ¿por qué me la cobra
como nueva?
-Para que se cuide de los comentarios inútiles y onerosos, amigo.
-Creo que, ahora que me estafó, podré cumplir con el encargo de Hipocampita
en tiempo récord.
43- El manto punzante
“-¡Ay, que lindo! Duerme como un occiso de peluche.
-¡Como un osito, nena! ¡Como un osito!”
(del libro “Humor de las Sombras Peludas y Afelpadas”, de Nébula Sombrith)
-Hay dos clases de programas televisivos; Los vulgares y los estúpidos.
Y la diplomacia, agrega una tercera clase, utópica o teórica, que agruparía a
los programas inteligentes y afables. Nosotros, sabemos que la degradación de
los contenidos (igual que la de los envases) es permanente y cada vez más
rápida. Por eso, grabamos los malos programas de hoy. En la sabiduría de
que, en un futuro infértil, aprenderemos a valorarlos en toda su dimensión.
-Tengo una pregunta, en la lengua acá en la punta, ¿cómo podríamos criticar a
un programa zonzo, cuando este está hecho por personas simpáticas y de
buen corazón?
-Es imposible. Criticar a los estúpidos pero buenos, nos haría ganar el
desprecio de toda la raza humana. Por eso, en este caso limítrofe, sólo
podemos contemplar el oscuro proceso de erradicación del pensamiento, con
una mirada triste y perdida.
44- Ideología de un potentado sin hermana
“Que linda se pone tu hermana,
Cuando se viste de loca.”
(del viejo Motete Iso-rítmico “Hipocampus Fratella” de Rosí Ledesbocadit)
-¿Para reactivar la economía le van a regalar plata a los ricos?
-Claro, nosotros abonamos la teoría del derrame. Va a llegar un momento en
que colapsarán los monederos, los puerquitos de porcelana, las cajas de
seguridad de los bancos y los nichos de los cementerios privados. Ahí, al no
tener donde meterse la guita, los millonarios harán magnánimas donaciones de
aquello que no podrían retener.
-Muy buena idea, Don Ministro. Es más fácil y rápido repartir entre pocos.
Aparte, los ricos ya tienen cuenta bancaria donde hacerles el depósito. En
cambio los otros, los pobres, ni siquiera se preocupan por mantener una cuenta
abierta en alguna entidad.
-¿Ahora entiende lo que es una Política de Estado, que busca conseguir el
beneficio de las mayorías?
-Sí. Pero… ¿por qué figura usted en la lista de millonarios a subsidiar?
-¡Es que yo soy uno de los 10 tipos de más guita de todo el país, pibito!
45- Interrogando al suicida
-¿La escopeta la compró antes del suicidio?
-Sí, mi comisario. Y también las 50 balas, por si fallaba el tiro del final.
-Y… ¿después no compró alguna otra cosilla?
-Que yo recuerde, cual perro que muerde…
-¡Vamos, le prometo discreción señor Falopetti!
-Está bien, me compré un vestido de novia. Perversiones de juventud, ¿vio?
Nada que no sea…
-No quería llegar a esto, pero tendré que leerle la factura:
40 kilos de merca de la buena, 1078 tubitos para inhalar, 3 pistolas
remarcadoras, 2 vestidos de novia, cal viva, 5 palas de punta, 3 bellas
animadoras infantiles con dominio de inglés y el alquiler de un pelotero por 7
noches. ¿Ahora recuerda? Y además, firmó con el pseudónimo de Rosí
Nantés. ¡Hombre grande, alquilando peloteros!
-¡Ah, nooo…! ¡Rosí Nant, es la loca de mi nietita!
-Ahora, comprendo el apuro por gastar toda la guita.
-¡Ay, mi herencia! ¡Han manchado el honor del apellido Falopetti! ¡Nunca, le
voy a perdonar que se haya comprado un vestido más que su abuelo!
-Para otra vez… Bueno, y me conduelo por lo yegua de su…
-Gracias, para la próxima lo pensaré mejor.
Dedicado a la Doctora y Constitucionalista Rosí le Corsar. A quien
seguramente le gustarán estas líneas, ya que le encanta suicidarse.
46- Ahorcame al cetáceo
“-¿Lo pateamos ahora?
-¡Nooo, esperá que se caiga!”
(del libro “Sabiduría del Violento”, de Dominiq Eterreviento)
La orca, desde el fondo del agua, canta; Oscura… amargamente, pero canta.
La orca, es buena; Despiadada y asesina, pero es buena. Y yo, quiero llegar a
ser Presidente de la República; Porque, a pesar de mi ambición desmedida, mi
desprecio por los pobres y mi carácter despótico… soy un buen muchacho, ¿o
no?
-¡Grande, Chacho! ¡Mu-Chacho Pre-sidente!
-¡Tu her-mana está cal…!
-¡Eh, nooo! El partido se juega acá a la vuelta. ¡Nosotros estamos por
cuestiones políticas, señor hincha!
-Perdone, me equivoqué de amontonamiento.
47- Burocracia de las parcas
“Dijo un infante, con cara de elefante, sobre la mezcla de los colores primarios:
El Sol es amarillo… El Cielo azul… ¿Por eso el pasto es verde?”
(Contado por Néstor Favre Mossier, en el programa radial “Naftalina para que
Nadie se Apoliye”)
-¡Te llegó la hora, maula!
-¡Ay, nooo! Por favor… Yo siempre fui…
-¡Ah, disculpá! Me equivoqué de formulario.
-¿Y así nomás me lo dice? ¡Casi me mata del julepe!
-¡Que quiere! Soy de hablar poco… Soy muy… Bueno, hasta mañana.
-¡Hasta mañana, Doña!
48- Canción de amor para tu hermana
“Por si no me recordás; Yo, soy una chica linda, simpática y muy buena.
Además de ser una gran mezzo-soprano dramática. Listo, ahora que me
ubicaste, te cuento:
Resulta que…”
(del libro “Carta de la Humildad”, de Camila Grandada)
-Ya salimos al aire y no conseguimos ni una noticia. Alguien se va a tener que
sacrificar para…
-¡Pum- Pim- Pepé- Pompím- Patapúfete!
-Querida audiencia, los seguimos informando, como siempre, al instante. Hoy,
con la primicia de un tremendo accidente. Uno de nuestros periodistas, el de
más bajo rango, sufrió la caída de un tercio del decorado de este noticiero
sobre su desdichada existencia. Tenemos declaraciones en exclusiva…
¿Cómo se siente ahí aplastado?
-¡Un poco dolorido pero igualmente firme en el cumplimiento del deber,
compañero!
-Seguimos con más información. Nació un pichoncito de oso polar, en el
zoológico capitalino. Y lo llamaron Rosito, tras descartar la vía democrática
para encontrarle un nombre acorde a su sexo.
¡Queridos amigos, nos despedimos con la canción del momento!
49- El dilema de René
-Soy dueño de una funeraria y no me gusta que la gente se muera… ¡Pero
quiero prosperar en mi negocio!
-Dígamelo a mí, que soy traumatólogo. Tampoco me gusta que la gente sufra…
¡Pero antes que les dé un infartito, prefiero que se rompan un hueso!
-¡Jufff… seguramente me envidiarán!: A mí no me afectan los dilemas éticos.
Además, mis pacientes suelen ser alegres y me demuestran la mayor fidelidad.
-Pero… ¿Usted no es la Doctora René Magrand, la que aplica los enemas
más…?
50- El huevo de tortuga partido
-Si usted es tan nacionalista, ¿por qué se va a vivir a Europa?
-¡Es que no puedo ver sufrir a mi Argentina!
(del libro “Te Quiero Extrañar”, de Lole Josvengo)
Me desperté, para volverme a dormir.
51- El jumento y la escopeta parlante
“-¿A dónde va, hermanita?
-Al matadero, la res. Puesta ha de ser frente a su destino, niña.”
(de la cancón correntina “Nana de Tu Hermana”, de Juana Coluto)
El burro, le contó un secreto a coces (ya que era la única forma civilizada de
expresión que conocía). Y a Don Coces, que no pudo creer que el burro
careciera de un mínimo manejo de la retórica, le pareció mal… y lo fusiló sin
preámbulos.
52- El traje de hierro
Las personas reales (de las jurídicas mejor no hay que hablar), se ven muy
influenciadas por la vestimenta propia y ajena. Se podría decir que son la ropa
más algo de personalidad consciente y desnuda. Lo cierto, es que no siempre
el atavío depende de la voluntad. Y que los uniformes, suelen derrumbar las
aspiraciones artísticas de los inadaptados cuasi sensibles.
A Roberto Sito, desde que lo obligaron a disfrazarse de osito, para cumplir con
sus tareas laborales, han dejado de respetarlo como abogado y
constitucionalista. Ahora, no hay juicio oral en el que no le recuerden su pasado
plantígrado. Lo mismo le pasó a la gran pianista Rosí Le Corsar que, luego de
vestirse de locutora, para una obra de teatro, abandonó las teclas bicolores
para recitar la hora y el estado del tiempo en Radio Nacional (AM 870, La
Radio Pública).
53- Esgunfiado pesimista
-¡Esta biblioteca, cuántos libros que ya no podré…!
-¡Pero si sos joven, todavía!
-Sí, pero me fatiga la lectura.
54- Inspire acá, mozo
“Cada persona contiene multitudes. Por eso, proponemos redefinir el concepto
de multitud (real o tangible) como una reunión de multitudes.”
(del libro “Yo, Vamos Todos”, de Ramón Tonado)
La Niña Rosi, cuando joven (allá por el otro siglo), supo ser la más linda del
Coro de Infractores y Mal Entretenidos. Ella, era elegante como un bebé de
elefante y tan suave como el cantar de un ave. María Rosi, era un verdadero
manojo de virtudes. Nadie, podía negar su hermosura.
Un día, se la encontró Juan Manuel Ariconazo y no le pareció muy linda…
-¿Cómo, que no le pareció linda? Así, no prospera el cuento.
-Disculpe, Señorita Edith. Pero no ando muy inspirado.
-Bueno… podría inspirarse un poco conmigo; Para algo le pago el sueldo.
Recuerde que, como su editora, tengo el poder de mejorar sus ingresos.
-Sí, después de todo, mis ingresos son sus egresos. Lo intentaré, Niña Editora.
Edith, me pagaba el sueldo y era hermosa como la Pantera Rosa. Era tan
buena, que ofrecía pagarme más a cambio de un porcentaje de mi dignidad
fungible. Y además, era simpática.
Un día, se encontró con su príncipe azulengo. Él, la colmó de regalos pesados,
poesías y canciones… Pero a ella le gustaba otro tipo. Que no cantaba, pero
que tenía más guita que Francisco Canaro. Con estancias pal’ Norte y hasta
playas pal’ Sur.
-¡Nooo, Antenudo! ¡Así, no! ¡Las novelas rosadas no son para usted!
-¿Sigo con El Crimen del Peluchero?
-¡Sí, antes de que lo reviente, Antenudito!
55- Ministro de Encierro y Ceremonial
-Por un desentendimiento en la ejecución de nuestra política de seguridad, nos
están sobrando cárceles.
-¡Pero, si hacían falta! ¿Qué hicimos mal?
-Nuestro error, fue el haber construido lugares de encierro al mismo tiempo que
invertíamos en Educación.
-¡Que cosa, che! Los Ministros, se tienen que poner de acuerdo en estos temas
de fondo. ¿Y ahora cómo las llenamos? Vamos a…
-Sí, algunos inocentes tendrán que ayudarnos.
-Todo sea por la Patria y por la buena imagen que debemos mantener frente al
mundo.
56- ¡Qué tiene ese avechucho?
”Las barajas, ya estaban echadas panza arriba. Incluso, antes de la invención
de esos naipes holgazanes.”
(del libro “La Determinista de Tu Hermana”, de Lucía Elpercal)
-¡Ay, qué lindo pajarito! ¡Mirá, es de todos los colores! ¿Te gusta, Gustavo?
-¡Sí, mi amor! ¡Me encanta! Pero… pasame la escopeta de matar elefantes,
querés.
57- Tu hermana en Cadena Nacional
“Yo, me bañaba cuando iba a verla”
(del libro “Limpiezas del Pasado” de Juan Manuel Loliente)
La industria y las artes nacionales, estaban siendo aplastadas por el potente
argumento del dinero de las producciones extranjeras. Era el colmo… Hasta las
señoritas universitarias que venían a estudiar acá, provenientes de
acaudalados y lejanos países, eran extranjeras.
Todo lo interno, como un guante que se da vuelta, había mutado en externo.
Por eso, el Gobierno decidió usar la Cadena Nacional para hacerle propaganda
al Arte Autóctono. Todas las noches, de 21:50 a 22:00 horas, se anunciaban
las nuevas creaciones (dando algunos fragmentos ilustrativos) y se incluían
noticias del ámbito científico. Después, los programas seguían volcando su
contenido habitual. Trastes en primeros planos y algunos juegos pavotones.
Pero con el tiempo, la gente dejó de consumir los productos comerciales de
antaño (como los ya mencionados trastes) y pasó a deglutir el arte depurado de
hogaño, que el Gobierno propalaba de un modo asquerosamente populista.
Tan asqueroso fue el populismo Estatal, que las masas no tuvieron más
remedio que ceder ante la inteligencia y el buen gusto disfrazados de
entretenimiento visual.
Eso sí, las primeras Cadenas tuvieron que hacer algunas concesiones para
captar al público hipnotizado y apoltronado:
-¡Uya, mirá quien está en Cadena!
58- El bromista infiltrado
“La hinchada de Racing, hincha sin cesar.
(del libro “María no me Deja ir a la Cancha”, de César el Naftalino)
Esto, pasó cuando un famoso artista del humor hizo una suplencia en el
servicio de ayuda al suicida:
-¡Pegate un tiro, pelandrudo!
-¡Gracias, hermano! Pum, Pim, Rebroff…
-Pará que te cuento otro. Resulta que iba un japonés y un…
59- El equipo de Granduto
“Peter… es Pan (igual que algunos mensajes electrónicos no deseados)
Sean… es Penn (igual que la memoria extraíble)
Y Puerco… Espín (Argentino y Sudamericano).”
(del libro “Pepe Pompín visita a la Pompadour” de Luisito Quinquenal)
Prete Granduto, era flor de millonario. Y pensaba suicidarse porque la guita ya
no lo hacía feliz. Pero por suerte, le encontró un nuevo sentido a la vida… Una
ambición mayor; El Poder.
Y también, se le dio por la explotación obrera sin fines de lucro (algo
excéntrico). Y esto, lo hizo más digno aún. Ya que, soslayando el concepto
arcaico de explotación como medio para encumbrarse, demostró su desinterés
por el vil metal. El tipo, casi llegó a ser bastante feliz y… justo cayó en otra
depresión.
-¿Y qué hizo, Don Antenudo?
Ahí, comprendió que necesitaba del clamor de las multitudes alocadas.
Entonces, después de apartar el bufoso de las sienes, rompió un chanchito,
compró un club de fútbol y lo re-bautizó con su nombre:
Lo llamó Deportivo Prete Granduto El Grande.
Otra vez, consiguió la felicidad pero… Un millonario que lo tenía parapetado
entre ceja y ceja, a pesar de ser muy cejijunto, hizo lo mismo y así, se formó el
primer clásico constituido por clubes con nombre propio (demás está decir que
los jugadores eran identificados por números y que se les obligaba a llevar el
nombre del club adelante y el de un familiar del millonario atrás como
homenaje).
Este, fue el comienzo del derrumbe. Al establecerse la rivalidad, cundieron las
hinchadas fanáticas con sus cantitos burlones y violentos. Y estos cantitos…
¡Ah, estos cánticos! Llegaron a oídos de los guardaespaldas y sirvientes de los
señores Deportivo Granduto Le Grand y Atletic Sportivo Garulo.
Hace rato que no se los ve andar por la calle a estos dos pillines. Se habrán
enterado de las rimas pergeñadas por sus hinchas y en una de esas…
60- Minutos de muerte
-¿Está Ruperto? Me dijo que me dejaba abierto.
-Te estaba esperando. Ah… acá me dicen que murió recién. Bueno, cualquier
cosa pasá mañana. ¡Chaucito, linda!
Auspició:
Empresa de Fletes y Mudanzas “Éxodo Jujeño”.
61- Acomodando patitos rayados
“Como actor, nunca necesitó de la memoria emotiva. Su vida, era lo
suficientemente miserable como para hacerlo llorar cada vez que lo
necesitara.”
(del libro “No Te Voy a Recordar”, de Leopold Videtod)
-El Estado, debe garantizar la libre explotación de los asalariados por parte de
los grupos económicos.
-En eso, estoy de acuerdo. Pero… ¡que los presos fijen el sueldo de los jueces
y de todo el servicio penitenciario!
-¡Qué, acaso le parece mal? La oferta y la demanda, saben acomodar a los
patos. ¿Quién mejor que un cliente de la cárcel para evaluar el desempeño de
esos que tienen a cargo su custodia?
-Viéndolo de ese modo…
-¡Lagarto ‘e Komodo, no?
-Sí, ya mismo saco un decreto.
62- La quiniela de los muertos
“Al igual que Don Quijote luego de quitarse su armadura, la Unión de Músicos y
Afines solía desperezar a sus miembros luego de los discursos del Secretario
de Cultura.”
(del libro “El Miembro Perezoso”, de Juanito Cioso)
Este acontecimiento, perdónenme si les miento, tuvo lugar en Porto Roto muy
cerca de un estacionamiento. Otro caso similar, se produjo en la Localidad de
Portoarmas Sinrregistro. Y si es cierto que siendo A=B entonces B será igual a
A, me bastará con relatar el acontecimiento Portorrotense para explicar ambos.
Incluso, de formas distintas y con gran detalle para mayor deleite de mis
lectores.
Eran las 12:35, casi de mañana, y el sol brillaba a lo pavote. Un anciano, leía
un diario viejo; Sentado cerca del fondo, de un colectivo que hacía rato no
visitaba los talleres. Y este, fue el motivo del entredicho:
-¡Che, viejito! ¿Así que Uruguay ganó su primer Mundial?
-Sí, aquí lo dice.
-¿Y no tenés uno de cuando nació Cleopatra?
-¡Ah, graciosa la señorita de rosa! Mire, acá tengo uno que dice que para el
Mundial de 2010… Uruguay sale Tercero.
-¡Faltan 5 años para eso! Este… disculpe, gentil y apuesto caballero… ¿No me
dejaría ver el de mañana?
-¿El que tiene los resultaditos de las quinielas?
-¡Siii, ese mi amor!
-No creo que le sirva de mucho; ¡Aproveche el día de hoy, señorita rosada!
-¡Pero déme el diario, yo sé lo que me conviene!
-Está bien, pero no lea los avisos fúnebres.
-¡Pero claro que no! ¡A mí, me interesan los sorteos! ¡Gracias, caballero!
-¡Aproveche el día, bella dama!
