1. POPOL-VUH
O LIBRO DEL CONSEJO DE LOS INDIOS QUICHÉS
Traducción de la versión francesa del profesor Georges Raynaud, director de estudios sobre las
religiones de la América Precolombina, en la Escuela de Altos Estudios de París, por los alumnos
titulares de la misma MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS y J. M. GONZÁLEZ DE MENDOZA
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2. El Popol Vuh 2
BREVE NOTICIA
El Popol-Vuh, que puede traducirse Popol, comunidad, consejo, y Vuh, libro, Libro del Consejo
o Libro de la Comunidad, fue pintado. Lo dice el texto: “Este libro es el primer libro pintado
antaño”. ¿El primer libro? ¿Querrá significarse con esto el más importante, algo así como la
Biblia? “Pero su faz está oculta”, sigue el texto. ¿Oculta, por qué? ¿Fue destruido? ¿Fue
quemado? ¿Se consumió en la ciudad de Utatlán, entregada a las llamas, reducida a cenizas por
el Conquistador? “Su faz está oculta al que ve”, añade el texto, lo que mueve a pensar que no
está oculta para el que, sin ver, conserva dicha faz en la memoria y la transmite oralmente.
Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de tradición oral se
conserva hasta mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser escrito, por un indígena,
antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché, con caracteres latinos. Este manuscrito, que
constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a manos de Fr. Francisco Ximénez, cura
párroco de Santo Tomás Chuilá, población guatemalteca llamada actualmente
Chichicastenango, a principios del siglo XVIII. Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de
“Manuscrito de Chichicastenango”.
Descubrirlo el Padre Ximénez, varón versadísimo en lenguas indígenas, y entregarse a su
estudio y traducción del quiché al castellano, todo es uno. Pero el perilustre dominico no se
contenta con traducir el Popol-Vuh. Para dar testimonio incuestionable de la autenticidad del
texto y curarse en salud ante las autoridades religiosas, tal similitud hay entre el Génesis
indígena y algunos pasajes de la Biblia, hace algo que la posteridad jamás le pagará bastante: al
par de su versión castellana, en columna paralela, copia del texto quiché, es decir, que no sólo
nos lega su traducción, sino la transcripción del texto indígena.
El Padre Ximénez realiza dos versiones. Una primera literal, que no le satisface, y una segunda,
más cuidada, que incluye en el primer tomo de la “Crónica de la Provincia de Chiapa y
Guatemala”, obra monumental que del archivo de los dominicos pasa en 1854 —con otros
documentos del Padre Ximénez—, a la Biblioteca de la Universidad de San Carlos Borromeo. A
partir de ese momento el libro sagrado de los quichés va a ser traducido a otras lenguas. El Dr.
Carl Scherzer copia el texto en la Biblioteca de la Universidad de Carolina, y traducido al alemán
lo publica en Viena, en 1857, bajo el título de “Las historias del origen de los indios de esta
Provincia de Guatemala”. El abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg llega a Guatemala,
desde Francia, atraído por la luz de ese manuscrito prodigioso, se afinca en el país, estudia y
profundiza la lengua quiché y traduce el Popol-Vuh al francés, versión que publica en París, en
1891, con el título de “Popol-Vuh, le livre sacre et les mythes de l”antiquité américaine”.
Varias otras traducciones se han hecho desde entonces, y se han publicado algo más de treinta
y dos volúmenes, en todas las lenguas, interés que crece de día en día por tratarse de uno de
los documentos milenarios de la humanidad.
De estas traducciones, citaremos las últimas. La del licenciado J. Antonio Villacorta y el profesor
Flavio Rodas, publicada en Guatemala, en 1927, con el texto quiché fonetizado; la del licenciado
Adrián Recinos, el cual encontró en la Biblioteca de Ewberry, de Chicago, el primer texto del
Padre Ximénez, la traducción más literal, pero no la mejor, dado que el mismo autor la mejoró
enormemente, y fue su segunda versión, ya más dueño del idioma quiché, la que incluyó en su
famosa historia. De ésta, el profesor Georges Raynaud, después de más de cuarenta años de
estudio, toda una vida, realizó su versión francesa ajustada al texto con rigor científico, sin
restarle por ello su primigenia hermosura, su vuelo poético, su frescor vegetal, su hondura
misteriosa. Dos de sus alumnos en la Escuela de Altos Estudios de París, el mexicano J. M.
González de Mendoza y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, vierten al español, bajo la
dirección del propio profesor Raynaud, la traducción del Popol-Vuh, hasta ahora considerada
como la mejor, y la publican en París, en 1927, con el título de “Los Dioses, los Héroes y los
Hombres de Guatemala Antigua”, de la que después se han hecho varias ediciones, siendo
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3. El Popol Vuh 3
merecedora de citarse, en primer lugar, la de la Biblioteca del Estudiante Universitario [“El Libro
del Consejo”], en las publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Y es la versión del Profesor Georges Raynaud, la de mayor autoridad científica, la que ahora
publicamos, en la traducción al español de González de Mendoza y Miguel Ángel Asturias,
seguros de que por igual ha de interesar al investigador, al sociólogo, al poeta, al escritor, al
artista y al curioso lector que ame los mitos antiguos, y en este caso, el de cómo los dioses
formaron el mundo americano y cómo fue creado el hombre de maíz.
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4. El Popol Vuh 4
1
Aquí comenzaremos la antigua historia llamada Quiché. Aquí escribiremos, comenzaremos
el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en la ciudad Quiché los hombres
de las tribus Quiché.
Aquí recogeremos la declaración, la manifestación, la aclaración de lo que estaba
escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los
Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día [Gran Cerdo del
Alba], Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos del Cielo, Espíritus de los Lagos, Espíritus
del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa; así decíase. Rogábase con ellos,
invocábase con ellos, a los llamados Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora,
Guarda Secreto, Ocultadora, Abuela [que forma parte] de la Pareja [Mágica de Abuelos], Abuelo
de la [misma] Pareja. Así está dicho en la historia Quiché todo lo que ellos dijeron, lo que ellos
hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia.
Pintaremos [lo que pasó] antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo: lo
reproduciremos porque no se tiene [ya más] la visión del Libro del Consejo1, la visión del alba2 de
la llegada de ultramar, de nuestra [vida en la] sombra3 , la visión del alba de la vida, como se dice.
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5. El Popol Vuh 5
2
Este libro es el primer libro, pintado antaño, pero su faz está oculta [hoy] al que ve, al
pensador. Grande era la exposición, la historia de cuando se acabaron de medir todos los
ángulos del cielo, de la tierra, la cuadrangulación, su medida, la medida de las líneas, en el cielo,
en la tierra, en los cuatro ángulos, de los cuatro rincones4, tal como había sido dicho5 por los
Constructores, los Formadores, las Madres, los Padres de la vida, de la existencia, los de la
Respiración, los de las Palpitaciones, los que engendran, los que piensan. Luz de las tribus, Luz
de los hijos, Luz de la prole6, Pensadores y Sabios, [acerca de] todo lo que está en el cielo, en la
tierra, en los lagos, en el mar.
He aquí el relato de cómo todo estaba en suspenso, todo tranquilo, todo inmóvil, todo
apacible, todo silencioso, todo vacío, en el cielo, en la tierra. He aquí la primera historia, la
primera descripción.
No había un solo hombre, un solo animal, pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna,
barranca, hierba, selva. Sólo el cielo existía. La faz de la tierra no aparecía; sólo existían la mar
limitada, todo el espacio del cielo. No había nada reunido, junto. Todo era invisible, todo estaba
inmóvil en el cielo.
No existía nada edificado. Solamente el agua limitada, solamente la mar tranquila, sola,
limitada. Nada existía. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la noche7. Sólo los
Constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los
Engendradores, estaban sobre el agua, luz esparcida. [Sus símbolos] estaban envueltos en las
plumas, las verdes; sus nombres [gráficos]8 eran, pues, Serpientes Emplumadas. Son grandes
Sabios9. Así es el cielo, [así] son también los Espíritus del Cielo; tales son, cuéntase, los nombres
de los dioses.
Entonces vino la Palabra10; vino aquí de los Dominadores, de los Poderosos del Cielo, en
las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores, los Poderosos del Cielo; hablaron:
entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron, unieron sus palabras, sus
sabidurías. Entonces se mostraron, meditaron, en el momento del alba; decidieron [construir] al
hombre, mientras celebraban consejo sobre la producción, la existencia, de los árboles, de los
bejucos, la producción de la vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los Espíritus
del Cielo llamados Maestros Gigantes.
Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huella del Relámpago es el segundo.
Esplendor del Relámpago es el tercero: estos tres son los Espíritus del Cielo. Entonces se
reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo.
Entonces celebraron consejo sobre el alba de la vida, cómo se haría la germinación, cómo
se haría el alba, quién sostendría, nutriría11. “Que eso sea. Fecundaos. Que esta agua parta, se
vacíe. Que la tierra nazca, se afirme”, dijeron. “Que la germinación se haga, que el alba se haga
en el cielo, en la tierra, porque [no tendremos] ni adoración ni manifestación por nuestros
construidos, nuestros formados, hasta que nazca el hombre construido, el hombre formado”: así
hablaron, por lo cual nació la tierra Tal fue en verdad el nacimiento de la tierra existente. “Tierra”,
dijeron y en seguida nació. Solamente una niebla, solamente una nube [fue] el nacimiento de la
materia.
Entonces salieron del agua las montañas: al instante salieron las grandes montañas.
Solamente por Ciencia Mágica, por el Poder Mágico, fue hecho lo que había sido decidido
[concerniente a] los mentes, [a] las llanuras; en seguida nacieron simultáneamente en la
superficie de la tierra los cipresales, los pinares.
Y los Poderosos del Cielo se regocijaron así: “Sed los bienvenidos, oh Espíritus del Cielo,
oh Maestro Gigante [Relámpago], oh Huella del Relámpago, oh Esplendor del Relámpago”. “Que
se acabe nuestra construcción, nuestra formación”, fue respondido.
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6. El Popol Vuh 6
Primero nacieron la tierra, los montes, las llanuras; se pusieron en camino las aguas; los
arroyos caminaron entre los montes; así tuvo lugar la puesta en marcha de las aguas cuando
aparecieron las grandes montañas. Así fue el nacimiento de la tierra cuando nació por [orden] de
los Espíritus del Cielo, de los Espíritus de la Tierra, pues así se llaman los que primero
fecundaron, estando el cielo en suspenso, estando la tierra en suspenso en el agua; así fue
fecundada cuando ellos la fecundaron: entonces su conclusión, su composición, fueron
meditadas por ellos.
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7. El Popol Vuh 7
3
En seguida fecundaron a los animales de las montañas, guardianes de todas las selvas,
los seres de las montañas: venados, pájaros, pumas, jaguares, serpientes, víboras, [serpientes]
ganti, guardianes de los bejucos. Entonces los Procreadores, los Engendradores, dijeron: “¿No
habrá más que silencio, inmovilidad, al pie de los árboles, de los bejucos? Bueno es, pues, que
haya guardianes”; así dijeron, fecundando, hablando. Al instante nacieron los venados, los
pájaros. Entonces dieron sus moradas a los venados, a los pájaros. “Tú, venado, sobre el camino
de los arroyos, en las barrancas, dormirás; aquí vivirás, en las hierbas, en las malezas; en las
selvas, fecundarás; sobre cuatro pies irás, vivirás”. Fue hecho como fue dicho. Entonces fueron
también [dadas] las moradas de los pajarillos, de los grandes pájaros. “Pájaros, anidaréis sobre
los árboles, sobre los bejucos moraréis; engendraréis, os multiplicaréis sobre las ramas de los
árboles, sobre las ramas de los bejucos”. Así fue dicho a los venados, a los pájaros, para que
hiciesen lo que debían hacer; todos tomaron sus dormitorios, sus moradas. Así los Procreadores,
los Engendradores, dieron sus casas a los animales de la tierra. Estando pues todos terminados,
venados, pájaros, les fue dicho a los venados, a los pájaros, por los Constructores, los
Formadores, los Procreadores, los Engendradores: “Hablad, gritad; podéis gorjear, gritar. Que
cada uno haga oír su lenguaje según su clan, según su manera”. Así fue dicho a los venados,
pájaros, pumas, jaguares, serpientes. “En adelante decid nuestros nombres, alabadnos, a
nosotros vuestras madres, a nosotros vuestros padres. En adelante llamad a Maestro Gigante
[Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor del relámpago, Espíritus del Cielo, Espíritus de la
Tierra, Constructores. Formadores, Procreadores. Engendradores. Habladnos, invocadnos,
adoradnos”, se les dijo. Pero no pudieron hablar como hombres: solamente cacarearon,
solamente mugieron, solamente graznaron; no se manifestó [ninguna] forma de lenguaje,
hablando cada uno diferentemente. Cuando los Constructores, los Formadores, oyeron sus
palabras impotentes, se dijeron unos a otros: “No han podido decir nuestros nombres, de
nosotros los Constructores, los Formadores”. “No está bien”, se respondieron unos a otros los
Procreadores, los Engendradores, y dijeron: “He aquí que seréis cambiados12 porque no habéis
podido hablar. Cambiaremos nuestra Palabra13. Vuestro sustento, vuestra alimentación, vuestros
dormitorios, vuestras moradas, los tendréis: serán las barrancas, las selvas. Nuestra adoración
es imperfecta si vosotros no nos invocáis. ¿Habrá, podrá haber adoración, obediencia, en los
[seres] que haremos? Vosotros recibiréis vuestro fardo: vuestra carne será molida entre los
dientes; que así sea, que tal sea vuestro fardo”. Así les fue entonces dicho, ordenado, a los
animalitos, a los grandes animales de la superficie de la tierra; pero éstos quisieron probar su
suerte, quisieron tentar la prueba, quisieron probar la adoración, mas no entendiendo de ningún
modo el lenguaje unos de otros, no se comprendieron, no pudieron hacer nada.
