1. MARISMAS
En geografía, una marisma es un ecosistema húmedo con plantas herbáceas
que crecen en el agua. Una marisma es diferente de una ciénaga, la cual está
dominada por árboles en vez de herbáceas. El agua de una marisma puede ser
dulce o del mar, aunque normalmente es una mezcla de ambas, denominada
salobre. Las marismas costeras suelen estar asociadas a estuarios, éstas se
basan comúnmente en suelos con fondos arenosos.
Las marismas son muy importantes para la vida salvaje siendo uno de los
hábitats preferidos para criar una gran variedad de vida; desde diminutas algas
planctónicas, hasta una abundante cantidad de flora y fauna,
fundamentalmente aves.
Marisma de agua dulce en Florida.
Generalidades
Una marisma es ecosistema que tiene por unida del relieve principal una
depresión (normalmente causada por un río) que está aneja al mar, lo que
produce un terreno bajo y pantanoso que se inunda por efecto de las mareas y
de la llegada de las aguas de los ríos que desembocan en sus proximidades.
Aunque en los finales de los ríos exista este paisaje climático azonal, también
puede coexistir en el mismo lugar deltas, o estuarios.
Las marismas son humedales que se consideran un auténtico ecosistema
debido al sinfín de organismos que habitan en él, desde diminutas algas
planctónicas, hasta una abundante cantidad de flora y fauna,
fundamentalmente aves. Las zonas de marismas son las más ricas y fértiles del
mundo en lo que se refiere a cultivo, pues, cuando la marea sube, deposita
sedimentos. Esto es debido a que son zonas intermareales, es decir, aquellas
donde las corrientes de las mareas provocan la deposición de lodos próximos a
la costa. Esos son, fundamentalmente: limo, arcilla y arena. Juntos, además de
otros componentes, forman la turba, un material orgánico compacto, de color
pardo oscuro y rico en carbono, utilizado como combustible de biomasa y como
abono. En el ecosistema de marisma cumplen diversas funciones, entre ellas
2. amortiguar y minimizar las corrientes marinas en momentos en el que exista
mucho viento (como en una tormenta).
Características
Las marismas se caracterizan por la falta de relieve y por su estacionalidad, es
decir por los cambios profundos que se producen en las estaciones del año y
por las elevaciones de marea.
La uniformidad de las marismas solo se rompe por unos pequeños accidentes
conocidos con el nombre de vetas, que son unas elevaciones que se originan
durante la estación lluviosa; sin ellas podrían perecer ahogados muchos
animales terrestres, como conejos y liebres.
Ejemplo
Un ejemplo de este tipo de ecosistema son las Marismas del Guadalquivir, en
Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. Sus aguas van a desembocar en el Océano
Atlántico. Tienen una extensión aproximada de 2.000 km2, (200.000 hectáreas)
y se halla a aproximadamente 37°2′0″ N, 6°24′28″ O. Se considera Parque
Natural desde 1989 con 53.709 ha; y Parque Nacional desde 1994, con
89.000.000 ha.
Relieve
En un ecosistema de marismas, las altitudes rondan de 0 metros a 10 metros.
Las formas dominantes del relieve continental de este ecosistema son las
llanuras y las depresiones fundamentalmente, aunque pueden existir montañas
y mesetas como límite geográfico en la zona periférica a este ecosistema. Las
marismas presentan diversos niveles de estancamiento, que se corresponden
con diferentes niveles de terrazas. Una terraza es la colmatación de una
depresión producida de un río que se inunda debido a las mareas. Las formas
dominantes del relieve costero se asemejan a una ría, donde el mar va
ganando espacio hacia el interior del continente.
Aguas
Marismas de Santoña y Noja. Panorámica del estuario en la desembocadura
del río Asón.
Las marismas son medios naturales muy complejos pero podemos establecer,
como característica definitoria de estos ecosistemas, la confluencia de aguas
dulces y saladas en áreas poco profundas afectadas por las mareas. El agua
3. existente en las marismas, debido a la presencia de dos tipos diferentes de
agua, es salobre, como consecuencia de su salinidad intermedia entre la del
mar y la de las aguas continentales procedentes de los ríos.
Las mareas suelen ser altas, pues frecuentemente inundan las llanuras
provocadas por la colmatación de las depresiones litorales cerradas, que crean
terrazas cada vez más altas, favoreciendo así la sedimentación de limos. Los
mares y océanos por los que son bañadas dependen de la zona. Normalmente,
las marismas son de agua salada, pero hay veces en donde estas aguas son
dulces, por efecto del río que las contiene.
