Este documento presenta una introducción al arte religioso en Colombia desde la época precolombina hasta la colonia. Se incluyen descripciones e imágenes de pinturas religiosas como la Virgen de Chiquinquirá de Alonso de Narváez de 1562 y los petroglifos precolombinos encontrados en Chiribiquete y Támesis, Antioquia. El autor también comparte recuerdos personales de su fascinación desde la niñez por el arte y las visitas que realizaba a museos para contemplar estas obras.
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EL ARTE RELIGIOSO EN LOS COMIENZOS
GALERÍA NACIONAL DE LA PINTURA DE
COLOMBIA
Enrique Posada Restrepo
Compilador
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Introducción
Este trabajo hace un recorrido por la pintura en Colombia a partir de la
colonia hasta los tiempos modernos. Acá se presenta la primera parte,
relativa al arte religioso precolombino y colonial.
Se han colocado sencillas notas bibliográficas sobre cada artista,
adornadas con algunas consideraciones literarias del compilador
inspiradas por las obras de cada pintor.
Para cada uno de los pintores escogidos se han colocado varias obras,
seleccionadas al gusto del compilador, tratando de mostrar distintos
momentos del trabajo del artista.
Las obras se tomaron del internet y de fotografías tomadas por el
compilador en sus visitas a los museos en la ciudad de Medellín. Este
trabajo no tiene ninguna pretensión comercial, tiene solamente fines
divulgativos, de educación y de cultura general. Por ello no se ha hecho
ningún esfuerzo por citar las fuentes de las imágenes cuando fueron
tomadas del internet.
UNA JORNADA DE CONTEMPLACIÓN Y APRECIO
Desde niño he sentido una fascinación por el arte. Aprovechaba varios de
los domingos en que salía de los barrios Belén y Manrique donde vivía,
para visitar el centro de la ciudad de Medellín y darme una pasada tranquila
por el antiguo Museo de Zea, cuyas colecciones hacen ahora parte del
Museo de Antioquia. Varias de las obras que admiraba en aquellos días de
los años 1960 a 1970 están incluidas en esta galería que he preparado. Tuve
la fortuna de que mi padre y mi madre fueran amigos del pintor Francisco
Morales, quien, como mi padre, era de Caldas y cuya casa visité varias
veces en el Barrio Los Alpes, cercana a la mía en Belén Terminal. Se
iluminaban mis ojos y ahora se emocionan mis recuerdos cuando
contemplaba los cuadros que tenía en su casa. A él le he rendido homenaje
al preparar esta galería. Bien recuerdo que pintó los cuadros del Viacrucis
de la Iglesia de Santo Cura de Ars en Los Alpes y con gusto he disfrutado
del cuadro suyo de Santa Cecilia que está colgado en la Iglesia Parroquial
del Barrio La Mota.
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Bueno, dichas estas palabras de iniciación los invito a que me acompañen
en una visita por mi Galería Nacional, como un homenaje a la belleza, a
nuestra patria, a nuestros artistas y a nuestros museos. Yo me iré
deteniendo en algunas de las obras y de los artistas; en algunos de los
temas, utilizando herramientas contemplativas relacionadas con el sentir,
como son las historias que las obras me susurran y que me animo a
compartir con ustedes; los poemas que surgen; las descripciones de
aspectos que me llaman la atención y las anécdotas que recuerdo y que me
vienen a la mente en estos recorridos.
Invitación
No te hagas de rogar amigo lector,
déjate llevar de las obras con amor
y contempla en ellas la hermosura de la creación.
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EL ARTE RELIGIOSO
En la religión se encuentra la génesis del arte pictórico nacional,
definiéndolo como aquel que surgió luego de la conquista española. No
tengo ninguna duda de la importancia del arte de nuestros antepasados
americanos, que se ha ido descubriendo a medida que se cuenta con mayor
sensibilidad y aprecio hacia las antiguas huellas, los extraordinarios
trabajos escondidos entre la vegetación y las cuevas, los trazos en las
piedras. Ya tienen fama mundial los hallazgos de Chiribiquete.
El Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete es el área protegida
más grande de Colombia. Está en los departamentos de Caquetá y
Guaviare, municipios de San Vicente del Caguán, Puerto Solano, y San
José del Guaviare, departamento del Guaviare. Tiene una superficie de
12.800 km2. Se los considera como la Capilla Sixtina de la Amazonía. Este
precioso lugar ya es reconocido UNESCO como patrimonio mundial
mixto, cuya riquezas natural y cultural son de inmenso valor para la
humanidad.