Tal fue, pues, el fardo de su carne; así el fardo de ser comidos, de ser matados, fue
[impuesto] aquí sobre todos los animales de la superficie de la tierra. En seguida fueron
ensayados seres construidos, seres formados14, por los Constructores, los Formadores, los
Procreadores, los Engendradores. “Que se pruebe todavía. Ya se acerca la germinación, el alba.
Hagamos a nuestros sostenes, a nuestros nutridores. ¿Cómo ser invocados, conmemorados, en
la superficie de la tierra? [Ya] hemos ensayado con nuestra primera construcción, nuestra
formación, sin que por ella pueda hacerse nuestra adoración, nuestra manifestación. Probemos,
pues, a hacer obedientes, respetuosos sostenes, nutridores”, dijeron. Entonces fue la
construcción, la formación.
De fierra hicieron la carne. Vieron que aquello no estaba bien, sino que se caía, se
amontonaba, se ablandaba, se mojaba, se cambiaba en tierra, se fundía; la cabeza no se movía;
el rostro [quedábase vuelto] a un solo lado; la vista estaba velada; no podían mirar detrás de
ellos; al principio hablaron, pero sin sensatez. En seguida, aquello se licuó, no se sostuvo en
pie15. Entonces los Constructores, los Formadores, dijeron otra vez: “Mientras más se trabaja,
menos puede él andar y engendrar”. “Que se celebre, pues, consejo sobre eso”, dijeron. Al
instante deshicieron, destruyeron una vez más, su construcción, su formación, y después dijeron:
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8. El Popol Vuh 8
“¿Cómo haremos para que nos nazcan adoradores, invocadores?” Celebrando consejo de
nuevo, dijeron entonces: “Digamos a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Maestro Mago del
Alba, Maestro Mago del Día: «Probad de nuevo la suerte, su formación»“. Así se dijeron unos a
otros los Constructores, los Formadores, y hablaron a Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. En
seguida, el discurso dicho a aquellos augures, a la Abuela del Día, a la Abuela del Alba por los
Constructores, los Formadores; he aquí sus nombres: Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Y los
Maestros Gigantes hablaron, así como los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Dijeron
entonces a Los de la Suerte, los de [su] Formación, a los augures: “Es tiempo de concertarse de
nuevo sobre los signos de nuestro hombre construido, de nuestro hombre formado, como
nuestro sostén, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador. Comenzad, pues,
las Palabras [Mágicas], Abuela, Abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Antiguo Secreto, Antigua
Ocultadora. Haced pues que haya germinación, que haya alba, que seamos invocados, que
seamos adorados, que seamos conmemorados, por el hombre construido, el hombre formado, el
hombre maniquí, el hombre moldeado. Haced que así sea. Declarad vuestros nombres: Maestro
Mago del Alba, Maestro Mago del Día, Pareja Procreadora, Pareja Engendradora, Gran Cerdo
del Alba, Gran Tapir del Alba. Los de las Esmeraldas. Los de las Gemas, Los del Punzón, Los de
las Tablas, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa, Los de la Resina, Los de los Trabajos
Artísticos, Abuela del Día, Abuela del Alba. Sed llamados así por nuestros construidos, nuestros
formados. Haced vuestros encantamientos por vuestro maíz, por vuestro tzité16. ¿Se hará,
acontecerá, que esculpamos en madera su boca, su rostro?” Así fue dicho a los de la Suerte.
Entonces [se efectuó] el lanzamiento [de los granos], la predicción del encantamiento por el maíz,
el tzité. “Suerte, fórmate”, dijeron entonces una abuela, un abuelo. Ahora bien, este abuelo era El
del Tzité, llamado Antiguo Secreto; esta abuela era La de la Suerte, la de [su] formación, llamada
Antigua Ocultadora con Gigante Abertura. Cuando se decidió la suerte, se habló así: “Tiempo es
de concertarse. Hablad; que oigamos y que hablemos, digamos, si es preciso que la madera sea
labrada, sea esculpida por Los de la Construcción, Los de la Formación, si ella será el sostén, el
nutridor, cuando se haga la germinación, el alba”. “Oh maíz, oh tzité, oh suerte, oh [su] formación,
asios, ajustaos”17, fue dicho al maíz, al tzité, a la suerte, a [su] formación. “Venid a picar ahí, oh
Espíritus del Cielo18. No hagáis bajar la boca, la faz19 de los Dominadores, de los Poderosos del
Cielo”, dijeron. Entonces dijeron la cosa recta: “Que así sean, así, vuestros maniquíes, los
[muñecos] construidos de madera, hablando, charlando en la superficie de la tierra”. —”Que así
sea”, se respondió a sus palabras. Al instante fueron hechos los maniquíes, los [muñecos]
construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad
en la superficie de la tierra. Vivieron, engendraron, hicieron hijas, hicieron hijos, aquellos
maniquíes, aquellos [muñecos] construidos de madera. No tenían ni ingenio ni sabiduría, ningún
recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se
acordaban de los Espíritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una
tentativa de humanidad. Al principio hablaron, pero sus rostros se desecaron; sus pies, sus
manos, [eran] sin consistencia; ni sangre, ni humores, ni humedad, ni grasa; mejillas desecadas
[eran] sus rostros; secos sus pies, sus manos; comprimida su carne. Por tanto [no había] ninguna
sabiduría en sus cabezas, ante sus Constructores, sus Formadores, sus Procreadores, sus
Animadores. Éstos fueron los primeros hombres que existieron en la superficie de la tierra.
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9. El Popol Vuh 9
4
En seguida [llegó] el fin, la pérdida, la destrucción, la muerte de aquellos maniquíes,
[muñecos] construidos de madera.
Entonces fue hinchada la inundación por los Espíritus del Cielo, una «gran inundación fue
hecha: llegó por encima de las cabezas de aquellos maniquíes, [muñecos] construidos de
madera. El tzité [fue la] carne del hombre: pero cuando por los Constructores, los Formadores?,
fue labrada la mujer, el sasafrás20 [fue la] carne de la mujer.
Esto entró en ellos por la voluntad de los Constructores de los Formadores. Pero no
pensaban, no hablaban ante los de la Construcción. Los de la Formación, sus Hacedores, sus
Vivificadores. Y su muerte fue esto: fueron sumergidos; vino la inundación, vino del cielo una
abundante resina.
El llamado Cavador de Rostros vino a arrancarles los ojos: Murciélago de la Muerte, vino a
cortarles la cabeza: Brujo-Pavo vino a comer su carne: Brujo-Búho vino a triturar, a romper sus
huesos, sus nervios: fueron triturados, fueron pulverizados, en castigo de sus rostros, porque no
habían pensado ante sus Madres, ante sus Padres, los Espíritus del Cielo llamados Maestros
Gigantes. A causa de esto se oscureció la faz de la tierra, comenzó la lluvia tenebrosa, lluvia de
día, lluvia de noche.
Los animales pequeños, los animales grandes, llegaron: la madera, la piedra, manifestaron
sus rostros21. Sus piedras de moler [metales], sus vajillas de barro, sus escudillas, sus ollas, sus
perros, sus pavos, todos hablaron; todos, tantos cuantos había, manifestaron sus rostros. “Nos
hicisteis daño, nos comisteis; os toca el turno; seréis sacrificados”, les dijeron sus perros, sus
pavos. Y he aquí [lo que les dijeron] sus piedras de moler: “Teníamos cotidianamente queja de
vosotros; cotidianamente, por la noche, al alba, siempre: «Descorteza, descorteza, rasga, rasga»
sobre nuestras faces, por vosotros. He aquí, para comenzar, nuestro cargo a vuestra faz.
Ahora que habéis cesado de ser hombres, probaréis nuestras fuerzas: amasaremos,
morderemos, vuestra carne”, les dijeron sus piedras de moler, Y he aquí que hablando a su vez,
sus perros les dijeron: “¿Por qué no nos dabais nuestro alimento? Desde que éramos visto?, nos
perseguíais, nos echabais fuera: vuestro instrumento para golpearnos estaba listo mientras
comíais.
Entonces vosotros hablabais bien, nosotros no hablábamos. Sin ello no os mataríamos
ahora. ¿Cómo no razonabais? ¿Cómo no pensabais en vosotros mismos? Somos nosotros
quienes os borraremos [de la haz de la tierra] ; ahora sufriréis los huesos de nuestras bocas 22, os
comeremos”: [así] les dijeron sus perros, mostrando “sus rostros. Y he aquí que a su vez sus
ollas, sus vajillas de barro, les hablaron: “Daño, dolor, nos hicisteis, carbonizando nuestras bocas,
carbonizando nuestras faces, poniéndonos siempre ante el fuego.
Nos quemabais sin que nosotros pensáramos mal; vosotros lo sufriréis a vuestro turno, os
quemaremos”, dijeron todas las ollas, manifestando sus faces. De igual manera las piedras del
hogar encendieron fuertemente el fuego puesto cerca de sus cabezas, les hicieron daño.
Empujándose [los hombres] corrieron, llenos de desesperación. Quisieron subir a sus mansiones,
pero cayéndose, sus mansiones les hicieron caer. Quisieron subir a los árboles; los árboles los
sacudieron a lo lejos. Quisieron entrar en los agujeros, pero los agujeros despreciaron a sus
rostros. Tal fue la ruina de aquellos hombres construidos, de aquellos hombres formados,
hombres para ser destruidos, hombres para ser aniquilados; sus bocas, sus rostros, fueron todos
destruidos, aniquilados.
Se dice que su posteridad [son] esos monos que viven actualmente en las selvas23; éstos
fueron su posteridad porque sólo madera había sido puesta en su carne por los Constructores,
los Formadores.
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10. El Popol Vuh 10
Por eso se parece al hombre ese mono, posteridad de una generación de hombres
construidos, de hombres formados, pero [que sólo eran] maniquíes, [muñecos] construidos de
madera.
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11. El Popol Vuh 11
5
No había, pues, más que una luz confusa en la superficie de la tierra, no había sol. Un
[personaje] llamado Principal Guacamayo se enorgullecía. Al principio existieron el cielo, la tierra,
pero ocultas [estaban] las faces del sol, de la luna. Él, pues, decía: “En verdad, la posteridad de
esos hombres ahogados es extraordinaria; su vida es como [una vida] de Sabios24.
Yo soy, pues, grande por encima del hombre construido, del hombre formado. Yo el sol, yo
la luz, yo la luna. Que así sea. Grande [es] mi luz. Por mí andan, caminan los hombres. Mis ojos,
en metales preciosos, resplandecen de gemas, de verdes esmeraldas. Mis dientes brillan en su
esmalte como la faz del cielo.
Mi nariz resplandece a lo lejos como la luna. De preciosos metales [está hecho] mi sitial
con respaldo. La faz de la tierra se ilumina cuando yo avanzo ante mi sitial con respaldo. Así
pues, yo soy el sol, yo soy la luna25, para la luz de la prole, la luz de los hijos. Así es, porque a lo
lejos penetra mi esplendor”. [Así] decía Principal Guacamayo, mas en verdad Principal
Guacamayo no era el sol26, sino que se enorgullecía de sus jadeitas, de sus metales preciosos:
pero en realidad su esplendor desaparecía allí adonde él se sentaba27, su esplendor no
penetraba en todo el cielo. No se veían aún, pues, las faces del sol, de la luna, de las estrellas,
aún no había claridad28. Así, pues, Principal Guacamayo se alababa como sol, [como] luna; la luz
del sol, de la luna, todavía no [se había] mostrado, manifestado; pero él quería sobreponerse en
grandeza. Entonces fue cuando ocurrió la inundación a causa de los maniquíes, [muñecos]
construidos de madera. Contaremos también cómo murió, fue vencido. Principal Guacamayo [y
después], en qué tiempo fue hecho el hombre por Los de la Construcción, Los de la Formación.
