1. La formación de las ciudades y el Estado
Sociedades complejas se definen por una serie de rasgos comunes
1) agricultura intensiva (proporciona excedentes más allá de la subsistencia y las
necesidades sociales)
2) la población
3) la especialización artesanal
4) la organización coordinada de las tareas colectivas: se ve en la arquitectura
monumental, en el comercio organizado y la guerra
5) y la existencia de formas religiosas elaboradas que sirven para legitimar el orden
establecido (darle valor de real)
Algunos de estos elementos ya se encontraban en las culturas del Neolítico pleno
mesopotámico. Sin embargo la evolución se produjo más hacia el sur, en una zona que
permitió la vida agrícola sedentaria.
La aparición de las élites, documentada en el Neolítico pleno tardío, constituyó en
tierras mesopotámicas el punto de partida de un proceso que en algunos casos
culminaría con la estratificación social y el nacimiento del Estado.
En las tierras altas situadas más al norte, experimentó un retroceso durante la primera
mitad del cuarto milenio, en favor de formas propias de organización, con la
constitución de jefaturas territoriales cuyos asentamientos más avanzados no llegaron a
alcanzar el rango de ciudad. Su característica principal fue que no desarrollaron la
institución del templo ni la elite sacerdotal, hasta un momento muy tardío y por
probable influencia sur.
Así mismo, en el ambiente tribal de la periferia mesopotámica, las tribus alcanzarían la
dimensión estatal por varios elementos: la crisis de las estructuras comunitarias bajo un
pacto protegido por la divinidad y ante el impacto, económico y militar, procedente de
Mesopotamia.
La agricultura irrigada a gran escala se conformó como un factor importante, aunque no
necesariamente decisivo, de la creciente complejidad socio-cultural, estimulando la
aparición de mecanismos organizativos cada vez más complejos.
Cuando las sociedades sólo producen para satisfacer sus necesidades de alimentación y
abrigo se dice que practican una economía de subsistencia.
Con el descubrimiento de la agricultura y con la división del trabajo, los seres humanos
comenzaron a producir más de lo que necesitaban para subsistir. A este tipo de
economía, que permite producir más de lo que se puede consumir se la llama economía
de excedente.
Por primera vez comenzaron a sobrar alimentos. A partir de ese momento, con la
comida asegurada, las sociedades pudieron disponer de mayor tiempo para dedicarse a
otras tareas.
Con la economía de excedente, los pueblos pudieron almacenar alimentos para
consumirlos en épocas de sequía y, además, realizar intercambios regulares, es decir,
comerciar con otros pueblos. Al principio, este intercambio comercial se realizaba a
través del trueque. Mediante este sistema, los excedentes se podían intercambiar por
2. productos que la aldea necesitaba y no producía. La existencia del excedente permitió
también que un sector de la población abandonara el trabajo de la tierra para dedicarse a
otro tipo de actividades. Algunos grupos comenzaron a especializarse en otros oficios.
Así surge una primera división social del trabajo.
Las sociedades siguieron siendo agrícolas, porque la mayoría de la población trabajaba
en la agricultura y la ganadería, que eran las actividades económicas principales. Pero
aparecieron otros grupos sociales: comerciantes, artesanos, sacerdotes, soldados,
gobernantes. La economía de excedente permitió que estas personas, que no trabajaban
en la agricultura, pudieran alimentarse de lo que producía la mayoría. De este modo,
comenzaron a reflejarse las diferencias de riqueza y de poder en la sociedad.
El desarrollo de la vida sedentaria, las nuevas formas de organizar la economía en las
aldeas y la diferenciación social plantearon la necesidad de construir viviendas más
cómodas, y edificios, como los templos, donde se almacenaban las cosechas, se
realizaban ceremonias religiosas y se ejercían las funciones de gobierno.
Poco a poco fue diferenciándose el espacio rural de un nuevo espacio: el urbano. Las
primeras ciudades se convirtieron en verdaderos centros de poder. Estas ciudades-
estado tenían un gobierno central, fuerte y organizado. Desde este momento, allí
vivirían gobernantes, funcionarios, sacerdotes, comerciantes, es decir, todos aquellos
que no producían su propio alimento, sino que vivían del excedente producido por
agricultores y pastores.
Las prácticas de la agricultura y de la ganadería permitieron mejorar sus condiciones de
vida y produjeron muchas transformaciones: el sedentarismo, la vida en las aldeas, el
desarrollo de actividades artesanales, el intercambio comercial con otros pueblos,
etcétera.