Chiribiquete parece ser un corredor cultural que en la antigüedad sirvió de
referencia a diversas poblaciones de alto nivel de desarrollo cultural, lo
cual se puede deducir de sus espectaculares petroglifos y pinturas, que
enriquecen y dan sentido humano a las estructuras rocosas de la región,
que se conocen como tepuyes, espectaculares templos de la selva, sitios
sagrados y misteriosos. Aparecen en ellas sus historias, sus mitos, su
cotidianidad. y sus vidas. Se nos dice que Chiribiquete quiere decir en el
idioma karijona cerro donde se dibuja y que son estas las pinturas rupestres
más antiguas del continente, algunas con más de veinte mil años de
antigüedad.
Desafortunadamente no he estado allí y no creo que voy a tener la
oportunidad en el corto plazo de apreciar estos tesoros directamente. En
efecto, la forma en que se manejan los parques nacionales en Colombia
está demasiado orientada hacia restringir el acceso y evitar por todos los
medios que se conviertan en atractivos para el turismo y los visitantes, con
la idea limitante (y creo que equivocada) que solo hay lugar en ellos para
la ciencia, la investigación y la conservación. Como en tantas áreas de la
riqueza nacional se pierden así posibilidades para generar grandes ingresos
y prestigio para nuestro país y sus bellezas naturales, las cuales
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posiblemente no podrán ser apreciadas de primera mano por sus habitantes
y por los miles de visitantes que con seguridad acudirían si se adoptan
métodos respetuosos para poder contemplarlos sin causar daños ni
deterioros. Se me ocurre por analogía si se restringe la entrada a nuestros
museos porque se deben dedicar únicamente a la investigación o a la
conservación de las obras, sin ofrecer espacios para que sean visitados y
admirados. De todas formas, hay privilegiados que visitan estas maravillas
y comparten sus registros fotográficos y al menos en el internet y en libros
especializados podemos acercarnos a ellas…pero nada reemplaza a la
visión directa. Empiezo mi jornada con algunas de estas fotografías.
(Foto: Jota Arango), El Espectador, Dic. 1917
Los orígenes
Han quedado registrados en piedra
los antiguos vestigios de la galería nacional.
Han quedado claras las huellas
para que sigamos sus pasos de artistas,
de seres enamorados, sensibles, contemplativos,
místicos pintores de la magia de la vida.
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El descubrimiento del arte
Salieron dos niños a caminar por el bosque. Se fueron adentrando,
entretenidos con las flores, las matas, los caminos, las raíces, los musgos
y las piedras. El tiempo fue pasando, y se volvió de noche y se dieron
cuenta que estaban perdidos, que hacía frío y que no podrían regresar a
su casa. Como pudieron hicieron un lecho con ramas y helechos, y se
fueron quedando dormidos. Ya bien entrada la noche los despertó una
tormenta seca, que generaba truenos y relámpagos alucinantes,
iluminando la zona donde estaban con resplandores y brillos. Los inundó
el miedo y se abrazaron los dos, implorando en sus mentes infantiles
ayuda, dejando que algunas lágrimas asomaran en sus ojos temerosos.
Ojos que empezaron a abrirse sobrecogidos cuando las luces de la
tormenta les dejaron apreciar una enorme pared rocosa que se extendía
en la ladera de una cercana montaña. Fue entonces cuando vieron
animales pintados en colores rojos vivos y delineados con trazos de
marrón terroso. Unos saltaban, otros dormían, otros alzaban sus patas.
Había tortugas, jaguares, dantas, venados, chigüiros, peces y conejos. Y
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manos por todas partes, los dedos extendidos y en las palmas unas huellas
claras. Con cada relámpago brillaban los colores y surgían los contrastes.
Y luego, la oscuridad total, pues cesó la tormenta y la noche se adueñó de
los paisajes.
Al otro día empezaron los niños a caminar hacia la enorme pared, pero
no la encontraron; solo había selva, arbustos, zarzas y espesura en esa
dirección. Cansados y nerviosos, guiados por sus instintos y su confianza,
anduvieron y anduvieron, hasta que casi al final de día encontraron el
camino de vuelta y llegaron a su casa, cuando se toparon con un grupo de
vecinos, que con sus padres los buscaban con afán y preocupación.
Luego de las alegrías y las emociones del encuentro, vinieron los regaños
y las recriminaciones. Cuando los niños quisieron contar sus aventuras y
trataron de describir las maravillas reveladas por la tormenta, nadie les
prestó atención. Insistieron, pero nadie les creyó. Ellos mismos
comenzaron a pensar que todo ello había sido un sueño, algo que se fue
perdiendo lentamente.
A veces siento que mis visitas a los museos de arte, son como relámpagos
que iluminan las noches de mi vida, cuando ando perdido en las marañas
de la cotidianidad, con visiones extraordinarias, con maravillas
increíbles, que me hacen recuperar la capacidad de asombro de la niñez.