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12. El Popol Vuh 12
6
He aquí el origen de la derrota de Principal Guacamayo por dos engendrados, el primero
llamado Maestro Mago, el segundo llamado Brujito; [los dos] eran dioses29. A causa del mal que
veían en el que se enorgullecía y que él quería hacer a la faz de los Espíritus del Cielo, aquellos
engendrados dijeron: “No está bien que pase eso; ese hombre no debe vivir aquí, en la superficie
de la Tierra. Trataremos, pues, de tirar con cerbatana contra su comida; tiraremos con cerbatana
contra ella, introduciremos en ella una enfermedad que pondrá fin a sus riquezas, a sus jadeitas,
a sus metales preciosos, a sus esmeraldas, a sus pedrerías, de las cuales se glorifica como lo
harán todos los hombres. Los metales preciosos, no son un motivo de gloria. Que así se haga,
pues”. [Así] dijeron los dos engendrados, cada uno [con] su cerbatana sobre el hombro.
Pero Principal Guacamayo tenía dos hijos: Sabio Pez-Tierra [era] el primer hijo. Gigante de
la Tierra, el segundo hijo. La que se Torna Invisible, [era el nombre de su madre, esposa de
Principal Guacamayo.
A este Sabio Pez-Tierra [servíanle] de juguetes las grandes montañas Chicak, Hunahpu,
Pecul, Yaxcanul, Macamob, Huliznab30, se cuenta, nombres de las montañas que existieron
cuando el alba; nacieron en una noche por [la acción de] Sabio Pez-Tierra. De igual modo por
Gigante de la Tierra eran removidas las montañas; por él eran agitadas las montañas pequeñas,
las montañas grandes.
Los hijos de Principal Guacamayo hacían también de ello una causa de Orgullo:
“¡Vosotros! heme aquí, yo el sol”, decía Principal Guacamayo. “Yo hice la Tierra”, decía Sabio
Pez-Tierra. “Yo sacudo al cielo, trastorno a toda la tierra”, decía Gigante de la Tierra. Así,
después de su padre, los hijos de Principal Guacamayo se atribuían la grandeza. He aquí, pues,
el mal que vieron los engendrados. Nuestras primeras madres, nuestros primeros padres no
habían sido hechos todavía. Así fue decidida la muerte [de los tres], su pérdida, por los
engendrados.
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13. El Popol Vuh 13
7
He aquí ahora los disparos de cerbatana contra Principal Guacamayo por los dos
engendrados; contaremos ahora la derrota de aquellos que se enorgullecían. Este mismo
Principal Guacamayo tenía un gran árbol, el Byrsonia31; era el alimento de Principal Guacamayo;
cada día iba al Byrsonia, subía al árbol; veía algunas vainas comidas por Maestro Mago. Brujito.
Por su parte, espiando a Principal Guacamayo al pie del árbol, los dos engendrados venían a
esconderse en el follaje del árbol cuando Principal Guacamayo venía a comer [las frutas de] el
Byrsonia.
Después fue tiroteado con cerbatanas por Supremo Maestro Mago, quien le plantó la bala
de la cerbatana en la mandíbula; gritó a voz en cuello al caer del árbol al suelo. Supremo Maestro
Mago se apresuró, corrió aprisa para apoderarse de él; pero entonces el brazo de Supremo
Maestro Mago fue asido violentamente por Principal Guacamayo, quien al instante lo sacudió, lo
arrancó bruscamente del omoplato.
Entonces Supremo Maestro Mago dejó ir a Principal Guacamayo. Así es, así como
hicieron, sin haber sido vencidos los primeros por Principal Guacamayo. Llevando así el brazo de
Supremo Maestro Mago, Principal Guacamayo caminó hacia su casa, adonde llegó
sosteniéndose la mandíbula. “¿Qué te ha sucedido, pues?”, dijo entonces La que se Torna
Invisible, esposa de Principal Guacamayo. “¿Qué? Dos engañadores32 me han tiroteado con su
cerbatana, me han dislocado la mandíbula. A causa de eso, se han aflojado mi mandíbula, mis
dientes, que me hacen sufrir mucho.
Por de pronto traigo [esto] sobre el fuego para que permanezca sobre el fuego hasta que,
en verdad, vengan a recogerlo, a tomarlo, esos engañadores”, respondió Principal Guacamayo,
suspendiendo el brazo de Supremo Maestro Mago. Habiendo celebrado consejo, Supremo
Maestro Mago, Brujito, hablaron con un abuelo, y verdaderamente blanca era la cabellera de este
abuelo, y con una abuela, y verdaderamente era una abuela encorvada, quebrantada por la
vejez33.
Gran Cerdo del Alba, nombre del Abuelo; Gran Tapir del Alba, nombre de la abuela. Los
engendrados dijeron, pues, a la abuela, al abuelo: “Acompañadnos para ir a coger nuestro brazo
en casa de Principal Guacamayo, pero nosotros iremos detrás de vosotros. «Son nuestros nietos
a quienes acompañamos; su madre, su padre, han muerto34; por tanto, nos siguen por todas
partes adonde nos conviene permitírselo, pues sacar los animales de las mandíbulas es nuestro
oficio», diréis vosotros.
Así Principal Guacamayo nos mirará como a niños, y estaremos allí para daros consejos”,
dijeron los dos engendrados. “Muy bien”, fue respondido. En seguida se encaminaron hacia la
punta en donde Principal Guacamayo estaba sentado en su sitial con respaldo. La abuela, el
abuelo, pasaron entonces, [con] dos engendrados jugando detrás. Cuando pasaron al pie de la
casa del jefe, Principal Guacamayo gritaba a voz en cuello a causa de sus dientes. Cuando
Principal Guacamayo vio al abuelo, a la abuela y a los que les acompañaban, “¿De dónde venís,
abuelos nuestros?”, dijo al instante el jefe. “Buscamos con qué sostenernos, oh Tú, Jefe”,
respondieron ellos. “¿Cuál es vuestro alimento? ¿Son vuestros hijos, esos que os acompañan?”
“No, oh Tú, jefe.
Éstos son nuestros nietos, pero ¿comprendes? tenemos piedad de sus rostros, les damos
y partimos la mitad [de nuestro alimento]”, respondieron la abuela, el abuelo. El jefe, pues, estaba
extenuado por el sufrimiento de sus dientes, y con esfuerzo era como hablaba. “Yo os suplico,
tened piedad de mi rostro35. ¿Qué hacéis? ¿Qué curáis?”, dijo el jefe. “Solamente sacamos de los
dientes los animales, curamos solamente los ojos, componemos solamente los huesos, Tú, Jefe”,
respondieron. “Muy bien. Curadme en seguida, os suplico, mis .” dientes, que verdaderamente
me hacen sufrir. Cada día no tengo reposo, no tengo sueño, a causa de ellos y de mis ojos.
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14. El Popol Vuh 14
Dos engañadores me han disparado con cerbatana, para comenzar. A causa de esto no
como ya. Tened, pues, piedad de mi rostro, pues todo se mueve, mi mandíbula, mis dientes”.
“Muy bien, Tú, Jefe. Un animal te hace sufrir. No hay más que cambiar, que sacar los dientes,
Tú”. “¿Será bueno quitarme mis dientes? Por ellos soy jefe; mi ornamento: mis dientes y mis
ojos”. “Pondremos al instante otros en cambio; huesos puros y netos entrarán”. Ahora, pues,
esos huesos puros y netos no eran más que maíz blanco. “Muy bien. Retiradlos pues y venid en
mi ayuda”, respondió él.
Entonces se arrancaron los dientes de Principal Guacamayo; no se le puso en cambio más
que maíz blanco; al instante ese maíz brilló mucho en su boca. Al instante descendió su faz36; no
pareció ya jefe. Se acabó de quitarle sus dientes en pedrería que, brillantes, ornaban su boca.
Mientras que se cuidaban los ojos de Principal Guacamayo se desollaron sus ojos, se acabó de
quitarle sus metales preciosos.
Pero él no podía ya sentirlo; todavía veía cuando lo que le enorgullecía hubo acabado de
serle quitado por Maestro Mago. Brujito. Así murió Principal Guacamayo cuando Maestro Mago
vino a recuperar su brazo. La que se Torna Invisible, esposa de Principal Guacamayo, murió
también. Tal fue el fin de las riquezas de Principal Guacamayo. Fue el médico quien tomó las
esmeraldas, las pedrerías, de las cuales, aquí en la tierra, se gloriaba.
La abuela Sabia, el abuelo Sabio, hicieron esto. El brazo fue pegado; pegado estuvo bien.
Ellos no quisieron obrar así más que para matar a Principal Guacamayo; consideraban como
malo que se enorgulleciese. En seguida los dos engendrados caminaron, habiendo ejecutado la
Palabra de los Espíritus del Cielo.
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15. El Popol Vuh 15
8
He aquí en seguida la Gesta de Sabio Pez-Tierra, primer hijo de Principal Guacamayo. “Yo
hacedor de montañas”, decía Sabio Pez-Tierra. He aquí que Sabio Pez-Tierra se bañaba al
borde del agua cuando acertaron a pasar cuatrocientos37 jóvenes, arrastrando un árbol para pilar
de su casa; cuatrocientos jóvenes iban caminando, después de haber cortado un gran árbol para
viga maestra de su casa. Entonces Sabio Pez-Tierra caminó adonde estaban los cuatrocientos
jóvenes. —”Jóvenes, ¿qué hacéis?”. —”Solamente, un árbol que no podemos levantar para
llevarlo sobre nuestros hombros”. —”Yo lo llevaré al hombro. ¿Adonde llevarlo? ¿Cuál trabajo
hay en vuestro espíritu?” “Solamente la viga maestra de nuestra casa”. —”Perfectamente”, dijo él,
[y] después tiró [del árbol], lo cargó sobre sus hombros y lo llevó a la entrada de la casa de los
cuatrocientos jóvenes. “¡Y bien! Estáte pues con nosotros, oh joven. ¿Tienes madre, padre?” “No
tengo”, dijo él. “¡Y bien! Nosotros te emplearemos otra vez mañana para señalarte uno de
nuestros árboles para pilar de nuestra casa”. “Bien”, dijo él. En seguida los cuatrocientos jóvenes
celebraron consejo. “He ahí a ese joven. ¿Cómo haremos para matarlo, pues no está bien que
haga eso, que él solo levante ese árbol? Cavaremos un gran hoyo, [y] después lo incitaremos a
descender en el hoyo. «Vete a agrandarlo. Toma y trae tierra del hoyo», le diremos, y, cuando
haya descendido y esté inclinado en el hoyo, lanzaremos un gran árbol en él; entonces morirá en
el hoyo”. Así hablaron los cuatrocientos jóvenes. Entonces cavaron un gran hoyo que descendía
profundamente, y después llamaron a Sabio Pez-Tierra. “Nosotros te estimamos. Ve pues, y cava
aún la tierra, en el sitio de donde nosotros no pasamos”, le dijeron. “Muy bien”, respondió él, y
después descendió al hoyo. Llamándole mientras que él cavaba la tierra: “¿Ya has descendido
muy hondo?”, le dijeron. “Sí”, respondió, comenzando a cavar el hoyo, pero cavaba un hoyo de
salvamento. Él sabía que querían matarlo; mientras que cavaba el hoyo, cavaba al lado un
segundo hoyo para salvarse. “¿Está ya muy hondo?”, le fue dicho desde arriba por los
cuatrocientos jóvenes. “Todavía estoy ocupado en mi excavación, pero os llamaré desde abajo
cuando haya acabado de cavar”, les respondió desde el fondo del hoyo Sabio Pez-Tierra. Mas no
cavaba el fondo del hoyo [destinado] para [su] tumba; no cavaba sino el hoyo para salvarse. En
seguida Sabio Pez-Tierra llamó, no gritando sin embargo sino cuando estuvo en el hoyo de
salvamento. “Venid a buscar, a llevar la tierra del hoyo que he cavado. Por él he descendido
verdaderamente lejos. ¿No oís mi llamada? Pero he aquí vuestra llamada que repercute como
uno, dos ecos; oigo donde estáis vosotros”, decía Sabio Pez-Tierra en el hoyo en donde se
ocultaba; y llamaba desde el fondo de aquel hoyo. Y he aquí que con fuerza fue traído el gran
árbol por los jóvenes; en seguida lanzaron vivamente el árbol en el agujero. “Que ninguno hable.