63- La selección imperial
“Fue una acción muy inteligente de mi parte, la de haber ido al baño antes de
partir con rumbo incierto”
(del libro “Primero lo Segundo”, de Juán Carlos Gonazo)
-Mire, Don Fabriccio Industrio. Los del equipo contrario, nos piden que los
dejemos usar una camiseta nueva por cuestiones cabalísticas. ¿Qué
hacemos?
-Y… que la usen, nomás. Nuestra selección, representa a una potencia
económica. No creemos en brujerías.
El director técnico de la nación seria, respondió lo que de él se esperaba. Y así,
se redactó el permiso.
“Los muchachos, representantes de ese país subdesarrollado, podrán disponer
libremente de la casaca que creyeran favorable o de buen augurio. Nuestro
equipo, integrado por hombres de ciencia, respeta cualquier superstición
deportiva.”
-¡Che, los acorralamos y nos dieron el gusto!
El partido, lo ganó el país del Tercer Mundo y por goleada (con tremebundo
baile incluido). Así, Fabriccio Industrio fue llamado a declarar bajo el cargo de
traición al imperio.
Su alegato, pragmático y certero, convenció a los jueces:
-Personalmente, podría haberles negado el cambio de zamarra. Pero en
nombre de la Nación, tuve que responder con inteligencia y amabilidad.
64- Patotero del desierto
Luego de aclarar que el título de este gran cuento pertenece al señor Alejandro
Dolina (y que yo lo robé con gran agilidad y buen tino), he de relatar lo que a
cualquier argentino le debería interesar; El emblemático caso de Susana
Subsanar.
Susana tenía un auto y tenía hermana (como tantos), y tenía un sobrino que
trabajaba en el diario El Tipo Movible, como corrector severo y astuto.
Ese día, Severuto (el sobrino corrector) se encontró con la pertenencia
semoviente de la tía Susi. Y en el vidrio posterior del autito (polarizado por la
mugre, la pringue y la cochambre), pudo leer asombrado:
”Lavame Suci”
Enseguida, y sin evaluar la posible ausencia de una letra “o” final (a causa de la
erosión que el viento suele producir), tomó un poco de tierrita del piso y
corrigió:
“Lávame Susi”
La Tía Susi, que vio esto desde su ventanal rosado, le espetó a Severuto:
-¡Por qué no te vas a corregirle a tu vieja, pelandrudo!
A los pocos minutos, un parroquiano (que hubo escuchado el grito parental) se
acercó y aportó lo suyo. Le puso…
“Amame Susi”
Ahí, la Tía volvió a asomarse y esta vez (más calmada y con voz meliflua) pegó
un grito de amor:
-¡Vení a tomar unos mates, parroquiano!
Desde ese día, Susi cambió su carácter. A nadie le importó saber cual fue el
escrito original (muy probablemente haya sido “Lavame Sucio H. d. P”). Y
mucho menos le importó a Severuto, quien recibió el auto de su tía como pago
por sus servicios de casamentero.
65- Pregunta admirable
“-¿A dónde vas, con ese traje de loca?
-¡A ver a tu novio, hermanita!”
(del libro “La Atorranta Sincera”, de Aidé Generadita)
Cuando niño, leyó que las frases interrogativas y exclamativas a la vez llevan
ambos signos; El de pregunta y el de admiración. “Su pregunta es admirable”,
solía decir por esos días a quien se le acercara. Y todos se iban contentos.
Pero, con el tiempo y no por otras variables, el niño fue creciendo y se convirtió
en un escritor de fuste. Se hizo popular, gracias a su discurso ambiguo (y a su
padre millonario, que le bancaba las ediciones). Algunos, lo creían irónico y
otros lo consideraban un renovador de la palabra. Eso sí, ninguno era capaz de
entenderlo; Sólo podían conjeturar al significado de sus dichos.
Cuentan las ancianas, esas omniscientes del Organito de la Tarde, que
“Pregunta Admirable” (como le decían en el barrio) sufrió la cárcel a causa de
su modo de expresar admirablemente dubitativo… cogitabundo… Esteee…
Bueno, la policía lo frenó en la ruta y…
-Déme los papeles, señor automovilista.
-¡Quiere el registro o los documentos?
-¡Ah, así que te hacés el vivo! ¡Marche preso, desacatado!
Y fue preso 30 años. Porque ante el juez, terminó de hundirse con su hablar
extraño:
-¡Soy inocente?
66- Un pueblito amoroso
“Sus composiciones horribles, prepararon el oído de los conservadores”
(de la milonga tangueada “El Mejor Valsecito Criollo del Mundo”, de Eleonor
Gullosa)
-¿Cuánto tardarán en restablecer el servicio de energía eléctrica, Don
Lumbrera?
-Mire, Don Alcalde. El problema, abarca toda la metrópoli. Por lo menos, nos va
a llevar 2 ó 3 meses.
-Pero… me dijeron que en otros países, lo arreglan en 36 horas.
-¡Ah, sí! Poniendo personal calificado, estaría listo para mañana. Lo que pasa,
es que pensaba hacerlo junto con mi nietito. Lo veo poco, y me pareció una
buena oportunidad para compartir algo de tiempo con él. ¿Usted, qué dice?
-Me ha conmovido, Lumbrera. Creo que el pueblo podrá aguantar unos
mesecitos. Es más, mi sobrino y yo los ayudaremos.
-Gracias, Alcalde. ¡No sabe lo bien que la vamos a pasar!
Según cuentan las crónicas, desde hace 15 años, estos cuatro aventureros
continúan subsanando el tendido eléctrico. Y las ventas de aparatos
tecnológicos, a pesar del esfuerzo publicitario de los mercaderes, cayeron
como bolsa ‘e papas a niveles jamás registrados.
67- Rosi y la burbuja temporal
Por la esquina de mi casa, donde vivía la loca de tu hermana, pasaba una
franja de tiempo del año 1930.
-¡Pero, Antenudo! ¡Riiispete a los leeectores que después los cuentos no se
venden!
-Bueno, señorita Edith.
Como decía, por la esquina en donde no vivía hipocampita alguna, pasaba una
franja de tiempo. Una franja de un metro de ancho y que no ocasionaba
problemas de circulación, ya que era sólo imagen.
Por ahí, alguno se distraía mirando al pasado y se estrolaba con el auto en el
presente… Pero más que algún accidente fatal no solía ocurrir.
La franja, no guardaba relación geográfica con el lugar donde aparecía y en
esto hay cierta jurisprudencia fantasmagórica y de espíritus chocarreros. Era de
hacerse presente por afinidad sentimental o de ánimo. Por eso, por mi esquina
pasaba “La Gran Depresión”.
En cambio, por el Barrio Cipáyetty (donde trabajaban para intereses foráneos y
malvados) a veces pasaba “La Batalla de Cancha Rayada”, otras veces “El
Bloqueo Anglo- Francés” y cada tonto… Y cada tanto, quise decir, (y por error
del tiempo paralelo e inmutable) se aparecían el “9 de Julio de 1816” ó “La
Revolución de Mayo”.
Recuerdo que no soy perro y que no muerdo y que, por un barrio muy inclinado
hacia las artes, pasaba la Ciudad de París del año 1170. Se podía ver como
terminaban la Catedral de Notre- Dame. Y esto, atraía a pequeños grupos de
vándalos que se reunían para gritarles cositas a los antiguos constructores.
Algunos preferían ir a gritarles a los extraterrestres mientras hacían las
Pirámides. Pero yo contaré lo que les gritaban a los de la Catedral, en donde el
Organum melismático se hubo desarrollado con Leoninus y Perotinus y otros
tantos músicos de fina laya. Les gritaban…
-¡Usá una grúa, perejil!
-¡La instalación eléctrica va para atrás, loco!
Todas estas franjas, muy pintorescas, divertían al pueblo. Pero los
historiadores, los más viles (esos con tendencia al revisionismo), pervirtieron
las imágenes del pasado y las usaron para echar luz sobre algunos
acontecimientos diplomáticos. Así, La Historia pasó al grupete de las ciencias
exactas. Por suerte, los humoristas también hicieron su revisión sobre los
temas más picantes y el pueblo tuvo lo suyo.
68- El fin del espectador acatarrado
En un auditorio de música clásica, nadie se sorprendería ante un silencio
alargado; Pero en el cinematógrafo, las multitudes reclaman acción.
Por eso, cuando se hubo oscurecido la pantalla el 70% de los espectadores
procedió a retirarse.
A los 5 minutos de oscuridad completa, la película continuó a todo color. Y al
rato, la negrura se hizo presente.
La mitad del público se fue a su casita, creyendo que se trataba del fin de la
proyección. Sin embargo, luego de un rato, volvió la luz a la pantalla y
sucedieron otros episodios. Después, el silencio negro y mal oliente.
Esta vez, todos entendieron que la película había concluido ya que los malos
recibieron un castigo desproporcionado y los buenos (que eran todos
empresarios de la derecha no trabajadora) una bonificación impositiva y
algunos perdones a cuenta.
Dicen, los encargados de la limpieza, que un espectador de poca fe se quedó
para corroborar el apagado del proyector marca “Andulo” (que andaba bastante
mal). Y este hombrecillo, un tipo tremendamente molesto y seguidor como
perro ‘e sulqui, tuvo el privilegio de conocer el verdadero y último final.
Nota: Después, se supo que el verdadero y último final (el más postrero de
todos los finales) no fue emitido por un desperfecto técnico ajeno al proyector.
69- El poderoso y la chirola
-Tome, buen hombre. Su moneda…
-Gracias, pero se equivoca. Esa moneda no es mía.
-¡Pero si yo he visto cuando cayó de su faltriquera!
-¡Es que no puede ser, yo no uso cambio chico! ¡Soy millonario!
-¡Ay, mi amor! ¿Por qué estás hablando con uno de la clase… baja?
-Permítame, señorita. Es que, a su esposo, se le cayó una moneda y yo se la
estaba…
-¿Una qué? ¡Ay, querido! ¿Escuchaste lo que dijo? ¡Una moneda! ¡Por favor,
reclina tu cabeza sobre mi pecho y dime que no es verdad! Alguien lo habrá
enviado para que tiña el honor de nuestra familia noble y pudiente.
-¡Pepino! Dejá a esos engrupidos estiradotes y traé pa’ acá la moneda, que nos
compramos un piola choripán y listo.
Auspició: “Choripanería Carola, donde alcanza una chirola”
70- El teléfono muerto
-Estimada Empresa de Comunicaciones: No quisiera molestaros, pero…
¿podrían arreglarme el teléfono? Mi madrecita está muy enferma y necesita
llamar frecuentemente al hospital.
-Usted, ya firmó el contrato por tiempo indefinido y nosotros somos la única
prestadora. Así que… espere sentado y no moleste ¿me entendió, sucia rata?
El Gobierno (populista y asquerosamente antidemocrático) le revocó la licencia
(en una muestra más de injusticia) a la empresa de teléfonos y…
-Tenemos que sacar una solicitada para defender lo que tanto nos costó
conseguir.
-Sí, nuestros clientes seguramente se solidarizarán con esta causa noble y
privada.
-¡Viva la libertad de los mercados y la hermandad usuario- empresarial!
71- El único gol del partido
“-Pisculicho, se la pasa a Fornica que está solo en el área. Fornica solo…
Fornica solo… Goool.”
(del libro “La Guardia Imperial Hincha sin cesar”, de César Albino Encaj)
-Ese tango, inició la fisura que aprovecharían los compositores modernos para
un quiebre posterior. La letra era mala, la música verdaderamente asquerosa y
de una simplicidad ultrajante, y el título… no tenía gancho. ¡Si parecía escrito
por un chancho, mire!
-Pero… ¿Cómo puede ser que semejante porquería haya iniciado una
escuela?
-Es que lo importante de esta magnífica obra, fue el mensaje que supo
transmitir.
-Ah, usted dice que de una manera críptica y quizá no tan elegante, daba a
entender profundos razonamientos filosóficos ¿no?
-No, es que antes de cantarse el tango propiamente dicho se recitaban unos
fragmentos de “Herencia pa’ un Hijo Gaucho”. Y esto, ayudó al crecimiento
intelectual de los parroquianos milongueros.
-Pero, entonces el mérito corresponde a Don José Larralde. Es algo externo al
tango. Acá, le están afanando los derechos de…
-¡Callesé, no levante la perdiz que hay mucha guita pa’ repartir!
-Ummm… Creo que empiezo a comprender el valor de este tango. ¿Cambio no
tiene? Porque necesito monedas para el bondi.
72- El vicedibujante Nudo
-Soy el segundo mejor dibujante de Bichos Antenudos de todo el mundo.
-¿Y el primero quién es?
-Yo, también. Pero prefiero presentarme así, de una manera más humilde.
73- El yacaré del millonario
“Si querés, te podés ir.”
(del libro “Andate”, de Rosí Nantés)
-¡Yo, con mi plata hago lo que quiero! ¿Me escuchaste?
-Sí, pero tener un cocodrilo en el jardín es un poco…
-Lo pagué con mí… plata.
-¡Uy, se está comiendo al vecino!
-Bueno, che. A ese lo indemnizo con mí…
-A la familia, pagale. Porque a él…
Auspició: Héctor de Palermo, un gran potentado.
74- La empresa amorosa
-Hemos sido suspendidos de manera ilegal por el Gobierno. Y pondremos todo
nuestro empeño para defender a nuestros amados clientes de este atropello.
-Esta solicitada, no va a andar. Nadie va a creer algo así de una empresa
privada.
-Es que… Nosotros lo hacemos por amor al cliente, a nuestros hermanos.
-Sí, yo lo sé. Conozco sus intenciones. Pero debo decirles, con todo el dolor de
mi alma, que la gente es muy suspicaz.
75- Negociación en el puente
-¡Si no viene Romina me tiro, eh!
-La llamamos y nos dijo que se puede tirar, nomás. Que lo quiere filmar para
mostrarle a sus amigas… Pero, no nos haga esto a nosotros. Después,
tenemos que limpiar el enchastre. Encima el puente está recién inaugurado con
la firma del Gobernador y todo y además… ¡Uy, espere! Acá, hay una señorita
interesada en que no se estrole!
-A ver… que de una vueltita. Un poco más de perfil, por favor.
-¿Y, qué le parece? Se llama Corina, no cantará como la otra pero…
-Sí, puede aprender. Bueno, ¡aaaaay me baaaajo!
-¡Como son las cosas, che! Creyó que podía elegir el momento de su partida y
ahí está; Si no era por el toldito del Quiosco se mataba.
Auspició: “Quiosco El Toldito, estamos siempre que nos necesites”.
76- Posición de la ignorancia
“-¿Qué le dijo la garrafa a la empresa envasadora?”
(del libro “El Niño que Adivina”, de Rosí Degass)
-Hoy discutiremos el tema que preocupa a todo el país; La Educación.
Y para esas ratas inmundas del Gobierno, que dicen que somos un violento
multimedio, hemos traído a un representante de cada posición para obtener
una pluralidad creíble.
Aquí están:
Romina, a favor de la Educación; Rosario, en contra; Zulma, en contra de
Romina y de Rosario; Y Camila, que ignora el motivo de la disputa, viene en
representación del Pueblo.
Y como en nuestro canal valoramos la ignorancia de nuestros televidentes,
dejaremos que Camila nos explique los pro y los contra de cada posición.
¡Adelante, Cami!
-¿Eh? Ah, sí… Bueno, los que están a favor creo que quieren lo opuesto de los
que están en contra. Y…
-¡Vamos, Camila! Te reservamos el 90% del espacio para vos.
-Bueno, esteee…
77- El tránsito comercial
“A Sole Baisetto, igual que al señor Larreta, le gusta la música berreta”
(del libro “A Beethoven Prefiero Leerlo”, de Rosí Nantés)
-El paso por el Puente Joven, cuesta 1,73 petunias de plata. Y como no
podemos dar el vuelto con moneditas, porque nos lo impide nuestra codicia,
entregaremos un comprobante.
¡Bueno, lo diré sin ambages, les vamos a reconocer un saldo a favor!
-¡Que bien! Y… ¿cómo haremos con los que pasen por única vez?
-Y… a esos, los afanamos y listo. No puedo estar argumentando cada tramoya.
¿Acaso alguien se dio cuenta de que no nos gusta dar el vuelto?
-No, señor; No se enoje.
78- El veneno mortal del bicho volador
“Era un puente verdaderamente hermoso para suicidarse y él, así lo creía. Pero
justo cuando se preparaba para saltar, un camión le partió el traste (a 90
kilómetros por hora) y lo mandó derechito al hospital del pueblo.”
(del libro “Un Suicidio Pretencioso”, de Rosí Lemionc)
-La otra vez, me contaron que un famoso compositor ruso murió tras haber sido
picado por un insecto. Y lo raro es que, este compositor, estaba escribiendo un
poema sinfónico en el cual uno de los principales personajes moría por la
misma causa.
Y… ¿usted qué anda escribiendo, Don Antenudo?
-No… nada, señorita Edith.
Bueno, sí. Estoy con la historia de un escritor fracasado que gana la quiniela y
que… ¡Mucho gana, eh! ¡Como 20 millones de petunias de plata! Y que
después, recibe varias cartas de una piba que le gustaba y… ¡Ah, y no lo pica
ningún insecto y vive sin problemas de salud!
-¡Pero… ese cuento es una porquería! ¡Rompaló y escriba algo en serio,
quiere!
79- Un final para la Rosi
El arte excelso (el grandototote), es necesariamente amargo, triste y sufrido.
Por eso, Irma Filmatutti hizo que su película terminara mal. Muy mal… para la
miércole.
Aunque, como buena vendedora de tiendas, logró la conformidad de las
mayorías con un sorprendente artilugio; Trampeó el desenlace.
Después de la muerte del héroe (el bueno) y de la premiación de los malos
(aquellos que mataron al héroe), apareció este cartel en mitad de la pantalla:
FIN
Pero…
Y ahí nomás, se despachó con un final que llevara calma a los corazones
cultos; Revivió al héroe, y a los malos los hizo reventar cual chancho
semoviente. Todos se fueron contentos del cinematógrafo. Especialmente, las
personas más instruidas en el arte de los peliculones. Ya que pudieron ver un
final acorde a su inteligencia y además, otro (bien pavote) que los sacó de esa
angustia propia de los que se saben mortales.
80- El exprimidor del poblacho
“Cada noche, se presentan todos los recuerdos de mi vida; Condenándome a
una vigilia perpetua. Pero a ella, a la más bella y por quien gustoso aceptara
toda vigilia, no logro recordarla”
(del libro ¡Bien, Que te Acordás de Mí!, de Rosí Leburbuj)
-Quiero llegar a ser el Presidente de esta hermosa Nación. Para gobernar,
como nunca antes se haya gobernado. Pero no puedo solo… Necesito del voto
de cada uno de los ciudadanos libres y mayores de edad de mi amado pueblo.
Y una vez que me convierta en Presidente, voy a beneficiar a los ricos y a
exprimir a los pobres con todas mis fuerzas. Los voy a reventar, subiéndoles
los impuestos a la leche, al pan… ¡Van a ver como se maneja un empresario!