Todas estas actividades requerían de alguien que se encargara de organizarlas. Al
mismo tiempo, esa persona era responsable de que el resto de la gente respetara y
cumpliera la distribución de las tareas. Por eso, cada aldea necesitaba a alguien
dedicado a cumplir con esa responsabilidad en forma permanente. De esta manera,
surgió al menos un jefe en cada una de las aldeas. Los jefes tenían su propia tarea:
organizaban las tareas de todos.
La producción de excedentes alimentarios y la diversificación del trabajo generaron
cambios muy profundos en la sociedad. Mientras la mayoría de la población se dedicó
al comercio y a producir alimentos, herramientas y artesanías, un grupo mucho más
pequeño se especializó en la organización política y religiosa de la ciudad.
El trabajo que realizaban estos jefes políticos y religiosos les permitió acumular cada
vez más prestigio y riquezas. Con el tiempo se transformaron en un grupo social muy
poderoso, que impuso su poder sobre el resto de la sociedad. Entonces, la mayoría de la
población (artesanos, campesinos o comerciantes) pasó a depender de quienes se
especializaron en la organización política y en la religión.
Quienes realizaban tareas intelectuales, si bien ocupaban lugares importantes en la
sociedad, tampoco eran iguales entre sí. Los escribas y los funcionarios vivían mucho
mejor que los campesinos y los artesanos, pero no eran los más poderosos. Sólo una
familia tenía el poder de organizar y controlar al resto de la sociedad. Esta era la familia
del jefe y su poder se transformó en hereditario, es decir que el cargo de jefe pasaba de
padre a hijo. Cuando el cargo se hizo hereditario, el jefe comenzó a llamarse rey.
El surgimiento de la ciudad significó la formación de un espacio nuevo y diferente
del mundo campesino. Un grupo de funcionarios especializados eran los encargados de
calcular, controlar, informar y decidir sobre las obligaciones de las comunidades: eran
3. los que ejercían el poder. Estos especialistas, que residían en templos y palacios, fueron
abastecidos por la producción de los agricultores. Por su trabajo, a estos funcionarios se
les retribuía con tierras y objetos de lujo.
Las ciudades estaban amuralladas para protegerse de los ataques, y en las murallas había
puertas que permitían el acceso al interior. El trazado de calles y el alineamiento de las
casas eran muy regulares. El templo y el palacio estaban emplazados en un lugar
central. Ambos edificios formaban un gran complejo arquitectónico donde residían los
gobernantes, sus servidores y los funcionarios de la administración, la religión y la
defensa. Existían espacios reservados para las celebraciones religiosas, almacenes,
archivos y talleres en los que trabajaban los artesanos especializados. Los templos y
palacios fueron dos grandes organizaciones que impulsaron el desarrollo de los
primeros Estados.
La vida de las comunidades sufrió grandes cambios bajo el dominio del Estado. Los
reyes y los sacerdotes se apropiaron de las tierras que antes eran de todos. Las
comunidades agrícolas siguieron siendo las encargadas de la producción alimentaria
para su propio sustento, pero al mismo tiempo debían “tributar” al Estado con alimentos
para mantener a los funcionarios.
Además debían cumplir con trabajos obligatorios, como la construcción de monumentos
y canales. A cambio, los campesinos recibían del Estado el servicio religioso y
alimentos en épocas de guerra y escasez.
La autoridad máxima del Estado era el rey. Algunos provenían de las familias más ricas,
es decir, de los que se quedaban con el excedente. Otras veces, las personas que sabían
mucho acerca de la naturaleza y que podían anticipar las lluvias o las crecidas de los
ríos gozaban de un poder natural que les permitía ejercer la autoridad. Los reyes eran
considerados descendientes de los dioses y la comunidad creía ciegamente en ellos.
Existía también un grupo selecto de sacerdotes y funcionarios que los ayudaban a
gobernar, pero la máxima autoridad era el rey. Ellos también dirigían los ejércitos que
se organizaban para conquistar otros territorios.
Al principio, los reyes ejercieron el poder sólo sobre una ciudad (ciudad-estado). Con el
tiempo, la necesidad de tener más territorios y riquezas llevó a que se formaran
unidades políticas más amplias. Así, la ciudad-estado más poderosa comenzó a dominar
a las otras.
Entonces, la ciudad dio lugar al reino.