Esperemos solamente a que grite a voz en cuello, a que muera”, se dijeron unos a otros, mas se
hablaban en secreto, mas se cubrían la boca, mirándose mutuamente, mientras lanzaban
prontamente el árbol. Ahora, pues, he aquí que Sabio Pez-Tierra habló, gritó a voz en cuello,
pero no llamó sino una sola vez mientras que el árbol caía. “¡Oh, cómo hemos llevado a buen fin
lo que le hemos hecho! ¡Muerto está! Si por desgracia hubiera continuado el trabajo del cual se
había encargado, desgraciados [de nosotros]. Se habría introducido [como] el primero entre
nosotros los cuatrocientos jóvenes”, dijeron, alegrándose aún. “Es preciso hacer durante tres días
nuestra bebida fermentada, pasar tres días más en beber por la fundación de nuestra casa,
nosotros los cuatrocientos jóvenes”, dijeron. “Mañana veremos, pasado mañana también, si no
vienen de la tierra las hormigas a llevarse, cuando hieda, la inmundicia. En seguida nuestro
corazón estará en reposo, mientras bebemos nuestra bebida fermentada”, dijeron.
Ahora, pues, allá en el hoyo. Sabio Pez-Tierra oía lo que decían los jóvenes. Después, al
segundo día, llegaron de repente las hormigas, yendo y viniendo en muchedumbre para reunirse
debajo del árbol. De todas partes trajeron cabellos, trajeron uñas de Sabio Pez-Tierra; viendo
esto los jóvenes. “¡Acabado está, ese engañador! ¡Ved! Las hormigas se reúnen, llegan en
multitud, traen de todas partes sus cabellos, sus uñas. He aquí lo que hemos hecho”, se dijeron
unos a otros.
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16. El Popol Vuh 16
Pero Sabio Pez-Tierra estaba bien vivo: había cortado los cabellos de su cabeza, se había
recortado las uñas con los dientes, para darlos a las hormigas. Así los cuatrocientos jóvenes lo
creyeron muerto; después, al tercer día, comenzaron su bebida fermentada; entonces se
embriagaron todos los jóvenes.
Estando todos ebrios, los cuatrocientos jóvenes no tenían ya Sabiduría; entonces su casa
fue derribada sobre sus cabezas por Sabio Pez-Tierra, y acabaron por ser todos destruidos. Ni
uno ni dos de aquellos cuatrocientos jóvenes se salvaron; fueron matados por Sabio Pez-Tierra,
hijo de Principal Guacamayo. Así murieron los cuatrocientos jóvenes. Se dice también que
entraron en la constelación llamada a causa de ellos el Montón38, pero esto no es quizás más que
una fábula. Aquí contaremos también la derrota de Sabio Pez-Tierra por los dos engendrados
Maestro Mago, Brujito.
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17. El Popol Vuh 17
9
He aquí la derrota, la muerte de Sabio Pez-Tierra cuando fue vencido por los engendrados
Maestro Mago. Brujito. He aquí lo que hirió el corazón de aquellos engendrados: los
cuatrocientos jóvenes matados por Sabio Pez-Tierra. Solamente de pescados, solamente de
cangrejos, se sostenía él, se nutría, al borde del agua; ése era su alimento cotidiano. De día
erraba, buscando su subsistencia; de noche, transportaba las montañas. En seguida un gran
cangrejo fue imitado por Maestro Mago, Brujito. Le pusieron una faz en madera de Ek39; pues la
madera de Ek se encuentra por doquiera en las selvas; hicieron con ella las grandes patas del
cangrejo; después, de Pahac40 las patas pequeñas. Pusiéronle un carapacho de piedra que
acabó la faz posterior del congrejo. En seguida, pusieron a esta “tortuga”41 en el fondo de una
gruta al pie de una gran montaña; Meaván42, nombre de la montaña de la derrota. Después, los
engendrados fueron al encuentro de Sabio Pez-Tierra, al borde del agua. “¿Adonde vas, oh
hijo?”, dijeron a Sabio Pez-Tierra. “No voy a ninguna parte, sino que busco mi subsistencia”,
respondió Sabio Pez-Tierra. “¿Cuál es tu alimento?”. “Solamente pescados, solamente cangrejos;
no he podido cogerlos aquí. Hace dos días que no he comido y ya no puedo más de hambre”,
dijo Sabio Pez-Tierra a Maestro Mago, Brujito. “Allá abajo, en el fondo de la barranca, hay un
cangrejo, un cangrejo verdaderamente grande; seria un glorioso bocado para tu subsistencia.
Pero nos mordió cuando quisimos cogerlo, y nos asustamos; por nada iríamos a cogerlo”, dijeron
Maestro Mago, Brujito. “Tened piedad de mi faz. Venid a mostrármelo, oh engendrados”, dijo
Sabio Pez-Tierra. “De ningún modo, no queremos; solamente tú ve allá; no es posible perderse;
ve solamente al borde del agua y llegarás al pie de una gran montaña donde resuena en el fondo
de la barranca; vete, llega”, respondieron Maestro Mago, Brujito. “¡Ah, tened piedad de mi faz! Oh
engendrados, ¿en dónde encontrarlo? Venid a mostrármelo. Hay muchos pájaros cantores a los
que podréis disparar con cerbatana; yo sé dónde están”, dijo Sabio Pez-Tierra. Su humildad
complació a los engendrados. “¿Sabrás cogerlo si volvemos [allá abajo] por tu causa? Cierto, no
probamos ya más; nos mordió cuando entramos agachados; nos asustamos cuando entramos
encorvados, pero por poco lo alcanzábamos. Es bueno, pues, que entres allí encorvado”, le
dijeron. “Muy bien”, respondió Sabio Pez-Tierra. Entonces caminó en su compañía. Después, fue
llegó al fondo de la barranca. Inclinado de los dos lados, el cangrejo enderezaba hacia adelante
su dorso. En el fondo de la barranca estaba la añagaza de ellos. “¡Perfectamente! Quisiera ya
ponerla en [mi] boca”, [dijo] alegrándose Sabio Pez-Tierra, porque en verdad se moría de
hambre. Así, pues, quiso intentar, quiso encorvarse, quiso entrar. El cangrejo fue hacia lo alto.
Entonces él se retiró. “¿No lo has alcanzado”?, dijeron [los dos engendrados]. “No está ahí, sino
que subió: pero al principio por poco lo cogía. Quizás fuera bueno que yo entrase”, respondió él.
Después, encorvándose, entró; acabó de entrar; no mostró afuera más que las puntas de los
pies. La gran montaña acabó de minarse, se aplastó, descendió sobre su corazón. Él ya no se
revolvió más: Sabio Pez-Tierra fue piedra. Tal fue la derrota de Sabio Pez-Tierra por los
engendrados Maestro Mago, Brujito. “Hacedor de Montañas”, dice el relato de antaño. Primer hijo
de Principal Guacamayo. Al pie de la montaña llamada Meaván fue vencido. No es sino por
Magia como fue vencido el segundo de los que se enorgullecían. Vamos a contar la historia de
otro.
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18. El Popol Vuh 18
10
El tercero de los que se enorgullecían, segundo hijo de Principal Guacamayo, llamado
Gigante de la Tierra, decía: “Yo destruyo las montañas”. Y Maestro Mago, Brujito, vencieron
también a Gigante de la Tierra. Maestro Gigante [Relámpago], Huella del Relámpago, Esplendor
del Relámpago, dijeron, hablando a Maestro Mago, Brujito: “Que también sea vencido el segundo
hijo de Principal Guacamayo. Tal es nuestra Palabra, porque no está bien lo que él hace sobre la
tierra: exaltar su gloria, su grandeza, en potencia. Que ya no sea más así”. “Atraedlo dulcemente
hacia el Oriente”43, dijeron “también los Maestros Gigantes a los dos engendrados. “Muy bien,
jefes”, respondieron éstos. “No está bien lo que vemos. ¿No sois vosotros la Existencia, la
Fundación, los Espíritus del Cielo?”, dijeron los engendrados, recibiendo la Palabra de los
Maestros Gigantes. Y en aquel momento Gigante de la Tierra destruía las montañas. Por poco
que con el pie golpease la tierra, en seguida a causa de esto se desgarraban las montañas
grandes, las montañas pequeñas44. Entonces fue encontrado por los engendrados. “Joven,
¿adonde vas?”, dijéronle a Gigante de la Tierra. “No voy a ninguna parte, solamente derribo las
montañas, yo soy su destructor, mientras haya días, mientras haya albas45”, dijo él, respondió él
entonces. Después, a su vez, Gigante de la Tierra [les] dijo a Maestro Mago, Brujito: “¿Por qué
venís vosotros? Yo no conozco vuestros rostros. ¿Cuál es vuestro nombre?”; [así] dijo Gigante
de la Tierra. “No tenemos nombre. Solamente cazamos con cerbatana, solamente cazamos con
liga, en las montañas. Nosotros [somos] solamente unos pobres; nada [es] de nosotros, oh joven.
Solamente recorremos las pequeñas montañas, las grandes montañas, oh joven. He aquí que
hemos visto una gran montaña, pero en donde está se ven precipicios; se eleva a gran altura: es
tan alta que sobrepasa a todas las montañas. No hemos podido coger, pues, en ella uno, dos
pájaros, oh joven. ¿Pero derribas verdaderamente todas las montañas, oh joven?”, dijeron
Maestro Mago, Brujito a Gigante de la Tierra. “¿Visteis verdaderamente la montaña que decís?
¿En dónde está? Yo la veré, la derribaré. ¿En dónde la visteis?” “Está allá abajo, al Este”,
respondieron Maestro Mago, Brujito. “Bien. Elegid nuestro camino46”, dijo él a los engendrados.
“No, no. Te pondremos entre los dos en medio, y uno estará a tu izquierda, uno a tu derecha, a
causa de nuestras cerbatanas; si hay pájaros nosotros les dispararemos con las cerbatanas”,
respondieron. Alegremente probaron a disparar con sus cerbatanas. He aquí que disparando con
las cerbatanas no había bala en sus cerbatanas; solamente soplaban disparando con las
cerbatanas contra los pájaros47; Gigante de la Tierra estaba maravillado. Entonces los
engendrados frotaron fuego48, asaron sus pájaros ante el fuego. Untaron con creta alrededor un
pájaro, le pusieron tierra blanca49. “He aquí lo que le daremos para excitar su gula por el husmo
que en él encontrará. Nuestro pájaro le derrocará. De igual modo que de tierra está envuelto todo
alrededor por nosotros este pájaro, a tierra le echaremos, en tierra le inhumaremos. Demasiada
Ciencia en un construido, un formado, cuando comienza la germinación, cuando comienza el
alba”, dijeron los engendrados. “Cierto, a causa del deseo de todos los corazones de comer, de
triturar, el corazón de Gigante de la Tierra deseará lo mismo”, dijeron entre sí Maestro Mago,
Brujito. Durante este tiempo asaban al pájaro, el cual cocía y amarilleaba asándose; el jugo del
pájaro goteaba, fluía por todas partes, tenía un husmo muy suave. He aquí que Gigante de la
Tierra deseó comer de él y que se le hizo agua la boca, que bostezó, que la saliva, la baba, corrió
a causa del sabroso pájaro. Entonces preguntó: “¿Qué es este alimento? Siento un husmo
verdaderamente exquisito. Dadme pues un poco”; [así] dijo. Se [le] dio entonces el pájaro a
Gigante de la Tierra, para vencerlo. Después de que hubo acabado [de comerse] aquel pájaro,
caminaron de nuevo dirigiéndose hacia el Oriente, en donde estaba la gran montaña. He aquí
que va Gigante de la Tierra se desvanecía de los pies, de las manos, estaba sin fuerzas, a causa
de la tierra con la cual se había untado todo alrededor el pájaro del que había comido. No podía
ya hacerles nada a las montañas ni acabar de derribarlas. Y entonces, ligado por los
engendrados, [estando] sus manos atadas atrás, sus manos guardadas por los extranjeros, el
cuello y las piernas ligados juntamente, fue en seguida tendido en tierra, fue inhumado. Tal fue la
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19. El Popol Vuh 19
derrota de Gigante de la Tierra, solamente por Maestro Mago, Brujito. Innumerables [fueron] sus
acciones sobre la tierra.
He aquí que contaremos el nacimiento de Maestro Mago, Brujito, pues hemos contado
primeramente la derrota de Principal Guacamayo y la de Sabio Pez-Tierra y la de Gigante de la
Tierra, sobre la tierra.
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20. El Popol Vuh 20
11
He aquí que diremos el nombre del padre de Maestro Mago, Brujito. Musitaremos el
origen, musitaremos solamente la historia, el relato, del engendramiento de Maestro Mago,
Brujito; no diremos de esto sino la mitad y solamente una parte de la historia de su padre. He
aquí, pues, la historia de éste. Su nombre es Supremo Maestro Mago, como se dice. Sus padres
son Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora. Por ellos, en la noche, fueron engendrados50 Supremo
Maestro Mago, Principal Maestro Mago, por Antiguo Secreto. Antigua Ocultadora. Ahora pues,
Supremo Maestro Mago engendró dos hijos: Maestro Mono [es el] nombre del primer hijo,
Maestro Simio [es el] nombre del segundo hijo. Y el nombre de su madre, [es] éste: Paridora de
Monos; tal es el nombre de la esposa de Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, sin
esposa, célibe. Pero estos dos hijos eran muy grandes Sabios; grande su Ciencia; augures51 aquí
en la tierra; buenos su existencia, su nacimiento. Se mostró toda la Ciencia ante Maestro Mono.
