2. Época arcaica
• Primeras construcciones en madera
• Formación del estilo, dórico primitivo
Capitel jónico arcaico, templo de Neandria
.
Templo de Apolo en Thermon, s. VII a. C.
11. ACRÓPOLIS
... y puesto que la ciudad proveía abundantemente de lo
necesario para la guerra, era muy justo que su opulencia se
emplease en tales obras, que, después de hechas, le dieran
una gloria eterna y que dieran de comer a todos mientras se
hacían, proporcionando toda especie de trabajo y una
infinitud de ocupaciones, las cuales, despertando todas las
artes, y poniendo en movimiento todas las manos,
asalariaran , digámoslo así, toda la ciudad, que a un mismo
tiempo se embellecía y se mantenía a sí misma...
Adelantábase, pues, unas obras insignes en grandeza, e
inimitables en su belleza y elegancia, contendiendo todos los
artífices por excederse y aventajar en el primor y su maestría;
y, con todo, lo más admirable de ellas era la prontitud... ¡
Tanto brilla en ellas un cierto lustre que conserva su aspecto
intacto por el tiempo. Como si las tales obras tuvieran un
aliento siempre floreciente y un espíritu exacto de vejez...!
Todas las dirigía y de todas con Pericles era superintendente
Fidias, sin embargo de las ejecutaban los mejores arquitectos
y artistas.
Plutarco, Vida de Pericles,
12-13
12.
13. • Colina sagrada de la Atenas, sede del culto
a Ateneas, patrona de la ciudad,
• Orígenes micénicos, en la época arcaica, se
construye el templo de Ateneas Polias
• Destrucción en las Guerras Médicas, 479 a.
C.
• Pericles y el programa de reconstrucción
de la Acrópolis (461- 429 a . C)
• Liderazgo de la Liga-Atico Délica
14. Sin embargo, la admiración de las eras actuales y de las que nos sucedan recaerá
sobre nosotros, dado que no hemos dejado nuestro poder sin testigos, y lo hemos
mostrado mediante numerosas pruebas; y más allá de necesitar a Homero para nuestro
panegírico, o de alguno cuyos versos pudieran lucir durante un momento para dar la
impresión de que se derretirían al contacto con los hechos, hemos obligado a todos los
mares y tierras a ser la carretera de nuestro atrevimiento, y en todas partes, ya sea para
bien o para mal, hemos dejado monumentos imperecederos a nuestras espaldas."
Discurso fúnebre de Pericles tal y como lo recogió Tucídides (II, 41)