Cuando trato de compartir esas visiones, me quedo sin palabras o sin
oyentes, y amenazan ruinas mis recuerdos. Por ello me resisto, por ello
tomo fotografías, hago dibujos, escribo poemas e invento cuentos.
Una visita a Támesis
Se me ocurre contarles de la visita que hice con mi hijo David al Municipio
de Támesis, en el Suroeste del departamento de Antioquia, para terminar
este preámbulo de mi recorrido por la galería nacional. Allí existe otro
tesoro impresionante del arte precolombino. Centenares de petroglifos
adornan los preciosos paisajes de esta región, bañada por el Río Cartama
y los Ríos Frío y San Antonio. Como describía mi guía Rodrigo Echeverri,
de Ecocartama, los antiguos pobladores desarrollaron sus obras de arte en
zonas cercanas a corrientes de agua, al lado de alguna explanada (que es
señal de presencia humana) y de buena vista panorámica, al parecer con
un sentido ceremonial, sagrado y religioso. Les comparto alguna de las
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fotografías que tomé, cuando Rodrigo, usando una sencilla bomba
inyectora de agua, revelaba y resaltaba los petroglifos que visitamos.
Incluyo también algunas de las representaciones de las obras de arte que
los pobladores de Támesis están desarrollando en su afán por dar valor a
estos tesoros y traerlos a la vida propia. Hay que decir también que este
patrimonio debe ser protegido, pues no faltan los incultos que lo ponen en
riesgo, además de que los factores naturales van dejando sus huellas
persistentes, que también son una amenaza real.
Rodrigo Echeverri señalando
algunas de las representaciones
de los petroglifos que se muestran
en el Museo Cartama de Támesis
Balcones de la Casa
Municipal
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Luego de este pequeño recorrido por los trabajos hechos por nuestros
antepasados precolombinos y sus representaciones populares, retorno a mi
jornada por el arte nacional a partir de la terminación de la conquista
española y el inicio de la colonia. Empiezo por las representaciones de
vírgenes, con las cuales se dio inicio a los trabajos pictóricos en nuestro
medio.
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Virgen de Chiquinquirá
En Sutamarchán, Boyacá, en 1562 se encargó a Alonso de Narváez un
cuadro de Nuestra Señora del Rosario. Narváez efectuó el encargo en una
tela de algodón indígena de un metro de largo por un metro veintiséis de
ancho. Como sobraba espacio a ambos lados de la Virgen, el artista incluyó
a los patronos de sus clientes: a la izquierda san Antonio de Padua y a la
derecha al apóstol san Andrés. El cuadro se colocó en una capilla de
Sutamarchán. Pero las condiciones ambientales del lugar deterioraron y
rasgaron la pintura hasta hacerla irreconocible. Con el tiempo, la tela llegó
a una ciudad vecina llamada Chiquinquirá, nombre que en lengua chibcha
significa “pueblo sacerdotal” y donde una devota sevillana llamada María
Ramos, se encargó de su cuidado.
Alonso de Narváez, Nuestra Señora del Rosario, Virgen de Chiquinquirá
Hacia 1570
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Recuerdo en mi niñez que se veneraba en Antioquia nuestra propia versión
de la Virgen de Chiquinquirá, una imagen que adorna el tempo del
municipio de La Estrella. En alguna ocasión la trajeron en peregrinación
a la Iglesia de Belén y fue muy emocionante ver la procesión con la
imagen, los cantos y la devoción de todos los presentes.
Esos recuerdos revivieron cuando contemplaba la imagen de la Virgen en
la pintura original de De Narváez. Entonces les comparto un poema el
cual coloco al lado de un cuadro que tengo en mi casa de un gran artista,
el padre Eduardo Toro.
Chiquinquirá
Virgen criolla
colombiana
la más humana
de las señoras
Coronada con flores
de las montañas
eres soberana
de los amores
A tu niño campesino
miras tiernamente
sabiéndolo divino
aunque inocente.
Ese niño es Colombia
y está en tus brazos
confiado se apoya
en tus cuidados.
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En 1586 ocurrió una inexplicable
renovación de la pintura, cuando Isabel,
una india, y su pequeño hijo Miguel
pasaron por la casa de María Ramos y el
niño notó que la tela parecía
incendiarse. Para sorpresa de los
presentes, el cuadro adquirió
nuevamente color y finura. Esto se
consideró como un milagro y el culto a
la imagen empezó a expandirse.