Maestro Simio, hijos de Supremo Maestro Mago. Maestro Mono. Maestro Simio, llegaron a ser
músicos, cantantes, tiradores de cerbatana, pintores, escultores, joyeros, orfebres. Ahora bien,
Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, no hacían cotidianamente más que [jugar al]
blanco, que jugar a la pelota52. Cada dos días encontrábanse cuatro, reuníanse en el juego de
pelota. Para verlos venía el Gavilán, mensajero de Maestro Gigante [Relámpago], Huella del
Relámpago, Esplendor del Relámpago. Ahora bien, este Gavilán, de no lejos de aquí en la tierra,
de no lejos de Xibalbá53 llegaba seguidamente al cielo, junto a los Maestros Gigantes. Mientras
ellos permanecían aquí en la tierra, la madre de Maestro Mono, Maestro Simio, murió. He aquí
que, caminando hacia Xibalbá54 jugaron a la pelota, lo que oyeron Supremo Muerto. Principal
Muerto, jefes de Xibalbá. “¿Qué hacen sobre la tierra? ¿Quién la hace temblar? ¿Quién hace tal
batahola? Que se envíe a buscarlos, a traerlos aquí; que vengan a jugar a la pelota a fin de que
los venzamos. Verdaderamente, no somos obedecidos por ellos: no hay obediencia, no hay
respeto para nuestro ser. No hacen mas que batallar sobre nuestras cabezas”, dijo todo Xibalbá.
Entonces todos celebraron consejo.
Estos llamados Supremo Muerto, Principal Muerto, los Grandes Decidores de Palabra55. He
aquí a todos los jefes, a quienes éstos daban sus cargos de poder; cada uno jefe por orden de
Supremo Muerto. Principal Muerto. He aquí, pues, los nombres de los jefes: Extiende Tullidos.
Reúne Sangre: su cargo: los hombres que tienen flujos de sangre. He aquí también a los jefes
Hacedor de Abscesos. Hacedor de Ictericia; su poder: dar a los hombres tumores, darles
abscesos en las piernas y amarillearles el rostro, lo que se llama ictericia, y éste era el poder de
Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia. He aquí además a los jefes Varilla de Huesos, Varilla
de Cráneos, los de la varilla56 de Xibalbá; solamente de huesos [eran] sus varillas; su
mayordomía: osificar a los hombres a fin de que, no siendo más que huesos y cráneos al morir,
no haya que recoger más que sus esqueletos; tal era la función de los llamados Varilla de
Huesos, Varilla de Cráneos.
He aquí también a los jefes llamados Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio; he aquí
sus cargos: chocar al hombre contra la traición; sea detrás de su morada, sea delante de su
morada; que tuvo la mala suerte de caer, boca arriba, sobre el suelo: se moría; tal era el poder de
Hacedor de traición, Hacedor de Infortunio. He aquí también a los jefes llamados Gavilán [de
sangre], Opresión; he aquí su poder: el hombre moría en camino de lo que se llama muerte
súbita, viniéndole la sangre a la boca; entonces él moría, vomitando la sangre; a cada uno
[correspondía] el cargo de romper la garganta, el corazón del hombre, para que muriese en
camino, haciéndole llegar de repente [la sangre] a la garganta mientras marchaba; tal era el
poder de Gavilán [de Sangre], Opresión. He aquí que se reunieron en consejo para combatir,
atormentar, a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Xibalbá quería burlarse de
Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, de sus escudos de cuero, de sus anillos, de
sus guantes, de sus coronas y de los cascos con que se engalanaban Supremo Maestro Mago,
Principal Maestro Mago.
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21. El Popol Vuh 21
He aquí, pues, que contaremos su viaje a Xibalbá, dejando permanecer [aparte] a Maestro
Mono, [Maestro] Simio, hijos de Supremo Maestro Mago y cuya madre estaba ya muerta. En
seguida, [contaremos] la derrota de Maestro Mono, Maestro Simio, por Maestro Mago, Brujito.
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22. El Popol Vuh 22
12
En seguida partieron los mensajeros de Supremo Muerto, Principal Muerto. “En camino, oh
Consejeros de los Varones. Id a llamar a Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago.
Decidles: «Venid con nosotros —Que vengan, dicen los jefes. —Que vengan aquí a pelotear con
nosotros: que nos revivifiquemos nuestros rostros con ellos; en verdad, admiramos sus bocas57;
así, pues, que vengan, dicen los jefes.» —Que al venir traigan lo que tienen: sus anillos58, sus
guantes; que vengan también con su pelota, dicen los jefes.” “Decidles: —Venid”. Así fue dicho a
los mensajeros. He aquí a los mensajeros Búhos: Flecha-Búho, Maestro Gigante Búho,
Guacamayo-Búho, Cabeza-Búho; así se llamaban los mensajeros de Xibalbá. Flecha-Búho era
rápido como una flecha. De Maestro Gigante Búho la naturaleza era de gigante. De Guacamayo-
Búho, la naturaleza era [tener] un dorso de fuego59. Cabeza Búho no tenía más que una cabeza,
no tenía piernas pero sí alas. Esos cuatro mensajeros tenían el oficio de Consejeros de los
Varones. Partidos de Xibalbá, llegaron en seguida y se posaron en el juego de pelota. Supremo
Maestro Mago, Principal Maestro Mago, peloteaban allí, en el juego de pelota llamado Juego de
Pelota Ornado con Gran Frontón. Los Búhos se posaron en el juego de pelota, [y] formaron su
discurso exactamente en el orden del discurso de todos los jefes llamados Supremo Muerto,
Principal Muerto. Hacedor de Abscesos, Hacedor de Ictericia, Varilla de Huesos, Varilla de
Cráneos, Extiende Tullidos. Reúne Sangre, Hacedor de Traición, Hacedor de Infortunio, Gavilán
[de Sangre], Opresión, que habían formado el discurso para los Búhos. “¿Los jefes Supremo
Muerto. Principal Muerto, dijeron verdaderamente eso? ¿Dijeron verdaderamente que debíanlos
acompañaros?” —-”Que traigan sus accesorios de juegos, dijeron los jefes.” “Muy bien.
Esperadnos. Al momento nos despedimos de nuestra madre”, dijeron ellos, Fueron en seguida a
la casa y dijeron a su madre, porque su padre ya había muerto: “Oh madre nuestra, partimos. Los
mensajeros de los jefes han venido a recogernos. —Que vengan, han dicho ellos, dicen los que
fueron enviados hacia nosotros”. “Pero nuestra pelota quedará como testigo”, añadieron [y] luego
fueron a atarla en un agujero en lo alto de la mansión. Después: “La recogeremos”. “En cuanto a
vosotros, no haced más que absorber, cantar, pintar, cincelar, recrear vuestra casa, recrear el
corazón de vuestra abuela”, dijeron a Maestro Mono, Maestro Simio. Cuando se despidieron, su
madre Antigua Ocultadora lloró de emoción. “Nos vamos, no estamos muertos; no os aflijáis”,
dijeron Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, poniéndose en camino.
En seguida, Supremo Maestro Mago, Principal! Maestro Mago, caminaron precedidos por
los mensajeros. Después descendieron al camino que lleva a Xibalbá, de pendientes muy en
declive. Habiendo descendido así, llegaron al borde de los ríos encantados de barrancos
llamados Barranco Cantante Resonante, Barranco Cantante, que pasaron sobre ríos encantados
con árboles espinosos; innumerables [eran] los árboles espinosos, pasaron sin hacerse daño60.
En seguida llegaron al borde del río de la Sangre61, [y] allí pasaron sin beber. Llegaron a otro río,
de agua solamente; no habiendo sido vencidos, lo pasaron también. Entonces llegaron allí donde
cuatro caminos se cruzaban: allí fueron vencidos, allí donde cuatro caminos se cruzaban. Un
camino rojo, un camino negro62, un camino blanco, un camino amarillo63; cuatro caminos. He aquí
que El del Camino Negro dijo: “Tomadme, yo el camino-jefe”; [así] dijo El del Camino. Allí fueron
vencidos. He aquí que siguieron el camino de Xibalbá. Al llegar allá donde se congregaba el
gobierno de Xibalbá, fueron vencidos.
Ahora bien, los primeros sentados eran un maniquí, [y] un [muñeco] hecho de madera,
arreglados por Xibalbá. Éstos fueron los primeros a quienes saludaron. “Salud. Supremo Muerto”,
dijeron al maniquí; “Salud, Principal Muerto”, dijeron al [muñeco] hecho de madera. Éstos no
respondieron. Entonces los jefes de Xibalbá hicieron ruido de risa: todos los jefes hicieron ruido
de risa, pues en su espíritu eran victoriosos y Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago,
estaban vencidos. Rieron primeramente. Después Supremo Muerto, Principal Muerto, dijeron:
“¡Muy bien! Habéis venido. Que mañana se despierten vuestros rostros, vuestros anillos,
vuestros guantes”: [así] dijeron. “Sentaos en nuestro banco64”, fue dicho, pero el banco que daban
era una piedra quemante; al sentarse en el banco, se quemaron; verdaderamente se escurrieron
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23. El Popol Vuh 23
de aquel banco sin encontrar alivio: verdaderamente se levantaron, aquel asiento les quemaba.
Entonces los Xibalbá se rieron otra vez; de risa tenían Ja lengua espesa; la serpiente Risa nacía
en su corazón, en su sangre, en sus huesos. Reían, todos los Xibalbá reían.
“Id a vuestra morada. Allí se os ofrecerá en el dormitorio vuestro pino65, vuestro tabaco66”,
se les dijo. En seguida llegaron a la Mansión Tenebrosa; no había más que tinieblas en el interior
de la mansión. Entonces los Xibalbá celebraron consejo. “Sacrifiquémoslos mañana; que mueran
pronto; su juego nos insulta”, se dijeron unos a otros los Xibalbá. Ahora, pues, su pino era una
flecha redonda, del pino llamado Blanco Pedernal, el pino [pedernal sacrificatorio] de Xibalbá;
puntiagudo era, pues, su juego; debía llegar aprisa a su fin y favorecer el plan de Xibalbá.
Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, entraron en la Mansión Tenebrosa. Se les
dieron sus pinos; a cada uno el pino encendido de Supremo Muerto. Principal Muerto: con esto a
cada uno llegó también de los jefes su tabaco encendido; llegóse entonces a darlos a Supremo
Maestro Mago. Principal Maestro Mago. Estaban en la obscuridad cuando se llegó a darles sus
pinos y su tabaco; desde la entrada los pinos alumbraron. “Que cada uno queme su pino y su
tabaco; que a la aurora vengan a darlos: pero que sin gastarlos nos los devuelvan, os dicen los
jefes”, díjose. Así fueron derrotados. El pino se consumió, el tabaco también se consumió, que se
les había dado. Numerosas las pruebas de Xibalbá; muchas suertes de pruebas. La primera, la
Mansión Tenebrosa, toda de oscuridad al interior.
La segunda, llamada Mansión de los Calofríos, en la cual un frío muy insoportable, un frío
muy picante, llenaba el interior. La tercera, llamada Mansión de los Jaguares, donde no había
más que jaguares entremezclándose, atacándose, enseñando los dientes, mofándose, jaguares
encerrados en la mansión.
Mansión de los Murciélagos, nombre de la cuarta mansión; en el interior de la mansión,
solamente murciélagos que gritaban, que aleteaban, que revoloteaban en la mansión,
murciélagos encerrados sin poder salir. La quinta. Mansión de Obsidiana; no había más que
vencedores, con sus flechas, en silencio, en lucha, en la mansión. Éstas son las primeras
pruebas de Xibalbá, pero Supremo Maestro Mago. Principal Maestro Mago, no entraron; basta
con mencionar los nombres de las mansiones de pruebas.
Cuando Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, llegaron ante Supremo Muerto.
Principal Muerto. “¿Dónde está mi tabaco, dónde está mi pino, que se os llevaron ayer noche?”,
[les] fue dicho. “Los acabamos, oh jefes”. “Muy bien. Ahora acabaremos vuestros días, moriréis;
seréis perdidos, seréis cortados67; aquí vuestra faz será escondida; seréis sacrificados”, dijeron
Supremo Muerto, Principal Muerto.
Entonces se les sacrificó, se les enterró en el Juego de Pelota de los Sacrificios, así
llamado. Se cortó la cabeza de Supremo Maestro Mago, y el primogénito fue enterrado con el
segundón. “Que se ponga su cabeza en el árbol que está en el camino”, dijeron Supremo Muerto,
Principal Muerto. Cuando se fue a colocar la cabeza en medio del árbol, entonces el árbol dio
frutas; no había frutas antes de que fuera puesta la cabeza de Supremo Maestro Mago en medio
del árbol.