4. Monarquía
Forma de gobierno de un estado en la
que el cargo supremo es de carácter
vitalicio y comúnmente designado
según un orden hereditario. Este cargo
se denomina monarca: rey o reina. En
pocos casos el monarca es elegido por
un grupo selecto. El estado regido por
un monarca también recibe el nombre
de monarquía, junto con el de reino.
Tradicionalmente el monarca ha
ejercido, en mayor o menor grado, todos
los poderes del Estado: el ejecutivo, el
legislativo y el judicial. A menudo a
este sistema de gobierno se le llama
Antiguo Régimen, en contraposición
con los gobiernos que surgieron de
diversas revoluciones liberales.
A lo largo de la historia, muchos
monarcas han sido consagrados sobre la
base de la divinidad de su persona o
como ungidos por un Dios. En el
antiguo Egipto, por ejemplo, el faraón
era considerado como una deidad, al
igual que ciertos gobernantes orientales.
En la actualidad, la mayoría de las
monarquías que aún persisten han
modificado su esencia y han perdido
poder, con la excepción de algunas
naciones africanas y asiáticas. En
Europa, se han transformado en
monarquías constitucionales o
parlamentarias, bajo un régimen
democrático y de soberanía popular.
En estos casos, el monarca mantiene un
papel especialmente representativo,
simbólico y, en algún caso, de arbitraje.
República
Sistema político que se fundamenta en
el imperio de la ley (constitución) y la
igualdad ante la ley como la forma de
frenar los posibles abusos de las
personas que tienen mayor poder, del
gobierno y de las mayorías, con el
objeto de proteger los derechos
fundamentales y las libertades civiles de
los ciudadanos, de los que no puede
sustraerse nunca un gobierno legítimo.
A su vez la república escoge a quienes
han de gobernar mediante la
representación (democracia
representativa) de toda su estructura
mediante el derecho a voto. El
electorado constituye la raíz última de
su legitimidad y soberanía.
la república es el gobierno de la ley.
El principal canal de participación
ciudadana en la república es el voto.
Las elecciones deben ser libres y el
voto, secreto. De esta manera, los
ciudadanos pueden ejercer su
participación sin presiones ni
condicionamientos.
Otros principios fundamentales para el
funcionamiento de la república son,
además de la participación política
activa de los ciudadanos, la división de
poderes, la concreción de la justicia y la
búsqueda del bien común.
5. Dictadura
Sistema político en el que una sola persona o un grupo gobierna con poder total, sin
someterse a leyes ni a límites, impidiendo la intervención de otros y controlando todos
los aspectos de la vida del Estado y de sus ciudadanos.
Es un gobierno que, invocando el interés público, ejerce su gestión sin tener en cuenta
las leyes constitucionales de un país; no representa la voluntad general y no permite
ninguna oposición ni control a su línea política.
Se diferencia de los regímenes totalitarios de gobierno porque la dictadura:
• no tiene una ideología elaborada
• no busca el apoyo de las masas
• no trata de cambiar la sociedad
Se denomina gobierno "de facto" (de hecho) en contraposición al gobierno "de iure" (de
derecho). En general un gobierno de facto se instituye por un golpe militar y se sostiene
en tanto y en cuanto las fuerzas armadas puedan defenderlo e imponerlo. No respeta los
derechos de las personas ni les brinda libertad: todos deben hacer lo que se les permite,
y nada más. No se opone a un grupo (político, étnico, económico, etc) en particular, sino
que reprime automáticamente toda oposición.
6. Dictadura
Sistema político en el que una sola persona o un grupo gobierna con poder total, sin
someterse a leyes ni a límites, impidiendo la intervención de otros y controlando todos
los aspectos de la vida del Estado y de sus ciudadanos.
Es un gobierno que, invocando el interés público, ejerce su gestión sin tener en cuenta
las leyes constitucionales de un país; no representa la voluntad general y no permite
ninguna oposición ni control a su línea política.
Se diferencia de los regímenes totalitarios de gobierno porque la dictadura:
• no tiene una ideología elaborada
• no busca el apoyo de las masas
• no trata de cambiar la sociedad
Se denomina gobierno "de facto" (de hecho) en contraposición al gobierno "de iure" (de
derecho). En general un gobierno de facto se instituye por un golpe militar y se sostiene
en tanto y en cuanto las fuerzas armadas puedan defenderlo e imponerlo. No respeta los
derechos de las personas ni les brinda libertad: todos deben hacer lo que se les permite,
y nada más. No se opone a un grupo (político, étnico, económico, etc) en particular, sino
que reprime automáticamente toda oposición.