Nuestra Señora de Monguí (Boyacá)
Cuenta la tradición que
Felipe II regaló dos
imágenes a los caciques de
Sogamoso y de Monguí; la
primera imagen de la
Sagrada Familia, para
Sogamoso, y la segunda de
San Martín de Tours para
Monguí. Así fueron
empacadas y marcadas pero
la primera imagen llegó a
Monguí y la segunda a
Sogamoso. Se hizo el
intercambio, pero la imagen
de Nuestra Señora resultaba
siempre en Monguí. Se
tomó este acontecimiento
como la voluntad de Dios y
desde entonces es la Patrona
del pueblo. La imagen
representa la huida a
Egipto, y aparecen
descansando la Virgen María que tiene al Niño Jesús entre sus brazos,
mirándole con ternura y amor. Al lado San José, vigilando y cuidando
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Virgen del Socorro de Guaca (Santander)
¿Hacia 1550. Traída de España?
Los visitantes al fijar su mirada en el lienzo, notan en el rostro de la Virgen,
manchas como de viruela. Se las considera testimonio del favor que la
Virgen del Socorro obró en estas hermosas cordilleras de la región de
García Rovira, curando una epidemia de esta enfermedad.
En verdad,
está la
virgen
manchada,
en su cara
reflejada
la huella
terrible
de alguna
enfermedad.
Las
estrellas
que brillan
a su lado
nos dicen
que su
rostro
iluminado
está curado.
El niño
está
tranquilo
y nosotros
sonreímos,
bendecidos.
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Angelino Medoro
Italiano que vivió en Colombia. Nació en Roma hacia 1567. Pasó a
Sevilla en 1586 y se embarcó hacia el Perú, donde llegó en el año de
1600, permaneciendo antes por algunos años en Colombia y Ecuador,
realiza en este país diversas obras hasta el año 1618. Falleció en Sevilla,
España, 1632.
El Descendimiento, óleo sobre tela, Siglo XVI. Iglesia de Santo
Domingo. Tunja
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Santa Maria Magdalena
Penitente
óleo sobre tela, 1587, Iglesia
de San Francisco. Tunja
Mira la bella santa
sus ojos entornados,
hacia el cielo levantados,
su espalda, desnuda,
flagelada.
Por amor sufre dolor,
pero solo siente
el místico ardor
que la lleva hacia Dios.
Virgen con el niño
Graves deberes
tiene esta madre,
cargando un niño
tan atrevido
que sostiene el mundo,
que es tan pesado,
tranquilo y entretenido.
Doble carga,
doble destino,
el de esta madre,
de tan gran hijo.
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Francisco del Pozo Pintor milanés
Santa Margarita de Antioquía,
óleo sobre tela, Siglo XVI, Iglesia
El Topo, Tunja
Nuestra Señora de la Candelaria,
Convento del Desierto de la
Candelaria.
Pedro Bedón, pintor quiteño que vivió en Colombia
Virgen de la Escalera Virgen de las Lajas
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Murales de la Iglesia de Turmequé
Hay 28 pinturas
murales en la iglesia
de Nuestra Señora
del Rosario de
Turmequé (Boyacá)
que permanecieron
escondidas bajo
viejas capas de
pintura durante más
de un siglo, hasta
que, en 1989, por
accidente fueron
reveladas. Ya se ha
entregado la
restauración y la
protección tanto de
la iglesia como de
las pinturas murales.
Construida en 1570-
82, sus pinturas
murales son de
temática religiosa.
Las 28 escenas
distribuidas en el
ábside, presbiterio,
nave y sotacorro,
fueron atribuidas a
Baltasar de Figueroa y a alumnos de su taller, aunque eso no está
totalmente comprobado. Se cree que los murales fueron realizados por él
y sus tres hijos mayores.
Recuerdo al contemplar estos murales doctrineros, los de la Iglesia de
barrio de Boston en Medellín, con sus techos y sus muros cargados de
imágenes y de mensajes, de colores y de propuestas, que nutrieron mis
ensueños de niño en crecimiento, con un fermento que aún perdura.
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Murales de la Iglesia de Sutatausa, en Boyacá. Allí existe el llamado
conjunto doctrinero de San Juan Bautista (hacia 1537), el más completo
ejemplo del proceso de evangelización en América.
Retrato de una
cacica con un
rosario
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Otros murales en Sutatausa
Casa de Juan Delgado de Vargas Matajudíos en Tunja
Las pinturas más interesantes se encuentran en la sala central de la casa,
Hay una decoración central con el monograma de María y decoraciones
con temas de la mitología grecorromana, Diana, Júpiter y Minerva. En
otras pinturas aparece una cacería de elefantes, un escudo, monos, un
rinoceronte y un; un sol con el anagrama de Jesús y un medallón con la
inscripción IHS.