Por ejemplo: en el Parque Natural y Nacional de Doñana, se encuentran las
Marismas del Guadalquivir, que son bañadas por el Océano Atlántico. El
principal río que baña este ecosistema, como su nombre indica, es el río
Guadalquivir. Nace en Pozo de Alcón, Sierra de Cazorla (Jaén), posee una
longitud de 657 kilómetros, un caudal moderado y sólo es navegable desde el
mar hasta Sevilla.
Clima
El clima de este ecosistema no es fijo, pues al ser una paisaje azonal (como su
nombre indica, no tiene zona propia; es decir, que no esta influido por la latitud,
longitud, temperatura, etc.), no tiene clima predeterminado. Sin embargo, si se
puede tomar un ejemplo de marismas. El clima de las Marismas del
Guadalquivir es un clima suave, mediterráneo, de 15 ºC como media anual. El
clima mediterráneo se caracteriza por tener inviernos relativamente húmedos y
veranos secos, resultantes de las variaciones del frente polar (ártico) y de las
altas presiones subtropicales (procedentes en su mayor parte de África). Las
precipitaciones son más frecuentes en las estaciones intermedias, como son la
primavera y, especialmente, el otoño; estación que puede dar lugar a lluvias
torrenciales, causadas debido a la acumulación de calor en las masas de agua
durante el verano, y la llegada de gotas frías polares. Estos últimos se
denominan así debido a que provocan situaciones de tiempo estable y
ausencia de precipitaciones. Las temperaturas son suaves durante todo el año,
con una media de unos 15 ºC. Lo más significativo del clima son los tres o
cinco meses de aridez en el verano; cuando está bajo el dominio del anticiclón
subtropical. Dicho esto último, en la clasificación según el climatólogo y
botánico alemán Wladimir Köppen, se considera un Cs, es decir, mayor de 0 ºC
y menor de 18 ºC y estación seca en verano. Algunos climatólogos lo
consideran Csb, que significa lo mismo que Cs, pero con mes más cálido por
debajo de 22 ºC, o Csa; mes más cálido por encima de 22 ºC. Prioritariamente,
se considera España una de clima Csb, por lo tanto, las marismas del
Guadalquivir (Cádiz) se consideran también una zona CSB.
Fauna y flora
4. Ánade real con sus crías. Esta ave abunda en las marismas.
En este ecosistema se dan las condiciones idóneas para que invertebrados,
peces, moluscos, aves, mamíferos... vivan, se alimenten y reproduzcan. Los
animales fundamentales son las aves acuáticas que habitan en este
ecosistema. Como ya hemos dicho, en las marismas se produce un aporte de
sedimentos, tanto de origen terrestre (proveniente del río) como marino
(proveniente de las mareas). Este hecho proporciona así una importante
riqueza en nutrientes orgánicos. Si a esto le sumamos una buena iluminación
(proveniente de una zona denominada zona fótica; que viene de fotón, partícula
de la que está formada la luz), nos encontramos en las condiciones idóneas
para el desarrollo de multitud de organismos, tanto microscópicos como
macroscópicos. Según esto último, la fauna de este ecosistema se puede
agrupar en:
Organismos microscópicos: la importancia de estos organismos
radica en que constituyen la base de la cadena alimenticia.
Fundamentalmente existen bentos (organismos que viven en las
profundidades), necton, y plancton.
Organismos macroscópicos: Dentro de este grupo, es loable destacar
dos grupos, invertebrados y vertebrados.
Invertebrados, como son la anémona, la gusana de coco, la gusana de
tubo, y los detritívoros filtradores (moluscos, crustáceos, etc.), que se
ocultan en nichos junto con algunos vertebrados. También abundan los
equinodermos, que son objeto de explotación por la actividad
marisquera desde tiempos históricos.
En los vertebrados, son frecuentes los peces, como el salmón, el
lenguado y el aligote, que utilizan las marismas como centros de desove
(puesta de huevos). Durante las primeras fases de su vida, encuentran
en este ecosistema unas condiciones ambientales ideales que les
permiten alimentarse y desarrollarse con facilidad. Otro tipo de
vertebrados son los mamíferos. Algunos de ellos son: los jabalíes, los
linces, conejos e, incluso, caballos. En España, este último animal
mencionado, debido a la obligación de vivir en ecosistemas de este tipo,
adquirió una dotación genética en la forma de andar debido a que tuvo
que adaptarla para que no se le encallaran las pezuñas. Esta dotación
genética hace que cualquier caballo de raza español o andaluza
(llamado también el cartujano) tenga estas formas tan extrañas de
andar.
