Todos nosotros hemos oído del hombre que cuando se encuentra en un aprieto hace una promesa a Dios. Promete que si Dios lo libra, confiará en Él, lo amará y lo servirá para siempre. Pero cuando escapa de la crisis, olvida la promesa y sigue viviendo igual que antes.
¿Qué lugar ocupan las promesas en la vida de un cristiano y qué principios se dan en la Palabra sobre el tema?
1. CUMPLE LO QUE PROMETES
“Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se
complace en los insensatos. Cumple lo que prometes” (Eclesiastés 5:4).
RVA (1989) NVI TLA
Ecl 5:1 Cuando vayas a la casa de
Dios, guarda tu pie. Acércate
más para oír que para ofrecer
el sacrificio de los necios, que
no saben que hacen mal.
Ecl 5:2 No te precipites con tu
boca, ni se apresure tu
corazón a proferir palabra
delante de Dios. Porque Dios
está en el cielo, y tú sobre la
tierra; por tanto, sean pocas
tus palabras.
Ecl 5:3 Pues de la mucha
preocupación viene el soñar; y
de las muchas palabras, el
dicho del necio.
Ecl 5:4 Cuando hagas un voto a
Dios, no tardes en cumplirlo;
porque él no se complace en
los necios. Cumple lo que
prometes.
Ecl 5:5 Mejor es que no prometas,
a que prometas y no cumplas.
Ecl 5:6 No dejes que tu boca te
haga pecar, ni digas delante
del mensajero que fue un error.
¿Por qué habrá de airarse Dios
a causa de tu voz y destruir la
obra de tus manos?
Ecl 5:7 Porque cuando hay
muchos sueños, también hay
vanidades y muchas palabras.
Pero tú, teme a Dios.
Cuando vayas a la casa de Dios,
cuida tus pasos y acércate a
escuchar en vez de ofrecer
sacrificio de necios, que ni
conciencia tienen de que
hacen mal.
Ecl 5:2 No te apresures, ni con la
boca ni con la mente, a proferir
ante Dios palabra alguna; él
está en el cielo y tú estás en la
tierra. Mide, pues, tus
palabras.
Ecl 5:3 Quien mucho se preocupa
tiene pesadillas, y quien mucho
habla dice tonterías.
Ecl 5:4 Cuando hagas un voto a
Dios, no tardes en cumplirlo,
porque a Dios no le agradan
los necios. Cumple tus
votos:
Ecl 5:5 Vale más no hacer votos
que hacerlos y no cumplirlos.
Ecl 5:6 No permitas que tu boca te
haga pecar, ni digas luego ante
el mensajero de Dios[h] que lo
hiciste sin querer. ¿Por qué ha
de enojarse Dios por lo que
dices, y destruir el fruto de tu
trabajo?
Ecl 5:7 Más bien, entre tantos
absurdos, pesadillas y
palabrerías, muestra temor a
Dios.
Ecl 5:1 Si vas al templo, ten
cuidado con lo que haces y
presta atención a lo que allí se
enseña. Es mejor obedecer a
Dios que ofenderlo
presentando ofrendas sin
pensar en lo que se hace.
Ecl 5:2 Ante Dios, piensa bien lo
que vas a decir, pues Dios es
más poderoso que tú.
Ecl 5:3 Recuerda que «el que
mucho se preocupa tiene
muchas pesadillas», y que «el
que mucho habla dice muchas
tonterías».
Ecl 5:4 Si le haces una promesa
a Dios, no te tardes en
cumplirla, porque a Dios no
le gusta la gente tonta que
no cumple.
Ecl 5:5 Recuerda que «vale más
no prometer, que prometer y
no cumplir».
Ecl 5:6 No cometas el error de
hablar sin pensar. Tampoco te
disculpes luego con el
sacerdote, y digas que lo
hiciste sin querer. No hay
necesidad de que Dios se
enoje contigo y destruya lo que
tanto trabajo te ha costado, ¡y
todo por hablar sin pensar!
Ecl 5:7 Éste es un mundo de
sueños y palabras y cosas sin
sentido, pero tú debes mostrar
respeto por Dios.
INTRODUCCION
Todos nosotros hemos oído del hombre que cuando se encuentra en un aprieto hace una
promesa a Dios. Promete que si Dios lo libra, confiará en Él, lo amará y lo servirá para
siempre. Pero cuando escapa de la crisis, olvida la promesa y sigue viviendo igual que
2. antes.
¿Qué lugar ocupan las promesas en la vida de un cristiano y qué principios se dan en la
Palabra sobre el tema?
DESARROLLO
1. En primer lugar, no es necesario hacer promesas.
a. No se nos manda hacerlas, pero generalmente se hacen de manera voluntaria
en señal de gratitud por Sus favores.
b. La Biblia nos instruye al respecto en Deuteronomio 23:22,
“Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado”.
2. Segundo, debemos ser cuidadosos de no hacer promesas precipitadas, esto es,
promesas que no seremos capaces de cumplir o de las que más tarde podríamos
lamentarnos.
a. Salomón nos advierte: “No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a
proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra.
Mide, pues, tus palabras.” Ec. 5:2 (NVI).
b. Pero si hacemos una promesa, debemos ser cuidadosos en cumplirla.
“cuando un hombre haga un voto al Señor, o bajo juramento haga un
compromiso, no deberá faltar a su palabra sino que cumplirá con todo lo
prometido” Nm. 30:2 (NVI).
“Cumplan sus promesas a Dios. El que no promete no comete pecado. En
cambio, el que promete y no cumple, sí comete pecado. Dios castigará a quien
no cumpla sus promesas”
Dt. 23:21-22 (TLA).
Es mejor no prometer que prometer y no cumplir. “Mejor es que no prometas, y
no que prometas y no cumplas” (Ec. 5:5)
c. Puede haber casos excepcionales donde sería mejor no cumplir una promesa
que continuar en ella.
Antes de su conversión un hombre puede haber hecho votos en una falsa
religión o en una hermandad secreta. Si cumplir aquellos votos fuera
contrario a la Palabra de Dios, entonces debe obedecer a las Escrituras
aún a costa de romper los votos. Si estos votos consistieron simplemente
en no divulgar ciertos secretos, entonces debería permanecer en silencio
3. tocante a ellos por el resto de su vida, aún después de haberse separado
de la orden.
Quizás las promesas que se rompen más hoy en día son los votos
matrimoniales. Las solemnes promesas hechas en la presencia de Dios se
tienen en poco. Pero el mandato de Dios sigue vigente: “Cuando haces
voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo
demandará Jehová” (Dt. 23:21).
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