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Casa del Fundador de Tunja Gonzalo Suárez Rendón
Situada en la Plaza de Bolívar de Tunja. Es una gran joya arquitectónica
del siglo XVI. Fue construida por él fundador con mano de obra
indígena, continuó como residencia familiar de sus hijos y fue lugar de
diversas actividades en la colonia, la independencia y la República. Allí
funciona un museo de arte y de historia.
Techo de una de las
habitaciones principales de
la casa, la Sala Grande. La
decoración tiene que ver con
la advocación mariana de la
Inmaculada Concepción.
Estos trabajos fueron
realizados por comisión de
Miguel Suárez de Figueroa,
el hijo mayor del fundador.
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Haiku de la fertilidad
Mentes inquietas
han pintado en los muros
exóticos mundos, semillas que dan fruto.
La casa museo de Juan de Castellanos en Tunja posee curiosas pinturas
que decoran su techo con figuras mitológicas, de animales y escenas de
caza.
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Baltasar de Figueroa, el Viejo, fue pintor y origen de una saga de artistas,
sus hijos Melchor, Gaspar y Bartolomé, Se estableció en Turmequé para
trabajar en las pinturas de la iglesia en compañía de sus hijos. Se lo puede
considerar como el iniciador de la pintura neogranadina. Sus hijos y sus
nietos fundaron más tarde el Taller de los Figueroa en el cual se habrían
de formar los grandes maestros de la pintura de la Colonia.
Los desposorios de la Virgen
La huida a Egipto, óleo sobre lienzo,
iglesia de Turmequé
Baltasar el viejo me hace pensar en las antiguas tradiciones de maestros
que además de pintar cuadros, ayudaron a pintar mundos nuevos en las
mentes de sus discípulos, estableciendo lazos de sabiduría, de estética y
de humanismo que perduran. Los temas, los colores, la delicadeza de las
imágenes y la profundidad y la dignidad de los mensajes que expresan se
sienten tan vivos como entonces. La cara enamorada y luminosa de esa
virgen que se casa y que cuida de su hijo, llena de confianza y de
esperanza, nos trasnmite una serenidad mística, una espiritualidad real.
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Misa de San Gregorio La Purificación
Nacimiento de la Virgen
Presentación de la Virgen en el
templo
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Gaspar de Figueroa, Mariquita, 1594, Santafé de Bogotá, 1658. Hijo de
Baltasar de Figueroa, el Viejo, se formó en el taller que fundó su padre en
Turmequé, y que luego trasladó a Mariquita. Puede considerársele como
el iniciador del género del retrato en la Nueva Granada.
Ecce Homo
Este hombre es,
se lo puede contemplar,
Él también contempla, y me dice que yo soy yo
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Baltasar Vargas de Figueroa (Santafé de Bogotá 1629 - 1667), hijo de
Gaspar de Figueroa. Formado en el taller de su padre, se advierte entre
ellos una notable relación, que dificulta la correcta atribución de los
cuadros que no están firmados, muchos de los que se presume son de
Gaspar, fueron terminados por su hijo. Es autor de numerosas series sobre
la vida de la Virgen: para las iglesias de San Ignacio y San Francisco de
Bogotá, para el templo de Monguí, para el de Tabio y para el Convento de
la Concepción.
Martirio de Santa Bárbara
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La Sagrada Familia
La sagrada familia
En las notables obras
de los pintores de la familia Figueroa,
encontramos los tesoros de la más sagrada familia.
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Adoración de los Pastores
La visitación
La profesa Antonia Pastrana y Cabrera Cabeza de joven
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Martirio de Santa Úrsula y compañeras San Roque
Nicolás Vargas de Figueroa, otro de
los hijos artistas de Gaspar de
Figueroa
Del madero colgado,
su cara doblada
y resignada
pende el maestro.
Consumada
su jornada terrenal,
se ha vuelto eterno,
para que todo mal,
se redima,
con su espíritu de vida.
Cristo crucificado
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Antonio Acero de la Cruz (1600-67), hijo de español. Fue maestro de
pintura y pintor en Bogotá y en otros poblados (Tunja, Monguí, Fúquene
y Pamplona). Fue arquitecto de la primera ermita de Monserrate.
Virgen de Chiquinquirá (copia
del original, Sopó,1643)
Nuestra Señora de la Luz
Inmaculada Concepción
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Virgen del Carmen (1636)
Con Antonio Acero de la Cruz empieza la pintura local a desprenderse de
las imágenes de las Virgen y de los santos; aparecen personajes reales,
como lo del mismo purgatorio; sus cuadros cuentan historias y nos
sugieren episodios y relatos, surgidos de la mitología antigua pagana o de
los episodios e idealizaciones cristianos, a como el que les voy a contar.