-Espere, Don Candidato. Yo sé que usted desea con vehemencia dirigir los
destinos de todos los ciudadanos, mayores y menores. Pero no sea ansioso,
esa parte del discurso es para después.
-¡Uy, cierto! Borre, amigo asesor. Y… ¿mientras no podríamos ir cerrando
algún teatro público o bajarle el sueldo a los maestros… o alguna cosita, como
para ir practicando?
-¡Espere, ya va le va a llegar su momento! No sea goloso y así, obtendrá
mayores réditos.
81- La rendición de un líder
“Él, operaba en las sombras…
Hasta que un paciente logró que le quitaran el título”
(del libro “Medicina Extravagante y Oscura”, de Rosí Lebisturit)
-Tuvimos que hacer uso de la fuerza pública para traerlo; Recuerde que usted
debe rendir cuentas cada 6 meses, señor Alcalde.
Bueno, queremos saber cuales fueron los gastos de su gira por los países
ricos y democráticos.
-Está bien, nada más sencillo… 20 pesos en alojamiento, 10 en entradas a
museos y lugares cultos, 15.000 en la adquisición de unos autitos de lujo que
me cautivaron y la verdad que no quería comprarlos con mi plata. Y… 200.000
en gastos reservados… cositas, ¿vio?
-¿Alcohol, drogas e hipocampitas de fino talle?
-Sí, eso. Principalmente… hipocampitas de esas que usted describe.
-Muy bien, firme su declaración y para la próxima no nos haga esperar tanto.
82- Música logarítmica
“Me aburro, dijo el niño; Y el burro, que era diligente, lo creyó una orden”
(del libro “El Asno Semiólogo hasta las Patas”, de Rosí Leborriquer)
Antes de anotarnos en el Concurso de Composición, sabíamos que todos los
premios (a saber, del 1 al 20) iban a ser destinados a familiares, amigos y
bienhechores de los miembros del jurado. Esto, nos pareció terriblemente
injusto; Y por eso, propusimos que fueran sorteados en la vespertina de
quiniela nacional o que tuvieran un ordenamiento logarítmico.
Lo de la quiniela, fue rechazado por el qué dirán; Pero la propuesta logarítmica,
tuvo buen recibimiento y se implementó sin demoras. Así, los premios se
encolumnaron en forma caótica, imprecisa y enrarecida (al menos para los
analfa-numéricos, que son muy numerosos).
Nosotros, no mordimos premio alguno. Pero logramos dificultar la repartija
entre los honorables y nunca bien ponderados miembros del jurado, que aún
deben estar sacando las cuentas con los deditos.
83- Un gatito en la ventana
Hoy, como todas las noches, un gato gris (con un ojo solo) se acerca a mi
ventana y, desde el techo, me descarga sus aguas menores.
-¡Nooo, si escribe cosas tristes no se vende el libro…. Antenudo!
-Pero… si usted me dijo que abandonara la ficción en favor de sus arcas. Me
adentré en el realismo desnudo y obsceno, sólo para darle el gusto.
-Es que yo no sabía de su realidad tan miserable, Don Antenudo. Maquille un
poco las verdades, ¿quiere? ¡Hágalo por su linda y simpática editora!
-Está bien, señorita Edith… lo haré.
Estoy feliz, y comparto mi felicidad con ese gatito de cara angelical que,
guiñándome un ojo en señal de buen augurio, me rocía con un líquido y
monocromático arco iris. En su cuello, lleva colgada una campana rosa. Y en
su pancita, tiene el dibujo de un corazón rojo burbuja.
-¡Bueno, tampoco las maquille tanto! En la mediocridad, usted lo sabe mejor
que yo, se encuentran los textos más fáciles de vender; Y ese es nuestro
objetivo. Pero, si vuestra merced se emperra en el extremismo…
84- Relato de una obra
Me enfrento con el papel en blanco y, como no ofrece resistencia, empiezo a
contar cualquier macana sin sentir la menor culpa.
Dos macanas, contaré y esta es la primera:
El domingo, en el Prestigiosísimo Teatro El Chillón, vi una obra hermosa. Casi
tan linda como…
Bueno, la cosa es que vi la obra y quiero contarla.
Era más o menos así:
Una débil viejecita, permanecía inmóvil; Sentada en medio de una habitación
mal iluminada. Y todos sus parientes, la miraban con desprecio y murmuraban
frases cargadas de veneno reptilíneo.
Segundos antes de la caída del telón, la viejita (que ya parecía formar parte del
amoblado, mitad por su color marrón cuis) se levanta. Y tomando una pesa de
300 kilos, al mismo tiempo que con la boca cachaba una botella de ginebra, los
mira como si fuera un espejo. Devolviéndoles el desprecio y hasta las
murmuraciones (estas últimas, en tono de burla y con un hedor etílico muy
pintoresco).
Ahí nomás, luego de lanzar un esputo, corre hacia ellos y… cae el telón,
haciendo gran estrépito y como quejándose.
Este desenlace, es bastante flojito y predecible. Si hubiera sabido que el título
de la obra era “La Viejita Pesista, que al Final se Venga de Toda su Familia
Moliéndolos a Palos en el Puerto”, no habría entrado a verla. Y mucho menos
hubiera pagado los 3 mangos que costaba la entrada, con descuento para
personas cultas.
Bueno, la segunda y última macana (aquella que iba a ser mucho más
entretenida que su predecesora) no podré contarla; Porque el papel, aunque
como dije antes no se resiste, muestra indicios de finitud.
85- La cornetita asoleada
“A Teresa, poco le interesa aquello que pesa en los recuerdos ajenos”
(del libro “Cada Puerquito en su Balanza”, de Rosí Lalmacenier)
Justo que había podido secar todas las toallas al sol y se disponía a hacer un
uso civilizado y responsable de ellas… ¡Le cortaron el agua!
El día que pueda comprarse una cornetita espanta suegras, seguro que dejan
de existir los cumpleaños, las suegras y las vibraciones del aire.
86- El Rey Tero
“Esa pulsión irrefrenable por entregar el patrimonio nacional a los imperios de
turno… hizo que el pueblo los amara”
(del libro “El Cipayo Querendón”, de Rosí Letraicionier)
Cuando cayó el Contador Público que asentaba sus correrías ilegales en el
Libro Diario… su abogado defensor, tuvo que renunciar.
Lo mismo pasó con el funcionario que solía cartearse con sus amigotes.
El juez, le revisó la mesit du luz y encontró esas pruebas que le llevaron agua a
su molino ciego e imparcial:
“Che, Bartolo;
No sabés… Hoy, me quedé con la guita que iba pal Hospital de Niños
Hospiniño. Me voy a comprar un coche nuevo… importado”
”Che, Raguncio;
Vos sabés, porque estabas conmigo… Pero igual te cuento.
Hoy, falsifiqué un cheque y estafé a 10.300 jubilados. ¡Tengo para irme de
vacaciones al exterior… con Lulú!”
La suerte del funcionario no pudo ser peor. Fue condenado por chorro y
apaleado por su esposa… que no se llamaba Lulú.
87- Una actitud cívica y traidora
“¿Quieres convertirnos a todos en asnos? Pues adelante… Haznos asnos,
entonces.”
(del libro “El Alcalde que odiaba la Educación Pública” de Gerónimo
Limuanónimo)
El planisferio geopolítico se había complicado un poquitín y el Máximo Jerarca
supo elegir a uno de sus más fieles lacayos para que se infiltrara en el Centro
de Estudiantes más conflictivo y sonoro; El del Conservatorio de Música Juan
K. Morrera.
Se sabe que los músicos (menos mi madre y mi hermana que son la una más
santa que la otra, en ese orden) abusan del lenguaje y propenden a la
expresión lunfarda. Por eso, el esbirro de familia bien fue adoctrinado en las
dudosas artes del decir arrabalero y canyengue.
Pero no tuvo éxito, a causa de su excesiva preparación. Los alumnos del K.
Morrera, lo sorprendieron conjugando los verbos lunfas en el modo
pluscuamperfecto.
Nota:
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2do libro cuentos del bicho Antenudo ilustrados por Verónica D Agostino de Alfredo Figueras

  • 1. Los Cuentos Humorísticos del Bicho Antenudo 2 do. Libro www.alfredofigueras.com.ar Ilustraciones a cargo de Verónica D’ Agostino www.veronicadagostino.com.ar Índice: Ahora sí, este es el Índice de los Cuentos del Bicho Antenudito:
  • 2. 01- La pequeña yegüita de mar. 02- La repisa del honor asesino. 03- Que la traduzca tu hermanita. 04- El suicidio de Teodorito. 05- La niña del monedero gris. 06- Rosi y el accionar inteligente. 07- La sabiduría de nuestro líder. 08- La noche y el sótano inundado. 09- La exactitud ideológica. 10- La destreza bovina. 11- Incentivo al desacato. 12- En la quinta Del Rosario. 13- El testigo fumador. 14- El gaucho y su calzón. 15- Café de menta viperina. 16- Un Rosario de julepes. 17- La inteligencia de los grandes. 18- Las sombras de la valentía. 19- El periodista inculto. 20- Técnica pianística de los gatos. 21- Vida artística de la galleta. 22- Un límite razonable. 23- El abogado del dragón. 24- Distinción importada. 25- La guitarra del zurdaje. 26- El trote de las parcas. 27- Cartesianismo decente. 28- El ángulo del cañito. 29- Criminal por mayoría. 30- Los mapitas de tu hermana. 31- Concurso al voleo. 32- El cadalso rodante. 33- El libro ensartado. 34- De hermanas, madres y locas. 35- Diplomacia pragmática. 36- El diplomático errante. 37- Cotización de los balcones. 38- El golpe del osito. 39- El ojo exterior. 40- Con la excusa de la rata. 41- Un mensaje cultural.
  • 3. 42- Subdivisión de la novela. 43- El manto punzante. 44- Ideología de un potentado sin hermana. 45- Interrogando al suicida. 46- Ahorcame al cetáceo. 47- Burocracia de las parcas. 48- Canción de amor para tu hermana. 49- El dilema de René. 50- El huevo de tortuga partido. 51- El jumento y la escopeta parlante. 52- El traje de hierro. 53- Esgunfiado pesimista. 54- Inspire acá, mozo. 55- Ministro de Encierro y Ceremonial. 56- ¡Qué tiene ese avechucho? 57- Tu hermana en Cadena Nacional. 58- El bromista infiltrado. 59- El equipo de Granduto. 60- Minutos de muerte. 61- Acomodando patitos rayados. 62- La quiniela de los muertos. 63- La selección imperial. 64- Patotero del desierto. 65- Pregunta admirable. 66- Un pueblito amoroso. 67- Rosi y la burbuja temporal. 68- El fin del espectador acatarrado. 69- El poderoso y la chirola. 70- El teléfono muerto. 71- El único gol del partido. 72- El vicedibujante Nudo. 73- El yacaré del millonario. 74- La empresa amorosa. 75- Negociación en el puente. 76- Posición de la ignorancia. 77- El tránsito comercial. 78- El veneno mortal del bicho volador. 79- Un final para la Rosi. 80- El exprimidor del poblacho. 81- La rendición de un líder. 82- Música logarítmica.
  • 4. 83- Un gatito en la ventana. 84- Relato de una obra. 85- La cornetita asoleada. 86- El Rey Tero. 87- Una actitud cívica y traidora. 88- Cómo sufren los vecinos. 89- El hombre celeste. 90- Los diarios los escriben los pobres. 91- La niña exultante. 92- ¡Quién se robó mi amargura? 93- Comezón diafragmática. 94- Una niña de izquierda. 95- Los días buenos de la compañerita asesina. 96- La Rosaurio y el Dinorrosaurio. 97- Rosi y el teclado rabioso. 98- La receta envenenada. 99- Biografía de tu hermana. 100- Jugo de guitarra. 101- Petisismo peronista. 102- El ciudadano marrón topo. 103- La intuición del bandoneón. 104- Cómo evaporar un chanchito. 105- Defendiendo la quinta ajena. 106- El patroncito remolón. 107- Rosi y la cultura superior. 108- El hospital gráfico. 109- Rosi y la ballena pelotera. 110- La pieza del Rascacielo. 111- La construcción imprevista. 112- La yegüita alcohólica. 113- Estatismo descriptivo y oscuro.
  • 5. 01- La pequeña yegüita de mar “-Mami, ¿qué son los recuerdos? -Son personas, hijito. Son personas…” (del libro “Haceme Acordar que te de una Paliza”, de la Niñera Rosí Legarrot) Yo, podría verter adjetivos a lo pavote sobre este compositor. Pero es más conveniente que escuchemos su pensamiento y no mi parecer: -¿Cómo hizo para componer semejante obra? ¿Sabe que inauguró un lenguaje? Usted, es el estandarte de la vanguardia. Es el barrilete que, los jóvenes creadores, sacan a pasear los días hábiles de protesta. -Si, lo soy. Y, gracias a ello, cobro mis buenos mangos, Don Gómez. En cuanto a cómo compuse el vals “La Malvada Rosi”, le diré: Cuando tuve la versión corregida, y lista para que se la llevaran los mercenarios que editan mis obras en los 6 continentes, a mi nietita (una verdadera hipocampita) se le dio por jugar con ella. Le hizo puntitos, firuletes y algunos manchones. Mi hijo, el encargado de llevar mis invenciones hasta la Editorial, se percató del asunto. Pero, como lo eduqué para que no sea un guchón, omitió batirme el suceso. Así, fue que llegué a ser uno de los compositores más redituables y a cotizar en la bolsa junto al oro y a los bonos de países emergentes. -Si me hubiera avisado, no lo dejaba hablar. Me arruinó la nota, con su sinceridad. ¡Qué vachaché…! ¿No me dice algo que pueda escribir en mi columna de arte? -Está bien, amigo. Me retractaré: En un veloz rapto de fantasía, embebido en la ginebra del rechazo de una mina que jugaba de 3 en el Deportivo Chillón, plasmé a conciencia pura la obra que me hizo famoso como un oso rugoso. Sé que abrí un camino para otros compositores y los aliento, cual perro estival y fumador, a seguir la huella de este humilde cervatillo. ¿Le gustó, Don Gómez? -Es justo lo que pensaba adjudicarle, gracias. ¡Usted es un maestro! Nota: Donde dice “6 Continentes”, debería decir sólo “5”. Pues en Europa, he sabido ahora, no alcanzó a editarse el reputado valsecito. 02- La repisa del honor asesino “Era tan fumadora como devota. Por eso, en vez de velas encendía fasos” (del libro “El Peso de la Neblina”, de Rosí Lefumater)
  • 6. Rubén Grupido, era muy soberbio. Y un día antes, de su muerte horrorosa, se le había dado por acomodar todos los trofeos, diplomas y honores (aparte de medallas y boletos viejos) que supo conseguir en sus años mozos y alocados. Cachó el martillo y procedió a instalar una serie de repisas, hasta lograr una aceptable forma de pirámide expositiva. -Che, Rubén… los trofeos grandes van abajo, hermano. -Callate, perdedor. Yo, quiero que se vean bien y los voy a poner bien arriba. El mundo, sabrá de mis glorias de juventud. Por algo mamá me quería más a mí, pelandrudo. No me llegás ni a los talones, hermanito. Acordate de mamá. Así lo hizo, Rubén “El Petiso”. Y sufrió las consecuencias. Bue, una sola consecuencia… La muerte, nomás. Cuando estaba acomodando los trofeos más pequeños, los de la repisa más cercana al basto e indómito suelo, se le cayó uno de 15 Kilos (con tabla y todo) en el medio del marote. Quedó inconsciente y con la lengua afuera. Enseguida su hermano, el que debía más muertes a la justicia y que le tenía una envidia entre sana y moderada, tomó un pisón y terminó (con dulzura y cierta melancolía) lo que el trofeo había comenzado. Lo diré sin ambages, le dejó la cabeza como un posa-pavas de esos que pintan los niños, en sus primeros años de escuela, para sus abnegadas madres. Y después, de tomarse algunos mates junto a su difunto hermanito, llamó a la policía. Al rato, un representante del orden se constituyó en el lugar de los hechos trágicos y accidentales: -No me diga nada… ¿se le cayó un trofeo, al masculino occiso? -Sí, yo le dije que era peligroso. ¡Ay, hermano! ¿Por qué no me hiciste caso? -No llore, amigo. Él, murió en su ley. El comisario, también le aconsejó no hacer lo de las repisas. 03- Que la traduzca tu hermanita “Le gustaba quejarse por la ausencia de su amor, justo frente a él” (del libro “Te Ayudaré a Extrañarme”. De Rosí Leausentiff) Para verificar las bondades de una traducción, nada mejor que contratar a un segundo traductor (sombra del primero) para que la devuelva al idioma original. Si es que lo tuviera porque quizá, el texto original haya sido víctima de una nebulosa idiomática. Los relatos fronterizos, dan cuenta de este problema. Creyendo en eso de que si A=B entonces B=A, se hizo una prueba de laboratorio en la que 10 traductores, todos abocados al argentino y al francés, tradujeron el trabajo de su colega inmediatamente anterior. La obra original elegida, fue “Cuentos de la Ratita Victoriosa” (del argentino Robert Giuseppe Le Bodevil). En la 9na. Traducción, se supo que uno de los traditores había sido incluido por error. Pues el resultado de su trabajo, fue el libro “Cuenti di los Topi Insanguinatos”. Peor aun, fue el resultado de la 10ma. Traducción (la vuelta al original). Esa, la hizo la degeneradita y experta en francés de mi hermana. El fruto de su labor
  • 7. fue la novela “Historia Ampliada de la Perversión Humana y Extra-terrestre y de las Ratitas Viciosas”. Esta novela histórica, trataba con ligereza los asuntos históricos y ahondaba en los detalles más sórdidos con gran cantidad de notas al pié y dibujitos explicativos (con flechitas y esas cosas que acostumbran realizar las personas de dudosa moralidad y civismo). Una novela divertida, después de todo. Y no lo digo porque la haya escrito mi hermana. Hay que tener en cuenta que, la degeneradita y experta en lengua gala de mi hermana, no poseía el registro habilitador de idioma italiano. Pero, igualmente, se dudó de su buena fe profesional. Por suerte, luego de una larga reunión con todos los científicos y catedráticos, logró convencerlos de su inocencia. 04- El suicidio de Teodorito “Salió pialado del retrete y no tuvo mejor idea que gritar pidiendo ayuda.” (del libro “Historias del Campo Moderno”, de Rosí Leretret) -¿Se enteraron del suicidio del famoso arquitecto Teodoro Lacasa? -Sí, fue por mí. No pudo tragar que le ganara el concurso para construir la torre más ancha del Barrio General Oblongone. -Ay, no. Fue por mí. Él, hacía rato que andaba tras mis delicados pasos y… -Querrás decir “que andaba atrás mío”, ¿Nocierto, pedazo de yegüita? -Sí, amable caballero. Estaba metido hasta las ancas. Pero yo no le daba pelota y por eso se liquidó, el muy perejil; Creyendo que me iba a generar un cargo de conciencia… ¡Justo a mí! ¡Yo misma, lo hubiera reventado a mazazos a ese pelandrudo de…! -¡Bueno, señorita de falda escueta y pecaminosa, deje que cuenten los que saben mentir! El tipo este, su antiguo noviecito, se suicidó para no pagarme el alquiler. ¡Si lo conoceré, al muy miserable! ¡Hacía muchas casas, pero bien que…! -Disculpen, me llegó un mensaje de texto, esa cosa repugnante que provoca accidentes y des-atención escolar, en el cual me baten que Teodorito está lo más pancho comiéndose un choripán, acá en la parrilla de la esquina. Y parece que están actuando Los Turay de Bonzi… Los dejo, porque quiero escucharlos cantar esas chacareras que tan bien hacen. -¡Gracias por la información, no sabe cuanto me alegro! Ahora mismo, voy a cobrarle los meses que me debe. Y si no quiere pagarme, le confisco el choripán. 05- La niña del monedero gris
  • 8. -¡Pará, cuidado! ¡Mirá ese paquetito, Tito…! Ñam, ñam... probá, che. Parece… -¡Uy, sí! ¡Es mierda! -¡Qué suerte, mirá si la pisábamos! (del genial Humorista Telefónico Tangalanga, recopilado por Rosí Desaloner) Ayer, encontré un billete de 3 pesos; Y en él, podía leerse: “Eleonor Tolindo, Te Amo. Yo” Enseguida, guardé el billete entre mis harapos y comencé a investigar de oficio. Caminé dos cuadras y, fatigado por el andar excesivo, me senté en el cordón de la vereda a campanear un cacho ‘e sol. La resolución del caso, llegó a mis pequeños oídos proveniente de una pequeña niña y de varios señores ya mayorcitos (aunque de contextura pequeña, todos ellos): -Hermosa niña, te he confesado mi amor en un billete de 3 pesos y no me los has devuelto ¿debo entender que me amas con una locura inconfesable? -¡Ay, no Romualdo! Lo tiré, hace un par de cuadras. (La señorita, decía la verdad. Y yo, tenía la prueba en mi bolsillo). -¡Oh, niña! Yo también, hice lo que este provecto señor. ¿Conservas mi declaración? ¿Acaso, no estaba escrita con mayor delicadeza? -¡Por favor! Ese billete lo tiré hace 4 cuadras, Don Duval. (Ese no fui a buscarlo; El cansancio se había apoderado de mis extremidades). -Escucha, niña. Mi declaración, la escribí en uno de 305 pesos. No creo que lo hayas tirado… (Ese sí, lo hubiera ido a buscar con la más fina dedicación). -No, lo gasté en cositas. En pastillas para el ánimo, ¿vio? (Hice bien en seguir sentado) -Me gusta que seas así. Viciosa, igual que yo. Ven, hoy iremos al cine. Creo que dan una película inmoral y de mala factura. Vamos… ¿qué pasa, luz de mis ojos? -Yo, no dije que lo aceptara. Quizá, si me diera otros 305… -Toma niña, ¿ahora sí, he conquistado tu noble corazoncito? -Tampoco, me gustan los mendigos. Pero agradezco su dinero, créame. (Hice bien en quedarme a sus pies). -Ta’ bueno, Margarita. Pero si vuelves, serán otras las condiciones. 06- Rosi y el accionar inteligente “Era pobre y no tenía los medios para suicidarse” (del libro “Así, Cualquiera se Liquida”, de Rosí Leinstigater) -¡Los delincuentes se dan a la fuga! -¡Corramos al más gordo, compañero!
