2. El 18 octubre de 2008, el maestro Hector Lombana oriundo de Rio Frío Magdalena, y creador de “los Zapatos viejos” (cartagena), murió en la clínica del Prado de un paro respiratorio. La última escultura que moldeó fue, “homenaje a la etnia Tayrona”, donada por el mismo a la ciudad de Santa Marta.
3. Así posaban los indios Tayronas para vigilar desde las montañas de la Sierra Nevada.
4. Todas estas obras están hechas en fibra de vidrio, las figuras que decoran la base fueron hechas por el artista bogotano Carlos Ortiz y colaboradores.
5. Los árboles de almendro y las palmeras conviven en el camellón de la bahía de Santa Marta, brindando un paisaje único en el mundo. La escultura del hombre Tayrona puede apreciarse en conjunto con el paisaje, desde los balcones de uno de los primeros hoteles de la Bahía.
6. La indígena Tayrona se muestra en esta escultura mostrando sus encantos con un aire de plenitud, mientras da a entender que baila en un ritual de cortejo.
7. Como una sirena frente al mar, esta escultura de la india sentada recobra vida en su expresión cálida y femenina.
8. ¿Toro sentado? Los transeúntes tanto samarios como turistas de otras partes del país y del mundo, pueden darle cualquier nombre a las esculturas, ya que la Alcaldía, autoridad que gestionó la ubicación de las obras en el camellón, no sabe nada acerca de estas obras, excepto que fueron creadas y donadas por “un tal Lombana”.
9. Con la reconstrucción del centro histórico, los nuevos monumentos pretenden crear la identidad de los samarios. “El choque cultural”, posible nombre de esta escultura, está ubicada frente al Banco de la República, actual biblioteca de la ciudad. Por su infraestructura, contrasta con las edificaciones republicanas del centro.
10. Pedro y Jesús, son unos de los pensionados que se reúnen en el camellón de la Bahía a diario, para conversar con los de su generación y según ellos a “arreglar el mundo”. “Lo que todo el mundo dice por aquí es que esos dos se pelean por una india” comenta el señor Jesús.
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12. Después de un día en la playa, las tardes son dedicadas a visitar los monumentos y retratarse frente a ellos para recordar el paseo familiar. Con la tarde cae el sol y aumenta el turismo. Aquí, unos niños del interior del país que imaginan a las esculturas como “caballitos de feria”.
13. Los vendedores ambulantes, venden imitaciones de esculturas precolombinas a bajos precios. Las manillas inspiradas en los diseños indígenas, se venden como pan caliente a todos las personas que creen en el cumplimiento de sus deseos espirituales.
14. Un pequeño campo de futbol anima a los jóvenes a jugar futbol por las tardes, una práctica muy común teniendo en cuenta que la mayoría de ellos viven en el barrio Pescaíto. Uno de los barrios próximos a la Sociedad Portuaria de Santa Marta y muy popular por ser cuna del conocido futbolista “El pibe” Valderrama.
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16. Una familia Arhuaca se sientan al lado de las esculturas, no para que les tomen fotos, sino para admirarlas al igual que la otra familia de samarios junto a la india-sirena.
17. Que un Arhuaco se preste para posar ante las cámaras de los turistas, es una vergüenza para las autoridades indígenas en lo alto de la Sierra Nevada porque dicen que no están para venderse. Los hombres arhuacos, bajan de las montañas con sus familias, la mayoría de veces a hacer diligencias legales.
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20. Luis y Mateo son artesanos paraguayos que dicen haber quedado fascinados con Santa Marta. Reconocen encontrar los rasgos de los Tayronas en los rostros de los tagangueros.