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Deyanira, Neso y Santo Domingo
Deyanira, la tercera esposa del insuperable Hércules. Cuando era joven
murió su hermano Meleagro murió, la familia entera se lamentaba
inconsolable, perturbando el sueño de la diosa Artemisa, que furiosa, tocó
con su mágica vara a las hermanas de Deyanira, tornándolas en pájaros de
voz melodiosa y dulce. Solo se escapó de esta suerte Deyanira, ante los
ruegos del dios Dioniso.
Como era costumbre en esas épocas, su padre prometió en matrimonio a
Deyanira a un pretendiente de su escogencia, en este caso, a un dios que
era, Aqueloo uno de los famosos ríos de la antigüedad. Pero Deyanira era
mujer independiente y guerrera y no quiso aceptar a tal pretendiente, cuyas
artes incluían en cambiar de forma y convertirse en serpiente o en un toro.
Enamorado de Deyanira, apareció el poderoso Hércules, héroe olímpico,
quien luchó con Aqueloo y lo derrotó.
Pero es tortuoso el destino de los héroes y de sus amantes. Un famoso y
atrevido centauro, Neso, trató de violar a Deyanira mientras la ayudaba a
cruzar el río Eveno. De ello se dio cuenta Hércules y desde la otra orilla
disparó una flecha envenenada que hirió mortalmente a Neso. El
maliciosos centauro, en su agonía, engañó a Deyanira con la idea de que
con su sangre lograría el amor eterno de Hércules. Ella guardó la sangre
envenenada y en un momento de duda sobre el amor del héroe, untó con
la sangre de Neso la mítica túnica de cuero de Hércules y se la hizo poner
sin que este se diera cuenta, causándole con ello una muerte lenta y
dolorosa. Desesperada con el terrible efecto de su acción y del engaño de
Neso, Deyanira se suicidó.
Muchos años transcurrieron hasta que surgió un nuevo héroe en la mítica
y cristianas España y Francia, Santo Domingo de Guzmán. Sus flechas
eran el rosario y la cruz y con ellas derrotó en la batalla de Monforte, a
unos nuevos centauros, los caballeros herejes cátaros, que querían violar,
según pensaban Santo Domingo y el Papa Inocencio III, a la esposa mística
de Cristo, la Iglesia Católica. Pero esta fue una batalla dolorosa para la
Iglesia, que sembró inadvertidamente las semillas que eventualmente
conducirían a muchas leyendas negras y a desprestigio, al pantanero de la
inquisición y a la reforma protestante.
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Santo Domingo de Guzmán en la batalla de Monforte, 1651, óleo sobre
tela, Museo Colonial – Bogotá
El centauro Neso llevando en brazos a Deyanira, esposa de Hércules
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Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos (1638–1711), es considerado
como el pintor más importante de la colonia. Trabajó dentro del el estilo
barroco. La mayor parte de sus pinturas son religiosas.
Cristo crucificado con la virgen María, San Juan y la Magdalena, óleo
sobre lienzo
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El impresionante Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos
Con este artista adquiere madurez la pintura en Colombia. Tal como en el
caso de Antonio Acero de la Cruz, sus cuadros constituyen mundos enteros
en los cuales se nos hacen relatos que tienen que ver con planos diversos,
no solamente por el uso admirable de la perspectiva, sino por la riqueza de
elementos que aparecen, por la evidente acción de los personajes y los
diálogos que se establecen entre ellos, el pintor y nosotros, los
observadores.
Una Virgen, claramente en embarazo, visita a su prima Isabel y le cuenta
sus cuitas de Virgen a punto de alumbrar. Isabel, ya mujer madura, pero
madre primeriza, trata de escuchar, controlando a un inquieto Juan
Bautista. A su lado un canasto lleno de pañales nos advierte sobre los
pesados deberes maternales, matizados por la presencia angelical en la
cercana cuna y por la mirada del esposo de Isabel, que apenas si interviene,
ya que todo esto es tarea de mujeres.
En la escena de la adoración de los pastores advertimos dos planos. En el
inferior la escena es pastoril, si bien la Virgen y el Niño aparecen
iluminados, aceptando respetuosos la adoración curiosa de los pastores. En
el plano superior danzan los ángeles del cielo, aunque un niño, quizás un
ángel distraído o el hijo de algún pastor, aparece en primer plano con una
gallina en sus manos. La composición es armónica, comunica una
serenidad y un gozo que de alguna manera deben corresponder a la visión
misma del artista.
Que este era una persona de mirada profunda e innovadora, se puede
apreciar en la pintura de la Santísima Trinidad, la mejor de las
aproximaciones imaginativas que uno podría concebir a la idea de Dios
trino y uno.
