María es la criatura más bella y objeto de toda ternura, pero su misión no es ser el centro del culto sino llevar a los creyentes a Cristo y por Él al Padre. Al servir o consagrarse a María, ella recibe a los creyentes para entregarlos a Jesús y llenarlos de Él, no quedándose con nada para sí misma. María es la mujer más encumbrada y noble joya de la cristiandad después de Cristo, personificando la nobleza, sabiduría y santidad.