  • 9. 07- La sabiduría de nuestro líder “Cuando la muerte llegó a mi vida, ella no estaba” (del libro “Te Busca una Señora Huesuda”, de Rosí Lentregater) -Hospitales, escuelas y todas esas cosas que despreciamos… ¿dan ganancias? -No, y es por eso que nos dan tanto asco. -Mmm, entiendo. Y… desde el Estado, ¿qué podríamos hacer? -Bueno, cobrar impuestos, mi señor. -Entonces, limitémonos a eso. ¡Por fin, esto va a funcionar como mis empresas! 08- La noche y el sótano inundado “Era un espía ultra-secreto. Pero la guía telefónica, terminó con su carrera.” (del libro “Poné que Tengo un Quiosco”, de Rosí Leincognité) Bajó, y el tiburón lo estaba esperando; Se hicieron amigos. 09- La exactitud ideológica “Planificaron raptar a la hermosa niña. Pero ese día, fue la nona quien sacó la basura. Porque la nietita, verdadero objeto del rapto y que había vuelto borracha del bailongo, ya ni eso hacía. Encima, se la pasaba fumando y cantando canciones obscenas. Y hasta le escondía los discos de Ignacio Corsini, a la pobre abuelita. Era, lo que comúnmente se denomina una verdadera hipocampita. Pero como era linda, bue… Los payadores, igual le componían panegíricos. Eso sí, las otras minas del barrio le esputaban anatemas cada vez que la veían pasar con su falda diminuta.” (del libro “La Zorrita de tu Abuela”, de Rosí Lesecuestrer) -¿Cuáles son los buenos? -Los que me paguen más, hijo.
  • 10. 10- La destreza bovina “Melisa, gustaba del canto melismático y Silvia, adoraba el modo silábico. Pero Martí Yogrand, prefería el canto neumático.” (del libro “El Cántico Violento”, de Rosí Lebrutalité) -¡Hay que eliminar a los intermediarios! -¡Tiene razón, vayamos todos y hagamos justicia por mano propia! Eso sí, vayamos después de terminar la picadita y la cerveza. -¿Y… si mejor contratamos a una segunda patota, un poco más belicosa que ésta, para que haga justicia en nuestro nombre? ¿No es mejor, che? -Apoyo la moción, con honda emoción. ¡Algunos actos, deben involucrar a terceros! ¿No es así, Don Cabecilla? -¡Así es la vida, valientes muchachotes! -Me gustaría un bifecito a la plancha, ¿puede ser? -Como no, aquí tiene a la vaca. ¡Y… peguelé fuerte porque ya se cargó a unos cuantos, esta loca! 11- Incentivo al desacato “Nunca confiamos en la industria nacional. Por eso nuestros mapas, escudos e insignias son fabricados en el exterior.” (del libro “El Cipayo Angola”, de Rosarito Levendepatr) -¡Esta vez, los agarré! Ustedes, dicen que el Estado debe funcionar como una empresa. ¿No? -¡Pero claro, señor integrante de la clase proletaria! -Entonces, estoy en condiciones de asegurarles que se han equivocado al dejar el cobro de multas en garras privadas. Porque la eficiencia en la obtención de ganancias, pronto los llevará a fraguar pruebas, documentos y, de ser posible, también algunas leyes menores. -¿Eso nos quería decir? ¿Cree que nacimos hace 21 años? ¡Nosotros, como empresarios de lo público, estamos en todo, papá! Para cobrar multas, confiamos en el sector privado. Pero le dimos la concesión a la empresa que demostró ser menos eficiente. Así, nos aseguramos que no haya cobros indebidos. Al menos, en el corto plazo. Porque, con el tiempo, podrían recibir asesoramiento de alguno de nuestros Ministros. Pero, por ahora, la cosa está bien. ¿Entendiste, perejil? -Ahora, sí. Y… hasta quisiera sumarme a su agrupación política, gentil caballero. -Gracias, por la intención. Pero, no aceptamos pobres. Nos hacen caer la imagen en las encuestas, vio.
  • 11. 12- En la quinta Del Rosario Alberto Carlo Alpiano, fue uno de los más diestros ejecutores de piano-forte del siglo XX. Pero, a causa de su perfeccionismo empedernido, sólo dio 5 conciertos en toda su vida y en parte de algunas vidas ajenas. Incluso, el último de sus conciertos (propinado en la quinta de la excéntrica y bastante desafinada cantante Rosí Lengordavac) lo abandonó allá por la tercera pieza. Esa tardecita, Albertito se disculpó diciendo: -Bueno… lo dejo acá porque la mano viene mal, eh. Nota: Según cuentan las crónicas policiales, el público tomo a mal las disculpas de Albertito. Y, después de sofocada la rebelión, Rosí Lengordavac tuvo que improvisar unas canciones de taberna para salvar el rancho de la furia destructiva de los asistentes más radicales y cultos (que son los peores). 13- El testigo fumador “Sandra Goncito, es poeta y anarquista; De allí, su métrica impar” (del libro “Simetría Logarítmica”, de la matemática rusa Rosí Leoctogonov) -¿Qué lo hace sospechar, Don Fiscal? -Y… está bien, eso de que no seamos nada. Pero… esta semana, se nos fueron 8 testigos. -¡Pero eso es normal! La Tasa de Mortalidad de Testigos, tiende a ocupar los primeros puestos en muchos países. Aparte, los nuestros eran de fumar mucho y eso… -Tiene razón, habrá sido el cigarrillo. Mandelé mis condolencias a las madres. -Eran todos hijos de la misma madre, Don. Y… acá me informan que hoy la pisó un tanque, cuando iba a comprar puchos. -Ahora, recuerdo a esa señora. Doña Anita Pitillo, era una nube, casi. ¡Otra vez, fue el cigarrillo! ¡Cómo pude pensar mal de Caín Sicarietti! -¿Vio? Recuerda lo que nos enseñaron en… -Sí, la primera hipótesis a investigar debe ser siempre la del suicidio no inducido. 14- El gaucho y su calzón “Sus amigos, lo llamaban El Longevo. Por lo alto y porque pintaba pa’ inmortal”
  • 12. (del libro “El Cajón de la Inmortalidad”, de Rosarito Lecamposant) En Mayo de 1926, el Consejo de Administración de la Scala de Milán decidió no volver a alquilar el teatro para ceremonias y manifestaciones. Según dijeron, “por razones de orden sentimental, técnico y económico”. Esta justificación, llegó a orejas del Buen Jacinto Reseco. Y él, no dudó en utilizarla para llevar agua a su molino. Así, fue que publicó una nota en el diario Del Pueblo. Cito el texto: “Me veo obligado a dejar a mi novia (Ña’ Rosenda Caminos) por cuestiones de orden artístico, climático y porque no la aguanto más, a esa loca”. -¡Rosenda! ¡Venga, m’ hijita! ¡Mire lo que escribió en el diario, el muy ladino de su noviecito! -¡Ahhh, nooo…! ¡Ya mismo, agarro el facón y le tajeo todo’ los calzones, a ese maula! -¡Bien, Rosenda! ¡No deje ni uno entero! -¡Eso…! ¡Y, ahora que me hizo acordar, si la encuentro, también le degüello a la parejita de teros! -¡Cuanta emoción! Veo que has tomado el camino que tu padre te ha enseñado. Y, de ser posible, tráeme los corazones de esas aves, m’ hijita. -Si, tata. Se los traeré en una bolsita rosa. -¡Así, me gusta! ¡Que sea obediente y delicada, Rosenda! 15- Café de menta viperina “Ella, tenía problemitas a la hora de dormir (a la noche). Y para ello, guardaba unas cuantas pastillitas en su mesota de luz. Eso sí… para los días difíciles, en el último cajón, atesoraba un trabuco semi-automático.” (del libro “El Último Cajón”, de Rosí Lemezzitduluz) El Alcalde cipayo, no estaba haciendo muy bien las cosas. Por eso, se le ocurrió poner una máquina de dar café para calmar los ánimos de la plebe y así, asegurarse un segundo mandato (en el que gobernaría pensando puramente en los intereses extranjeros que lo encandilaron desde niño). Pero el plan, inteligente por donde se lo mire, no funcionó. Y hasta podría decirse que la máquina cafetera fue la que produjo su posterior derrocamiento. La sucesión de hechos, fue de lo más normal. La máquina, que decía dar crédito aunque no vuelto, empezó a tragar monedas. Nunca dio café y, cuando se envalentonó, en vez de dar vasitos agarró la manía de escupir insultos gruesos impresos en fino papel reciclado. Alguien, un justiciero quizá, le estampó un cartel que puso al tanto a los incautos: “Esta máquina me debe 2 mangos, me debe. ¡Me debe 2 mangos, che!” Y la frase, como era de esperarse, fue llevada como estandarte por los insurrectos que tomaron la Casa de Gobierno y todos los fecas capuchinos que contenía la máquina terrible (después de arrancarle las tripas con uñas y dientes a la máquina y a un perro pati-corto y panzón que vigilaba el lugar). Dicen que al alcalde, terribilísimo sátrapa, le hicieron tragar 50 vasitos y unas 220 cucharitas plásticas, aparte de 100 sobrecitos de azúcar.
  • 13. Pero los que dicen esto, son los mismos que dicen que la caída del tirano, fue provocada por la cafetera chúcara y tragamonedas. Está en ustedes creerlo. Yo, no le doy crédito a la versión. Pero la repito y le doy forma literaria porque así conviene a la economía de la editorial para la que trabajo. 16- Un Rosario de julepes “Faltaban 5 días para que se extinguiera el sol. Y Rorro, había olvidado colgar los calzones de su hermana” (del libro “Que se Pudran en el Balde”, de Mary leholgazanier) Los servicios secretos, suelen poner a prueba la seguridad de terceras Naciones con procedimientos muy simpáticos. Uno de ellos, quizá el más difundido y digno de aprecio, consiste en enchufarles droga y otras sustancias (y hasta a veces, pequeñas bombas atómicas) a pobres viejitas que viajan en avión por cuestiones de salud. Entre las pastillas para la presión y las dentaduras artificiales (aquellas de quita y pon) que llevan en sus bolsitos, les encajan la carga delictiva. Es allí que, si funciona la seguridad como corresponde, la viejita es encañonada por 6 ó 7 agentes de civil, arrojada al piso y molida a palos y, finalmente, reducida como lo que es. Al rato, los agentes secretos revelan su identidad y, luego de rasgar sus vestiduras, ordenan la liberación de la rea. Pero esto, no siempre sucede. Ya que, en el 94% de los casos, las viejitas fenecen del tremendo julepe. Entonces, los agentes guardan sus manos en los bolsillos (en claro gesto de resignación inocente) y ayudan en el sumario aportando más pruebas que incriminen a la difunta. Hay otras formas de evaluar los sistemas de seguridad. Pero… no son tan divertidas, ni sanas y encima cuestan unos pesos más. 17- La inteligencia de los grandes “A la isla de mi socio, donde vivía la yegua de mi hermana, se la tragó el maremoto. Por suerte, la guita que junté (explotando a mis empleados) la había colocado en bonos de países emergentes.” (del libro “La Inversión casi Segura”, de Rosí Learmamentist) -¡Señores, público en general! Esto, es asombroso y misterioso. Estamos ante un hecho imposible de explicar. El mejor jugador de nuestro equipo, la perla de valor incalculable, acaba de pasarle la pelota a un compañero mejor ubicado para rematar al arco.
  • 14. ¡Paco Milonaso, no deja de sorprendernos! 18- Las sombras de la valentía “Cámpora y Perón, tenían frío. Por eso, pidieron un camperón”. (del libro “La Fórmula del Humor Invernal”, de Rosí Lefriolent) Contaré dos casos típicos de valientes de estas pampas. El primero, es el del compadrito que, por aburrimiento y como muestra de cariño, fajaba a la novia todas las noches y después le costaba dormirse. Algunos, mal pensados y pésimos pensadores, dicen que le pegaba porque era bajita, porque usaba anteojos y porque no era buena en el arte de los puños. Pero yo, me ocuparé sólo del asunto central; Lo que le pasó a este verdadero degenerado. La noche del 4 de Enero de 1989, tuvo un momento de iluminación. Cinco acomodadores de un lujoso cinema del trocén le dieron una biava tremenda, muñidos de sus linternas de 4 elementos, y lo llevaron a la rastra hasta su casita (como acto de delicadeza). Ahí, pensó que la radio podría ayudarlo a matar el insomnio y se dispuso a escuchar el programa “El Sueño Feliz de la Lombriz Subterránea”. Metido en la cama y tapado como un niño, oyó a lo lejos: “-Hoy, hablaremos con un maquillador de fiambres, queridos amigos. -No se le olvide, señor relator, que además manejé el cochecito negro. Incluso, en la época en que se usaban caballos.” El segundo caso, es el del señor, si así puede llamárselo (y esto lo digo sin tomar partido y con la neutralidad del buen historiador que me caracteriza) que le dijo a su santa madrecita, antes de estrellar una botella de vino contra la pared recién pintada: “Apagá la luz, nomás. Yo, desconozco el miedo” Y después, al encontrarse solo en la penumbra más amarga y cargada de cui- cui, se abalanzó sobre lo que creyó su salvación; La Radio. Lo que espetó, este aparato de la modernidad, fue terrible: “-¿Qué nos cuenta de la vida de sereno, es tranquila? -Y… en el cementerio no hay gran movimiento, salvo los feriados que se pone lindo. Lo único, que a eso de las 3 de la mañana se escuchan voces y cada tanto me asaltan. Pero, llevo poca guita, eh.” Nuestro amigo valiente, gritó para inyectarse valor: “Ay, yo no creo en esos embelecos fraguados por ancianas” En eso, el viento, cargado de espíritus que sí creían, hizo crujir la puerta y sintió como una explosión en su interior. -Don Antenudo… se dice implosión, no sea bruto. -Está bien, señorita Edith. Usted, tiene razón. ¡Puf, lo que hay que aguantar! -No me haga puf, eh. Mire que no le edito los cuentos, Antenudito. La cosa es que, por la implosión, se le desmoronaron todos los órganos, al pobrecito. Ha de saberse que, al día de la fecha, estos dos pelandrudos de cuarta (atorrantes, pelilargos y por ende poco recomendables) comparten la habitación Nº 90 en el Manicomio Municipal Juanpi Antado.