Trino y uno
Una triple mirada, directa y doblemente lateral,
ese olfato, triplemente esencial y esas palabras que resuenan tres veces,
un cuerpo, unas solas manos poderosas y un solo gusto, divino y amoroso.
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La sagrada familia (Visita de la virgen a Santa Isabel y San Juan
Bautista), 1638, óleo sobre madera
Vázquez entrega dos de sus obras a los padres agustinos
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Los desposorios místicos de
Santa Rosa de Lima, 1670,
óleo sobre tela
Santa Rosa de Lima, sf, óleo
sobre tela
El hogar de Nazaret
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La comunión de San Onofre
San Francisco de Asís, 1650,
óleo sobre tela
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El juicio final
Estaba disfrutando del más profundo de los sueños. Nada lo perturbaba,
hasta que sentí que alguien llamaba a la puerta de mis fantasías y mis
ensoñaciones. ¿Quién llama? Pregunté, sin muchos deseos de abrir, ya
que estaba encantado en mi muy tranquila nada existencial. El visitante
me contestó: Soy un pintor que vaga en tus pensamientos, el famoso
Gregorio Vásquez y quiero conversar un poco contigo y llevarte al taller
de mis propias fantasías, ya que me he enterado que estás escribiendo
sobre el arte de estas tierras de la Nueva Granada donde desarrollé mis
buenos oficios de pintor y deseo ayudarte en tus contemplaciones.
Lleno de curiosidad abrí las puertas cerradas, se me abrieron los ojos de
la fantasía y se iluminó un escenario amplio y contemplé en todo su
esplendor el espectáculo descrito en el cuadro el Juicio Final del pintor,
que ya conocía, en realidad muy ligeramente, como me di cuenta al
instante. No sabía quiénes eran la mayor parte de los personajes ni en
realidad qué quería el artista expresar cuando lo pintó, excepto, claro
está, que se refería al Juicio Final, tan de moda en esas épocas del tardío
renacimiento europeo, pero no hoy en día en que el cielo, el infierno, la
moral y la culpabilidad han sido reemplazados con el relativismo, donde
todo se vale, excepto escoger el infierno del calentamiento global y adorar
a los demonios de la corrupción y el consumismo materialista (tres males
de los cuales ni la sociedad ni sus críticos logran soltarse todavía).
Entonces vi a un Cristo glorioso en el medio. Su mirada decía: todo se
advirtió, con claridad se dijeron las cosas. Miren esos grandes libros,
ustedes mismos escribieron sus nombres en ellos y decidieron a qué
comunidad apuntarse. Acá está conmigo la de los santos, sus miradas
elevadas y trascendentes, inundadas de contemplación, muy al ejemplo de
María mi madre y la madre que les di a ustedes también. Allá abajo está
la otra comunidad, la que carece de confianza y de fe, la que decidió
rechazar los sueños del amor divino. Son muchos los que siguen peleando,
renegando, desagradecidos e irreverentes, bajas sus miradas, con sus pies
firmes en las tierras de lo material. Pero a pesar de todo, les abro las
puertas de mis cielos, para que vean con sus propios ojos, para que crean,
para que dejen de mirar hacia los suelos, para que vengan acá y se atrevan
a tener fe. Yo miré atento por unos minutos hasta que Gregorio se
despidió y el cuadro dejó de aparecer.
46. 46
El juicio final, 1673, iglesia de San Francisco, Bogotá
Dos detalles del Juicio
Final
Esta es una obra de gran
valor, que muestra la
calidad del artista, su
capacidad para el drama
y la composición
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Los Arcángeles de Sopó
En la iglesia Divino Salvador de Sopó, existe la colección de Arcángeles,
un rico tesoro artístico del siglo XVII. Se cree que fueron pintadas
alrededor de 1650, pero solamente en 1843 aparecen en el inventario
parroquial. Si bien se atribuyen las obras a los famosos Figueroas; o a
Miguel de Santiago, o a Bernabé de Posadas, se los considera obra
anónima.
Son Ariel (Comando de Dios), Barachel (Bendición de Dios), el Angel
Custodio, Esriel (Justicia de Dios), Gabriel (Fortaleza de Dios), Jehudiel
(Penitencia de Dios), Laruel (Misericordia de Dios), Leadh (Potencia de
Dios), Miguel (¿Quién como Dios?), Rafael (Medicina de Dios), Seactiel
(Oración de Dios), Uriel (Fuego de Dios)
Ariel (Comando de Dios)
Protege la naturaleza, los
animales, la tierra, las
plantas, los animales y los
ríos.