Ahora bien, esta cabeza es la que llamamos ahora Cabeza de Supremo Maestro Mago,
como se dice. Supremo Muerto, Principal Muerto, consideraron asombrados las frutas del árbol,
frutas enteramente redondas. No se veía en dónde estaba la cabeza de Supremo Maestro Mago,
fruta idéntica a las frutas del calabacero. Toda Xibalbá vino a mirar, a ver aquello. Grande se
volvió en su espíritu el carácter de aquel árbol a causa de lo que se había súbitamente hecho en
él cuando se había colocado en medio de él la cabeza de Supremo Maestro Mago.
Entonces los Xibalbá se dijeron entre sí: “Que ninguno coja sus frutas. Que ninguno venga
al pie del árbol”; [así] dijeron todos los Xibalbá, vedándose mutuamente, prohibiéndose
mutuamente. Desde entonces la cabeza de Supremo Maestro Mago no se descubrió ya más; no
formó más que un todo con las frutas del árbol llamado Calabacero.
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24. El Popol Vuh 24
Pero una joven oyó ese gran relato, y he aquí, pues, que contaremos su aventura.
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25. El Popol Vuh 25
13
Y he aquí la historia de una joven, hija de un jefe llamado Reúne Sangre. Y he aquí que
una joven, hija de un jefe, oyó. Reúne Sangre, [era] el nombre de su padre. La de la Sangre, [era]
el nombre de la joven.
Cuando oyó la historia de las frutas del árbol, que le fue contada por su padre, se maravilló
grandemente de tal relato. “¿Por qué no iría yo a ver ese árbol del cual se habla? Por lo que oigo
decir, esas frutas son verdaderamente agradables”, se dijo ella. Entonces partió sola, [y] llegó al
pie del árbol plantado en medio del Juego de Pelota de los Sacrificios. “¡Ah, ah! ¿Son ésas las
frutas del árbol? ¡Cuan agradables las frutas de ese árbol! ¿Moriré, me perderé si cojo algunas?”,
dijo la joven.
Entonces el hueso que estaba en medio del árbol habló. “¿Qué deseas? Estas bolas
redondas en las ramas de] árbol no son más que huesos”, dijo la cabeza de Supremo Maestro
Mago, hablándole a la adolescente. “¿Las deseas todavía?”, añadió. “Ése es mi deseo”, dijo la
joven. “¡Muy bien! Extiende solamente el extremo de tu mano”. “Sí”, dijo la adolescente,
alargando su mano que extendió ante el hueso. Entonces el hueso lanzó con fuerza saliva en la
mano extendida de la joven; ésta, al instante, miró con mirada curiosa el hueco de su mano, pero
la saliva del hueso ya no estaba en su mano, “En esa saliva, esa baba, te he dado mi posteridad.
He aquí que mi cabeza no hablará ya más; ya no es más que un hueso descarnado. Así son
igualmente las cabezas de los grandes jefes. Sólo la carne vuelve buena la cara, de donde
[proviene], cuando mueren, el terror de los hombres a causa de las osamentas. Lo mismo pasa
con los hijos, cuyo ser es como la saliva, la baba, la cual, sea de hijos de jefes, sea de hijos de
Sabios, de oradores, no se pierde sino que se extiende, se continúa, sin que se extinga, sin que
se aniquile la faz del jefe, del Varón, del Sabio, del Orador. Tal como pasa con los hijos que
vienen, así he hecho contigo. Sube, pues, a la tierra sin morir. Que en ti penetre mi Palabra68. Que
así sea”, dijo la cabeza de Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago. Ahora bien, esta
Magia la habían hecho ellos por la Palabra de Maestro Gigante [Relámpago], Huella del
Relámpago, Esplendor del Relámpago.
La joven volvió entonces a su casa, habiéndole sido hechas numerosas advertencias69. Y
al instante, solamente por la saliva, sus hijos nacieron en su vientre. Tal fue el engendramiento
de Maestro Mago, Brujito. La adolescente llegó a su casa. Seis lunas se acabaron. Entonces ella
fue examinada por su padre; Reúne Sangre, nombre de su padre. Después del examen de la
joven por el padre, éste vio que allí había un hijo. Entonces los jefes Supremo Muerto, Muerto
Principal, juntaron toda su sabiduría con la de Reúne Sangre. “Oh, jefes, he aquí que por
fornicación mi hija tiene un hijo”, dijo Reúne Sangre, al llegar junto a los jefes. “¡Y bien! Cava su
boca70. Si no habla que se la sacrifique, que se vaya a sacrificarla lejos de aquí”. “Muy bien, oh
grandes jefes”, respondió él. Entonces [le] preguntó a su hija: “Oh, hija mía, ¿cuál es el posesor
del hijo [que hay] en tu vientre?71”. Ella respondió: “Oh, padre mío, ahí no hay hijo; no hay ningún
hombre del cual yo conozca la faz”. Él respondió: “¡Perfectamente! ¡Verdaderamente! ¡Oh
fornicadora!” “Que se la lleven. Oh Consejeros de los Varones, sacrificadla, recoged su corazón
en una copa. Volved hoy al lado de los jefes”, dijo él a los Búhos. Entonces [los] cuatro [Búhos]
fueron a coger la copa, caminaron, transportando a la adolescente en sus brazos, llevando el
Blanco Pedernal72 para sacrificarla. “Oh mensajeros, no haríais bien en matarme, pues sin
fornicación [concebí] lo que está en mi vientre, que se engendró cuandro fui a admirar la cabeza
de Supremo Maestro Mago, que está en el Juego de Pelota de los Sacrificios. Así, pues, no me
sacrifiquéis, oh Mensajeros”, dijo la adolescente, “hablándoles. “¿Qué pondremos en cambio en
tu corazón? Nos ha sido dicho por su padre: «Recoged su corazón, volved al lado de los jefes;
cumpliréis, [y] después manifestaréis el cumplimiento; traed prontamente en una copa, colocad
en el fondo de la copa el corazón». ¿No nos habló así? ¿Qué presentaremos, pues, en la copa?
Sin embargo, desde luego, queremos que no mueras”, dijeron los mensajeros. “Muy bien. Este
corazón no puede ser de ellos. Vuestra casa no puede tampoco estar aquí. No solamente
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26. El Popol Vuh 26
tendréis poder sobre la muerte de los hombres, sino que, en verdad, vuestros serán los
verdaderos fornicadores73. Míos serán en seguida Supremo Muerto, Principal Muerto. Que sólo la
sangre del Drago esté ante sus rostros. Este corazón no será quemado ante ellos. Poned el fruto
del árbol”, dijo la joven. Y, roja, la savia del árbol salió y fluyó en la copa; se hinchó allí y se volvió
bola en reemplazo del corazón. Brotante salió la savia del árbol rojo; semejante a sangre; la savia
salió en cambio de la sangre; entonces la sangre, la savia del árbol rojo se formó en bola;
semejante a sangre, apareció brillante, rojiza, en bola, en la copa. Entonces el árbol se volvió
célebre a causa de la adolescente; fue llamado Árbol Rojo de Cochinilla; fue pues llamado
Sangre a causa de la sangre del Drago, así llamado. “Allí pues seréis amados, y lo que está en la
superficie de la tierra será vuestro”, dijo ella a los Búhos. “Muy bien, joven. Partimos, vamos a dar
cuenta. Sigue tu camino. Vamos a presentar ante los jefes la imagen, el sustituto, de tu corazón”,
respondieron los mensajeros. Cuando llegaron ante los jefes, todos esperaban ansiosamente.
“¿Se acabó?”, dijo entonces Supremo Muerto. “Se acabó, oh jefes. He aquí ahora el corazón en
la copa”. “Muy bien. Que yo vea”, dijo Supremo Muerto. Entonces él levantó aquello. La savia
rojiza se esparció como sangre. “Animad bien el resplandor del fuego. Poned esto en el fuego”,
agregó Supremo Muerto. Después de que se le hubo puesto en el fuego, los Xibalbá comenzaron
a oler [el olor], todos comenzaron a estar aturdidos, pues verdaderamente agradable era el
perfume que olían del humo de la sangre. Mientras que permanecían [así], los Búhos, advertidos
por la adolescente, subieron numerosos a la cavidad sobre la tierra, adonde subió también su
[dadora de] aviso74. Así fueron vencidos los jefes de Xibalbá por esta joven que los burló a todos.
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27. El Popol Vuh 27
14
La abuela75 de Maestro Mono, Maestro Simio, estaba allí cuando la mujer Sangre vino a
casa de la abuela de Maestro Mono, Maestro Simio. En ella vivían sus hijos, y poco faltaba para
que naciesen los llamados Maestro Mago, Brujito. Cuando la mujer llegó a casa de la abuela, la
mujer dijo a la abuela: “Llego, oh madre, yo Tu nuera, yo Tu hija, oh Madre”; así dijo al entrar en
casa de la abuela. “¿De dónde vienes tú? ¿Dónde están mis hijos? ¿No han muerto en Xibalbá?
¿Sus dos descendientes, el signo de su Palabra, llamados Maestro Mono. Maestro Simio, no los
ves tú? Sal de aquí. Vete”, fue respondido por la abuela a la adolescente. “En verdad, yo soy
ciertamente tu nuera. Yo soy de Supremo Maestro Mago; helo aquí llevado vivo. Supremo
Maestro Mago, Principal Maestro Mago, no están muertos; su sentencia les ha hecho ilustres. Tú
eres Mi suegra. Así, ve sus rostros queridos en los que yo traigo”, dijo ella a la abuela. En
seguida, Maestro Mono, Maestro Simio, se irritaron. No hacían más que música, más que canto;
su trabajo cotidiano no era sino pintura, sino escultura; recreaban el corazón de su abuela. La
abuela recomenzó: “Ninguna necesidad [tengo] de ti para nuera mía. Sólo la fornicación [hay] en
tu vientre. Oh mentirosa, mis hijos de los cuales hablas, han muerto”. La abuela dijo otra vez:
“Demasiado verdaderas son mis palabras. Pero sea, tú eres mi nuera, a lo que entiendo. Ve pues
a recoger su alimento para los que comen; ve a coger una gran red llena. Vuelve [en seguida]
puesto que eres mi nuera, a lo que entiendo”, [le] dijo a la joven. “Muy bien”, respondió ésta, [y]
después tomó el camino de las sementeras que habían sembrado Maestro Mono, Maestro Simio,
por quienes había sido desmontado el campo; la adolescente lo siguió y llegó así a las
sementeras.
Un solo tallo en el campo; no había dos tallos, tres tallos; sólo un tallo manifestaba su faz.
Entonces se angustió el corazón de la joven. “Desdichada de mí, yo, deseadora carnal. ¿Dónde
recogeré la red de alimentos que se me ha dicho?”, añadió. Entonces invocó a Guardián del
Alimento76 para que él viniera y para que ella llevara. “¡La de la Lluvia. La de la Madurez. La del
Cacao, vosotras que preparáis el maíz, tú, Guardián del Alimento de Maestro Mono, Maestro
Simio!”, dijo la adolescente. Entonces tomó las barbas, las brácteas de la mazorca, las arrancó
dulcemente, sin coger la mazorca, [y] las arregló como mazorcas en la red; llenó la gran red.
Entonces la joven se fue. Unos animales se encargaron de la red; al llegar fueron a poner la
banastada contra la pared de la mansión. La abuela corrió para verla. Cuando la abuela vio una
gran red llena de alimento: “¿De dónde te ha venido este alimento? ¿Has arruinado, has
acabado de coger mis sementeras? Voy a ver”, dijo la abuela, poniéndose en camino, yendo a
ver sus sementeras. Pero había como siempre un tallo. Se veía dónde había sido puesta la red.
Por tanto, la abuela volvió aprisa a la casa; [y] dijo a la adolescente: “En verdad, ése es el signo
de que eres mi nuera. Aún veré tus actos, los de los muy Sabios que están en ti”; [así] [le] dijo a la
joven.
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28. El Popol Vuh 28
15
He aquí que diremos la infancia de Maestro Mago, Brujito. He aquí que vamos a contar su
infancia. Cuando fue llegado el día del alumbramiento, la adolescente llamada Sangre dio a luz.