  • 15. 19-El periodista inculto “En los arrabales de mi desgracia, dormía la tristeza. Una tristeza oscura, rodeada de muerte y melancolía.” (del libro “Yo que Vos… me voy del Barrio”, de Rosí Leinmobilierd) “El vino de litro en caja, se asemeja en gran medida a un libro de 600 ó 700 hojas con lomo de cuero (eso sí, miniado con extraños detalles). Por eso, desde la Secretaría de Cultura…” -Pero, Don Ministro… ¿no le parece excesivo declarar al tetra como objeto cultural? -Usted no entiende de esto, por algo es periodista. ¡Todo es Cultura, grabeceló bien en ese aparatito grabador! Además, vamos a incentivar el uso del tetra de vino tinto, porque a mí me gusta más el tinto, desde la educación primaria. Al familiarizar a los niños con el tetra, que llevarán siempre en sus manitos, los induciremos a la lectura constante de libros de más de 600 hojas. Y al mismo tiempo, los alejaremos de las drogas. -¡Cuanta razón, tendrán la mano y el gesto preparados! Sólo habrá que reemplazarles el vino por un libro, ya en la etapa de instrucción superior, y listo. Ellos, se ocuparán de mantener la antigua dosis. -¡Claro, hermano del alma! ¡Usted, aprende rápido en compañía de personas inteligentes! Es más ligero que mi hermanita. ¿No le gustaría hacerse de un puestito en mi dependencia? -La verdad, que sí. La posibilidad de cobrar un sueldo inmoral, no se presenta todos los días. Y, además, ya tengo una sugerencia para hacerle… ¿Qué tal si, en vez de usar una bebida alcohólica, utilizamos leche o una caja con un juego de ajedrez? -¡Está despedido, por alcahuete! Yo, cobré una platita de la Cámara de Empinadores del Codo y no la pienso devolver. ¿Estamos? 20-Técnica pianística de los gatos En su longa carrera como concertista de pianoforte, no consiguió gran reconocimiento por parte del Estado. Minga de medallas, homenajes y declaraciones de Ciudadano Ilustre. Cabe decir, para ser ecuánimes, que tampoco consiguió aplausos de su público adicto. Quizá, debido a su incapacidad técnica y pésimo buen gusto (del que era criminalmente consciente). Lo cierto, es que su ejecución deplorable lo arrastró por los caminos de la vanguardia. Tenía que inventar un lenguaje musical a su medida, porque ninguno de los existentes era apto para él. Evidentemente, la evolución artística
  • 16. de la humanidad había fallado. Al menos, eso contaba en los bares en donde solía contraer curdas épicas y traumatismos varios (a causa de su escasa cintura para esquivar parroquianos agresivos). Por eso, se convirtió en el primer pianista, emulando a los encantadores de tortugas chinos, en dar sus conciertos en compañía de un felino tricolor que, de vez en cuando, ayudaba en la formación de algunos acordes. La simpatía del gatito sentado a su derecha, hacía que se le perdonasen sus fallas técnicas y que se los recompensara con la apoteosis y con algo de pescado fresco. Después, los malos continuadores de esta admirable escuela pervirtieron el espíritu de su creador. Como no podían congraciarse con el gatito, al que consideraban de poca importancia, empezaron a atarlo. Así, el espectáculo perdió su razón de ser y el público eligió la violencia para mostrar su descontento. Apalearon al concertista (que para colmo de males tocaba bien), quemaron la sala y realizaron una suelta de perros cebados. Gracias a Dios, el gatito no corrió la suerte del buen concertista y pudo salvar su pellejo de las fauces caninas. 21- Vida artística de la galleta Nosotros, consideramos a la galleta producida en serie como un objeto de arte efímero. Esto, desde el momento en que, con nuestros moldes de última generación, le damos forma y demás detalles internos que la hacen digna de la admiración de nuestros competidores y de la del resto de los mortales. -Pero… me enteré que andan vendiendo galletas rotitas, irregulares y hasta casi hechas polvo. ¿Qué me contursi, señor Pascual? -Lo de las irregulares y rotitas, forma parte del homenaje diario de la Cámara de Galletiteros y Afines al “Guernica” de Picasso. Y en cuanto a las otras, las galletas hechas polvo, puedo decirle que son nuestra máxima invención. Transformamos la materia perdida por descarte, en un producto nuevo y de gran calidad y segura demanda. -¿Usted, lo dice por los cocineros que mandan a moler galletas para luego edificar tortas? -¡Pero claro, papá! ¡A esos, les vendemos la “Harina de Galleta”! ¡Sabés como sufríamos cuando destrozaban nuestras pequeñas esculturas! Y aparte, juntando 23 estuches, de nuestra Harina de Galleta, se pueden canjear por una película del más famoso de los castratti. Auspició: Gamolida, la mejor galleta molida. 22- Un límite razonable “Una manada de estrellas negras, se agolpaban en su derruida memoria.” (del libro “La Poesía Impoesible de Entender”, de Rosí Leintrincader)
  • 17. -Todos mis empleados, deben pensar como yo… ¿Alguna duda? --¡No, estamos totalmente de acuerdo con usted, señor máximo jerarca! 23- El abogado del dragón “Como abogado, dedicó parte de su vida a defender tropillas de compositores incomprendidos por sus contemporáneos. El tipo, gran conocedor de todas las leyes y de sus vericuetos, te justificaba cualquier enlace de acordes. Para él, sus clientes eran la armonía misma.” (del libro “Sofistas del Capitalismo Legal”, de Rosí Lederech) -Usted, que leyó el libro de la prolífica Rosí, ¿podría decirme a qué dedicó la parte restante de su vida, este hombre de leyes llevar? --Sí, justamente, el cuento habla de lo que hacía este abogado mientras no defendía músicos extravagantes y acaudalados. Juan Carlos Goncito, alias “Juanca”, empezaba a tomar de temprano como para entonarse y nunca lograba su cometido. Por las tardes, iba chupadazo a sus clases de canto. Y, cuando se hacía patente que no había practicado los ejercicios recetados por su profesora (la bella Doctora Roberto Romina Corsario), pedía unos minutos para despejarse en los jardines del conservatorio. Ahí, con el cuento de que iba a fumar sustancias prohibidas, aprovechaba y le seguía dando a su inseparable petaquita de whisky berretón. Cuando retornaba a la clase, La Corsario le hacía soplar una vela encendida para comprobar si había estado fumando como un buen alumno o si se había dedicado a su viejo vicio. El resultado, siempre era una llamarada temible. Por eso, algunos le batían “Juan Dragoncito” y le pedían que hiciera su número fogoso para divertir a la muchachada asustando a las niñas más recatadas (esas que sólo se inyectaban alguna cosita día por medio). Tanto se cebó el Juancito que, creyéndose un dragón de los de antes, salió a quemar a cuanto ser viviente se le cruzara. Está de más decir, que lo hizo sin comprender la criminalidad de sus actos. Aunque, según el fiscal, tuvo una siniestra puntería al cruzarse justo con todos sus acreedores, enemigos y tipos que se habían mofado por su modo de escupir fuego. Lo que el fiscal no tuvo en cuenta, para exonerarlo sin necesidad de un juicio poco simpático, fue que también liquidó a un pobre perrito. Dijo, maliciosamente, sobre esta prueba de la defensa: “-Lo del perro, fue posterior a su detención. Este cantor de cuarta, lo hizo para alterar el porcentaje de víctimas sospechosas y encima se la agarró con un perro de la comisaría.” Según cuentan, el fiscal tenía un especial encono contra Juanca Goncito desde su más tierna infancia. Al parecer, nuestro amigo Juanca (el asesino), le había quitado un pañal casi nuevo aprovechando que éste, el niño que ya pintaba pa’ fiscal por lo prominente de su dedo acusador, escuchaba embobado un programa de radio poco recomendable.
  • 18. 24- Distinción importada -Necesitamos nuevos móviles, para nuestros funcionarios. Ya mismo, dé la orden de importar los mejores y más caros autos de lujo del mercado. -¿Y si compramos unos de fabricación nacional, que son más baratos? -¿Vos querés que viajemos en los mismos autos que usan los empleados vulgares y algún que otro pobre ahorrativo? -¡Ay, no! ¡Ahora, entiendo la razón! ¡Cómo pude pensar algo tan terrible! Enseguida mando la orden de importación, señor. -¿Vio que todas las cosas tienen un por qué? 25- La guitarra del zurdaje En un país lejano, ubicado a la mayor distancia posible de las antípodas de este, un alcalde ricachón y propenso al neoliberalismo económico se ofreció a etiquetar algunos instrumentos en el Conservatorio Municipal, para tener mayor control sobre las existencias de dicha institución pública de enseñanza académica. Según cuentan los buchones bien informados, entró disfrazado de hombre pobre y bondadoso. Y una vez dentro, descubrió que su envestidura no era del todo venerada. Por eso, se vengó de los que pudo (de los más débiles) al pegar las etiquetas durante la noche. La noche… ¡Ah, la noche…! Estaba poblada de nubes negras y de luces marrones. Y de ratas grises y de… -¡Antenudo, le pagué para que redacte una crónica y usted se me pone poético! -No volverá a suceder, Señorita Edith. Bueno, como venía contando, este sátrapa (lo digo sin tomar partido) se vengó de los que estaban a su alcance. Los guitarristas diferentes, se encontraron con la afrenta cuando recurrieron a la Sala de Instrumentos Ángel Lasala. En sus guitarras podía leerse, con letra temblorosa y con muchas faltas ortográficas que habré de subsanar por respeto a mis seguidores, la siguiente frase: “Guitarra para Zurdos” Y además, les había pegado una foto del Che Guevara y una nota que decía: ”Si no aman a su Excelentísimo Alcalde, el Conservatorio Municipal será vaciado. No voy a tolerar el libre albedrío. A mí, sólo me simpatiza el liberalismo económico y cuando tengo las de ganar. Así que prepárense para abonar la cuota de alguna academia privada. (Yo tengo algunas, por si les interesa). Atentamente, El Gran Gestor del Pueblo.
  • 19. 26- El trote de las parcas “A Julián Plaza, había que homenajearlo poniéndole su nombre a una calle” (del libro “Sutilezas de la Toponimia”, de Marina Barrientos Plazoleta). -Otra vez, llegó el miércoles; La vi y no pude hablarle. Otra vez, estoy a la mayor distancia de su dulce presencia. Aunque… por suerte, pasaron unos minutos y ya se acerca ella. También, se acerca la muerte pero con paso cansino. Esto me alegra. Que el amor sea más frecuente y veloz que el ocaso, es… -Disculpe, pero… -¿Qué, no es cierto lo que digo? -Me gustaría decirle que sí, pero los Doctores no opinan lo mismo. 27- Cartesianismo decente “-Así que sos de Devoto… ¿de adentro o de afuera? -Je… ¡Ya te dije que soy de Chacarita, gracioso! -Ah, síii. Y… ¿de arriba o de abajo? (del libro “Campo Santo y Ña’ Gayola”, de Rosí Leubicater) -Dicen que para evitar la corrupción, alcanza con pagar sueldos altos. Por eso, como funcionario público, cobro 44 veces más que un empleado normal. Esos de la clase… Bueno… esos que… -¿Los de la clase baja, quiere decir? -¡Ay, sí! ¡Suerte que lo dijo usted! -Entonces, ahora que aumentaron el sueldo de subsistencia a 1000 Petunias de cobre, debe estar cobrando 44.000, si hago bien la cuenta. -Bueno, sí. Estoy cobrando 67. -¿67? Me parece que alguien se está llevando una pequeña mordida, en esa liquidación. -Es que nos dan un poco más. Para ayudarnos a no caer en la necesidad de recibir regalos del buen empresariado. Usted sabe… es difícil mantener nuestro nivel de vida. -Sí, veo que no podré convencerlo. Adiós, señor Juan Chorrito Depoc Damonta. -Espere… Aquí entre nosotros, Don Jacobo Girondín Derrobespierre, le diré que eso de la incorruptibilidad de los bien pagos… -Ah, entonces me quedo a charlar de negocios. 28- El ángulo del cañito
  • 20. -¡Listo, ya tenemos el cañón más grande y lindo del mundo! ¡Ahora, los vamos a borrar del mapa! Y… ¿qué pusiste en el aviso clasificado? -Lo que buscábamos, un masculino de pésima presencia, gesto malvado e inmoral, sucio y ventajero y que no tenga escrúpulos a la hora de eliminar algunos inocentes. -Bien, y llegó este tipo. Aparenta cumplir con todos los requisitos y… ¡Che, es igualito al general enemigo! -Sí, es él. Lo que pasa es que en estas tierras, no encontramos sino personas de buen corazón. Por eso, contratamos a un extranjero para que mate por nosotros. -Ahí, te doy la derecha. Seguro que es un buen artillero, este hombre. ¿Le pagaste bien, no? -Y… más o menos. -Entonces, empezá a rezar para que se vuelva bueno y misericordioso como nuestro pueblo porque nos está apuntando. -Ay, sí. Y tiene los ojos inyectados en sangre, jefecito. -Esperemos que recapacite y apunte para el lado de los malos. 29- Criminal por mayoría “-No podremos con este chaqueño llamado Tom; Tiene una armadura impenetrable. -No se preocupe, tarde o temprano acudirá al excusado.” (del libro “El Escudo Intermitente”, de Marina Armadita) -Todos votaron a favor de la pena de muerte sin juicio previo ¿no es cierto? -Sí, pero nadie se presentó para el puesto de verdugo. -¡Carámbula, pero che! ¡En este país, siempre pasa lo mismo! Todos expresan sus sentimientos más nobles y después no se hacen cargo. Yo mismo voy a ejecutar al primero. Dale, traelo para acá. -Bueno, a este lo pescaron escupiendo en el piso. Se llama… -¡Andrés Putando Dal Suello! ¡Es mi querido hijito! -Sí, hermano, también es mi sobrino pero la ley es así. Aparte, vos ya diste tu palabra y encima se está haciendo la hora del desayuno. Así que… -Tenés razón, pasame el hacha. 30- Los mapitas de tu hermana “La descompostura, lo alcanzó al mismo tiempo que una de sus mejores ideas para escribir una novela. Juan Carlos Goncito, el gran escritor, privilegió las letras y, desechando los asuntos mundanos, obtuvo la gloria imperecedera y todo el loor.” (del libro “¡A mí, Dejame el Retrete!”, de Rosí Leapurater). -Con robar la guita no alcanza. Lo lindo, y realmente meritorio, es la construcción de la estafa; ¡El trabajo, papá! -Pero… ¿te parece poco cobrar el asfalto y no hacerlo?
  • 21. -Es poco, Della Brea. Nosotros, tenemos que cobrar el anticipo, dibujar el mapa nuevo pintando las calles y después, hacerles creer a los vecinos que ya están disfrutando de las bondades de ocultar la oprobiosa tierra bajo el heroico pavimento. Que, como sabrás, está menos emparentado con la muerte. -Saludo la idea del heroico pavimento, pero no hay que pasarse. -Ahí, tenés razón. Yo, hago todo por derecha. No como el Alcalde Viaterra, que trazó más de siete calles internas por cada manzana y hasta hizo figurar como asfaltada a la hermanita de un empleado del Municipio. -¡Pobre, la hermanita! ¿Y… tenían calles en vez de medianeras? ¡Tanto progreso es peligroso para la seguridad vial, che! -¡No, Della Brea! Son calles imaginarias, pero que existen gracias a la fe del pueblo y al trabajo de los cartógrafos. Vos, seguí dibujando lo que te dicto que así vamos bien. 31- Concurso al voleo -Hace 32 años que, gracias a las oprobiosas ficciones humorísticas del Bicho Antenudo, no podemos organizar un concurso de arte a nuestra usanza, sin sufrir burlas y algún que otro esputo, por parte de los escépticos y malvados compositores de valsecitos. -Señor presidente, yo tengo la solución. Los premios, no deben consistir en dinero. -¡Así de corta, eso! Y ni tampoco en objetos de valor. -Ah, y mucho menos dar menciones honoríficas. -Creo que hemos encontrado el atajo para recuperar la confianza estúpida de los artistas. Los premios, como bien dijeron ustedes, no tienen que despertar nuestra codicia; Así, la transparencia del proceso estará asegurada. Yo, como Magnánimo Presidente de este jurado, propongo que el Primer Premio sea “Un Voleo en el Traste, a la Salida del Sol”. -¡Bien, Bravo! Conseguimos la fórmula de la verdadera honestidad. Luego de un mes, los diarios (todos pertenecientes a un mismo empresario) titularon a coro para ahorrar gastos de edición: “La Tramoya Infaltable: Nietita del presidente de un concurso, bastante ligerita de cascos, gana el Primer Premio. Hoy al amanecer, recibió su Voleo en el Traste. El encargado de la ejecución, fue un actor internacional de estampa recia.” -Te dije… para el próximo certamen, tenemos que elegir a un pateador menos agraciado y, en lo posible, que sea de cabotaje. -Y… Sí, este guapetón despertó la codicia de mi nietita y no pude negarle el Primer Puesto. 32- El cadalso rodante -¿Por qué los tuvo que salvar la policía de esa manada iracunda que empezó a quemarlos en la plaza?
  • 22. -Fue por culpa de una vieja con un admirable aparato de fonación. ¡Si viera qué cierre epiglótico tenía la desgraciada! Le contaré, nosotros empezamos haciendo cámaras ocultas para mostrar la deshonestidad política y la inoperancia policial. En una de las primeras producciones, lo recuerdo con alegría, intentamos manejar por el Centro con un registro falso. Como nos salió bien, nos cebamos y le dimos a la segunda. En esa, que ya estábamos como locos, nos pintó provocar un derrame tóxico en una reserva ecológica. Y nos salió aún mejor que la del registro que, en vez de foto, tenía un dibujito del Clementosaurio. Por eso, de tan cebados que estábamos, decidimos asaltar un banco como para darle un final grandioso a nuestra carrera de justicieros de la pantalla chica. -¿Y les salió mal? Esa no la emitieron, creo. -No, salió bien. Y… preferimos quedarnos con el botín. Porque el canal nos paga más o menos, ¿vio? -Sí, los trabajos legales están muy mal pagos. Pero… ¿y entonces por qué los quemaron a fuego lento en la Plaza Salgán-De Lío? -Ya le dije, fue por la viejita. Ella, nos vio cuando hicimos lo del banco y nos dijo que, si no le dábamos el 10% del afano, iba a empezar a gritar. -¿Y gritó, la vieja? -Síii, cuando la entramos a surtir se largó la serenata. La tipa, había sido soprano solista del Teatro Colón. Resonaba como una fila de bronces. Y cuando se le ocurrió sacarse la blusa y decir que la queríamos violar, cayeron los inadaptados de costumbre con una hoguera móvil y nos ataron como si fuésemos chanchitos. Si hasta quedamos un poquitín rosaditos, con la calentada que nos dieron esos mal educados. -¡Ustedes también, che! ¡Antes de pegarle le tendrían que haber tapado el hocico, perejiles! Ah… pero el diezmo en concepto de no batir la cana no se lo entregaron. Así que, si no me arreglan a mí… -Está bien, le pagaremos. Pero tápese, señor. 33- El libro ensartado “-¡Lindo el disfraz de colegiala, degeneradita! -No estoy disfrazada. ¡Recién salgo del cole, señora!” (del libro “Menos Yo… Todas unas Locas”, de Rosí Leprejuicierd). -Dicen que no pudo renovar contrato con las musas mercantilistas que lo instigan a escribir. ¿Es cierta, esta vil patraña? -Claro, que no es cierta. Y admiro su libertad para preguntarme sobre estos asuntos pantanosos. Usted, es un ejemplo para los niños que empiezan la carrera de Buen Periodista. -¡Gracias, patrón! Eh, quise decir que agradezco el reconocimiento sin parangón, por parte de un entrevistado al que no me une interés comercial alguno. Pero, siga contestando hermoso e inteligente caballero. Simpático, bondadoso y… -Como le decía, yo les ofrecí pagarles la mitad del sueldo, que venían percibiendo con atraso, por el mismo trabajo y en horario nocturno. Pero ellas prefirieron que las echara. Así fue que, abandonado por las musas, busqué por los senderos oscuros y alejados de la tradición.