El nombre Ariel significa
“altar”, “hogar” o “león de
Dios”
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Barachel (Bendición de Dios)
Es el ángel de la risa, que inspira a
las personas a tomar la vida con más
humor. Se le considera el patrón de
la familia y del matrimonio.
Se le representa tirando pétalos de
rosa y sosteniendo una rosa blanca
entre sus manos. Son estos símbolos
de las bendiciones de Dios.
Ángel de la Guardia, Ángel Custodio
Tiene la misión de proteger, guardar
y guiar a cada hombre durante su
vida para llevarlo hacia el Cielo.
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Esriel (Justicia de Dios)
Aparece envainando la espada en su
papel de la justicia divina.
Gabriel (Fortaleza de Dios)
Aparece como mensajero divino, con
un lirio y un ramo de flores. Su
nombre significa “Dios es mi
fortaleza”, “la fuerza de Dios” u
“hombre de Dios”.
Es uno de los tres arcángeles que
menciona la Biblia. Es el ángel de la
Anunciación a María. Se dice que le
dictó el Corán a Mahoma.
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Jehudiel (Penitencia de Dios)
Su Nombre significa Alabanza de
Dios, se le asocia con el combate de
la envidia y los celos.
Se lo representado con una corona
generalmente sobre su mano y un
látigo (símbolo de la penitencia). Se
le considera el patrón de los
trabajadores, y la corona que posee
simboliza la recompensa para el éxito
de labores espirituales.
Laruel (Misericordia de Dios)
Aparece con el laurel y la palma del
martirio como atributos de la
misericordia de Dios.
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Leadh
Potencia de Dios
No se lo pudo restaurar, perdió parte
de la capa pictórica.
Tiene como atributos el sol
resplandeciente, la palma y la espada.
El sol que resplandece es uno de los
símbolos de Cristo y la mano con el
sol, simboliza la justicia.
Miguel (¿Quién como Dios?)
Simboliza el triunfo de Dios contra el
demonio.
El casco y la lanza son elementos de
guerra, pero también de redención.
Es el Jefe de los Ejércitos de Dios en
las religiones judía, islámica y
cristiana. Su nombre se menciona
tanto en el Antiguo Testamento como
en el Nuevo Testamento.
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Rafael (Medicina de Dios)
Aparece como viajero en la Biblia,
guía y maestro de Tobías.
Usa sobre sus vestidos la esclavina
parda y lleva el bordón, prendas que
utilizaban los peregrinos en la edad
media; lleva sobre su pecho la
concha que llegó a ser el distintivo de
los peregrinos de Santiago de
Compostela y sostiene en la mano un
pez, que su vez fue la fuente para
fabricar la medicina que curó al
padre de Tobías de la ceguera.
Seactiel (Oración de Dios)
El ángel muestra serenidad y
misterio, con una de sus alas y el
manto desplegados y un incensario
de plata.
Se siente la presencia de la oración,
la contemplación y el misticismo.
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Uriel
Fuego de Dios
Se le identifica
como el ángel
que expulsó a
Adán y Eva del
paraíso y como
el ángel del
fuego del
Apocalipsis.
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Manuel Sepúlveda
Se desconocen su lugar y fecha de nacimiento, ¿Popayán?. Se cree que
existió entre los siglos 18 y 19
La Virgen del Rosario y el purgatorio, 1781, Iglesia de San Francisco,
Popayán
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Hermanos Cortés y Alcocer (Nicolás, 1787-1816); Francisco Javier,
1790-1798) y Antonio; hijos del pintor quiteño y barroco José Cortés y
Alcocer.
Los siguientes son óleos sobre lámina de cobre pintadas por alguno de
estos Cortés (padre e hijos), que se conservan en el Palacio Arzobispal,
Popayán
Las cuatro partes del mundo veneran la Virgen María
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Joaquín Gutiérrez. Pintor del siglo XVIII. Sus obras fueron realizadas
hacia 1750. Fue discípulo de Nicolás Banderas, seguidor de Arce y
Ceballos. Se le conoce como “El pintor de los virreyes”
Marqués y marquesa de San Jorge, Museo de Arte Colonial de Bogotá
El Virrey José Solís, luego Fray Joseph de Jesús
María
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Exvotos
Han sido comunes en nuestro medio las ofrendas religiosas en las cuales
se agradecen los favores recibidos mediante expresiones pictóricas.
Algunas de ellas son muy hermosas.
Anónimo, Exvoto de
doña María Jesús
Xaramillo y Gavidiria a
la Virgen de
Chiquinquirá, óleo
sobre tela, hacia 1813,
Museo de Antioquia.
Anónimo, Exvoto. Colección
Banco de la República