La abuela no asistió al parto. Al instante nacieron los dos que fueron paridos, llamados Maestro
Mago, Brujito; en la montaña nacieron. Entonces entraron en la morada: pero no dormían. “Vete
a llevarlos afuera. En verdad gritan sus bocas”, dijo la abuela. Entonces se les puso sobre las
hormigas, pero su sueño fue agradable. De allí se les llevó y se les puso sobre espinas. Ahora
bien. Maestro Mono. Maestro Simio, deseaban que muriesen allá, sobre las hormigas, que
muriesen allá, sobre las espinas. Lo deseaban porque [eran] rivales, envidiados, para Maestro
Mono, Maestro Simio. Al principio sus hermano? menores no fueron recibidos por ellos en la
mansión; ésto? no los conocieron y vivieron en la montaña. Ahora bien. Maestro Mono, Maestro
Simio, eran grandes músicos, cantantes. [Los dos recién nacidos] crecieron, y grandes tormentos
[y] penas los fatigaron, los atormentaron. Habíanse vuelto grandísimos sabios: habíanse vuelto
músicos, cantantes, escultores: todo era bien [hecho] por ellos. Sabían su nacimiento; sabían
también [que eran] los sustitutos de su padre, quien había ido a Xibalbá, adónde había muerto su
padre. Maestro Mono. Maestro Simio, eran grandísimos sabios; en su espíritu lo habían sabido
todo desde luego, cuando habían nacido sus hermanos menores. Pero su sapiencia no se
mostró a causa de su envidia; en ellos dominó la humillación de sus corazones. Pero ningún acto
de Maestro Mago, Brujito, les había perjudicado. En efecto, éstos no hacían cada día más que
tirar con cerbatanas. No eran amados por su abuela y por Maestro Mono, Maestro Simio. No se
les daba de comer, sino que, cuando la comida había acabado, cuando Maestro Mono, Maestro
Simio, habían comido, entonces venían ellos. No se encolerizaban, no se irritaban, pero sufrían.
Conocían su ser y veían claro. Cada día al venir traían pájaros que Maestro Mono, Maestro
Simio, comían sin darles nada al uno o al otro, Maestro Mago, Brujito, Maestro Mono, Maestro
Simio, no hacían más que música, canto. Ahora bien. Maestro Mago, Brujito, habían venido sin
traer pájaros; la abuela se irritó cuando entraron: “¿Por qué no traéis pájaros?”, les dijo a Maestro
Mago, Brujito. “Madre nuestra, he aquí que nuestros pájaros se han enredado en ¡as ramas
frondosas de un árbol”, respondieron. “Abuela nuestra, no podemos subir al árbol para cogerlos;
pero que nuestros hermanos mayores suban a él, que vengan con nosotros y que bajen los
pájaros”, añadieron. “Muy bien. Al alba iremos con vosotros , respondieron los primogénitos.
Ahora bien, la Sabiduría de Maestro Mono, Maestro Simio, estaba muerta en ellos dos en lo
concerniente, a su derrota. “No cambiaremos sino su ser y su vientre. Nuestra Palabra obrará a
causa de los grandes tormentos que nos han infligido para que muriésemos, que fuésemos
aniquilados, que nos sobreviniese [una] desgracia a nosotros sus hermanos menores. Como a
sirvientes nos han rebajado en sus corazones; nosotros los humillaremos lo mismo, lo cual
haremos como signo”, su dijeron el uno al otro mientras iban al pie del árbol llamado Palo-
Amarillo77. Acompañados de sus hermanos mayores, caminaban disparando con las cerbatanas,
innumerables [eran] los pájaros que gorjeaban en el árbol, y sus hermanos mayores se
maravillaban de ver aquellos pájaros.
“He aquí pájaros, pero ni uno sólo ha caído al pie del árbol; no ha caído ninguno de
nuestros pájaros; id a hacerlos caer”, dijeron a los primogénitos. “Muy bien”, respondieron éstos.
Pero cuando hubieron subido al árbol, el árbol creció, su tronco engrosó; y cuando Maestro
Mono, Maestro Simio, quisieron bajar después, no pudieron descender de la cima del árbol.
Desde la cima del árbol dijeron: “Oh, hermanos menores nuestros, ¿cómo ha pasado esto?
Tened piedad de nuestros rostros. He aquí que este árbol espanta a los que lo miran, oh
hermanos menores nuestros”; [así] dijeron desde la cima del árbol. Y Maestro Mago, Brujito,
dijeron: “Desenrrollad vuestros taparrabos, atadlos bajo vuestros vientres, [con] una larga punta
colgando que echaréis por detrás, y así marcharéis cómodamente”, [así] respondieron los dos
hermanos menores. “Muy bien”, dijeron [los primogénitos] tirando de las extremidades de sus
taparrabos, pero al instante éstas se volvieron colas, y ellos fueron metamorfoseados en monos.
En seguida caminaron por las cimas de los árboles de las montañas pequeñas, de las montañas
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29. El Popol Vuh 29
grandes; caminaron por las selvas, alegrándose, balanceándose en las ramas de los árboles. Así
fueron vencidos Maestro Mono, Maestro Simio,” por Maestro Mago, Brujito, quienes no lo hicieron
sino por su Ciencia Mágica. Volvieron entonces a su casa. Al llegar dijeron a su abuela y a su
madre: “Oh abuela nuestra, ¿qué les ha pasado, pues, a nuestros hermanos mayores?
Súbitamente sus rostros se han vuelto como los de los animales”, así dijeron. “Si sois vosotros
quienes habéis hecho eso a vuestros hermanos mayores, me habéis hecho infeliz, me habéis
hecho desdichada. Oh hijos míos, no haced, pues, eso a vuestros hermanos mayores”,
respondió la abuela a Maestro Mago, Brujito. Ellos respondieron entonces a su abuela: “Oh
abuela nuestra, no os aflijáis; volveréis a ver los rostros de nuestros hermanos mayores;
volverán, pero esto será una prueba para vos, nuestra abuela. Guardaos de reír. Probad ahora
su suerte”. En seguida comenzaron a tocar la flauta, a tocar el “Mono de Maestro Mago”.
Después cantaron, tañeron la flauta, tocaron el tambor, tomando sus flautas, sus tambores.
Sentaron entonces con ellos a su abuela; cuando tañeron la flauta, con el canto y con la música
ejecutaron el aire llamando con el nombre de “Mono de Maestro Mago”. Entonces entraron
Maestro Mono, Maestro Simio, quienes danzaron al llegar. Cuando la abuela echó de ver sus
feas caras, cuando ella los vio, entonces la abuela se rió, la abuela no pudo contener la risa; al
instante, fuéronse; ella no vio ya más sus caras. “¡Eh, abuela nuestra, se han ido a la selva!
Abuela nuestra, ¿por qué hicisteis eso? Cuatro veces solamente probaremos. Solamente tres
veces todavía haremos resonar la flauta, el canto. Retened vuestra risa, y que la prueba
recomience”, dijeron otra vez Maestro Mago, Brujito; después, tocaron de nuevo la flauta. [Los
primogénitos] volvieron entonces, danzando, al centro de la morada, pero causaban tanto placer,
incitaban tanto a reír a su abuela, que bien pronto la abuela se rió. Verdaderamente risibles [eran]
sus faces de monos con sus anchos vientres, sus colas inquietas, sus estómagos lisos; cuando
entraron, esto hizo reír a la abuela. Entonces, volvieron a las montañas. “Abuela nuestra, ¿qué
haremos? Solamente por la tercera vez probaremos”, dijeron Maestro Mago, Brujito, quienes
tocaron una vez más la flauta. [Los primogénitos] volvieron de nuevo bailando, pero su abuela se
abstuvo de reír. Subieron a la terraza del edificio; sus ojos, muy rojos, chispeaban; se
acurrucaron; [con] sus hocicos alargados se hicieron muecas. Entonces la abuela los miró de
nuevo, y al instante la abuela estalló en risa. A causa de la risa de la abuela no se volvieron a ver
ya más sus rostros. “Oh, abuela nuestra, los llamaremos todavía, por cuarta vez”. Entonces [los
segundones] tocaron de nuevo la flauta, pero [sus hermanos mayores] no volvieron a la cuarta
vez, sino que se fueron al instante a la selva. [Los segundones] dijeron, entonces, a la abuela:
“Abuela nuestra, habíamos probado y al principio vinieron; acabamos aún de probar a llamarlos.
No os enfadéis. Nosotros somos, nosotros, vuestros nietos y os miramos como a nuestra madre,
oh abuela nuestra, en memoria de nuestros hermanos mayores que se distinguieron, que se
llamaron Maestro Mono, Maestro Simio, así llamados”; [así] dijeron Maestro Mago, Brujito. Ahora
bien, [los primogénitos] eran invocados por los músicos, por los cantantes, entre los hombres de
otros tiempos; antaño también los pintores, los cinceladores, los invocaban. Pero se volvieron
animales, fueron hechos monos, porque se enorgullecían, porque maltrataban a sus hermanos
menores. Así fueron aminorados sus corazones; así fueron perdidos, fueron aniquilados Maestro
Mono, Maestro Simio, vueltos animales. Ahora bien, habían estado siempre en su casa, en donde
se habían hecho grandes músicos, cantantes, cuando vivían con su abuela, con su madre.
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30. El Popol Vuh 30
16
[Los segundones] comenzaron sus trabajos para manifestarse ante su abuela, ante su
madre. Primeramente hicieron su campo. “Oh abuela nuestra, oh madre nuestra, trabajaremos
en los campos”, dijeron. “No os aflijáis. Nosotros somos, nosotros, vuestros nietos, nosotros los
sustitutos de nuestros hermanos mayores”, dijeron Maestro Mago, Brujito. Entonces tomaron su
hacha [para madera], su azadón, su coa78, y caminaron, cada uno con su cerbatana al hombro. Al
salir de su casa recomendaron a su abuela que les llevara su comida. “Oh abuela nuestra, que
se nos dé a mediodía nuestro alimento”, dijeron. “Muy bien, oh nietos míos”, respondió su abuela.
Llegaron en seguida allá donde estaba el campo. Por todas partes en donde hundieron su
azadón en la tierra, el azadón sólo trabajó la tierra; ellos no trabajaban; el azadón sólo. Y
golpearon con el hacha los troncos de los árboles y las ramas de los árboles, derribando,
podando, derribándolo todo, árboles, bejucos; y cortaba aquella madera, hacía todo aquello, un
hacha sola. He aquí que el azadón arrancaba mucho; innumerables las zarzas, los espinos,
trabajados por un azadón sólo; innumerable lo que fue arrancado en las montañas pequeñas, las
montañas grandes. Entonces ordenaron a un animal llamado Paloma Torcaz; habiéndola hecho
subir a un gran tronco, Maestro Mago, Brujito, le dijeron: “Mira cuando nuestra abuela venga a
darnos nuestro alimento; arrulla luego que llegue, arrulla y cogeremos el azadón, el hacha”. “Muy
bien”, respondió Paloma Torcaz. He aquí que ellos no hicieron más que tirar con cerbatanas; en
realidad no trabajaron el campo. Después de lo cual. Paloma Torcaz arrulló. Al instante vinieron,
el uno a tomar el azadón, el otro a tornar el hacha. Habiéndose envuelto la cabeza, el uno se
cubrió falazmente de tierra las manos, ensuciándose el rostro lo mismo, como un verdadero
labrador; el otro se cubrió falazmente de astillas de madera la cabeza, como si verdaderamente
hubiera podado, carpinteado. Entonces fueron vistos por su abuela. En seguida comieron. En
verdad, no habían trabajado el campo; llegóse, pues, sin causa, a darles su comida.
Cuando llegaron a la casa: “Abuela nuestra, verdaderamente nos acostamos”, dijeron al
entrar, estirando sin motivo sus piernas, sus brazos, delante de su abuela. Cuando al día
siguiente volvieron, llegaron al campo, todos los árboles, los bejucos, se habían vuelto a levantar,
todas las zarzas, los espinos, estaban enmarañados, cuando llegaron. “¿Quién se ha burlado de
nosotros?”, dijeron. “Los que hicieron esto son todos los animales pequeños, los animales
grandes, puma, jaguar, venado, conejo, zorro, coyote, cerdo, puerco-espín, los pájaros
pequeños, los pájaros grandes; son ellos quienes hicieron esto y lo hicieron en una noche”. En
seguida comenzaron de nuevo a trabajar el campo, hicieron lo mismo en la tierra para cortar los
árboles; celebraron consejo mientras cortaban los árboles, mientras arrancaban. “Solamente
velaremos nuestro campo. Quizás sorprenderemos a quienes vinieron a hacer esto”, dijeron
celebrando consejo; después volviéronse a la casa. “¿Qué véis?79 ¿Se burlan de nosotros, oh
abuela nuestra? Grandes hierbas, la gran selva, [hay] allá adonde estaba nuestro campo cuando
de día fuimos, oh abuela nuestra”, dijeron a su abuela, a su madre. “Volveremos, velaremos; no
[está] bien que se nos haga eso”, dijeron. En seguida se armaron, en seguida volvieron a sus
árboles cortados y se ocultaron en ellos, se abrigaron a la sombra. Entonces los animalitos se
congregaron, cada especie reuniéndose, todos los animales pequeños, los animales grandes; he
aquí que a media noche llegaron. He aquí sus Palabras: “¡Arboles, levantaos! ¡Bejucos,
levantaos!”; [así] dijeron al llegar, amontonándose bajo los árboles, bajo los bejucos; entonces
avanzaron, se mostraron, ante los rostros [de los dos segundones]. He aquí los primeros: el
puma, el jaguar; [los jóvenes] quisieron cogerlos, pero no se dieron80 a ellos. Entonces avanzaron,
colas acercadas, el venado, el conejo; [los jóvenes] los asieron pero no arrancaron más que la
extremidad de la cola del venado, [del conejo], que se les quedó entre las manos: habiendo asido
la cola del venado, la cola del conejo, dichas colas fueron acortadas. El zorro, el coyote, el cerdo,
el puerco-espín, no se dieron a ellos. Todos los animales se mostraron ante Maestro Mago.