  • 23. En principio, probé con una tristeza galopante que vino a caballo de una intoxicación con semillas de girasol. -Allí, habrá escrito su tremenda novela “El Retrete Lejano del Este”. ¿No? -Por supuesto, querido amigo. Se vendió tan bien, que hasta hicimos algunas ediciones con las hojas en blanco y sólo la tapa pintada con un sanitario y un gancho carniceril como peludo de regalo. -¿Y con qué más probó, para lograr la inspiración? -Bueno… mordidas de perros rabiosos, golpes en el marote, sustos con murciélagos cebadísimos… -¿Y con insultos proferidos por alguna bella señorita de andar elegante y caballuno? -Pero, eso está dentro de la ortodoxia poética. Desde hace un tiempo, me dedico exclusivamente a lo alternativo. -Ya lo cantó Don José Larralde, “Si se queja porque anda solo, aguántese lo más macho o hágase trolo”. -Yo también, lo admiro a Larralde. Pero me refería a las cuestiones poéticas, nada más. -¡Entonces suélteme la mano y deje de besarme, patroncito! 34- De hermanas, madres y locas “Ya sé, le voy a apuntar a los postes o al arquero; Así, la pelota va a rebotar y caerá en manos de alguno de los de mí equipo. La verdad, prefiero patearla afuera antes que dar un pase. Pero si el entrenador me lo pide…” (del libro “Método para Adoctrinar a un Comilón”, de Marina Petente) Componiendo valsecitos era de lo peor. Pero como vivía de eso, los escribía a diestra y siniestra… a proa y a popa… a tontas y a locas. Y estas últimas, las tontas y las locas, supieron financiar sus excesos musicales. Ellas, fueron las que lo llevaron a la fama formando su primer club de admiradores pagos y aduladores mercenarios independientes. Lo hicieron por amor. No a sus obras sino a los títulos que les adosaba. El compositor fracasado, había aprendido a sumarle interés a sus valses utilizando el sufijo “de tu hermana”. Así, logró que todos elogiaran su obra “La Loca”. Que, al mutar en “La Loca de Tu Hermana”, cosechó trofeos, medallas y distinciones variopintas. También, probó insertando el prefijo “La Yegua de” a su gran ópera “Tu Madre”. Con este pequeño cambio, consiguió el primer premio de composición. El primero de su vida no del concurso. Ahí, salió 9no y quedó muy contento cual perro con cuatro medias can-can. 35- Diplomacia pragmática “Apología: Ciencia que estudia los modismos del relato propios de Alejandro Apo.” (del libro “Diccionario del Pueblo”, de Rosí Lunfardier)
  • 24. -Tenemos que combatirlos con las mismas armas que ellos utilizan. -Mire que son pobres y pacifistas, estos miserables. -¡Pero, hubiera empezado por ahí! Entonces, saquémoslos a patadas y listo. -Tiene razón, jefecito. -Pero claro, gerente. No se van a defender y tampoco nos van a denunciar. ¡La ecuación es perfecta! 36- El diplomático errante “Cuando empezó la neblina mi alma lloró sin remedio. Ha de ser porque en el medio sonó una zamba argentina.” (del Estilo Pampeano “Recuerdos de un Oso Nebuloso”, del Gaucho Roberto Pipino Pomposo). -Disculpe, que vuelva del cuento anterior. Pero nos equivocamos de protesta y nos rompieron la testa y la zona del huesito dulce, con una gran variedad de golpes de pié. -¡Ustedes son unos malvados funcionales al pacifismo, al final! ¡Cómo van a ir a hacerse los guapos a la Facultad de Artes Marciales y Derecho! ¡Ahora, están enclenques y llenos de denuncias penales por lesiones! Grabenceló bien: A los débiles, les pegamos. Pero con los poderosos, tenemos que negociar. ¿Entendido? -¡Ay, sí! Entendido, mi señor jefe! 37- Cotización de los balcones “El tipo, sufría de un pitido constante en el oído izquierdo. Y por suerte, antes de la muerte, empezó a escuchar voces extrañas que distrajeron su padecer.” (del libro “La Solución Psíquica”, de Tuher Manita) -Cada vez tenemos más héroes y ya no nos alcanzan las calles para homenajearlos. ¿Las esquinas ya…? -Sí, esas las bautizamos con los nombres de nuestros funcionarios. Porque ellos también son héroes en lo suyo, compañero. -Hizo bien, amigo. ¿Y si le ponemos nombre a todas las casas? -¡Gran idea, señor! ¡Imagine a cuantos podremos homenajear en un edificio de 43 pisos! -Y… ¿a muchos? -Sí, señor ingeniero. A más de 40. -¡Uy, que lindo, que lindo, iupi! ¡Qué haría sin su asistencia técnica!
  • 25. 38- El golpe del osito “A veces, como si fueran libros, les pegaba una ojeada a los muchachos. Ella, los manoseaba con la mirada. Eso sí, primero los desvestía junto a una tía degeneradita que la acompañaba en su perversión ocular.” (del libro “La de Ojos Saltones”, de Marinué Vofrit o Poché). Un arma homicida, de las que utilizamos a diario, no debe ser necesariamente maciza o tener una mínima consistencia para conseguir buenos resultados. Pues, su cualidad principal reside en la cercanía. Un tanque de guerra al cual no podamos acceder, sería perfectamente inútil. No así, cualquier objeto al alcance de nuestra mano sanguinaria. Me permito recordarles el caso del vendedor de peluches, que trascendiera como “Los 5000 Ositazos del Loco de la Felpa”, en donde el arma utilizada fue un osito que (en su tierna y verdosa pancita) exclamaba “Te Quiero”. Meditando sobre este caso paradigmático, en el que un tendero del Barrio Carolina actuó en un instante de emoción violenta, podríamos concluir en que la repetición de un golpe, dado con un objeto casi etéreo, aumenta la eficacia del mismo en al menos un 90% (a ojito). Según el fiscal, el vendedor necesitó casi 47 horas (con breves intervalos de descanso) para cumplimentar los 5001 golpes de osito “Te Quiero”. Pero la defensa, dijo que su cliente era muy pasional y que, por ende, no pudo tomar conciencia de sus actos sino hasta las primeras audiencias del juicio (en donde casi liquida a un guardia penitenciario, propinándole 200 golpes con el osito que la querella presentara como prueba en su contra). Por suerte, nuestro muy querido amigo (el asesino despiadado de “La Casa del Peluchón Buchón”) quedó en libertad condicional, gracias a algunos errores en la instrucción a cargo de la Doctora Rosí Lemezzó. La condición para su libertad, fue que se mantuviera alejado de cualquier objeto de felpa y que se abstuviera, en lo posible, de cometer crímenes resonantes mediante su uso indebido. 39- El ojo exterior “Tu recuerdo, flamea en el cielo triste de mi memoria como un chancho sin correa, sin esperanza y sin amor.” (del libro “Me Cambiaste por un Postre”, de Marina Zogrande) -Para entender como deberíamos conducirnos, tenemos que vernos desde afuera. -¡Ay, obvio! ¡Eso, dije siempre! Por ejemplo, si yo fuese una potencia extranjera me gustaría: Primero:
  • 26. Que me vendan materias primas a un costo bajísimo y que compren mis manufacturas a precios exorbitantes. Segundo: Que alienten la importación y la venta de empresas nacionales, para que no me hagan sombra, y que reciban mis desechos con expresión de gratitud. Tercero: Que no le cobren impuestos a mis empresas y que las dejen girar fondos libremente a sus casas matrices. Así como especular y diseñar leyes laborales afines a la conveniencia foránea. Cuarto: Que me consulten antes de hacer cualquier cambio económico, para poder salvar mis inversiones. Y, en lo posible, que subsidien a mis industrias. Quinto: Que me reverencien y vivan preocupados por lo que pudiera llegar a pensar sobre ellos, en caso de tomar alguna decisión que afecte mis intereses. -¡Usted, es de los míos! Llevémosles a los dirigentes estas 5 máximas, para ayudarlos a orientar los destinos de nuestra nación simpática y soberana. -¡Vamos, por fin seremos un país en serio! -¡Sí, amigo! ¡Nos respetarán en todo el mundo! Además, obtendremos un rápido consenso para nuestra oferta de esclavitud. -¡Claro, nadie votaría en contra! Para festejar, tomemos unas bebidas importadas, ¿dale? -Gracias, yo importo. -Faltaba más, importo yo. 40- Con la excusa de la rata “Para conseguir que contestaran a sus correos electrónicos, siempre ponía como asunto… Tu Hermana” (del libro “Un Provocador Telegráfico”, de Thomas Pavosé) Cada vez que Juancho iba al baño, salía con ideas raras. Y a la mina que andaba con él, que poseía un léxico envidiable y un gran don de gente, esto le molestaba sobremanera. Por eso, siempre le batía: “-¡Pero qué hacés en el baño, pelandrudo huraño! ¡Tardás un año y salís con el marote hinchado de macanas! ¿Se puede saber que tenés en la cabeza, vos?” Estos dulces y cariñosos reproches, tenían sitio todas las tardes (después del tradicional y abundante almuerzo que siempre incluía porotos y otros fuegos de artificio). Y, como eran emitidos con fuerza, disimularon la verdadera causa de los problemitas mentales de Juanchito Locatelli casi hasta el final de su miserable vida. Dentro del retrete, marca Torino Laspatas, vivía una rata parlante. Y esta abonada al género de los roedores de alcantarilla, era la que le carcomía el sentido común al buen Juancho. Le decía que dejara el trabajo, que le dentre al vino y a las drogas legales y también que tenía que abandonar a cierta atorranta venenosa que lo tenía dominado. Esto último, lo de abandonar a cierta atorranta venenosa, llegó a oídos de la yegua de la novia (un día que supo ser silenciosa gracias a unos lindos calmantes) y gatilló en ella el instinto asesino que atesoraba.
  • 27. Enseguida, cazó la barreta (con empuñadura de oro y manchas de sangre fresca) y fue en busca de su enemigo oculto. Lo sacó del baño a Juancho, que aunque pialado con los calzones le hizo frente con bastante dignidad, y se metió de cabeza en el trono de porcelana blanca y reluciente. Allí, la rata y la yegua se enfrentaron. Y, con la inestimable y necesaria ayuda de Juanchi, triunfó la mejor. 41- Un mensaje cultural “Cuando joven y hermosa, fue malvada y melodiosa. En dispués, el tiempo le impuso algunas reglas.” (del libro “Estudio de la Vejez”, de Faluch Elperró) -La Secretaría de Cultura, me contrató para difundir sus actividades más altruistas y yo desconozco el estilo literario que desean para sus panfletos. ¿Alcanzará con ordenar la información y escribirla con letra clara? -No. Un Comunicado de Prensa, consta de dos partes claramente diferenciadas: Información y adjetivos inútiles y numerosos dispuestos con una inteligencia bovina. ¿Le doy un consejo? Vaya al campo, buen hombre. Y aprenda del ganado vacuno, de su mirada cansina y profunda. -Ya anoté. Y… ¿La forma? -Lo más difícil de leer que le fuera posible. La presentación, siempre debe tener ilustraciones que tapen los datos, las letras deben ser diminutas y del mismo color que el fondo y el papel… ¡Ah, el papel… debe ser el más caro del mercado! -Listo, ya salgo a cumplir con mi trabajito. 42- Subdivisión de la novela “De no ser porque le regalaron un video juego a los 18, hubiera obtenido gran cantidad de honores en el ámbito académico-científico.” (del libro “Imágenes Lindas e Inconexas”, de Zulma Tandoalopavot) -La Editorial Hipocampita Mía, me pagó para que escribiera 51 cuentos cortos y a mí, sólo se me ocurren novelas magníficas y alguna que otra poesía genial que viene a alumbrar a mis contemporáneos. ¡Ay, pobre de mí! ¡Me van a serruchar el piso! -Calma… tengo la solución, amigo parlanchín. Tome esta lapicera. -Pero, casi no tiene… -Por eso se la doy, inteligente muchacho. Porque, cuando le sobra la tinta, se pone a escribir macanas. Y usted no es Lovecraft, para largarse con adjetivos y ambientaciones de largo aliento. En un diario, andaría lo más bien. Pero los tiempos de la literatura…
  • 28. -Comprendo. Y… seré curioso como un oso baboso, ¿por qué me la cobra como nueva? -Para que se cuide de los comentarios inútiles y onerosos, amigo. -Creo que, ahora que me estafó, podré cumplir con el encargo de Hipocampita en tiempo récord. 43- El manto punzante “-¡Ay, que lindo! Duerme como un occiso de peluche. -¡Como un osito, nena! ¡Como un osito!” (del libro “Humor de las Sombras Peludas y Afelpadas”, de Nébula Sombrith) -Hay dos clases de programas televisivos; Los vulgares y los estúpidos. Y la diplomacia, agrega una tercera clase, utópica o teórica, que agruparía a los programas inteligentes y afables. Nosotros, sabemos que la degradación de los contenidos (igual que la de los envases) es permanente y cada vez más rápida. Por eso, grabamos los malos programas de hoy. En la sabiduría de que, en un futuro infértil, aprenderemos a valorarlos en toda su dimensión. -Tengo una pregunta, en la lengua acá en la punta, ¿cómo podríamos criticar a un programa zonzo, cuando este está hecho por personas simpáticas y de buen corazón? -Es imposible. Criticar a los estúpidos pero buenos, nos haría ganar el desprecio de toda la raza humana. Por eso, en este caso limítrofe, sólo podemos contemplar el oscuro proceso de erradicación del pensamiento, con una mirada triste y perdida. 44- Ideología de un potentado sin hermana “Que linda se pone tu hermana, Cuando se viste de loca.” (del viejo Motete Iso-rítmico “Hipocampus Fratella” de Rosí Ledesbocadit) -¿Para reactivar la economía le van a regalar plata a los ricos? -Claro, nosotros abonamos la teoría del derrame. Va a llegar un momento en que colapsarán los monederos, los puerquitos de porcelana, las cajas de seguridad de los bancos y los nichos de los cementerios privados. Ahí, al no tener donde meterse la guita, los millonarios harán magnánimas donaciones de aquello que no podrían retener. -Muy buena idea, Don Ministro. Es más fácil y rápido repartir entre pocos. Aparte, los ricos ya tienen cuenta bancaria donde hacerles el depósito. En cambio los otros, los pobres, ni siquiera se preocupan por mantener una cuenta abierta en alguna entidad. -¿Ahora entiende lo que es una Política de Estado, que busca conseguir el beneficio de las mayorías? -Sí. Pero… ¿por qué figura usted en la lista de millonarios a subsidiar?
  • 29. -¡Es que yo soy uno de los 10 tipos de más guita de todo el país, pibito! 45- Interrogando al suicida -¿La escopeta la compró antes del suicidio? -Sí, mi comisario. Y también las 50 balas, por si fallaba el tiro del final. -Y… ¿después no compró alguna otra cosilla? -Que yo recuerde, cual perro que muerde… -¡Vamos, le prometo discreción señor Falopetti! -Está bien, me compré un vestido de novia. Perversiones de juventud, ¿vio? Nada que no sea… -No quería llegar a esto, pero tendré que leerle la factura: 40 kilos de merca de la buena, 1078 tubitos para inhalar, 3 pistolas remarcadoras, 2 vestidos de novia, cal viva, 5 palas de punta, 3 bellas animadoras infantiles con dominio de inglés y el alquiler de un pelotero por 7 noches. ¿Ahora recuerda? Y además, firmó con el pseudónimo de Rosí Nantés. ¡Hombre grande, alquilando peloteros! -¡Ah, nooo…! ¡Rosí Nant, es la loca de mi nietita! -Ahora, comprendo el apuro por gastar toda la guita. -¡Ay, mi herencia! ¡Han manchado el honor del apellido Falopetti! ¡Nunca, le voy a perdonar que se haya comprado un vestido más que su abuelo! -Para otra vez… Bueno, y me conduelo por lo yegua de su… -Gracias, para la próxima lo pensaré mejor. Dedicado a la Doctora y Constitucionalista Rosí le Corsar. A quien seguramente le gustarán estas líneas, ya que le encanta suicidarse. 46- Ahorcame al cetáceo “-¿Lo pateamos ahora? -¡Nooo, esperá que se caiga!” (del libro “Sabiduría del Violento”, de Dominiq Eterreviento) La orca, desde el fondo del agua, canta; Oscura… amargamente, pero canta. La orca, es buena; Despiadada y asesina, pero es buena. Y yo, quiero llegar a ser Presidente de la República; Porque, a pesar de mi ambición desmedida, mi desprecio por los pobres y mi carácter despótico… soy un buen muchacho, ¿o no? -¡Grande, Chacho! ¡Mu-Chacho Pre-sidente! -¡Tu her-mana está cal…! -¡Eh, nooo! El partido se juega acá a la vuelta. ¡Nosotros estamos por cuestiones políticas, señor hincha! -Perdone, me equivoqué de amontonamiento. 47- Burocracia de las parcas
  • 30. “Dijo un infante, con cara de elefante, sobre la mezcla de los colores primarios: El Sol es amarillo… El Cielo azul… ¿Por eso el pasto es verde?” (Contado por Néstor Favre Mossier, en el programa radial “Naftalina para que Nadie se Apoliye”) -¡Te llegó la hora, maula! -¡Ay, nooo! Por favor… Yo siempre fui… -¡Ah, disculpá! Me equivoqué de formulario. -¿Y así nomás me lo dice? ¡Casi me mata del julepe! -¡Que quiere! Soy de hablar poco… Soy muy… Bueno, hasta mañana. -¡Hasta mañana, Doña! 48- Canción de amor para tu hermana “Por si no me recordás; Yo, soy una chica linda, simpática y muy buena. Además de ser una gran mezzo-soprano dramática. Listo, ahora que me ubicaste, te cuento: Resulta que…” (del libro “Carta de la Humildad”, de Camila Grandada) -Ya salimos al aire y no conseguimos ni una noticia. Alguien se va a tener que sacrificar para… -¡Pum- Pim- Pepé- Pompím- Patapúfete! -Querida audiencia, los seguimos informando, como siempre, al instante. Hoy, con la primicia de un tremendo accidente. Uno de nuestros periodistas, el de más bajo rango, sufrió la caída de un tercio del decorado de este noticiero sobre su desdichada existencia. Tenemos declaraciones en exclusiva… ¿Cómo se siente ahí aplastado? -¡Un poco dolorido pero igualmente firme en el cumplimiento del deber, compañero! -Seguimos con más información. Nació un pichoncito de oso polar, en el zoológico capitalino. Y lo llamaron Rosito, tras descartar la vía democrática para encontrarle un nombre acorde a su sexo. ¡Queridos amigos, nos despedimos con la canción del momento! 49- El dilema de René -Soy dueño de una funeraria y no me gusta que la gente se muera… ¡Pero quiero prosperar en mi negocio! -Dígamelo a mí, que soy traumatólogo. Tampoco me gusta que la gente sufra… ¡Pero antes que les dé un infartito, prefiero que se rompan un hueso! -¡Jufff… seguramente me envidiarán!: A mí no me afectan los dilemas éticos. Además, mis pacientes suelen ser alegres y me demuestran la mayor fidelidad. -Pero… ¿Usted no es la Doctora René Magrand, la que aplica los enemas más…?