5. Spartina densiflora, planta adaptada a las marismas.
Flora
En este ecosistema, es una verdadera proeza la existencia alguna de flora. Las
plantas que pueblan las marismas (también llamadas plantas halófitas) llegan a
soportar concentraciones de sal de 10%, debido a que en las marismas entra
agua procedente del mar y el viento y el sol se encargan de evaporarlas. Los
suelos, al estar inundados, tienen un problema de falta de aireación, lo que
lleva a la muerte de cualquier planta no autóctona. En la zona de marisma
podemos distinguir claramente las zonas que están casi continuamente
inundadas, de las que lo están de forma más esporádica, por la vegetación
existente en cada zona. Otro problema que nos encontramos en las marismas
es que las plantas han tenido que adaptarse a fuertes oscilaciones en la
concentración de sal (osmóticas), ya que las lluvias pueden hacer que el agua
varie su salinidad, adoptando concentraciones iónicas del agua dulce(un error
común, es la consideración de que el agua dulce no tiene sales, esto es falso,
lo que tiene es distinta composición).
Los suelos salinos tienen una presión osmótica muy alta, aunque estén
empapados de agua, y son fisiológicamente secos para las plantas no
especializadas, incapaces de absorber el agua salada. Una adaptación
decisiva para las plantas que habitan esas zonas es que las membranas de los
pelos absorbentes (radiculares) sean permeables a la sal, que en este caso
penetra libremente en los tejidos y no ejerce acción osmótica (presión
osmótica: en física, presión que hacen una mezcla cuando las partículas del
disolvente en una disolución sobre la membrana semipermeable ejerce fuerza
que la separa de otra de mayor concentración, como si un filtro fuese taponado
y no pudiera aspirar más).
La flora existente en las marismas está formada por diversas comunidades
vegetales diferenciadas unas de otras debido a la diversidad de hábitats,
destacando cuatro grupos de vegetación: las praderas marinas, los
espartinales, las comunidades suculentas anuales de salicornias y las
comunidades halófilas arbustivas. Algunas de estas plantas son: taray, sabina
negra, coscoja, lentisco, jaguarzo, jara, romero. De la familia de la gramíneas:
Spartina densiflora y Spartina marítima.
6. Medio ambiente
El Guadalquivir en Coria del Río, Sevilla.
En la marisma, al no ser propicia para la vida humana, no hay apenas vida
humana residente en este ecosistema. No obstante, se dan actividades en las
marismas, como son las piscifactorías o los molinos que usan la fuerza mareal
para la muela del grano (molino de mareas). Uno de los pocos que se
conservan se localiza en Las marismas de Isla Cristina. La anguila y el salmón,
por ejemplo, son los vertebrados acuáticos que forman parte de la actividad de
diferentes pesquerías. En torno a su explotación se ha desarrollado la industria
conservera, especialmente de la anchoa y la sardina, que ha transformado la
actividad pesquera y económica de los habitantes periféricos a esta zona.
En las Marismas del Guadalquivir, aparece otra actividad humana que hace
peligrar el desarrollo de este ecosistema, que es el aporte de sedimentos. Esto
es debido a diversos factores, entre ellos que los ríos están cargados de
sedimentos (contaminación por parte de las ciudades) y estos sedimentos los
depositan en las marismas. Este aporte de sedimentos ha provocado la
progresiva falta de navegación en los ríos de los que proceden los sedimentos
de esta zona. Desde que se ejecutó la primera corta en 1794, el recorrido del
río hasta Sevilla se ha reducido desde los primitivos 120 kilómetros desde la
desembocadura hasta los 80 actuales. Por la misma razón el cauce principal
del río se ha encauzado y excavado en múltiples ocasiones. En el siglo XX, y
utilizando argumentos de higiene y salud pública, se incrementó la presión
económica por desecar las Marismas, con la finalidad última de
aprovechamiento económico de las tierras que se desecarían con su
dedicación a fines agrícolas, ganaderos, de extracción de sal y urbanísticos.
Esto ha provocado que se hayan amputado brazos laterales, construido diques
y sistemas de drenaje. A esto se ha añadido la transformación del conjunto de
la cuenca hidrográfica, con la construcción de un potente sistema de regulación
y aprovechamiento del agua que ha modificado radicalmente el régimen
hidrológico del río, reduciendo sus estiajes y laminando sus avenidas.