Brujito. Los corazones de éstos fueron afligidos porque no cogieron ninguno. Otro llegó, el último;
llegó brincando. Entonces ellos se pusieron de través [en su camino], cogieron en un pañuelo a la
Rata. Habiéndola cogido le apretaron vivamente la cabeza, queriendo ahogarla. Le quemaron la
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31. El Popol Vuh 31
cola en el fuego; entonces la rata comenzó a llevar así la cola, a no tener pelos en la cola; sus
ojos [volviéronse saltones] porque habían querido ahogarla los engendrados Maestro Mago,
Brujito. “Que yo no muera por [obra de] vosotros. Vuestro oficio no es cultivar”, les dijo la rata.
“¿Qué nos cuentas tú ahora?”, respondieron a la rata los engendrados. “Dejadme un momento.
Mi Palabra está en mi vientre81 y yo os la contaré: dadme ahora algo de comer”, dijo la rata.
“Después te daremos de comer; cuenta primero”, fue dicho. “Muy bien. He aquí que los bienes de
vuestros padres llamados Supremo Mago, Principal Maestro Mago, quienes murieron en Xibalbá,
existen suspendidos en lo alto de la mansión; sus anillos, sus guantes, su pelota; pero vuestra
abuela no quiso mostrároslo, pues vuestros padres murieron por eso”. “¿Dices la verdad?”,
dijeron a la rata los engendrados. Gran alegría [hubo] en sus corazones al oír la historia de la
pelota. Habiendo contado la rata, ellos dieron de comer a la rata. “He aquí tu alimento; maíz,
pimiento blanco, frijoles, cacao [moneda]82, cacao [clase extra], serán tuyos; lo que fuere
conservado, olvidado, tuyo también y tú lo roerás”, dijeron a la rata Maestro Mago, Brujito. “Muy
bien, engendrados. ¿Qué diré si vuestra abuela me ve?”, respondió. “Que tu corazón no tema.
Aquí estamos nosotros, prestos estamos nosotros para responder a nuestra abuela. Vamos
aprisa a subir a ese rincón de la mansión; vamos adonde es preciso ir; tú subirás aprisa adonde
aquello está suspendido; nosotros veremos en los cordajes de la mansión; también veremos por
nuestra comida”, dijeron a la rata. Se consultaron una noche; después de haber celebrado
consejo, Maestro Mago, Brujito, llegaron a mediodía. Sin mostrar la rata que llevaban, llegaron; el
uno entró abiertamente en la casa; el otro fue al rincón de la mansión, en donde al instante dejó
trepar a la rata. Pidieron entonces a su abuela su comida. “Moled solamente nuestro alimento; no
deseamos más que un caldo con pimiento83, oh abuela nuestra”, dijeron. Ella les preparó al
instante una copa de caldo caliente que puso delante de sus rostros. Solamente para engañar a
su abuela, a su madre. Derramaron el agua del cántaro. “Nuestras bocas están verdaderamente
secas. Id a buscar nuestra bebida”, dijeron a la abuela. “Sí”, dijo ella saliendo. Sin embargo,
comieron, verdaderamente sin hambre; no obraban sino por fingimiento. Mientras vigilaban el
caldo de pimiento para la rata, la rata trepaba junto a la pelota suspendida en lo alto de la
mansión. Mientras vigilaban el caldo de pimiento, enviaron un Mosquito; el Mosquito, animal
semejante a un cínife, fue al borde del río; al instante agujereó el fondo del cántaro de la abuela,
y el agua se derramó por el fondo del cántaro; ella trató de tapar el fondo del cántaro pero no
pudo. “¿Qué hace nuestra abuela? Nos sofocamos, [por falta] de agua; nos acabamos por
nuestras bocas secas84, dijeron a su madre, enviándola afuera. La rata subió en seguida junto a
la pelota que cayó de las cuerdas de la casa con los anillos, los guantes, los escudos de cuero;
los tomaron al instante y fueron a esconderlos en el camino que conducía al juego de pelota.
Después fueron a buscar a su abuela al borde del río; su abuela, su madre, trataban cada una de
tapar el fondo del cántaro. Llegaron ellos, cada uno con sus cerbatanas, [y] avanzaron hasta el
borde del río. “¿Qué hacéis? Nuestros corazones se cansan; venimos”, dijeron. “Ved el fondo del
cántaro; no se puede tapar”, respondió la abuela85. Al instante ellos lo taparon. Volvieron,
marchando delante de su abuela. He aquí cómo les fue entregada la pelota.
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32. El Popol Vuh 32
17
Ahora bien, ellos se regocijaron de ir a pelotear en el juego de pelota. Fueron lejos a jugar
solos; barrieron el juego de pelota de su padre. Entonces los jefes de Xibalbá los oyeron.
“¿Quiénes son esos que comienzan ahora a jugar sobre nuestras cabezas, que no se
avergüenzan de hacer temblar la tierra? Supremo Maestro Mago, Principal Maestro Mago, que
quisieron enorgullecerse ante nuestros rostros, ¿no están muertos? Que se vaya, pues, a llamar
a ésos”, dijeron Supremo Muerto, Principal Muerto, a todos los jefes. Enviaron. Dijeron a sus
mensajeros: “Id a decirles: «que vengan», dicen los jefes. «Aquí queremos pelotear con ellos;
dentro de siete días jugaremos», dicen los jefes. Id a decirles eso”, fue repetido a los mensajeros.
Éstos tomaron el gran camino que los engendrados habían desmontado hasta su casa, recto
hasta su casa; por él los mensajeros llegaron directamente hasta [donde estaba] la abuela, [los
engendrados] comían [en el juego de pelota] cuando llegaron los mensajeros de Xibalbá.
“En verdad, que vengan, dicen los jefes”, dijeron los mensajeros de Xibalbá. Entonces los
mensajeros de Xibalbá indicaron el día de la venida [de los engendrados]. “Dentro de siete días
se les esperará”, dijeron a Antigua Ocultadora los enviados. “Muy bien. Allí estarán, oh
mensajeros”, respondió la abuela. Y los enviados se pusieron en camino y regresaron [a Xibalbá].
Entonces se angustió el corazón de la abuela: “¿A quién enviaría yo para hablar a mis
nietos? En verdad, ¿no es así como antaño vinieron los mensajeros a coger a sus padres?”, dijo
tristemente la abuela entrando sola en la casa. Al instante por debajo [de su vestido] cayó un
Piojo. Ella lo asió, lo levantó, lo puso en su mano en donde el piojo se movió, anduvo. “Oh nieto
mío, ¿quieres que te envíe al juego de pelota para llamar a mis nietos?”, le dijo al piojo. “Unos
mensajeros han venido como heraldos a decir a vuestra abuela: «Que se preparen y que dentro
de siete días vengan»; [así] han dicho los mensajeros de Xibalbá. Así dice vuestra abuela”, le dijo
al piojo. Entonces éste caminó, se apresuró. Ahora, pues, sentado en el camino, [encontró a] un
engendrado llamado Batracio, un sapo. “¿Adonde vas?”, le dijo el sapo al piojo. “Mi palabra está
en mi vientre; voy hacia [donde están] los jóvenes”, dijo el piojo a Batracio. “Muy bien. No te
apresuras, por lo que veo”, fue dicho al piojo por el sapo. “¿Quieres que te trague? Verás cómo
me apresuro. Llegaremos al instante”. “Muy bien”, dijo el piojo al sapo, e inmediatamente fue
tragado por el sapo. Ahora bien, el sapo anduvo largo tiempo, caminando sin darse prisa;
después encontró a una gran serpiente llamada Blanca Víbora. “¿Adonde vas, oh Batracio, oh
engendrado?”, dijo Blanca Víbora al sapo. “Soy un mensajero; mi Palabra está en mi vientre”, dijo
el sapo a la serpiente. “Por lo que veo, no te apresuras. ¿Iré yo más aprisa?”, dijo la serpiente al
sapo. “Ven aquí aprisa”, añadió; entonces el sapo fue tragado por Blanca Víbora. Desde
entonces las serpientes toman [al sapo] como alimento; se comen ahora a los sapos. La
serpiente caminaba, corría. La serpiente fue encontrada por el Gavilán, gran ave; al instante la
serpiente fue tragada por el gavilán, quien poco después llegó a lo alto del juego de pelota.
Desde entonces el gavilán tomó por alimento, se comió a las serpientes en las montañas. Al
llegar, el gavilán se posó en el reborde del [edificio] del juego de pelota en donde se divertían en
pelotear Maestro Mago, Brujito. Al posarse el gavilán gritó: “¡Gavilán! ¡Gavilán!”; su grito dijo:
“Gavilán”. “¿Qué es ese grito? ¡Pronto, nuestras cerbatanas”, dijeron [los engendrados], [y]
después dispararon con las cerbatanas al gavilán, le enviaron en los ojos el hueso de la
cerbatana; al instante dio una vuelta sobre sí mismo y cayó. Corrieron inmediatamente a cogerlo.
| y] después lo interrogaron: “¿Por qué vienes?”, le dijeron al gavilán. “Mi mensaje está en mi
vientre, pero primero curad mis ojos [y] después os lo diré”, dijo el gavilán. “Muy bien”, dijeron
ellos. Tomaron un poco de la pelota de su juego de pelota y lo aplicaron sobre la faz del gavilán.
Esto fue llamado Remedio-Pelota86 por ellos. Al instante con eso curaron bien la faz del gavilán.
“Habla ahora”, le dijeron al gavilán. Entonces él vomitó a la gran serpiente. “Habla”, le dijeron a la
serpiente. “Sí”, dijo ésta, y entonces vomitó al sapo. “¿Dónde está el mensaje anunciado?”, le
dijeron al sapo. “En mi vientre está mi Palabra”, dijo el sapo. Entonces trató [de vomitar], hizo
esfuerzos, pero no vomitó; la tentativa solamente cubrió de baba su boca, sin vomitar. Los
engendrados quisieron entonces maltratarlo. “Eres un engañador”, dijeron pateándole el trasero :
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33. El Popol Vuh 33
entonces los huesos de su trasero descendieron sobre sus piernas. Probó otra vez; solamente
baba ensució su boca. Entonces abrieron la boca del sapo; fue abierta | su boca] por los
engendrados; buscaron en su boca; ahora bien, el piojo estaba junto a los dientes del sapo;
estaba en su boca. No se lo había tragado: solamente como si se lo hubiera tragado. Así fue
vencido el sapo; no se conoce la clase de alimentos que le fue dada; no corre; no es sino carne
para serpientes. “Habla”, fue dicho entonces al piojo. Él contó su mensaje. “Oh engendrado,
vuestra abuela ha dicho esto: «Ve a llamarlos. De Xibalbá han venido a llamarlos los mensajeros
de Supremo Muerto, Principal Muerto. —Que vengan aquí a pelotear con nosotros dentro de
siete días; que vengan también sus accesorios de juego; pelota, anillos, guantes, escudos de
cuero; que aquí se vivifiquen sus rostros, dicen los jefes. En verdad, ellos han venido», dice
vuestra abuela. Entonces yo he venido. Vuestra abuela ha dicho eso verdaderamente. Vuestra
abuela llora, gime. Yo he venido”. “¿Es verdad esto?”, dijeron en sus corazones los engendrados,
al escucharlo. Al instante caminaron, llegaron junto a su abuela, solamente para despedirse de
su abuela, para partir. “Oh abuela nuestra, partimos, nos despedimos de vos. He aquí que
dejamos el signo de nuestra Palabra. Cada uno plantamos aquí una caña; las plantamos en
medio de la casa. Si se secan, signo será de nuestra muerte. «Han muerto», diréis si se secan. Si
echan yemas diréis: «Viven»87. Oh abuela nuestra, oh madre nuestra, no lloréis. He aquí el signo
de nuestra Palabra que queda junto a vosotras”, dijeron. Partieron, luego que Maestro Mago
hubo plantado una [caña], [y que] Brujito hubo plantado una [caña]. Las plantaron, no en las
montañas, no en una tierra verdeante, sino en una tierra seca, en medio de la casa en donde las
dejaron plantadas.
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