  • 31. 50- El huevo de tortuga partido -Si usted es tan nacionalista, ¿por qué se va a vivir a Europa? -¡Es que no puedo ver sufrir a mi Argentina! (del libro “Te Quiero Extrañar”, de Lole Josvengo) Me desperté, para volverme a dormir. 51- El jumento y la escopeta parlante “-¿A dónde va, hermanita? -Al matadero, la res. Puesta ha de ser frente a su destino, niña.” (de la cancón correntina “Nana de Tu Hermana”, de Juana Coluto) El burro, le contó un secreto a coces (ya que era la única forma civilizada de expresión que conocía). Y a Don Coces, que no pudo creer que el burro careciera de un mínimo manejo de la retórica, le pareció mal… y lo fusiló sin preámbulos. 52- El traje de hierro Las personas reales (de las jurídicas mejor no hay que hablar), se ven muy influenciadas por la vestimenta propia y ajena. Se podría decir que son la ropa más algo de personalidad consciente y desnuda. Lo cierto, es que no siempre el atavío depende de la voluntad. Y que los uniformes, suelen derrumbar las aspiraciones artísticas de los inadaptados cuasi sensibles. A Roberto Sito, desde que lo obligaron a disfrazarse de osito, para cumplir con sus tareas laborales, han dejado de respetarlo como abogado y constitucionalista. Ahora, no hay juicio oral en el que no le recuerden su pasado plantígrado. Lo mismo le pasó a la gran pianista Rosí Le Corsar que, luego de vestirse de locutora, para una obra de teatro, abandonó las teclas bicolores para recitar la hora y el estado del tiempo en Radio Nacional (AM 870, La Radio Pública). 53- Esgunfiado pesimista -¡Esta biblioteca, cuántos libros que ya no podré…! -¡Pero si sos joven, todavía! -Sí, pero me fatiga la lectura.
  • 32. 54- Inspire acá, mozo “Cada persona contiene multitudes. Por eso, proponemos redefinir el concepto de multitud (real o tangible) como una reunión de multitudes.” (del libro “Yo, Vamos Todos”, de Ramón Tonado) La Niña Rosi, cuando joven (allá por el otro siglo), supo ser la más linda del Coro de Infractores y Mal Entretenidos. Ella, era elegante como un bebé de elefante y tan suave como el cantar de un ave. María Rosi, era un verdadero manojo de virtudes. Nadie, podía negar su hermosura. Un día, se la encontró Juan Manuel Ariconazo y no le pareció muy linda… -¿Cómo, que no le pareció linda? Así, no prospera el cuento. -Disculpe, Señorita Edith. Pero no ando muy inspirado. -Bueno… podría inspirarse un poco conmigo; Para algo le pago el sueldo. Recuerde que, como su editora, tengo el poder de mejorar sus ingresos. -Sí, después de todo, mis ingresos son sus egresos. Lo intentaré, Niña Editora. Edith, me pagaba el sueldo y era hermosa como la Pantera Rosa. Era tan buena, que ofrecía pagarme más a cambio de un porcentaje de mi dignidad fungible. Y además, era simpática. Un día, se encontró con su príncipe azulengo. Él, la colmó de regalos pesados, poesías y canciones… Pero a ella le gustaba otro tipo. Que no cantaba, pero que tenía más guita que Francisco Canaro. Con estancias pal’ Norte y hasta playas pal’ Sur. -¡Nooo, Antenudo! ¡Así, no! ¡Las novelas rosadas no son para usted! -¿Sigo con El Crimen del Peluchero? -¡Sí, antes de que lo reviente, Antenudito! 55- Ministro de Encierro y Ceremonial -Por un desentendimiento en la ejecución de nuestra política de seguridad, nos están sobrando cárceles. -¡Pero, si hacían falta! ¿Qué hicimos mal? -Nuestro error, fue el haber construido lugares de encierro al mismo tiempo que invertíamos en Educación. -¡Que cosa, che! Los Ministros, se tienen que poner de acuerdo en estos temas de fondo. ¿Y ahora cómo las llenamos? Vamos a… -Sí, algunos inocentes tendrán que ayudarnos. -Todo sea por la Patria y por la buena imagen que debemos mantener frente al mundo. 56- ¡Qué tiene ese avechucho? ”Las barajas, ya estaban echadas panza arriba. Incluso, antes de la invención de esos naipes holgazanes.” (del libro “La Determinista de Tu Hermana”, de Lucía Elpercal) -¡Ay, qué lindo pajarito! ¡Mirá, es de todos los colores! ¿Te gusta, Gustavo?
  • 33. -¡Sí, mi amor! ¡Me encanta! Pero… pasame la escopeta de matar elefantes, querés. 57- Tu hermana en Cadena Nacional “Yo, me bañaba cuando iba a verla” (del libro “Limpiezas del Pasado” de Juan Manuel Loliente) La industria y las artes nacionales, estaban siendo aplastadas por el potente argumento del dinero de las producciones extranjeras. Era el colmo… Hasta las señoritas universitarias que venían a estudiar acá, provenientes de acaudalados y lejanos países, eran extranjeras. Todo lo interno, como un guante que se da vuelta, había mutado en externo. Por eso, el Gobierno decidió usar la Cadena Nacional para hacerle propaganda al Arte Autóctono. Todas las noches, de 21:50 a 22:00 horas, se anunciaban las nuevas creaciones (dando algunos fragmentos ilustrativos) y se incluían noticias del ámbito científico. Después, los programas seguían volcando su contenido habitual. Trastes en primeros planos y algunos juegos pavotones. Pero con el tiempo, la gente dejó de consumir los productos comerciales de antaño (como los ya mencionados trastes) y pasó a deglutir el arte depurado de hogaño, que el Gobierno propalaba de un modo asquerosamente populista. Tan asqueroso fue el populismo Estatal, que las masas no tuvieron más remedio que ceder ante la inteligencia y el buen gusto disfrazados de entretenimiento visual. Eso sí, las primeras Cadenas tuvieron que hacer algunas concesiones para captar al público hipnotizado y apoltronado: -¡Uya, mirá quien está en Cadena! 58- El bromista infiltrado “La hinchada de Racing, hincha sin cesar. (del libro “María no me Deja ir a la Cancha”, de César el Naftalino) Esto, pasó cuando un famoso artista del humor hizo una suplencia en el servicio de ayuda al suicida: -¡Pegate un tiro, pelandrudo! -¡Gracias, hermano! Pum, Pim, Rebroff… -Pará que te cuento otro. Resulta que iba un japonés y un… 59- El equipo de Granduto “Peter… es Pan (igual que algunos mensajes electrónicos no deseados) Sean… es Penn (igual que la memoria extraíble)
  • 34. Y Puerco… Espín (Argentino y Sudamericano).” (del libro “Pepe Pompín visita a la Pompadour” de Luisito Quinquenal) Prete Granduto, era flor de millonario. Y pensaba suicidarse porque la guita ya no lo hacía feliz. Pero por suerte, le encontró un nuevo sentido a la vida… Una ambición mayor; El Poder. Y también, se le dio por la explotación obrera sin fines de lucro (algo excéntrico). Y esto, lo hizo más digno aún. Ya que, soslayando el concepto arcaico de explotación como medio para encumbrarse, demostró su desinterés por el vil metal. El tipo, casi llegó a ser bastante feliz y… justo cayó en otra depresión. -¿Y qué hizo, Don Antenudo? Ahí, comprendió que necesitaba del clamor de las multitudes alocadas. Entonces, después de apartar el bufoso de las sienes, rompió un chanchito, compró un club de fútbol y lo re-bautizó con su nombre: Lo llamó Deportivo Prete Granduto El Grande. Otra vez, consiguió la felicidad pero… Un millonario que lo tenía parapetado entre ceja y ceja, a pesar de ser muy cejijunto, hizo lo mismo y así, se formó el primer clásico constituido por clubes con nombre propio (demás está decir que los jugadores eran identificados por números y que se les obligaba a llevar el nombre del club adelante y el de un familiar del millonario atrás como homenaje). Este, fue el comienzo del derrumbe. Al establecerse la rivalidad, cundieron las hinchadas fanáticas con sus cantitos burlones y violentos. Y estos cantitos… ¡Ah, estos cánticos! Llegaron a oídos de los guardaespaldas y sirvientes de los señores Deportivo Granduto Le Grand y Atletic Sportivo Garulo. Hace rato que no se los ve andar por la calle a estos dos pillines. Se habrán enterado de las rimas pergeñadas por sus hinchas y en una de esas… 60- Minutos de muerte -¿Está Ruperto? Me dijo que me dejaba abierto. -Te estaba esperando. Ah… acá me dicen que murió recién. Bueno, cualquier cosa pasá mañana. ¡Chaucito, linda! Auspició: Empresa de Fletes y Mudanzas “Éxodo Jujeño”. 61- Acomodando patitos rayados “Como actor, nunca necesitó de la memoria emotiva. Su vida, era lo suficientemente miserable como para hacerlo llorar cada vez que lo necesitara.” (del libro “No Te Voy a Recordar”, de Leopold Videtod)
  • 35. -El Estado, debe garantizar la libre explotación de los asalariados por parte de los grupos económicos. -En eso, estoy de acuerdo. Pero… ¡que los presos fijen el sueldo de los jueces y de todo el servicio penitenciario! -¡Qué, acaso le parece mal? La oferta y la demanda, saben acomodar a los patos. ¿Quién mejor que un cliente de la cárcel para evaluar el desempeño de esos que tienen a cargo su custodia? -Viéndolo de ese modo… -¡Lagarto ‘e Komodo, no? -Sí, ya mismo saco un decreto. 62- La quiniela de los muertos “Al igual que Don Quijote luego de quitarse su armadura, la Unión de Músicos y Afines solía desperezar a sus miembros luego de los discursos del Secretario de Cultura.” (del libro “El Miembro Perezoso”, de Juanito Cioso) Este acontecimiento, perdónenme si les miento, tuvo lugar en Porto Roto muy cerca de un estacionamiento. Otro caso similar, se produjo en la Localidad de Portoarmas Sinrregistro. Y si es cierto que siendo A=B entonces B será igual a A, me bastará con relatar el acontecimiento Portorrotense para explicar ambos. Incluso, de formas distintas y con gran detalle para mayor deleite de mis lectores. Eran las 12:35, casi de mañana, y el sol brillaba a lo pavote. Un anciano, leía un diario viejo; Sentado cerca del fondo, de un colectivo que hacía rato no visitaba los talleres. Y este, fue el motivo del entredicho: -¡Che, viejito! ¿Así que Uruguay ganó su primer Mundial? -Sí, aquí lo dice. -¿Y no tenés uno de cuando nació Cleopatra? -¡Ah, graciosa la señorita de rosa! Mire, acá tengo uno que dice que para el Mundial de 2010… Uruguay sale Tercero. -¡Faltan 5 años para eso! Este… disculpe, gentil y apuesto caballero… ¿No me dejaría ver el de mañana? -¿El que tiene los resultaditos de las quinielas? -¡Siii, ese mi amor! -No creo que le sirva de mucho; ¡Aproveche el día de hoy, señorita rosada! -¡Pero déme el diario, yo sé lo que me conviene! -Está bien, pero no lea los avisos fúnebres. -¡Pero claro que no! ¡A mí, me interesan los sorteos! ¡Gracias, caballero! -¡Aproveche el día, bella dama! 63- La selección imperial “Fue una acción muy inteligente de mi parte, la de haber ido al baño antes de partir con rumbo incierto” (del libro “Primero lo Segundo”, de Juán Carlos Gonazo)
  • 36. -Mire, Don Fabriccio Industrio. Los del equipo contrario, nos piden que los dejemos usar una camiseta nueva por cuestiones cabalísticas. ¿Qué hacemos? -Y… que la usen, nomás. Nuestra selección, representa a una potencia económica. No creemos en brujerías. El director técnico de la nación seria, respondió lo que de él se esperaba. Y así, se redactó el permiso. “Los muchachos, representantes de ese país subdesarrollado, podrán disponer libremente de la casaca que creyeran favorable o de buen augurio. Nuestro equipo, integrado por hombres de ciencia, respeta cualquier superstición deportiva.” -¡Che, los acorralamos y nos dieron el gusto! El partido, lo ganó el país del Tercer Mundo y por goleada (con tremebundo baile incluido). Así, Fabriccio Industrio fue llamado a declarar bajo el cargo de traición al imperio. Su alegato, pragmático y certero, convenció a los jueces: -Personalmente, podría haberles negado el cambio de zamarra. Pero en nombre de la Nación, tuve que responder con inteligencia y amabilidad. 64- Patotero del desierto Luego de aclarar que el título de este gran cuento pertenece al señor Alejandro Dolina (y que yo lo robé con gran agilidad y buen tino), he de relatar lo que a cualquier argentino le debería interesar; El emblemático caso de Susana Subsanar. Susana tenía un auto y tenía hermana (como tantos), y tenía un sobrino que trabajaba en el diario El Tipo Movible, como corrector severo y astuto. Ese día, Severuto (el sobrino corrector) se encontró con la pertenencia semoviente de la tía Susi. Y en el vidrio posterior del autito (polarizado por la mugre, la pringue y la cochambre), pudo leer asombrado: ”Lavame Suci” Enseguida, y sin evaluar la posible ausencia de una letra “o” final (a causa de la erosión que el viento suele producir), tomó un poco de tierrita del piso y corrigió: “Lávame Susi” La Tía Susi, que vio esto desde su ventanal rosado, le espetó a Severuto: -¡Por qué no te vas a corregirle a tu vieja, pelandrudo! A los pocos minutos, un parroquiano (que hubo escuchado el grito parental) se acercó y aportó lo suyo. Le puso… “Amame Susi” Ahí, la Tía volvió a asomarse y esta vez (más calmada y con voz meliflua) pegó un grito de amor: -¡Vení a tomar unos mates, parroquiano! Desde ese día, Susi cambió su carácter. A nadie le importó saber cual fue el escrito original (muy probablemente haya sido “Lavame Sucio H. d. P”). Y mucho menos le importó a Severuto, quien recibió el auto de su tía como pago por sus servicios de casamentero.
  • 37. 65- Pregunta admirable “-¿A dónde vas, con ese traje de loca? -¡A ver a tu novio, hermanita!” (del libro “La Atorranta Sincera”, de Aidé Generadita) Cuando niño, leyó que las frases interrogativas y exclamativas a la vez llevan ambos signos; El de pregunta y el de admiración. “Su pregunta es admirable”, solía decir por esos días a quien se le acercara. Y todos se iban contentos. Pero, con el tiempo y no por otras variables, el niño fue creciendo y se convirtió en un escritor de fuste. Se hizo popular, gracias a su discurso ambiguo (y a su padre millonario, que le bancaba las ediciones). Algunos, lo creían irónico y otros lo consideraban un renovador de la palabra. Eso sí, ninguno era capaz de entenderlo; Sólo podían conjeturar al significado de sus dichos. Cuentan las ancianas, esas omniscientes del Organito de la Tarde, que “Pregunta Admirable” (como le decían en el barrio) sufrió la cárcel a causa de su modo de expresar admirablemente dubitativo… cogitabundo… Esteee… Bueno, la policía lo frenó en la ruta y… -Déme los papeles, señor automovilista. -¡Quiere el registro o los documentos? -¡Ah, así que te hacés el vivo! ¡Marche preso, desacatado! Y fue preso 30 años. Porque ante el juez, terminó de hundirse con su hablar extraño: -¡Soy inocente? 66- Un pueblito amoroso “Sus composiciones horribles, prepararon el oído de los conservadores” (de la milonga tangueada “El Mejor Valsecito Criollo del Mundo”, de Eleonor Gullosa) -¿Cuánto tardarán en restablecer el servicio de energía eléctrica, Don Lumbrera? -Mire, Don Alcalde. El problema, abarca toda la metrópoli. Por lo menos, nos va a llevar 2 ó 3 meses. -Pero… me dijeron que en otros países, lo arreglan en 36 horas. -¡Ah, sí! Poniendo personal calificado, estaría listo para mañana. Lo que pasa, es que pensaba hacerlo junto con mi nietito. Lo veo poco, y me pareció una buena oportunidad para compartir algo de tiempo con él. ¿Usted, qué dice? -Me ha conmovido, Lumbrera. Creo que el pueblo podrá aguantar unos mesecitos. Es más, mi sobrino y yo los ayudaremos. -Gracias, Alcalde. ¡No sabe lo bien que la vamos a pasar! Según cuentan las crónicas, desde hace 15 años, estos cuatro aventureros continúan subsanando el tendido eléctrico. Y las ventas de aparatos tecnológicos, a pesar del esfuerzo publicitario de los mercaderes, cayeron como bolsa ‘e papas a niveles jamás registrados.
  • 38. 67- Rosi y la burbuja temporal Por la esquina de mi casa, donde vivía la loca de tu hermana, pasaba una franja de tiempo del año 1930. -¡Pero, Antenudo! ¡Riiispete a los leeectores que después los cuentos no se venden! -Bueno, señorita Edith. Como decía, por la esquina en donde no vivía hipocampita alguna, pasaba una franja de tiempo. Una franja de un metro de ancho y que no ocasionaba problemas de circulación, ya que era sólo imagen. Por ahí, alguno se distraía mirando al pasado y se estrolaba con el auto en el presente… Pero más que algún accidente fatal no solía ocurrir. La franja, no guardaba relación geográfica con el lugar donde aparecía y en esto hay cierta jurisprudencia fantasmagórica y de espíritus chocarreros. Era de hacerse presente por afinidad sentimental o de ánimo. Por eso, por mi esquina pasaba “La Gran Depresión”. En cambio, por el Barrio Cipáyetty (donde trabajaban para intereses foráneos y malvados) a veces pasaba “La Batalla de Cancha Rayada”, otras veces “El Bloqueo Anglo- Francés” y cada tonto… Y cada tanto, quise decir, (y por error del tiempo paralelo e inmutable) se aparecían el “9 de Julio de 1816” ó “La Revolución de Mayo”. Recuerdo que no soy perro y que no muerdo y que, por un barrio muy inclinado hacia las artes, pasaba la Ciudad de París del año 1170. Se podía ver como terminaban la Catedral de Notre- Dame. Y esto, atraía a pequeños grupos de vándalos que se reunían para gritarles cositas a los antiguos constructores. Algunos preferían ir a gritarles a los extraterrestres mientras hacían las Pirámides. Pero yo contaré lo que les gritaban a los de la Catedral, en donde el Organum melismático se hubo desarrollado con Leoninus y Perotinus y otros tantos músicos de fina laya. Les gritaban… -¡Usá una grúa, perejil! -¡La instalación eléctrica va para atrás, loco! Todas estas franjas, muy pintorescas, divertían al pueblo. Pero los historiadores, los más viles (esos con tendencia al revisionismo), pervirtieron las imágenes del pasado y las usaron para echar luz sobre algunos acontecimientos diplomáticos. Así, La Historia pasó al grupete de las ciencias exactas. Por suerte, los humoristas también hicieron su revisión sobre los temas más picantes y el pueblo tuvo lo suyo. 68- El fin del espectador acatarrado En un auditorio de música clásica, nadie se sorprendería ante un silencio alargado; Pero en el cinematógrafo, las multitudes reclaman acción. Por eso, cuando se hubo oscurecido la pantalla el 70% de los espectadores procedió a retirarse. A los 5 minutos de oscuridad completa, la película continuó a todo color. Y al rato, la negrura se hizo presente. La mitad del público se fue a su casita, creyendo que se trataba del fin de la proyección. Sin embargo, luego de un rato, volvió la luz a la pantalla y sucedieron otros episodios. Después, el silencio negro y mal oliente.
  • 39. Esta vez, todos entendieron que la película había concluido ya que los malos recibieron un castigo desproporcionado y los buenos (que eran todos empresarios de la derecha no trabajadora) una bonificación impositiva y algunos perdones a cuenta. Dicen, los encargados de la limpieza, que un espectador de poca fe se quedó para corroborar el apagado del proyector marca “Andulo” (que andaba bastante mal). Y este hombrecillo, un tipo tremendamente molesto y seguidor como perro ‘e sulqui, tuvo el privilegio de conocer el verdadero y último final. Nota: Después, se supo que el verdadero y último final (el más postrero de todos los finales) no fue emitido por un desperfecto técnico ajeno al proyector. 69- El poderoso y la chirola -Tome, buen hombre. Su moneda… -Gracias, pero se equivoca. Esa moneda no es mía. -¡Pero si yo he visto cuando cayó de su faltriquera! -¡Es que no puede ser, yo no uso cambio chico! ¡Soy millonario! -¡Ay, mi amor! ¿Por qué estás hablando con uno de la clase… baja? -Permítame, señorita. Es que, a su esposo, se le cayó una moneda y yo se la estaba… -¿Una qué? ¡Ay, querido! ¿Escuchaste lo que dijo? ¡Una moneda! ¡Por favor, reclina tu cabeza sobre mi pecho y dime que no es verdad! Alguien lo habrá enviado para que tiña el honor de nuestra familia noble y pudiente. -¡Pepino! Dejá a esos engrupidos estiradotes y traé pa’ acá la moneda, que nos compramos un piola choripán y listo. Auspició: “Choripanería Carola, donde alcanza una chirola” 70- El teléfono muerto -Estimada Empresa de Comunicaciones: No quisiera molestaros, pero… ¿podrían arreglarme el teléfono? Mi madrecita está muy enferma y necesita llamar frecuentemente al hospital. -Usted, ya firmó el contrato por tiempo indefinido y nosotros somos la única prestadora. Así que… espere sentado y no moleste ¿me entendió, sucia rata? El Gobierno (populista y asquerosamente antidemocrático) le revocó la licencia (en una muestra más de injusticia) a la empresa de teléfonos y… -Tenemos que sacar una solicitada para defender lo que tanto nos costó conseguir. -Sí, nuestros clientes seguramente se solidarizarán con esta causa noble y privada.
  • 40. -¡Viva la libertad de los mercados y la hermandad usuario- empresarial! 71- El único gol del partido “-Pisculicho, se la pasa a Fornica que está solo en el área. Fornica solo… Fornica solo… Goool.” (del libro “La Guardia Imperial Hincha sin cesar”, de César Albino Encaj) -Ese tango, inició la fisura que aprovecharían los compositores modernos para un quiebre posterior. La letra era mala, la música verdaderamente asquerosa y de una simplicidad ultrajante, y el título… no tenía gancho. ¡Si parecía escrito por un chancho, mire! -Pero… ¿Cómo puede ser que semejante porquería haya iniciado una escuela? -Es que lo importante de esta magnífica obra, fue el mensaje que supo transmitir. -Ah, usted dice que de una manera críptica y quizá no tan elegante, daba a entender profundos razonamientos filosóficos ¿no? -No, es que antes de cantarse el tango propiamente dicho se recitaban unos fragmentos de “Herencia pa’ un Hijo Gaucho”. Y esto, ayudó al crecimiento intelectual de los parroquianos milongueros. -Pero, entonces el mérito corresponde a Don José Larralde. Es algo externo al tango. Acá, le están afanando los derechos de… -¡Callesé, no levante la perdiz que hay mucha guita pa’ repartir! -Ummm… Creo que empiezo a comprender el valor de este tango. ¿Cambio no tiene? Porque necesito monedas para el bondi. 72- El vicedibujante Nudo -Soy el segundo mejor dibujante de Bichos Antenudos de todo el mundo. -¿Y el primero quién es? -Yo, también. Pero prefiero presentarme así, de una manera más humilde. 73- El yacaré del millonario “Si querés, te podés ir.” (del libro “Andate”, de Rosí Nantés) -¡Yo, con mi plata hago lo que quiero! ¿Me escuchaste? -Sí, pero tener un cocodrilo en el jardín es un poco…
  • 41. -Lo pagué con mí… plata. -¡Uy, se está comiendo al vecino! -Bueno, che. A ese lo indemnizo con mí… -A la familia, pagale. Porque a él… Auspició: Héctor de Palermo, un gran potentado. 74- La empresa amorosa -Hemos sido suspendidos de manera ilegal por el Gobierno. Y pondremos todo nuestro empeño para defender a nuestros amados clientes de este atropello. -Esta solicitada, no va a andar. Nadie va a creer algo así de una empresa privada. -Es que… Nosotros lo hacemos por amor al cliente, a nuestros hermanos. -Sí, yo lo sé. Conozco sus intenciones. Pero debo decirles, con todo el dolor de mi alma, que la gente es muy suspicaz. 75- Negociación en el puente -¡Si no viene Romina me tiro, eh! -La llamamos y nos dijo que se puede tirar, nomás. Que lo quiere filmar para mostrarle a sus amigas… Pero, no nos haga esto a nosotros. Después, tenemos que limpiar el enchastre. Encima el puente está recién inaugurado con la firma del Gobernador y todo y además… ¡Uy, espere! Acá, hay una señorita interesada en que no se estrole! -A ver… que de una vueltita. Un poco más de perfil, por favor. -¿Y, qué le parece? Se llama Corina, no cantará como la otra pero… -Sí, puede aprender. Bueno, ¡aaaaay me baaaajo! -¡Como son las cosas, che! Creyó que podía elegir el momento de su partida y ahí está; Si no era por el toldito del Quiosco se mataba. Auspició: “Quiosco El Toldito, estamos siempre que nos necesites”. 76- Posición de la ignorancia “-¿Qué le dijo la garrafa a la empresa envasadora?” (del libro “El Niño que Adivina”, de Rosí Degass) -Hoy discutiremos el tema que preocupa a todo el país; La Educación.
  • 42. Y para esas ratas inmundas del Gobierno, que dicen que somos un violento multimedio, hemos traído a un representante de cada posición para obtener una pluralidad creíble. Aquí están: Romina, a favor de la Educación; Rosario, en contra; Zulma, en contra de Romina y de Rosario; Y Camila, que ignora el motivo de la disputa, viene en representación del Pueblo. Y como en nuestro canal valoramos la ignorancia de nuestros televidentes, dejaremos que Camila nos explique los pro y los contra de cada posición. ¡Adelante, Cami! -¿Eh? Ah, sí… Bueno, los que están a favor creo que quieren lo opuesto de los que están en contra. Y… -¡Vamos, Camila! Te reservamos el 90% del espacio para vos. -Bueno, esteee… 77- El tránsito comercial “A Sole Baisetto, igual que al señor Larreta, le gusta la música berreta” (del libro “A Beethoven Prefiero Leerlo”, de Rosí Nantés) -El paso por el Puente Joven, cuesta 1,73 petunias de plata. Y como no podemos dar el vuelto con moneditas, porque nos lo impide nuestra codicia, entregaremos un comprobante. ¡Bueno, lo diré sin ambages, les vamos a reconocer un saldo a favor! -¡Que bien! Y… ¿cómo haremos con los que pasen por única vez? -Y… a esos, los afanamos y listo. No puedo estar argumentando cada tramoya. ¿Acaso alguien se dio cuenta de que no nos gusta dar el vuelto? -No, señor; No se enoje. 78- El veneno mortal del bicho volador “Era un puente verdaderamente hermoso para suicidarse y él, así lo creía. Pero justo cuando se preparaba para saltar, un camión le partió el traste (a 90 kilómetros por hora) y lo mandó derechito al hospital del pueblo.” (del libro “Un Suicidio Pretencioso”, de Rosí Lemionc) -La otra vez, me contaron que un famoso compositor ruso murió tras haber sido picado por un insecto. Y lo raro es que, este compositor, estaba escribiendo un poema sinfónico en el cual uno de los principales personajes moría por la misma causa. Y… ¿usted qué anda escribiendo, Don Antenudo? -No… nada, señorita Edith. Bueno, sí. Estoy con la historia de un escritor fracasado que gana la quiniela y que… ¡Mucho gana, eh! ¡Como 20 millones de petunias de plata! Y que después, recibe varias cartas de una piba que le gustaba y… ¡Ah, y no lo pica ningún insecto y vive sin problemas de salud!
  • 43. -¡Pero… ese cuento es una porquería! ¡Rompaló y escriba algo en serio, quiere! 79- Un final para la Rosi El arte excelso (el grandototote), es necesariamente amargo, triste y sufrido. Por eso, Irma Filmatutti hizo que su película terminara mal. Muy mal… para la miércole. Aunque, como buena vendedora de tiendas, logró la conformidad de las mayorías con un sorprendente artilugio; Trampeó el desenlace. Después de la muerte del héroe (el bueno) y de la premiación de los malos (aquellos que mataron al héroe), apareció este cartel en mitad de la pantalla: FIN Pero… Y ahí nomás, se despachó con un final que llevara calma a los corazones cultos; Revivió al héroe, y a los malos los hizo reventar cual chancho semoviente. Todos se fueron contentos del cinematógrafo. Especialmente, las personas más instruidas en el arte de los peliculones. Ya que pudieron ver un final acorde a su inteligencia y además, otro (bien pavote) que los sacó de esa angustia propia de los que se saben mortales. 80- El exprimidor del poblacho “Cada noche, se presentan todos los recuerdos de mi vida; Condenándome a una vigilia perpetua. Pero a ella, a la más bella y por quien gustoso aceptara toda vigilia, no logro recordarla” (del libro ¡Bien, Que te Acordás de Mí!, de Rosí Leburbuj) -Quiero llegar a ser el Presidente de esta hermosa Nación. Para gobernar, como nunca antes se haya gobernado. Pero no puedo solo… Necesito del voto de cada uno de los ciudadanos libres y mayores de edad de mi amado pueblo. Y una vez que me convierta en Presidente, voy a beneficiar a los ricos y a exprimir a los pobres con todas mis fuerzas. Los voy a reventar, subiéndoles los impuestos a la leche, al pan… ¡Van a ver como se maneja un empresario! -Espere, Don Candidato. Yo sé que usted desea con vehemencia dirigir los destinos de todos los ciudadanos, mayores y menores. Pero no sea ansioso, esa parte del discurso es para después. -¡Uy, cierto! Borre, amigo asesor. Y… ¿mientras no podríamos ir cerrando algún teatro público o bajarle el sueldo a los maestros… o alguna cosita, como para ir practicando? -¡Espere, ya va le va a llegar su momento! No sea goloso y así, obtendrá mayores réditos.
  • 44. 81- La rendición de un líder “Él, operaba en las sombras… Hasta que un paciente logró que le quitaran el título” (del libro “Medicina Extravagante y Oscura”, de Rosí Lebisturit) -Tuvimos que hacer uso de la fuerza pública para traerlo; Recuerde que usted debe rendir cuentas cada 6 meses, señor Alcalde. Bueno, queremos saber cuales fueron los gastos de su gira por los países ricos y democráticos. -Está bien, nada más sencillo… 20 pesos en alojamiento, 10 en entradas a museos y lugares cultos, 15.000 en la adquisición de unos autitos de lujo que me cautivaron y la verdad que no quería comprarlos con mi plata. Y… 200.000 en gastos reservados… cositas, ¿vio? -¿Alcohol, drogas e hipocampitas de fino talle? -Sí, eso. Principalmente… hipocampitas de esas que usted describe. -Muy bien, firme su declaración y para la próxima no nos haga esperar tanto. 82- Música logarítmica “Me aburro, dijo el niño; Y el burro, que era diligente, lo creyó una orden” (del libro “El Asno Semiólogo hasta las Patas”, de Rosí Leborriquer) Antes de anotarnos en el Concurso de Composición, sabíamos que todos los premios (a saber, del 1 al 20) iban a ser destinados a familiares, amigos y bienhechores de los miembros del jurado. Esto, nos pareció terriblemente injusto; Y por eso, propusimos que fueran sorteados en la vespertina de quiniela nacional o que tuvieran un ordenamiento logarítmico. Lo de la quiniela, fue rechazado por el qué dirán; Pero la propuesta logarítmica, tuvo buen recibimiento y se implementó sin demoras. Así, los premios se encolumnaron en forma caótica, imprecisa y enrarecida (al menos para los analfa-numéricos, que son muy numerosos). Nosotros, no mordimos premio alguno. Pero logramos dificultar la repartija entre los honorables y nunca bien ponderados miembros del jurado, que aún deben estar sacando las cuentas con los deditos. 83- Un gatito en la ventana Hoy, como todas las noches, un gato gris (con un ojo solo) se acerca a mi ventana y, desde el techo, me descarga sus aguas menores. -¡Nooo, si escribe cosas tristes no se vende el libro…. Antenudo!
  • 45. -Pero… si usted me dijo que abandonara la ficción en favor de sus arcas. Me adentré en el realismo desnudo y obsceno, sólo para darle el gusto. -Es que yo no sabía de su realidad tan miserable, Don Antenudo. Maquille un poco las verdades, ¿quiere? ¡Hágalo por su linda y simpática editora! -Está bien, señorita Edith… lo haré. Estoy feliz, y comparto mi felicidad con ese gatito de cara angelical que, guiñándome un ojo en señal de buen augurio, me rocía con un líquido y monocromático arco iris. En su cuello, lleva colgada una campana rosa. Y en su pancita, tiene el dibujo de un corazón rojo burbuja. -¡Bueno, tampoco las maquille tanto! En la mediocridad, usted lo sabe mejor que yo, se encuentran los textos más fáciles de vender; Y ese es nuestro objetivo. Pero, si vuestra merced se emperra en el extremismo… 84- Relato de una obra Me enfrento con el papel en blanco y, como no ofrece resistencia, empiezo a contar cualquier macana sin sentir la menor culpa. Dos macanas, contaré y esta es la primera: El domingo, en el Prestigiosísimo Teatro El Chillón, vi una obra hermosa. Casi tan linda como… Bueno, la cosa es que vi la obra y quiero contarla. Era más o menos así: Una débil viejecita, permanecía inmóvil; Sentada en medio de una habitación mal iluminada. Y todos sus parientes, la miraban con desprecio y murmuraban frases cargadas de veneno reptilíneo. Segundos antes de la caída del telón, la viejita (que ya parecía formar parte del amoblado, mitad por su color marrón cuis) se levanta. Y tomando una pesa de 300 kilos, al mismo tiempo que con la boca cachaba una botella de ginebra, los mira como si fuera un espejo. Devolviéndoles el desprecio y hasta las murmuraciones (estas últimas, en tono de burla y con un hedor etílico muy pintoresco). Ahí nomás, luego de lanzar un esputo, corre hacia ellos y… cae el telón, haciendo gran estrépito y como quejándose. Este desenlace, es bastante flojito y predecible. Si hubiera sabido que el título de la obra era “La Viejita Pesista, que al Final se Venga de Toda su Familia Moliéndolos a Palos en el Puerto”, no habría entrado a verla. Y mucho menos hubiera pagado los 3 mangos que costaba la entrada, con descuento para personas cultas. Bueno, la segunda y última macana (aquella que iba a ser mucho más entretenida que su predecesora) no podré contarla; Porque el papel, aunque como dije antes no se resiste, muestra indicios de finitud. 85- La cornetita asoleada “A Teresa, poco le interesa aquello que pesa en los recuerdos ajenos” (del libro “Cada Puerquito en su Balanza”, de Rosí Lalmacenier)
  • 46. Justo que había podido secar todas las toallas al sol y se disponía a hacer un uso civilizado y responsable de ellas… ¡Le cortaron el agua! El día que pueda comprarse una cornetita espanta suegras, seguro que dejan de existir los cumpleaños, las suegras y las vibraciones del aire. 86- El Rey Tero “Esa pulsión irrefrenable por entregar el patrimonio nacional a los imperios de turno… hizo que el pueblo los amara” (del libro “El Cipayo Querendón”, de Rosí Letraicionier) Cuando cayó el Contador Público que asentaba sus correrías ilegales en el Libro Diario… su abogado defensor, tuvo que renunciar. Lo mismo pasó con el funcionario que solía cartearse con sus amigotes. El juez, le revisó la mesit du luz y encontró esas pruebas que le llevaron agua a su molino ciego e imparcial: “Che, Bartolo; No sabés… Hoy, me quedé con la guita que iba pal Hospital de Niños Hospiniño. Me voy a comprar un coche nuevo… importado” ”Che, Raguncio; Vos sabés, porque estabas conmigo… Pero igual te cuento. Hoy, falsifiqué un cheque y estafé a 10.300 jubilados. ¡Tengo para irme de vacaciones al exterior… con Lulú!” La suerte del funcionario no pudo ser peor. Fue condenado por chorro y apaleado por su esposa… que no se llamaba Lulú. 87- Una actitud cívica y traidora “¿Quieres convertirnos a todos en asnos? Pues adelante… Haznos asnos, entonces.” (del libro “El Alcalde que odiaba la Educación Pública” de Gerónimo Limuanónimo) El planisferio geopolítico se había complicado un poquitín y el Máximo Jerarca supo elegir a uno de sus más fieles lacayos para que se infiltrara en el Centro de Estudiantes más conflictivo y sonoro; El del Conservatorio de Música Juan K. Morrera. Se sabe que los músicos (menos mi madre y mi hermana que son la una más santa que la otra, en ese orden) abusan del lenguaje y propenden a la expresión lunfarda. Por eso, el esbirro de familia bien fue adoctrinado en las dudosas artes del decir arrabalero y canyengue. Pero no tuvo éxito, a causa de su excesiva preparación. Los alumnos del K. Morrera, lo sorprendieron conjugando los verbos lunfas en el modo pluscuamperfecto. Nota: