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                                                   .
Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático




                                                       2011




                                                         El documento contiene información que se considerara en la EMT 2011, incluye
                                                         referencias en los discursos donde se necesita investigar, puntos sobresalientes. Es
                                                         solo un manual para acceso rápido de los discursos, se recomienda hacer sus propias
                                                         investigaciones en todo caso y valerse de las ayudas provistas por la WT. Toda la
                                                         información a sido obtenida del CD ROM de la WT.
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Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011 


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         24 ENERO                     23 MAYO                   26 SEPTIEMBRE
         31 ENERO                     30 MAYO

         FEBRERO                       JUNIO                     OCTUBRE
          7 FEBRERO                    6 JUNIO                    3 OCTUBRE
         14 FEBRERO                   13 JUNIO                   10 OCTUBRE
         21 FEBRERO                   20 JUNIO                   17 OCTUBRE
         28 FEBRERO                   27 JUNIO                   24 OCTUBRE
                                                                 31 OCTUBRE

          MARZO                        JULIO                    NOVIEMBRE
          7 MARZO                      4 JULIO                   7 NOVIEMBRE
         14 MARZO                     11 JULIO                  14 NOVIEMBRE
         21 MARZO                     18 JULIO                  21 NOVIEMBRE
         28 MARZO                     25 JULIO                  28 NOVIEMBRE



           ABRIL                      AGOSTO                    DICIEMBRE
           4 ABRIL                    1 AGOSTO                   5 DICIEMBRE
          11 ABRIL                    8 AGOSTO                  12 DICIEMBRE
          18 ABRIL                   15 AGOSTO                  19 DICIEMBRE
          26 ABRIL                   22 AGOSTO                  26 DICIEMBRE
                                     29 AGOSTO




        PROGRAMA DE LA ESCUELA 2011

                      CARTA
2
    2                                                                          | EMT 2011
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Enero
    3 de en.   Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 29 a 32
    Núm. 1:    2 Crónicas 30:13-22
    Núm. 2:    ¿Fue Jesucristo simplemente un hombre bueno? (rs pág. 207 párr. 2)
    Núm. 3:    Como esclaviza el temor a la muerte (Heb. 2:15)

   Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 29 a 32
*** w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
    32:6, 7. Nosotros también debemos ser fuertes y valerosos al ‗ponernos la armadura completa que proviene de Dios‘ y
librar la batalla espiritual (Efesios 6:11-18).

*** w96 15/8 pág. 6 Lecciones prácticas de la Tierra Prometida ***
   En lo que se ha llamado una de las grandes hazañas de ingeniería de la antigüedad, Ezequías excavó un túnel desde
el manantial de Guihón hasta el estanque de Siloam. El túnel tiene una altura promedio de 1,80 metros y mide
533 metros de largo. ¡Imagínese: un túnel de más de medio kilómetro perforado en la roca! Todavía hoy, unos dos mil
setecientos años después, los visitantes de Jerusalén pueden caminar por esta obra maestra de ingeniería, conocida
comúnmente por el nombre de túnel de Ezequías. (2 Reyes 20:20; 2 Crónicas 32:30.)
    Podemos sacar una lección práctica del empeño de Ezequías por proteger y aumentar el suministro de agua de
Jerusalén. Jehová es ―la fuente de agua viva‖. (Jeremías 2:13.) Sus pensamientos, consignados en la Biblia, sustentan la
vida, lo que hace indispensable el estudio personal de ella. Sin embargo, las oportunidades de estudiar, así como el
conocimiento resultante, no nos vendrán automáticamente. Puede ser que tengamos que ‗excavar túneles‘, quizás a
través de nuestra apretada rutina diaria, para hacerles sitio. (Proverbios 2:1-5; Efesios 5:15, 16.) Una vez que hayamos
comenzado, debemos ceñirnos a nuestro horario, dando prioridad al estudio personal. No dejemos que nada ni nadie nos
prive de este valioso abastecimiento de agua. (Filipenses 1:9, 10.)
    Núm. 1:    2 Crónicas 30:13-22

    Núm. 2:    ¿Fue Jesucristo simplemente un hombre bueno? (rs pág. 207 párr. 2)
*** rs pág. 207 Jesucristo ***
¿Fue Jesucristo sencillamente un hombre bueno?
    Es interesante el hecho de que Jesús reprendió a un hombre que se dirigió a él usando el título de ―Buen Maestro‖,
porque Jesús reconocía que él mismo no era el modelo de la bondad, sino su Padre (Mar. 10:17, 18). No obstante, para
estar a la altura de lo que las personas generalmente quieren decir cuando dicen que alguien es bueno, Jesús
ciertamente ha debido ser una persona que decía la verdad. De hecho, hasta sus enemigos reconocían que era tal clase
de persona (Mar. 12:14). Él mismo dijo que había existido antes de haber llegado a ser humano, que era el Hijo unigénito
de Dios, que era el Mesías, aquel cuya venida había sido predicha por todas las Escrituras Hebreas. O era lo que
afirmaba ser, o era un impostor craso, pero ninguna de las dos opciones dejan margen para que se le considere com o
sencillamente un hombre bueno. (Juan 3:13; 10:36; 4:25, 26: Luc. 24:44-48.)
 Núm. 3: Como esclaviza el temor a la muerte (Heb. 2:15)
*** w74 15/5 págs. 291-294 Liberación de un clima de temor ***

    EL HOMBRE estaba envejeciendo. Si le era posible, permanecía cerca de un compañero, y rara vez viajaba lejos
solo. Pues temía que si lo hacía podía morir sin que nadie estuviera con él para ponerle un poco de agua en la garganta.
Él creía que esto sería desastroso, porque necesariamente tendría que tener agua para subir la colina empinada que
lleva a la eternidad. Además, los compañeros que estuvieran con él cuando él muriera le suplicarían a su espíritu que
no permitiera que entrara el mal en la casa que él dejaba, y le suplicarían que permitiera que las mujeres de su familia
dieran a luz hijos.
   En otra parte de la Tierra un hombre también consideraba con miedo la expectativa de morir. La creencia de su
pueblo era que por un tiempo los muertos todavía poseían sensación, sentimiento. Él creía que primero sentiría el peso
aplastante de la tumba, y después oscuridad eterna. Entonces, de alguna manera, estaría apoyándose en dos palos
cortados de su jardín cuando llegarían ángeles de la muerte a preguntar a su espíritu: “¿Quién es tu Dios?” Mientras se le
estuviera interrogando, su cabeza daría contra la tumba y él estornudaría y diría: “Gloria a Alá, señor del universo.” Para
3
          3                                                                                                  | EMT 2011
Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011 
asegurarse de contestar debidamente después de la muerte, el hombre, mientras vivía, siempre ensayaba esta
declaración cuando estornudaba.
   Al mismo tiempo, lejos de allí, otro hombre temía morir de una muerte súbita o violenta, no debido a la clase de
muerte misma, sino porque quizás no tuviera tiempo de ser “confesado” (que se le concediera absolución por los
servicios de un sacerdote), poniéndose así en paz final con Dios. Sin embargo, sus parientes temían más que él, porque
tenían que abrir rápidamente todas las puertas y ventanas al instante de la muerte de él, para liberar el alma. Esto se
debe a que creen que se debe ejercer mucho cuidado para no ofender a las almas de los muertos, que tienen poderes
malévolos. Un miembro de la familia coloca las manos sobre el corazón del muerto y le cierra los ojos, para que
no embruje. Se cubren los espejos de la casa para que ni vivos ni muertos puedan ver el reflejo de la persona muerta o
de la muerte misma. Se notifica rápidamente de la muerte al ganado y a las abejas del hombre, que ahora pertenecen a
un nuevo dueño, para que no sigan ciegamente a su ex-amo a la muerte.
   Sí, el temor a la muerte y, más especialmente, el temor a los muertos, es universal. Las tres personas que acabamos
de describir eran, respectivamente, un nativo de África Occidental, un musulmán de Irán y un campesino católico de
Polonia. Sus puntos de vista diferían en los detalles, pero tenían el mismo temor a la muerte y a los muertos.
    Aun en Rusia, los esfuerzos de un gobierno comunista materialista no han eliminado el temor a la muerte y el misterio
de la muerte y el deseo de seguir viviendo después de la muerte. De hecho, el embalsamamiento y exhibición
permanentes del cuerpo de Lenin y, más tarde, del cuerpo de José Stalin junto a él, es muy similar a la adoración de
antepasados de las tribus africanas y asiáticas. Realmente constituye un culto a los héroes nacionales. Y lo elaborado de
los funerales estatales y sus ceremoniales revelan que su preocupación con la muerte es mayor de lo que les gustaría
admitir.
   Un escritor observa: ―Aun el materialista más terco, que durante toda su vida ha expresado fuertemente la convicción
de que la muerte es el fin, se da cuenta, cuando llega la hora de la muerte, de que su teoría solo es una hipótesis que
quizás esté correcta o quizás no. Él también nota entonces que como persona es algo que se distingue de un animal que
tenga un cerebro especialmente grande y diferenciado. Entonces ve que su teoría materialista no abarca su personalidad
y que su presunta explicación de la muerte equivale a ignorancia.‖
                            LA ESCLAVITUD QUE VIENE CON EL TEMOR A LA MUERTE
   Por lo tanto la Biblia expresa la verdad plena cuando habla de los ―que por temor de la muerte estaban sujetos a la
esclavitud durante toda su vida.‖ (Heb. 2:15) ¡Cuántas personas bajo gobierno dictatorial han querido hablar claro contra
las atrocidades que ven que se cometen, pero tienen los labios sellados por el temor a la muerte! ¡Cuántos han sido
controlados por amenazas contra parientes que viven en tierras dictatoriales! Pero, más opresivamente, el temor de los
muertos, particularmente de los antepasados y los miembros muertos de la familia, hace que millones de personas vivan
en un verdadero clima de temor.
    El hindú, por ejemplo, cree que tiene muchas vidas que vivir a través de un proceso de reencarnación, hasta que al fin
llega a la condición de ser reabsorbido en, o identificarse con, la ―Suma Alma,‖ Brahma, la esencia del universo,
inmaterial, increado, eterno. Un hindú relató que toda su vida había vivido en temor de las muchas ―muertes‖ y ―vidas‖
que le esperaban, ya que reaparecería en diferentes formas animales y humanas por un período indefinido.
   Los salvajes nómadas de África atribuyen todas las enfermedades y desdichas principalmente a los espíritus de los
muertos, y una persona que desatiende el propiciar y apaciguar a sus antepasados puede causar daño aun a otros. Los
chamulas, una población de indígenas mayas de México, aunque ―cristianizados‖ como católicos, tratan de hacer que el
alma de los muertos abandone la casa quemando chile. Se supone que el humo echa el alma de modo que ya no vague
por la casa.
   La Biblia describe a la muerte como a un enemigo del hombre, no como un amigo. (1 Cor. 15:26) Y verdaderamente la
muerte produce sobresalto, aflicción, soledad, confusión, un sentido de pérdida y a menudo gran daño a la personalidad
de los sobrevivientes. Con frecuencia abate a hombres y mujeres en la flor de la vida, cuando están en su mejor posición
para hacer el bien a sus congéneres. El envejecimiento, que realmente es el proceso gradual de morir, debilita a muchos
bastante tiempo antes de la muerte misma. La muerte es un enemigo enconado.
                                            EL CAMINO A LA LIBERACIÓN
   ¿Hay una manera de librarse de este clima internacional de temor a la muerte y los muertos? Sí, la hay, obteniendo
un conocimiento de la verdad bíblica, llegando a conocer qué clase de Dios es el Creador y lo que ha provisto para el
hombre. El apóstol Pablo declara que el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, vino a la Tierra, nació como hombre de carne y
sangre —no para ayudar a ángeles, no para hacer nada por los ángeles que habían optado por un proceder de
desobediencia— sino para que ―por su muerte redujera a la nada al que tiene el medio para causar la muerte, es decir, al
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        4                                                                                                   | EMT 2011
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Diablo; y emancipara a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud durante toda su vida.‖—Heb.
2:14-16; Jud. 6.
   Por eso, cuando las naciones hacen ofrendas para los muertos, realmente no están ayudando ni propiciando a unos
supuestos ―espíritus‖ de hombres muertos, porque no hay tales espíritus. La Biblia dice: ―Los vivos están conscientes de
que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, . . .
y no tienen ya más porción hasta tiempo indefinido en cosa alguna que tenga que hacerse bajo el sol.‖—Ecl. 9:5, 6.
    Por lo tanto, no hay nada que temer de los muertos. No están conscientes, no tienen nada que siga viviendo para que
interfiera con los que todavía siguen con vida ―bajo el sol‖ o los molesten. Es inútil colocar alimento para ellos, u ofrecer
dádivas en forma de armas, ropa o sacrificios especiales.
    El que ha mantenido en temor a los hombres es el Diablo. Él no tenía ningún poder para hacer que Adán y Eva
murieran. Fue Jehová Dios quien los sentenció a la muerte y los echó del jardín de Edén, lejos del ―árbol de la vida.‖ Sin
embargo, el Diablo, al inducir al pecado al antepasado de todo el género humano, Adán, llevó a que todos los hombres
recibieran pecado y muerte por herencia. (Rom. 5:12) El Adversario de Dios puede aprovecharse de las tendencias
pecaminosas, las debilidades de los hombres y las mujeres, y también de la ignorancia de los que no conocen la verdad.
Puede llevar a los hombres a una muerte prematura. Los que creen en la idea falsa de que las personas muertas todavía
están vivas de alguna manera, caen en el lazo del Diablo y sus demonios inicuos asociados, que de veras existen. Uno
realmente da entrada a los demonios cuando hace sacrificios y ejecuta ritos para ayudar a los muertos, paga dinero por
liberar a las almas de un ―purgatorio‖ u otro lugar imaginario, o para apaciguar a los muertos. De esas cosas, el apóstol
Pablo escribe: ―Las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios.‖—1 Cor. 10:20.
   Siendo enemigo, la muerte verdaderamente es indeseable y penosa para cualquier persona que ama la vida. Pero
no debería ser causa de aflicción excesiva, aplastante, para el que sabe la verdad acerca de la muerte y acerca del
propósito de Dios de resucitar a los muertos durante el reinado de mil años de su Rey Mesiánico. A los cristianos de la
ciudad de Tesalónica, rodeados de costumbres griegas que se basaban en la creencia babilónica de la inmortalidad del
alma, el apóstol les dijo: ―Hermanos, no queremos que estén en ignorancia respecto a los que están durmiendo en la
muerte; para que no se apesadumbren ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza.‖—1 Tes.
4:13.
    Dios extiende esta verdadera esperanza para aliviar a los hombres del temor a lo que viene después de la muerte, el
gran enemigo que ha causado tanta angustia. Remueve el dolor de la muerte el saber que el Señor Jesucristo, después
de vaciar el sepulcro de toda la humanidad, también suprimirá todo vestigio del pecado (que trae condenación a muerte)
en todas las personas obedientes. Entonces la misma muerte adánica, como el último que desaparecerá de los enemigos
del hombre, será arrojada ―al lago de fuego,‖ el símbolo de extinción eterna. Así la resurrección de los muertos terrestres
durante el reinado de mil años de Cristo ahuyentará el clima de temor en el cual la humanidad ha vivido por siglos. Ese
clima de temor será removido para siempre. ¡Qué magnífica liberación!—Rev. 20:13, 14; 1 Cor. 15:26; Rom. 8:20, 21.

*** g 12/07 pág. 3 ¿Por qué tememos a la muerte? ***

   SUS conocidos la consideraban una mujer muy devota, una verdadera creyente; algunos incluso la llamaban ―un pilar
de su iglesia‖. Le habían enseñado que la muerte no es el final de la vida, sino el tránsito al más allá. Y, sin embargo,
cuando estaba a punto de morir, la invadió el miedo. Atormentada por las dudas, dijo a su consejera espiritual: ―Entre
tantas creencias [sobre lo que sucede después de la muerte], ¿cómo sabe uno cuál es la correcta?‖.

*** g 12/07 pág. 9 ¿Acaba todo con la muerte? ***
                                       No hay por qué tenerle un temor irracional
   Por supuesto, la esperanza que da la Biblia no elimina necesariamente todo temor a la muerte. Es natural sentir
inquietud ante el dolor y el sufrimiento que a veces preceden a la muerte; además, es comprensible que uno tema la
pérdida de un ser querido, y también que nos preocupen las tristes consecuencias que la muerte propia pueda traer a las
personas que amamos.
   No obstante, al revelarnos la verdad sobre el estado de los muertos, la Biblia disipa el temor irracional ante la muerte.
No hay razón para temer que los demonios nos atormenten en un infierno de fuego, ni para temer a un reino sombrío y
fantasmal donde las almas vaguen sin descanso, ni para temer que lo único que el futuro nos reserve sea la inexistencia
eterna. ¿Por qué? Porque la memoria de Dios es infinita, y él promete devolver la vida aquí en la Tierra a todos los
muertos que se hallen en su memoria. La Biblia nos garantiza esta promesa al decir: ―El Dios verdadero es para nosotros
un Dios de hechos salvadores; y a Jehová el Señor Soberano pertenecen los caminos de salir de la muerte‖ (Salmo

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Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011 

Enero
    10 de en.   Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 33 a 36
    Núm. 1:     2 Crónicas 34:12-21
    Núm. 2:     ¿Qué nos enseña el ejemplo de María, la madre de Jesús?
    Núm. 3:     ¿Fue Jesús simplemente un líder religioso mas? (rs pág. 207 párr. 3)

   Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 33 a 36
*** w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas ***
  33:2-9, 12, 13, 15, 16. El verdadero arrepentimiento se demuestra abandonando el mal proceder y esforzándose al
máximo por hacer lo que es bueno. Sobre la base del arrepentimiento sincero, hasta alguien que haya sido tan perverso
como el rey Manasés puede recibir la misericordia de Jehová.
    34:1-3. Las circunstancias negativas de la niñez no implican que uno no pueda conocer y servir a Dios. Es posible que
Josías haya contado de niño con la influencia positiva de su arrepentido abuelo, Manasés. Sea lo que sea que haya
influido en él, dio buenos resultados. Lo mismo nos puede suceder a nosotros.
   36:15-17. Jehová es compasivo y paciente; sin embargo, su compasión y paciencia no son ilimitadas. La gente tiene
que aceptar el mensaje del Reino si desea sobrevivir cuando Jehová elimine el presente sistema de cosas malvado.
     36:17, 22, 23. Jehová siempre cumple su palabra (1 Reyes 9:7, 8; Jeremías 25:9-11).
   ―Josías quitó todas las cosas detestables de todas las tierras que pertenecían a los hijos de Israel —señala
2 Crónicas 34:33—, e hizo que todos los que se hallaban en Israel emprendieran el servicio, para servir a Jehová el Dios
de ellos.‖ ¿Qué movió a Josías a obrar de esta manera? Cuando Safán, el secretario, le llevó el libro de la Ley de Jehová
que acababan de encontrar, el rey pidió que se le leyera en voz alta. Lo que oyó lo impresionó tanto que se dedicó con
ardor a fomentar la adoración pura el resto de su vida.

    Núm. 1:     2 Crónicas 34:12-21

  Núm. 2: ¿Qué nos enseña el ejemplo de María, la madre de Jesús?
*** w09 1/1 págs. 3-9 Lecciones que aprendemos de María ***

        ¿Se enfrenta a una situación inesperada que no sabe cómo solucionar? ¿Está pasando por problemas
        económicos? ¿Sufre angustia y miedo por haber tenido que dejar su país de origen? ¿Ha experimentado el
        inmenso dolor de perder algún ser querido?

   ¿SABÍA que la madre de Jesús, María, afrontó todos esos problemas a lo largo de su vida? La forma en que se
enfrentó a ellos y los superó constituye un excelente ejemplo para todos nosotros.
   María es, indudablemente, una de las mujeres más conocidas de la historia. Y eso no es de extrañar, pues Dios le
concedió un lugar excepcional en el cumplimiento de su propósito. De hecho, hoy día millones de personas le rinden
auténtica devoción. La Iglesia Católica la venera como madre amantísima y como modelo de fe, esperanza y caridad.
Además, le atribuye el papel de mediadora entre Dios y los hombres.
     Ahora bien, ¿cómo debemos ver cada uno de nosotros a María? Y más importante aún, ¿cómo la ve Dios?
                                                  Una misión excepcional
   María —hija de un israelita llamado Helí— pertenecía a la tribu de Judá. La primera ocasión en que se habla de ella
en la Biblia fue con motivo de un suceso extraordinario. Estando en Nazaret, se le apareció un ángel y le dijo: ―Buenos
días, altamente favorecida, Jehová está contigo‖. Las Escrituras explican que María, totalmente desconcertada, no podía
dejar de preguntarse ―qué suerte de saludo sería este‖. Entonces, el ángel le anunció que había sido elegida para una
misión única y trascendental: concebir, dar a luz y criar al mismísimo Hijo de Dios (Lucas 1:26-33).
   Desde luego, para aquella joven soltera esa era una enorme responsabilidad. ¿Cómo reaccionó? Tal vez se
preguntara quién iba a creer que estaba embarazada por obra del espíritu santo, o si perdería el amor de su prometido,
José, y tendría que soportar la vergüenza pública (Deuteronomio 22:20-24). No obstante, aceptó la tarea que se le
encomendaba sin dudarlo ni un momento.


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Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011 
   Sin lugar a dudas, se sometió a la voluntad de Jehová porque tenía una fe sólida en que él cuidaría de ella. De ahí su
respuesta al ángel: ―¡Mira! ¡La esclava de Jehová! Efectúese conmigo según tu declaración‖. Como vemos, estimaba
tanto aquel privilegio espiritual que estaba dispuesta a hacer frente a cualquier dificultad que se le presentara (Lucas
1:38).
    Posteriormente, María le contó a José que estaba encinta, y él decidió que lo mejor era romper el compromiso.
La Biblia no indica cuánto duró esta difícil situación, pero debió ser muy dolorosa para ambos. Podemos imaginarnos,
entonces, el alivio que sintieron cuando Jehová envió un ángel para revelarle a José que el embarazo de María tenía un
origen milagroso. Inmediatamente, José la llevó a su casa para casarse con ella (Mateo 1:19-24).
                                                Dificultades imprevistas
   Como toda mujer embarazada —y más siendo primeriza—, es muy probable que María se preparara para la llegada
del bebé con meses de antelación. Pero sus planes se torcieron, pues cuando faltaba poco para dar a luz, el emperador
César Augusto ordenó inesperadamente que todos se inscribieran en un censo en su ciudad natal. De modo que,
acompañando a su esposo, María recorrió 150 kilómetros (90 millas) hasta llegar a Belén, probablemente a lomos de un
asno. Buscaron un alojamiento en el que ella pudiera dar a luz, pero la ciudad estaba tan llena que lo único disponible era
un establo. Desde luego, traer a un hijo al mundo en un lugar como ese tuvo que ser una experiencia difícil y
atemorizante para María.
    En aquellos momentos tan complicados, María seguramente pidió ayuda a Jehová, con plena fe en que él cuidaría de
ella y de su hijo. Poco después del parto llegaron unos pastores para ver al recién nacido, pues los ángeles les habían
revelado que aquel bebé era ―un Salvador, que es Cristo el Señor‖. Mientras los pastores hablaban, ―María iba
conservando todos estos dichos, sacando conclusiones en su corazón‖. De seguro, esta meditación la ayudó a
fortalecerse (Lucas 2:11, 16-19).
   ¿Qué aprendemos nosotros? Todos vamos a pasar por situaciones difíciles en la vida. Lo que es más, la Biblia señala
que en cualquier momento puede ocurrirnos un ―suceso imprevisto‖ que nos ocasione problemas o nos complique la vida
(Eclesiastés 9:11). Si se nos presenta una de estas dificultades imprevistas, ¿qué haremos? En lugar de amargarnos o
echar la culpa a Dios, acerquémonos más a Jehová, como hizo María. Si estudiamos la Palabra de Dios y dedicamos
tiempo a meditar, obtendremos fuerzas para superar cualquier adversidad.
                                                   Pobre y emigrante
    La vida de María no fue un lecho de rosas. También pasó graves apuros económicos y hasta tuvo que huir de su tierra
natal. Hoy en día, muchas personas viven situaciones parecidas. Según cierto informe, ―la mitad del planeta —es decir,
casi 3.000 millones de personas— vive con menos de dos dólares al día‖. Incluso en países supuestamente ricos hay
otros muchos millones que tienen que hacer maravillas para pagar sus facturas. Para toda esa gente, proporcionar a
diario pan, abrigo y un techo a los suyos constituye una tarea extenuante y abrumadora.
   Aunque los cuatro Evangelios —escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan— no proporcionan muchos datos sobre
María y José, sí nos permiten deducir que eran una pareja relativamente pobre. El relato indica que, cuarenta días
después del parto, fueron al templo para presentar el sacrificio que establecía la Ley: ―un par de tórtolas o dos pichones‖
(Lucas 2:22-24). Legalmente, solo podían presentar esta ofrenda quienes fueran demasiado pobres para ofrecer un
carnero joven. Por tanto, es muy probable que sus recursos fueran bastante limitados. Así y todo, lograron criar a su
familia en un ambiente donde reinaban el cariño y el amor. No cabe duda de que su preocupación principal eran los
asuntos espirituales (Deuteronomio 6:6, 7).
    Pero la vida de María no tardó en dar un giro repentino: poco después del nacimiento de Jesús, un ángel le dijo a José
que huyera con su familia a Egipto (Mateo 2:13-15). Ya era la segunda vez que María se veía obligada a abandonar su
entorno, pero en esta ocasión tendría que mudarse a otro país. Es cierto que tal vez continuaran viviendo entre personas
de su misma nacionalidad, pues en Egipto había una gran comunidad judía. Pero cambiar de país es siempre una
experiencia compleja que puede provocar mucha ansiedad. Sin duda, cualquiera de los millones de personas que en la
actualidad emigran —sea pensando en el bienestar de sus hijos o para huir de algún peligro— comprende bien la
situación de María.
                                            Una excelente madre y esposa
   Más allá de los relatos sobre el nacimiento y los primeros años de Jesús, los Evangelios no hablan mucho sobre
María. Aun así, sabemos que ella y José tuvieron al menos seis hijos más. ¿En qué nos basamos para decir esto? En la
propia Biblia.



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    Mateo 1:25 señala que José ―no tuvo coito con [María] hasta que ella dio a luz un hijo‖. Esto demuestra que José
respetaba profundamente el honor que se le había concedido a su esposa de llevar en su matriz al Hijo de Dios. Y por
esta razón decidió no mantener relaciones sexuales con ella. Ahora bien, al decir ―hasta que ella dio a luz‖, el versículo
da a entender que después sí las tuvieron, como es natural en todo matrimonio. Como resultado, ella dio a luz varios
hijos varones —la Biblia menciona a Santiago, José, Simón y Judas— y al menos dos hijas (Mateo 13:55, 56). Por
supuesto, ninguno de todos estos medio hermanos de Jesús fue concebido milagrosamente.
    Por otro lado, María era una persona de inclinaciones espirituales. Aunque la Ley no exigía que las mujeres asistieran
a Jerusalén para celebrar la Pascua, ella acompañaba todos los años a su esposo (Lucas 2:41). Esto suponía recorrer un
total de unos 300 kilómetros (190 millas). Y a pesar de tener que viajar con hijos pequeños, de seguro todos disfrutaban
mucho de aquellas ocasiones.
    En nuestros tiempos hay muchas esposas y madres que imitan su buen ejemplo y se sacrifican a diario para cumplir
sus responsabilidades bíblicas. ¡Cuánta paciencia, aguante y humildad demuestran estas abnegadas mujeres!
Reflexionar en la actitud de María les ayudará a poner los asuntos espirituales por encima del deseo de llevar una vida
cómoda y relajada. Al igual que ella, saben bien que servir a Dios junto con su esposo y sus hijos contribuye a estrechar
los lazos familiares.
    La espiritualidad de María también se demostró en cierta ocasión en que ella y José volvían con sus hijos d e uno de
aquellos viajes a Jerusalén. Durante el trayecto notaron que Jesús —que para entonces tenía 12 años— no estaba con
ellos. ¿Podemos imaginar la angustia y la desesperación que sintió María durante los tres días que tardaron en dar con
él? Cuando lo hallaron en el templo, Jesús les dijo: ―¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?‖. De nuevo,
el relato destaca que María ―guardaba cuidadosamente todos estos dichos en su corazón‖. El que ella meditara en todos
estos sucesos relacionados con la juventud de Jesús es otro indicio de su profunda espiritualidad. De hecho, es posible
que fuera ella quien, años después, les contara estas historias a los escritores de los Evangelios (Lucas 2:41-52).
                                             La muerte de un ser querido
   ¿Y qué fue de José? Tras su participación en el suceso que acabamos de relatar, el padre adoptivo de Jesús
no vuelve a aparecer en los Evangelios. Algunos interpretan esto como una señal de que falleció antes de que Jesús
comenzara su ministerio. Sea como fuere, lo que sí parece seguro es que, al momento de terminar dicho ministerio,
María era viuda. ¿Por qué decimos esto? Porque Cristo, justo antes de morir, confió el cuidado de su madre al apóstol
Juan (Juan 19:26, 27). Es muy improbable que lo hubiera hecho si José hubiera estado vivo.
   ¡Qué vida tan intensa la de aquel matrimonio! Hablaron con ángeles, escaparon de un tirano, se mudaron varias veces
y criaron una familia numerosa. Seguro que pasaron muchas noches hablando sobre Jesús, tratando de imaginar qué le
depararía el futuro, preguntándose si lo estaban educando de la manera correcta... Pero, desgraciadamente, en algún
momento María perdió a su esposo.
    En nuestros días, muchos también sufren el dolor de perder a su cónyuge y luchan año tras año contra sus
sentimientos de vacío y soledad. ¿Qué puede consolarlos? Lo mismo que a María: una fe fuerte y la seguridad de que
habrá una resurrección (Juan 5:28, 29). De todos modos, sobra decir que, aunque María debió sentirse reconfortada,
tuvo que asumir su nueva situación. Al igual que muchas mujeres en la actualidad, tuvo que luchar para criar sola a sus
hijos.
    Parece lógico pensar que, tras la muerte de José, fue Jesús quien asumió la responsabilidad de traer el sustento a la
casa. Y es de suponer que sus hermanos, según crecían, también fueron colaborando. Así, cuando Jesús ―era como de
treinta años‖, dejó su hogar y comenzó su ministerio (Lucas 3:23). Cuando los hijos crecen, se independizan y siguen su
propia vida, los padres suelen experimentar emociones encontradas. Han invertido tanto cariño, tiempo y esfuerzo en
ellos, que sienten mucho su ausencia. Están muy orgullosos de sus hijos, pero a veces desearían tenerlos más cerca. Sin
duda, entienden bien cómo se sintió María cuando Jesús salió del hogar.
                                                 Pruebas inesperadas
   Pero a María le aguardaba un nuevo revés, uno que probablemente no esperaba. El relato bíblico explica que, aunque
muchas personas respondían al mensaje de Jesús, ―sus hermanos [...] no ejercían fe en él‖ (Juan 7:5). Con toda
seguridad, su madre les contó —como el ángel le había revelado antes a ella— que Jesús era el ―Hijo de Dios‖ (Lucas
1:35). Aun así, para Santiago, José, Simón y Judas, Jesús seguía siendo simplemente su hermano mayor. Como vemos,
en la familia de María no todos tenían las mismas creencias religiosas.
   ¿Qué hizo ella? ¿Perdió el ánimo, creyendo que era imposible que sus hijos cambiaran? Desde luego que no.
En cierta ocasión, Jesús entró a una casa en Galilea para comer, y una multitud se reunió para oírle predicar. ¿Y quiénes

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fueron a visitarlo? Su madre y sus hermanos. Por lo visto, como Jesucristo se encontraba cerca de su casa, ella había
tomado a sus otros hijos y había salido a verlo, tal vez con la esperanza de que estos pusieran fe en él (Mateo 12:46, 47).
   Este episodio nos hace pensar en aquellos que se esfuerzan por seguir a Jesús mientras otros miembros de su familia
no desean hacerlo. Como María, estos cristianos no deben desanimarse ni darse por vencidos. Recordemos que muchos
han esperado durante años, animando a sus parientes a acercarse a Jehová, para finalmente obtener algún resultado
positivo. Y, sin importar cómo respondan nuestros familiares, no olvidemos que Dios concede un gran valor a esa
muestra de paciencia y fidelidad (1 Pedro 3:1, 2).
                                                  La peor de las pruebas
   Pero el momento más doloroso en la vida de María, según el relato bíblico, aún estaba por llegar. Tuvo que ver cómo
rechazaban, torturaban y asesinaban a su querido hijo. Se ha dicho que la muerte de un hijo —sea un niño o un adulto—
es ―la peor de las desgracias‖ y ―la pérdida más devastadora‖. Tal como se había profetizado muchos años antes, María
se sintió como si una espada le atravesara el alma (Lucas 2:34, 35).
   ¿Permitió que aquella última prueba la hundiera emocionalmente o afectara su relación con Jehová? Ni mucho
menos. De hecho, la siguiente ocasión en que se habla de ella en la Biblia, María estaba reunida con los discípulos de
Jesús. ¿Y qué hacían? Según el relato, ―persistían de común acuerdo en oración‖. Lo que es más, no era la única de su
familia que se hallaba presente. Los hermanos de Jesús, que para entonces ya eran creyentes, estaban orando con su
madre. ¡Qué alegría para ella! (Hechos 1:14.)
   Como hemos visto, María se destacó como una excelente madre y esposa, y llevó una vida plena e intensa. Superó
muchas pruebas y situaciones difíciles, y a lo largo de su fiel servicio a Dios vivió experiencias muy gratificantes. Por eso,
cuando a nosotros nos sobrevengan problemas, sean personales o familiares, haremos bien en imitar su ejemplo de
aguante y lealtad (Hebreos 10:36).
  Núm. 3: ¿Fue Jesús simplemente un líder religioso mas? (rs pág. 207 párr. 3)
*** rs pág. 207 - pág. 208 Jesucristo ***
¿Fue Jesús tan solo un profeta cuya autoridad fuera semejante a la de Moisés, Buda, Mahoma y otros líderes
religiosos?
    Jesús mismo enseñó que era el singular Hijo de Dios (Juan 10:36; Mat. 16:15-17), el predicho Mesías (Mar.
14:61, 62), que había existido en el cielo antes de llegar a existir como humano (Juan 6:38; 8:23, 58), que se le daría
muerte y que entonces sería resucitado al tercer día, después de lo cual regresaría a los cielos (Mat. 16:21; Juan 14:2, 3).
¿Fueron verídicas estas afirmaciones?, y, por lo tanto, ¿fue él realmente diferente de todos los demás profetas
verdaderos de Dios y contrasta marcadamente con todos los supuestos líderes religiosos? La verdad se haría patente al
tercer día después de su muerte. ¿Lo resucitó entonces Dios de entre los muertos, y confirmó así que Jesucristo había
dicho la verdad y que realmente era el singular Hijo de Dios? (Rom. 1:3, 4.) De hecho, más de 500 testigos vieron a
Jesús vivo después de su resurrección, y sus apóstoles fieles fueron testigos oculares cuando él empezó a ascender
nuevamente al cielo y entonces desapareció de la vista de ellos en una nube (1 Cor. 15:3-8; Hech. 1:2, 3, 9). Quedaron
tan completamente convencidos de que él había sido levantado de entre los muertos que muchos de ellos arriesgaron su
propia vida para dar a conocer ese hecho a otros. (Hech. 4:18-33.)




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Enero
 17 de en.    Lectura de la Biblia: Esdras 1 a 5
 Núm. 1:      Esdras 3:1-9
 Núm. 2:      ¿Por qué no aceptaron a Jesús como el Mesías los judíos en general? (rs pág. 208 párrs.1, 2)
 Núm. 3:      ¿En qué sentido vuelve a Dios el espíritu? (Ecl. 12:7)

   Lectura de la Biblia: Esdras 1 a 5
*** w06 15/1 págs. 17-19 Puntos sobresalientes del libro de Esdras ***
   1:3-6. ¿Les faltó fe a los israelitas que no se ofrecieron a regresar a su tierra de origen? Tal vez algunos
no volvieron a Jerusalén porque se habían hecho materialistas o porque carecían de aprecio por la adoración verdadera,
pero no fue así en todos los casos. En primer lugar, recorrer los 1.600 kilómetros [1.000 millas] que los separaban de
Jerusalén tomaba cuatro o cinco meses. Además, se necesitaba mucha fortaleza física para establecerse en una tierra
que había permanecido desolada por setenta años y llevar a cabo la reconstrucción. Así pues, lo que impidió que algunos
regresaran fueron las enfermedades, la edad avanzada, las obligaciones familiares y otras circunstancias desfavorables.
   2:55. ¿Quiénes fueron los hijos de los siervos de Salomón? Se trató de personas que, aun sin ser israelitas,
recibieron privilegios especiales en el servicio de Jehová. Es posible que trabajaran como escribas o copistas en el
templo, o que sirvieran en alguna posición administrativa.
   2:61-63. ¿Disponían los repatriados del Urim y el Tumim, método empleado cuando se necesitaba obtener una
respuesta de Jehová? Tal vez quienes decían pertenecer al linaje sacerdotal pero no podían probarlo usaran el Urim y
el Tumim para dar validez a su afirmación, aunque Esdras menciona esto tan solo como una posibilidad. En las
Escrituras no hay constancia de que se utilizaran entonces o en épocas posteriores. Según la tradición judía, el Urim y el
Tumim desaparecieron cuando el templo fue destruido en 607 antes de nuestra era.
    3:12. ¿Por qué lloraron “los viejos que habían visto la casa anterior” de Jehová? Estos hombres podían recordar
el esplendor del templo edificado por Salomón. En comparación, los cimientos del nuevo templo que tenían ante sí eran
―como nada a sus ojos‖ (Ageo 2:2, 3). ¿Conseguirían con su labor que fuera tan glorioso como el anterior? Debieron de
sentirse desconsolados y por eso lloraron.
   3:8-10; 4:23, 24; 6:15, 16. ¿Cuántos años tomó la reconstrucción del templo? Se colocaron los cimientos en el
año 536 antes de nuestra era, ―en el segundo año de su venida‖. Los trabajos se interrumpieron en los días del rey
Artajerjes, en el año 522, y la prohibición duró hasta 520, el segundo año del reinado de Darío. Finalmente, la obra se
completó en 515, en el sexto año de Darío (véase el recuadro titulado ―Reyes persas desde 537 hasta 467 antes de
nuestra era‖). Por lo tanto, la reconstrucción del templo tomó unos veinte años.
   4:8–6:18 (4:8, nota). ¿Por qué se escribieron en arameo estos versículos? Esta porción está compuesta en gran
parte por copias de cartas que funcionarios del gobierno dirigían a los reyes y la respuesta a ellas. Esdras reprodujo tales
documentos a partir de archivos escritos en arameo, la lengua que en aquel entonces se usaba para asuntos
diplomáticos y comerciales. Otros pasajes de la Biblia escritos en este antiguo idioma semítico son Esdras 7:12-26,
Jeremías 10:11 y Daniel 2:4b–7:28.
    1:2. Se cumplió lo que Isaías había profetizado unos doscientos años antes (Isaías 44:28). Las profecías que contiene
la Palabra de Jehová nunca fallan.
   1:3-6. Al igual que los israelitas que se quedaron en Babilonia, muchos testigos de Jehová no pueden ser ministros de
tiempo completo o servir en lugares de mayor necesidad; pero apoyan y animan a los que sí pueden, y hacen donaciones
voluntarias para promover la obra de predicar el Reino y hacer discípulos.
   3:1-6. Los fieles repatriados ofrecieron su primer sacrificio en el séptimo mes del año 537 antes de nuestra era (tisri,
correspondiente a septiembre-octubre). Los babilonios habían entrado en Jerusalén en el quinto mes (ab,
correspondiente a julio-agosto) del año 607, y dos meses después, la ciudad había quedado completamente deshabitada
(2 Reyes 25:8-17, 22-26). Los setenta años de desolación terminaron en el momento predicho (Jeremías 25:11; 29:10).
Todo lo que la Palabra de Jehová promete se cumple sin falta.
   4:1-3. El resto fiel rechazó una oferta que habría significado formar una alianza religiosa con adoradores falsos (Éxodo
20:5; 34:12). Del mismo modo, los siervos de Jehová de la actualidad no participan en movimientos interconfesionales.
     5:1-7; 6:1-12. Jehová puede dirigir los asuntos para el bien de sus siervos.
 Núm. 1:      Esdras 3:1-9
10
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Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011 
 Núm. 2: ¿Por qué no aceptaron a Jesús como el Mesías los judíos en general? (rs pág. 208 párrs.1, 2)
*** rs pág. 208 - pág. 209 Jesucristo ***
¿Por qué no aceptaron a Jesús como el Mesías los judíos en general?
    La Encyclopaedia Judaica dice: ―Los judíos del período romano creían que Dios levantaría [al Mesías] para romper el
yugo de los paganos y reinar sobre un reino de Israel restaurado‖ (Jerusalén, 1971, tomo 11, col. 1407). Querían ser
liberados del yugo de Roma. La historia judía testifica que, basándose en la profecía mesiánica registrada en Daniel 9:24-
27, ciertos judíos esperaban al Mesías durante el primer siglo E.C. (Luc. 3:15). Pero dicha profecía también relacionaba
su venida con el ―acabar con el pecado‖, y el capítulo 53 de Isaías indica que el Mesías mismo moriría a fin de hacer que
esto fuera posible. Sin embargo, a los judíos en general no les parecía necesario que alguien muriera por los pecados de
ellos. Creían ocupar una posición justa ante Dios por ser descendientes de Abrahán. A Rabbinic Anthology (Una
antología rabínica) dice: ―Tan grande es el [mérito] de Abrahán que él puede hacer expiación por todas las vanidades
cometidas y las mentiras pronunciadas por Israel en este mundo‖ (Londres, 1938, C. Montefiore y H. Loewe, pág. 676). Al
rechazar a Jesús como el Mesías, los judíos cumplieron la profecía en que se había predicho respecto a él: ―Fue
despreciado, y no lo tuvimos en alta estima‖. (Isa. 53:3, JP.)
    Antes de morir, Moisés predijo que la nación se apartaría de la adoración verdadera y que, como resultado de esto, le
acaecería calamidad. (Léase Deuteronomio 31:27-29.) El libro de Jueces testifica que esto ocurrió repetidas veces. En
los días del profeta Jeremías, la infidelidad de la nación resultó en que fuera des terrada a Babilonia. ¿Por qué permitió
Dios también que los romanos destruyeran a Jerusalén y su templo en 70 E.C.? ¿De qué infidelidad había sido culpable
la nación para que Dios no la protegiera como lo había hecho cuando ella había confiado en Él? Poco antes de esto ellos
habían rechazado a Jesús como el Mesías.
 Núm. 3:      ¿En qué sentido vuelve a Dios el espíritu? (Ecl. 12:7)
*** w01 15/7 págs. 5-6 ¿Tenemos un espíritu inmortal? ***
                                           El espíritu “vuelve al Dios verdadero”
    La Biblia indica que cuando la persona muere, ―el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio‖ (Eclesiastés
12:7). ¿Quiere decir esto que una entidad espiritual viaja literalmente a través del espacio hasta encontrarse en presencia
de Dios? Desde luego que no. En la Biblia, el verbo volver no denota necesariamente un movimiento real de un lugar a
otro. Por ejemplo, los israelitas infieles recibieron esta exhortación: ―‗Vuelvan a mí, y yo ciertamente volveré a ustedes‘,
ha dicho Jehová de los ejércitos‖ (Malaquías 3:7). En el caso de Israel, ‗volver‘ a Jehová implicaba abandonar su mal
proceder y regirse otra vez por las justas normas divinas. En el caso de Jehová, ‗volver‘ a Israel significaba que mostraría
favor a su pueblo de nuevo. En ambos casos, la acción de ‗volver‘ se refería a un cambio de actitud, y no a un
desplazamiento geográfico literal.
   Así mismo, cuando el espíritu ―vuelve‖ a Dios, no se traslada de la Tierra al ámbito celestial. Una vez que la persona
pierde esa fuerza de vida, solo el Altísimo tiene la capacidad de devolvérsela. De modo que el espíritu ―vuelve al Dios
verdadero‖ en el sentido de que toda esperanza de vida futura para ella depende por completo de Dios.
   Fijémonos, por ejemplo, en lo que dicen las Escrituras sobre la muerte de Jesucristo. El evangelista Lucas relata:
―Jesús llamó con voz fuerte y dijo: ‗Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu‘. Cuando hubo dicho esto, expiró‖ (Lucas
23:46). Jesús no se fue literalmente al cielo en el momento en que su espíritu salió de él, pues no resucitó hasta el tercer
día y tardó otros cuarenta días más en ascender al cielo (Hechos 1:3, 9). Más bien, cuando estaba a punto de morir,
Jesús dejó su espíritu en manos de su Padre, con la total confianza de que Jehová podía devolverle la vida.
     *** pe cap. 8 pág. 79 párr. 9 ¿Qué sucede cuando uno muere? ***
     9
     Como hemos visto, el ―espíritu‖ es algo que difiere de nuestra alma. El espíritu es nuestra fuerza de vida. Esta fuerza
de vida se halla en cada una de las células corporales de los humanos y de los animales. Está sostenida, o se mantiene
viva, por la respiración. Entonces, ¿qué significa el que la Biblia diga que en la muerte ―el polvo vuelve a la tierra . . . y el
espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio‖? (Eclesiastés 12:7) En la muerte, con el tiempo la fuerza de vida sale
de todas las células corporales y el cuerpo empieza a descomponerse. Pero esto no significa que nuestra fuerza vital o
fuerza de vida parte literalmente de la Tierra y viaja a Dios a través del espacio. Más bien, el espíritu regresa a Dios en el
sentido de que ahora nuestra esperanza de vida futura está enteramente en manos de Dios. Solo por Su poder puede el
espíritu, o la fuerza de vida, ser dada de nuevo de modo que volvamos a vivir.—Salmo 104:29, 30.




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Enero
 24 de en.    Lectura de la Biblia: Esdras 6 a 10
 Núm. 1:      Esdras 7:1-17
 Núm. 2:      Cómo demostró Jesús que es digno de ocupar el puesto de Rey
 Núm. 3:      ¿Es Jesucristo realmente Dios? (rs pág. 209 párrs. 1, 2)

 Lectura de la Biblia: Esdras 6 a 10
*** w06 15/1 págs. 19-20 Puntos sobresalientes del libro de Esdras ***
     6:14, 22. Participar con celo en efectuar la voluntad de Jehová redunda en su aprobación y bendición.
   6:21. Al ver el progreso de la obra de Jehová, tanto los samaritanos que vivían en aquella tierra como los judíos
repatriados que se habían dejado llevar por las influencias paganas se sintieron impulsados a efectuar algunos cambios
necesarios. ¿No deberíamos nosotros participar con entusiasmo en proclamar el Reino y en los demás aspectos de la
labor que Dios nos ha encomendado?
   7:1, 7, 11. ¿Se refieren estos versículos al Artajerjes que detuvo las tareas de construcción? No. Artajerjes es el
nombre o título que designa a dos reyes persas. Uno de ellos, Bardiya (o tal vez Gaumata), fue quien ordenó que dejaran
de construir el templo en el año 522. El otro, que vivió en la época en que Esdras regresó a Jerusalén, fue Artajerjes
Longimano.
    7:28–8:20. ¿Por qué muchos de los judíos que vivían en Babilonia fueron reacios a ir con Esdras a Jerusalén?
Jerusalén aún estaba escasamente poblada, a pesar de que habían pasado más de sesenta años desde que el primer
grupo de judíos había regresado. Volver allí significaba empezar una nueva vida en circunstancias incómodas y
peligrosas. En aquel entonces, la ciudad no prometía mucha prosperidad material a los judíos que quizás se habían
hecho ricos en Babilonia. Tampoco hay que olvidar el arriesgado viaje. Los que se mudaran debían tener confianza
absoluta en Jehová, celo por la adoración verdadera y valor. Hasta Esdras se fortaleció gracias a que la mano de Jehová
estuvo sobre él. Con el ánimo que este siervo de Dios les infundió, 1.500 familias —quizás unas 6.000 personas— se
prepararon para el viaje. Y cuando Esdras tomó otras medidas, se les unieron 38 levitas y 220 netineos.
   9:1, 2. ¿Representaba una amenaza muy grave casarse con la gente que vivía en aquella tierra? La nación
restaurada debía custodiar la adoración de Jehová hasta la llegada del Mesías. Casarse con los otros habitantes del país
suponía una seria amenaza para la religión verdadera. Las alianzas matrimoniales que algunos judíos habían formado
con personas idólatras podrían haber llevado a que, con el tiempo, toda la nación fuera absorbida por naciones paganas.
La adoración pura quizás habría desaparecido de la Tierra. Entonces, ¿quiénes recibirían al Mesías? ¡Con razón Esdras
se quedó atónito al ver lo ocurrido!
   10:3, 44. ¿Por qué se despidió a los hijos junto con las esposas? La posibilidad de que las esposas que habían
sido despedidas regresaran habría sido mayor si sus hijos se hubieran quedado. Además, por regla general, los niños
pequeños necesitan el cuidado de sus madres.
    7:10. Esdras nos dejó un excelente ejemplo, ya que fue un estudiante diligente y un buen maestro de la Palabra de
Dios. Cuando iba a consultar la Ley de Jehová, primero oraba para preparar su corazón y luego examinaba atentamente
lo que Jehová decía. Esdras aplicó lo que aprendió y se esforzó por enseñar a los demás.
     7:13. Jehová quiere siervos deseosos de adorarle.
   7:27, 28; 8:21-23. Esdras atribuyó el mérito a Jehová, oró con fervor antes de emprender un viaje largo y peligroso, y
estuvo dispuesto a arriesgar su propia seguridad por la gloria de Dios. Por todo ello, constituye un magnífico ejemplo para
nosotros.
     9:2. Hemos de tomarnos en serio la exhortación de casarnos ―solo en el Señor‖ (1 Corintios 7:39).
     9:14, 15. Las malas compañías pueden hacer que perdamos el favor de Jehová.
   10:2-12, 44. Los hombres que se habían casado con mujeres extranjeras se arrepintieron humildemente y rectificaron
su mal proceder. Tanto su actitud como sus acciones fueron ejemplares.


 Núm. 1:      Esdras 7:1-17



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Núm. 2:        Cómo demostró Jesús que es digno de ocupar el puesto de Rey

*** w09 15/4 págs. 28-32 Valoremos el papel de Jesús, el David y el Salomón Mayor ***

   EL PROFETA Samuel tenía ante sí a un joven pastor de apariencia insignificante. ¿Cómo iba a ser rey ese
muchacho? Además, su ciudad natal, Belén, no era una población importante. Según la Biblia, era un lugar ―demasiado
pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá‖ (Miq. 5:2). Pese a todo, ese simple muchachito estaba a punto de
ser ungido por el profeta para ser el futuro rey de Israel.
     2
    Samuel había ido a la casa de Jesé para ungir al siguiente rey de la nación. El escogido sería uno de los ocho hijos
de este fiel israelita, pero el profeta jamás se imaginó que fuera a ser el menor de ellos, David, quien ni siquiera estaba
presente en esa ocasión. No obstante, Jehová lo había elegido, y eso era lo que contaba (1 Sam. 16:1-10).
     3
     Jehová veía cosas que Samuel no podía ver, como el corazón de David, y lo que veía le agradaba mucho. Para él, lo
importante no es el exterior de la persona, sino el interior (léase 1 Samuel 16:7). Por eso, cuando Samuel se dio cuenta
de que Jehová no había elegido a ninguno de los hijos de Jesé que estaban en su casa, mandó traer al más joven, que
se encontraba pastoreando los rebaños de su padre. El relato dice: ―Por consiguiente, [Jesé] envió y lo hizo venir. Ahora
bien, [David] era rubicundo, un joven de hermosos ojos y gallarda apariencia. Entonces dijo Jehová: ‗¡Levántate, úngelo,
porque este es!‘. Por lo tanto Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu de
Jehová empezó a entrar en operación sobre David desde aquel día en adelante‖ (1 Sam. 16:12, 13).
                                            Sigamos a nuestro Pastor y Rey
     6
     Tal como David fue pastor, Jesús también lo es. Ahora bien, ¿qué se requiere para ser un buen pastor? Hay que
cuidar y alimentar constantemente al rebaño y protegerlo con valor de los peligros (Sal. 23:2-4). En su juventud David
cuidó muy bien las ovejas de su padre y las protegió de los depredadores. Por ejemplo, arriesgó su vida para defender al
rebaño de un león y de un oso (1 Sam. 17:34, 35).
     7
     Los años que pasó David en el campo cuidando ovejas lo prepararon para las importantes obligaciones que asumiría
al convertirse en el pastor de la nación de Israel (Sal. 78:70, 71). Jesús también ha demostrado ser un pastor ejemplar. Él
pastorea al ―rebaño pequeño‖ y a las ―otras ovejas‖ gracias a las fuerzas y la guía que Jehová le da (Luc. 12:32; Juan
10:16). Sin lugar a dudas, él es el Pastor Excelente. Conoce tan bien a sus ovejas que las llama a todas por su nombre.
Además, las quiere tanto que cuando estuvo en la Tierra hizo muchos sacrificios por ellas (Juan 10:3, 11, 14, 15). Ahora
bien, Jesús logró algo que David jamás hubiera podido lograr. Su sacrificio redentor abrió la puerta para que la
humanidad sea rescatada de la muerte. Nada impedirá que guíe a los miembros del ―rebaño pequeño‖ hasta los cielos,
donde recibirán vida inmortal, ni que conduzca a sus ―otras ovejas‖ a un nuevo mundo de justicia, donde podrán vivir para
siempre sin temor a los depredadores (léase Juan 10:27-29).
                                                Sigamos al Rey victorioso
     8
     El rey David fue un guerrero que protegió con valentía al pueblo de Dios, y ―Jehová siguió salvando a David
dondequiera que [iba]‖. Bajo el reinado de David, el territorio de Israel llegó a abarcar desde el río de Egipto hasta el río
Éufrates (2 Sam. 8:1-14). Gracias a la fuerza de Jehová, él se convirtió en un poderoso gobernante. La Biblia dice: ―La
fama de David empezó a salir a todas las tierras, y Jehová mismo puso el pavor de él sobre todas las naciones‖ (1 Cró.
14:17).
     9
     Al igual que David, Jesús fue valeroso e intrépido. Después de que Jehová lo ungió para ser rey, él demostró que
tenía autoridad sobre los demonios librando a muchas víctimas de sus garras (Mar. 5:2, 6-13; Luc. 4:36). Ni siquiera
Satanás, el principal enemigo de Dios, tenía poder sobre él. Con la ayuda de Jehová, Jesús venció al mundo, que está en
el poder del Diablo (Juan 14:30; 16:33; 1 Juan 5:19).
     10
       Unos sesenta años después de que Jesús resucitó y ascendió al cielo, el apóstol Juan lo vio en una visión profética
como Rey victorioso y poderoso Guerrero en el cielo. Esto fue lo que Juan escribió: ―¡Miren!, un caballo blanco; y el que
iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria‖ (Rev. 6:2).
El jinete del caballo blanco es Jesús. La corona la recibió en 1914, cuando fue entronizado como Rey del Reino celestial,
tras lo cual ―salió venciendo‖. Como vemos, Jesús es un rey victorioso, igual que David. Poco después de recibir el Reino
luchó contra el Diablo, lo venció y lo arrojó a la Tierra junto con sus demonios (Rev. 12:7-9). Jesús seguirá cabalgando
hasta que culmine su victoria, hasta que destruya por completo el malvado sistema de Satanás (léase Revelación 19:11,
19-21).


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      Ahora bien, Jesús también es un rey compasivo, como lo fue David. Por eso protegerá a la ―gran muchedumbre‖
durante el Armagedón (Rev. 7:9, 14). Además, bajo el reinado de Jesús y sus coherederos, los 144.000, habrá
―resurrección así de justos como de injustos‖ en la Tierra (Hech. 24:15). Y quienes resuciten tendrán la posibilidad de vivir
para siempre. ¡Qué magnífico futuro! Sigamos, pues, resueltos a hacer ―lo que es bueno‖. Así podremos ver el día en que
reine la justicia en la Tierra y este planeta esté poblado por felices súbditos del David Mayor (Sal. 37:27-29).
                                        Jehová contesta la oración de Salomón
     12
     Salomón, el hijo de David, también prefiguró a Jesús. Cuando subió al trono, Jehová se le apareció en un sueño y le
prometió que le concedería cualquier cosa que le pidiera. El rey pudo haberle pedido más riquezas y poder, o una vida
más larga. Pero pensando en el bien de sus súbditos, le dijo: ―Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir
delante de este pueblo y para que pueda entrar, porque ¿quién podría juzgar a este gran pueblo tuyo?‖ (2 Cró. 1:7-10). Y
Jehová le concedió lo que le había pedido (léase 2 Crónicas 1:11, 12).
     13
      Durante el tiempo en que Salomón se mantuvo fiel a Jehová, nadie pudo superarlo en sabiduría. De hecho,
Salomón pronunció ―tres mil proverbios‖ (1 Rey. 4:30, 32, 34). Muchos de ellos se pusieron por escrito, y hasta el día de
hoy suministran guía y dirección a quienes aman la sabiduría. La reina de Seba viajó 2.400 kilómetros (1.500 millas) para
poner a prueba la sabiduría de Salomón con ―preguntas de las que causan perplejidad‖ y quedó muy impresionada por
las respuestas del rey y por la prosperidad de su reino (1 Rey. 10:1-9). La Biblia revela el verdadero origen de la
sabiduría de Salomón: ―Toda la gente de la tierra venía buscando el rostro de Salomón para oír su sabiduría que Dios
había puesto en su corazón‖ (1 Rey. 10:24).
                                                Sigamos al Rey más sabio
     14
       Solo ha habido un hombre más sabio que Salomón, y ese fue Jesucristo. Él mismo dijo que era ―algo más que
Salomón‖ (Mat. 12:42). Jesús pronunció ―dichos de vida eterna‖ (Juan 6:68). Por ejemplo, en el Sermón del Monte amplió
algunos principios que aparecen en el libro de los Proverbios. Salomón habló de varias cosas que producen felicidad a
los siervos de Jehová (Pro. 3:13; 8:32, 33; 14:21; 16:20). Y Jesús, por su parte, recalcó que lo que produce verdadera
felicidad son los asuntos espirituales, todo aquello que está relacionado con la adoración a Jehová y el cumplimiento de
sus promesas. Dijo: ―Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el
reino de los cielos‖ (Mat. 5:3). Quienes ponen en práctica los principios contenidos en las enseñanzas de Jesús se
acercan a Jehová, ―la fuente de la vida‖ (Sal. 36:9; Pro. 22:11; Mat. 5:8). Cristo representa ―la sabiduría de Dios‖ (1 Cor.
1:24, 30). Y como Rey Mesiánico, tiene ―el espíritu de sabiduría‖ (Isa. 11:2).
     15
       ¿Cómo podemos nosotros, los seguidores del Salomón Mayor, encontrar la sabiduría divina? Puesto que la
sabiduría divina se encuentra en la Palabra de Dios, debemos esforzarnos por estudiarla detenidamente y meditar en
ella, sobre todo en las enseñanzas de Jesús (Pro. 2:1-5). Además, debemos seguir pidiéndole a Jehová que nos dé
sabiduría. La Biblia nos asegura que él contestará nuestras súplicas sinceras y nos dará el espíritu santo que
necesitamos para hallar las perlas de sabiduría que en ella se encuentran (Sant. 1:5). Estas nos ayudarán a sobrellevar
nuestros problemas y a tomar buenas decisiones (Luc. 11:13). A Salomón también se le conoce como ―el congregador‖
porque reunió al pueblo para adorar a Dios y porque ―enseñó de continuo conocimiento a la gente‖ (Ecl. 12:9, 10). Jesús,
que es Cabeza de la congregación cristiana, también es el congregador de su pueblo, pues invita a sus seguidores a
adorar a Jehová (Juan 10:16; Col. 1:18). Por eso debemos asistir a todas las reuniones, ya que allí se nos instruye de
continuo.
     16
      Salomón fue un rey muy emprendedor. Organizó un programa de construcción a escala nacional. Construyó
palacios, caminos, redes de agua y ciudades para almacenamiento, para los carros y para la caballería, todo esto para
beneficio del pueblo (1 Rey. 9:17-19). Pues bien, también Jesús es en cierto sentido un constructor. Él edificó su
congregación en una ―masa rocosa‖ (Mat. 16:18). Y, además, supervisará los trabajos de construcción que se llevarán a
cabo en el nuevo mundo (Isa. 65:21, 22).
                                                Sigamos al Rey de la paz
     17
      El nombre Salomón proviene de una raíz hebrea que significa ―paz‖. El rey Salomón gobernaba el país desde
Jerusalén, nombre que en hebreo significa ―Posesión de Paz Doble‖, y su reinado de cuarenta años fue un período de
paz sin precedentes en la historia de Israel. La Biblia dice sobre aquellos años: ―Judá e Israel continuaron morando en
seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer -seba, todos los días
de Salomón‖ (1 Rey. 4:25). Sin embargo, pese a toda su sabiduría, este rey no pudo librar a sus súbditos de la
enfermedad, el pecado y la muerte. En cambio, el Salomón Mayor sí librará a sus súbditos de todos los sufrimientos
(léase Romanos 8:19-21).



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      En la congregación cristiana ya disfrutamos de un ambiente de paz. Así es, vivimos en un paraíso espiritual.
Estamos en paz con Dios y con el prójimo. Isaías habló proféticamente de las condiciones que tendríamos hoy: ―Tendrán
que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación,
ni aprenderán más la guerra‖ (Isa. 2:3, 4). Cuando actuamos en conformidad con el espíritu de Dios, contribuimos a la
belleza de nuestro paraíso espiritual.
     19
     Pero el futuro que nos espera es aún mejor. Bajo el reinado de Jesús, los seres humanos obedientes disfrutarán de
paz absoluta. Poco a poco irán librándose de ―la esclavitud a la corrupción‖ hasta alcanzar la perfección (Rom. 8:21).
Después de pasar la última prueba al final del Reinado Milenario, ―los mansos mismos poseerán la tierra, y
verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz‖ (Sal. 37:11; Rev. 20:7-10). No hay duda alguna: el
reinado de Jesucristo superará al de Salomón de una manera que no podemos siquiera imaginar.
 Núm. 3:       ¿Es Jesucristo realmente Dios? (rs pág. 209 párrs. 1, 2)

*** rs pág. 209 Jesucristo ***
¿Es Jesucristo realmente Dios?
    Juan 17:3, VV (1977): ―[Jesús oró a su Padre:] Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero
[―solo Dios verdadero‖, TA], y a Jesucristo, a quien has enviado.‖ (Note que Jesús no se refirió a sí mismo, sino a su
Padre en el cielo, como ―el único Dios verdadero‖.)
   Juan 20:17, VV (1977): ―Jesús le dijo [a María Magdalena]: Suéltame, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a
mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.‖ (Así que, para el resucitado
Jesús, el Padre era Dios, al igual que el Padre era Dios para María Magdalena. Es interesante que no hallamos ni una
sola vez en las Escrituras que el Padre haya llamado al Hijo ―mi Dios‖.)




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Enero
 31 de en.    Lectura de la Biblia: Nehemías 1 a 4
 Núm. 1:      Nehemías 2:11-20
 Núm. 2:      ¿Prueba Juan1:1 que Jesús sea Dios? (rs pág. 209 párr. 4–pág. 210 párr.1)
 Núm. 3:      Como podemos aplicar las palabras de Jesús registradas en Mateo 22:21

 Lectura de la Biblia: Nehemías 1 a 4
*** w06 1/2 págs. 8-9 Puntos sobresalientes del libro de Nehemías ***
    1:1; 2:1. ¿Se cuenta el “año veinte” al que hacen referencia estos dos versículos desde el mismo punto de
referencia? Sí, se trata del año vigésimo del reinado de Artajerjes, aunque el sistema de cálculo utilizado en estos
versículos varía. Las pruebas históricas señalan el 475 antes de nuestra era como el año en que Artajerjes ascendió al
trono. Puesto que los escribas babilonios contaban los años de los reyes persas de nisán (marzo-abril) a nisán, el primer
año de aquel monarca comenzó en nisán de 474; por lo tanto, el año veinte del que habla Nehemías 2:1 empezó en
nisán de 455. El mes de kislev (noviembre-diciembre) mencionado en Nehemías 1:1 es, lógicamente, el del año anterior,
el 456. Según Nehemías, ese mes también correspondió al año veinte del reinado de Artajerjes. Es probable que en este
caso comenzara a contar desde la fecha en que el monarca heredó el trono, o que utilizara lo que los judíos llaman hoy el
año civil, que comienza en el mes de tisri (septiembre-octubre). De cualquier modo, el año en que se emitió la orden de
restaurar Jerusalén fue el 455 antes de nuestra era.
   4:17, 18. ¿Cómo podía un hombre trabajar en la reconstrucción con una sola mano? Para los que cargaban
materiales, esto no representaría ningún problema. Una vez puesta la carga sobre la cabeza o los hombros, podrían
sujetarla fácilmente con una mano ―mientras la otra mano tenía asido el proyectil‖. Los constructores, que necesitaban
ambas manos para trabajar, ―estaban ceñidos, cada cual con su espada sobre la cadera, mientras edificaban‖. Todos
estaban listos para repeler en cualquier momento un ataque del enemigo.
   1:4; 2:4; 4:4, 5. Al encararnos a situaciones difíciles o decisiones importantes, debemos ―persever[ar] en la oración‖ y
seguir la dirección teocrática (Romanos 12:12).
     1:11–2:8; 4:4, 5, 15, 16; 6:16. Jehová responde las oraciones sinceras de sus siervos (Salmo 86:6, 7).
    1:4; 4:19, 20; 6:3, 15. La ternura que caracterizó a Nehemías no le impidió ser un hombre de acción que luchó
firmemente por la justicia.
   1:11–2:3. Lo que más gozo le produjo a Nehemías no fue su prestigioso cargo como copero del rey, sino fomentar la
adoración pura. ¿No deberían ser la adoración de Jehová y todo cuanto la promueva nuestro principal objeto de interés y
motivo de gozo?
    2:4-8. Jehová hizo que Artajerjes le concediera autorización a Nehemías para ir a Jerusalén y reconstruir la muralla.
―El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová —dice Proverbios 21:1—. Adondequiera que él
se deleita en hacerlo, lo vuelve.‖
   3:5, 27. No debemos considerar degradante el trabajo manual que se realiza en favor de la adoración verdadera,
como hicieron los ―majestuosos‖ de los teqoítas; más bien, debemos imitar a los teqoítas comunes que trabajaron con
gusto.
   3:10, 23, 28-30. Aunque algunos pueden mudarse a donde hay mayor necesidad de proclamadores del Reino,
muchos apoyamos la adoración verdadera desde nuestra localidad. Lo hacemos tomando parte en la construcción de
Salones del Reino y en las labores de socorro cuando ocurren desastres, pero, sobre todo, predicando el Reino.
   4:14. Cuando nos enfrentemos a la oposición, nosotros también podremos vencer el miedo teniendo presente a Aquel
que es ―el Grande y el Inspirador de temor‖.

 Núm. 1:      Nehemías 2:11-20

  Núm. 2: ¿Prueba Juan1:1 que Jesús sea Dios? (rs pág. 209 párr. 4–pág. 210 párr.1)
*** rs pág. 209 - pág. 210 Jesucristo ***
        ¿Prueba Juan 1:1 que Jesús sea Dios?
         Juan 1:1 VV (1977): ―En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios [también
        GR, CI, Str].‖ NE dice: ―lo que Dios era, la Palabra lo era‖. Mo dice: ―el Logos era divino‖. AT y Sd nos dicen
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        16                                                                                                     | EMT 2011
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          que ―la Palabra era divina‖. La versión interlineal ED dice: ―un dios era la Palabra‖. NM dice: ―la Palabra era
          un dios‖; NTIV usa las mismas palabras.
            ¿Qué ven estos traductores en el texto griego que hace que algunos de ellos se abstengan de verterlo: ―la
          Palabra era Dios‖? El artículo definido (el) aparece antes de la palabra the·os′ (Dios) la primera vez que esta
          se usa, pero no la segunda vez. El uso del sustantivo con el artículo indica una identidad, una personalidad,
          mientras que el uso de un predicado nominal en singular sin artículo antes del verbo (conforme se construye
          la oración en griego) indica que se trata de cierta cualidad de alguien. Por eso el texto no está diciendo que
          la Palabra (Jesús) fuera lo mismo que el Dios con quien estaba, sino que la Palabra era semejante a Dios,
          divino, un dios. (Véase NM, edición con referencias, de 1984, en inglés, pág. 1579.)
          ¿Qué quiso decir el apóstol Juan al escribir Juan 1:1? ¿Quiso decir que Jesús mismo es Dios, o acaso que
          Jesús y el Padre componen un Dios? En el mismo capítulo, versículo 18, Juan escribió: ―A Dios nadie
          [―ningún hombre, KJ, Dy] le ha visto jamás; el unigénito Hijo [―el dios unigénito‖, NM], que está en el seno del
          Padre, él le ha dado a conocer‖ (VV [1977]). ¿Había visto algún ser humano a Jesucristo, el Hijo? ¡Claro que
          sí! Por lo tanto, ¿estaba diciendo Juan que Jesús era Dios? Es obvio que no es así. A fines de su Evangelio,
          Juan resumió el asunto, diciendo: ―Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, [no Dios,
          sino] el Hijo de Dios‖. (Juan 20:31, VV [1977].)

Núm. 3:        Como podemos aplicar las palabras de Jesús registradas en Mateo 22:21
*** w09 15/6 págs. 19-20 Digámosle siempre la verdad a nuestro prójimo ***
                                             Digamos la verdad a las autoridades
     16
      Jesús mandó: ―Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios‖ (Mat. 22:21). ¿Cuáles son las
cosas que le debemos al César, es decir, a las autoridades? Pues bien, la conversación en la que Jesús pronunció estas
palabras giraba en torno a los impuestos. De modo que para tener una conciencia limpia ante Dios y los hombres,
debemos obedecer las leyes del país en el que vivimos, incluidas las que rigen el pago de impuestos (Rom. 13:5, 6). Aun
así, reconocemos que Jehová es la Autoridad Suprema, el único Dios verdadero, y lo amamos con todo el corazón, el
alma, la mente y las fuerzas (Mar. 12:30; Rev. 4:11). Por eso, solo él merece nuestra obediencia absoluta e incondicional
(léase Salmo 86:11, 12).
     17
      En muchos países existen programas de asistencia social. No hay nada de malo en que los cristianos se beneficien
de dichos programas, pero deben reunir los requisitos necesarios. Quienes hablan con la verdad no dan información falsa
o engañosa al gobierno a fin de recibir asistencia pública.

*** w96 1/5 págs. 16-18 Paguemos al César las cosas del César ***
                                                      “Las cosas de Dios”
     5
    Los cristianos han tenido que asegurarse de no dar al César lo que pertenece a Dios en especial desde el año 1914,
cuando Jehová Dios, el Altísimo, empezó a gobernar como rey mediante el Reino mesiánico de Cristo. (Revelación
[Apocalipsis] 11:15, 17.) Hoy más que nunca, la ley de Dios pide a los cristianos ‗que no sean parte del mundo‘. (Juan
17:16.) Estando dedicados a Dios, el Dador de la Vida, tienen que demostrar claramente que ya no se pertenecen a sí
mismos. (Salmo 100:2, 3.) Como escribió Pablo, ―pertenecemos a Jehová‖. (Romanos 14:8.) Además, los cristianos son
ordenados ministros de Dios al momento de su bautismo, lo que los faculta para repetir las palabras de Pablo: ―Dios [...]
nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros‖. (2 Corintios 3:5, 6.)
     6
     El apóstol Pablo también escribió: ―Glorifico mi ministerio‖. (Romanos 11:13.) No cabe duda de que debemos copiar
su ejemplo. Tanto si somos ministros de tiempo completo como si no, tengamos en cuenta que es Jehová mismo quien
nos ha asignado nuestro ministerio. (2 Corintios 2:17.) Siendo que algunas personas pueden cuestionar nuestra postura,
es preciso que todo cristiano dedicado y bautizado esté pronto a suministrar prueba contundente y positiva de que es en
verdad ministro de las buenas nuevas. (1 Pedro 3:15.) Además, su conducta da prueba de su ministerio. Como ministro
de Dios ha de abogar por la sana moral y practicarla, defender la unidad familiar, ser honrado y observar la ley y el orden.
(Romanos 12:17, 18; 1 Tesalonicenses 5:15.) Las cosas más importantes en la vida del cristiano son su relación con Dios
y el ministerio que él le ha asignado. No puede renunciar a ellas a instancias del César, pues es obvio que se cuentan
entre las ―cosas de Dios‖.
                                                      “Las cosas de César”
     7
     Los testigos de Jehová saben que deben ―sujeción a las autoridades superiores‖, esto es, los dirigentes
gubernamentales. (Romanos 13:1.) Por consiguiente, su conciencia educada por la Biblia les permite satisfacer las
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          17                                                                                                      | EMT 2011
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exigencias legítimas del César, o el Estado. Los verdaderos cristianos, por ejemplo, figuran entre los contribuyentes más
ejemplares de la Tierra. El periódico alemán Münchner Merkur informó lo siguiente de los testigos de Jehová: ―Son las
personas más honradas y puntuales en el pago de impuestos de la República Federal‖. En Italia, el periódico La Stampa
comentó: ―No hay ciudadanos más leales: no tratan de evitar el pago de los impuestos ni procuran lucrarse evadiendo
leyes inconvenientes‖. Los siervos de Jehová lo hacen ―por causa de su conciencia‖. (Romanos 13:5, 6.)
     8
     ¿Se circunscriben las ―cosas de César‖ solo al pago de impuestos? No. Pablo incluyó otras, como el temor y la
honra. En su Critical and Exegetical Hand-Book to the Gospel of Matthew (Manual crítico y exegético del Evangelio de
Mateo), el erudito alemán Heinrich Meyer escribió: ―Por [las cosas del César] [...] no hemos de entender meramente el
impuesto civil, sino todo aquello a lo que el César tenía derecho en virtud de su legítimo regir‖. El historiador
E. W. Barnes, en su obra The Rise of Christianity (La aparición del cristianismo), comentó que el cristiano pagaría los
impuestos que debiera y ―aceptaría asimismo toda otra obligación impuesta por el Estado, siempre y cuando no se le
exigiera dar al César las cosas que fueran de Dios‖.
     9
      ¿Qué cosas pudiera reclamar el Estado sin invadir el ámbito de lo que le corresponde a Dios por legítimo derecho?
Algunos han pensado que es admisible dar dinero al César bajo la forma de impuestos y nada más. Ciertamente les
incomodaría dar al César cualquier cosa que les consumiera el tiempo que pudieran emplear en actividades teocráticas.
No obstante, si bien es cierto que debemos ‗amar a Jehová nuestro Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas‘,
también lo es que él cuenta con que pasaremos tiempo en actividades ajenas al servicio sagrado. (Marcos 12:30;
Filipenses 3:3.) Por ejemplo, al cristiano casado se le aconseja dedicar tiempo a complacer a su cónyuge. No hay nada
de malo en tales actividades, a pesar de que el apóstol Pablo las llama ―las cosas del mundo‖, no ―las cosas del Señor‖.
(1 Corintios 7:32-34; compárese con 1 Timoteo 5:8.)
     10
       Además, Cristo autorizó a sus seguidores a ―pagar‖ impuestos, lo que indudablemente supone invertir tiempo
dedicado a Jehová, puesto que toda nuestra vida está dedicada a él. Si el impuesto promedio sobre la renta en un
determinado país es del 33% (en algunos países es mayor), esto significa que el empleado medio paga anualmente al
fisco el equivalente a cuatro meses de salario. Dicho de otro modo, al final de su vida laboral, el empleado medio habrá
pasado cerca de quince años trabajando para ganar el dinero de los impuestos exigidos por ―César‖. Considere también
el asunto de la escolaridad. La legislación de casi todo país exige que los padres envíen sus hijos a la escuela por una
cantidad mínima de años, la cual varía de un país a otro. En la mayoría de los países, la escolaridad obligatoria abarca
un período de tiempo considerable. Aunque es verdad que dicha educación suele ser útil, es el César quien determina
cuántos años de su vida debe emplear el niño estudiando, y los padres cristianos acatan su decisión.

*** it-1 págs. 465-466 César ***
   Dios y César. Tan solo hay registro de una ocasión en la que Jesús hiciera mención de César, aquella en la que
estableció el siguiente principio: ―Por lo tanto, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios‖. (Mt
22:17-21; Mr 12:14-17; Lu 20:22-25.) Jesús hizo esta declaración en respuesta a una cuestión sobre el pago de la
―capitación‖ de los judíos al Estado romano. Por lo tanto, la pregunta tenía que ver con una ley implantada o práctica
común, de lo que se deduce que ni la pregunta ni la respuesta se circunscribían a Tiberio, quien entonces estaba
gobernando. (Compárese con Mt 17:25.) ―César‖ significaba o simbolizaba la autoridad civil, el Estado, personificado en
sus representantes debidamente nombrados, lo que Pablo llama ―las autoridades superiores‖, y Pedro, ―un rey‖ y sus
―gobernadores‖. (Ro 13:1-7; Tit 3:1; 1Pe 2:13-17; véase AUTORIDADES SUPERIORES.)
   En consecuencia, las ―cosas‖ de César eran el pago debido por los servicios que prestaba el gobierno civil, servicios
por los que el gobierno exigía impuestos o tributo. A pesar de su prepotencia, el estado romano prestaba numerosos
servicios a sus súbditos: la construcción de carreteras, un sistema de correos, el mantenimiento del orden civil y la
protección contra los delincuentes. El pueblo pagaba estos servicios por medio de los impuestos. Y esto fue lo que
subrayó Jesús al referirse a la moneda del César como ―la moneda de la capitación‖. (Mt 22:19.)
    La autoridad del ―César‖ para exigir tributo incluso de los cristianos no le permitía interferir en las obligaciones de
estos para con Dios, pues Jesús dijo que había que pagar ―a Dios las cosas de Dios‖. (Mt 22:21.) Los apóstoles de Jesús
mostraron que entendían que la obediencia que debían a las autoridades humanas tenía ciertos límites —esto es, era
relativa y no absoluta—, pues cuando se les llevó delante del Tribunal Supremo judío, declararon con firmeza: ―Tenemos
que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres‖, es decir, siempre que las leyes o requisitos
humanos estuvieran en conflicto con los de Dios. (Hch 5:29.)




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Febrero
 7 de feb.   Lectura de la Biblia: Nehemías 5 a 8
 Núm. 1:     Nehemías 6:1-13
 Núm. 2:     ¿Qué lección de hospitalidad nos enseñan Lidia, Gayo y Filemón?
 Núm. 3:     ¿Prueba la exclamación de Tomás en Juan 20:28 que Jesús sea en verdad Dios? (rs pág. 210 párr. 2-4)

   Lectura de la Biblia: Nehemías 5 a 8
*** w06 1/2 pág. 9 Puntos sobresalientes del libro de Nehemías ***
    5:7. ¿En qué sentido empezó Nehemías “a señalar faltas a los nobles y a los gobernantes diputados”? Estos
hombres estaban prestando con usura a sus hermanos judíos en contra de lo dispuesto en la Ley mosaica (Levítico
25:36; Deuteronomio 23:19). El interés que exigían era muy alto. Si se pagaba mensualmente, ―la centésima‖ equivaldría
al 12% anual (Nehemías 5:11). Era una crueldad imponer semejante carga al pueblo, que ya de por sí estaba agobiado
por los impuestos y la escasez de alimentos. Nehemías les ‗señaló sus faltas‘ a los ricos al emplear la Ley de Dios para
reprenderlos con severidad y denunciar su mal proceder.
   6:5. Puesto que las cartas confidenciales solían ir en bolsas selladas, ¿por qué envió Sanbalat “una carta
abierta” a Nehemías? Quizás la intención de Sanbalat era divulgar las acusaciones falsas que esta contenía. Tal vez
esperaba que Nehemías se enojara tanto que interrumpiera la construcción para ir a defenderse personalmente. O puede
que haya pensado que su contenido alarmaría tanto a los judíos que estos detendrían las obras por completo. Pero
Nehemías no se intimidó y prosiguió con calma la obra encomendada por Dios.
   5:14-19. El gobernador Nehemías es un magnífico ejemplo de humildad, altruismo y discreción para los
superintendentes cristianos. Aun cuando aplicaba la Ley de Dios con mucho celo, no se aprovechó de su posición para
lucrarse, sino que se interesó por los oprimidos y los pobres. Su generosidad constituye un modelo sobresaliente para
todos los siervos de Dios.
     7:6-67. ¿Por qué difieren las listas de Nehemías y Esdras en la cantidad de miembros de las familias que
volvieron a Jerusalén con Zorobabel? (Esdras 2:1-65.) La diferencia pudiera obedecer a que Esdras y Nehemías
utilizaron diferentes fuentes. Por ejemplo, es posible que el número de los que se registraron para regresar
no correspondiera al número de los que efectivamente regresaron. Las variantes también pudieran deberse a que
algunos judíos no lograran demostrar su linaje en un principio, pero lo hicieran después. Sea como fuere, ambos relatos
coinciden en un punto: la cifra de los que regresaron inicialmente fue de 42.360, sin contar a los esclavos ni a los
cantores.
 Núm. 1:     Nehemías 6:1-13

 Núm. 2:     ¿Qué lección de hospitalidad nos enseñan Lidia, Gayo y Filemón?

*** w96 15/9 pág. 28 Lidia: hospitalaria dama que adoraba a Dios ***
                                        “Sencillamente nos obligó a aceptar”
   Antes de conocer a Lidia, es posible que los misioneros tuvieran que contentarse con hospedaje por el que tenían que
pagar. Pero ella les ofreció albergue de todo corazón. Sin embargo, el hecho de que tuviera que insistir indica que Pablo
y sus compañeros opusieron cierta resistencia. ¿Por qué razón? Porque Pablo deseaba ‗proporcionar las buenas nuevas
sin costo, para no abusar de su autoridad‘ ni convertirse en una carga para nadie. (1 Corintios 9:18; 2 Corintios 12:14.)
Lucas añade: ―Ahora bien, cuando fueron bautizadas ella y su casa, ella dijo con súplica: ‗Si ustedes me han juzgado fiel
a Jehová, entren en mi casa y quédense‘. Y sencillamente nos obligó a aceptar‖. (Hechos 16:15.) La principal
preocupación de Lidia era ser fiel a Jehová, por lo que parece que su ofrecimiento de hospitalidad fue una demostración
de fe. (Compárese con 1 Pedro 4:9.) ¡Qué ejemplo! ¿Nos valemos nosotros también de nuestras posesiones para
fomentar los intereses de las buenas nuevas?
                                               Los hermanos de Filipos
    Cuando Pablo y Silas salieron de prisión después del incidente con la esclava endemoniada, regresaron a casa de
Lidia, donde hallaron algunos hermanos. (Hechos 16:40.) Los creyentes de la nueva congregación filipense tal vez
tuvieran allí su local de reuniones habitual. Es lógico pensar que el hogar de Lidia permaneciera com o centro de la
actividad teocrática en la ciudad.


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       19                                                                                                  | EMT 2011
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   La afectuosa hospitalidad que demostró Lidia desde el comienzo resultó ser la nota característica de la entera
congregación. A pesar de ser pobres, los filipenses enviaron en varias ocasiones a Pablo las cosas que necesitaba, lo
que suscitó muestras de gratitud del apóstol. (2 Corintios 8:1, 2; 11:9; Filipenses 4:10, 15, 16.)
   En la carta que envió Pablo a los Filipenses entre los años 60 y 61 de nuestra era no se hace mención de Lidia. Las
Escrituras no dicen qué le ocurrió después de los sucesos narrados en el capítulo 16 de Hechos. No obstante, lo poco
que se dice de esta mujer dinámica nos infunde deseos de seguir ―la senda de la hospitalidad‖. (Romanos 12:13.)
¡Cuánto agradecemos contar con cristianos como Lidia! Su espíritu contribuye grandemente a que reine el afecto y la
amistad en las congregaciones, para gloria de Jehová Dios.
*** w96 15/11 págs. 12-13 Los superintendentes viajantes: dádivas en hombres ***
                                              “No olviden la hospitalidad”
     12
      Ser hospitalario es otro modo de mostrar amor y aprecio a los superintendentes viajantes cristianos. (Hebreos 13:2.)
El apóstol Juan elogió a Gayo por recibir con hospitalidad a los que visitaban la congregación como misioneros viajantes.
Juan escribió: ―Amado, estás haciendo trabajo fiel en cualquier cosa que haces para los hermanos —y hasta siendo
extraños— que han dado testimonio de tu amor delante de la congregación. A estos tendrás la bondad de poner en
camino de una manera digna de Dios. Pues fue a favor del nombre de él que salieron, sin tomar nada de la gente de las
naciones. Nosotros, por lo tanto, estamos obligados a recibir hospitalariamente a tales personas, para que lleguemos a
ser colaboradores en la verdad‖. (3 Juan 5-8.) En la actualidad podemos promover la predicación del Reino recibiendo de
igual manera con hospitalidad a los superintendentes viajantes y sus esposas. Los ancianos locales deben asegurarse de
que el alojamiento sea satisfactorio; sin embargo, un superintendente de distrito dijo: ―Nuestra estancia con los hermanos
no debería depender de quién está en condición de hacer algo por nosotros. No deberíamos ni siquiera dar esa
impresión. Debemos estar dispuestos a aceptar la hospitalidad de cualquiera de nuestros hermanos, sea rico o pobre‖.
     13
        La hospitalidad puede reportar beneficios mutuos. ―Mi familia tenía la costumbre de hospedar a los
superintendentes viajantes en casa —recuerda Jorge, un anterior superintendente de circuito que ahora sirve en Betel—.
Creo que esas visitas me ayudaron más de lo que entonces me daba cuenta. En la adolescencia tuve problemas
espirituales. Mi madre se preocupó, pero no sabía cómo ayudarme, y por ello le pidió al superintendente de circuito que
hablara conmigo. Al principio lo evité, pues temía que me reprendiera. Pero con su amabilidad, finalmente se ganó mi
confianza. Me invitó a comer con él un lunes, y le abrí el corazón porque estaba seguro de que me entendía. Me escuchó
con atención. Sus recomendaciones prácticas surtieron efecto, y empecé a progresar espiritualmente.‖
*** w92 15/4 pág. 24 „Exhortemos sobre la base del amor‟ ***
                                              Asuntos resueltos con amor
   Pablo se sintió impelido a escribir a Filemón respecto a Onésimo. Escribió la carta de su propia mano, sin utilizar a un
secretario como era su costumbre (versículo 19). Aparte unos minutos para leer en su totalidad la breve carta a Filemón.
Notará que después de presentarse y desear a Filemón y su casa ―bondad inmerecida y paz‖, Pablo encomió a Filemón
por ‗su amor y la fe que tenía para con el Señor Jesús y para con todos los santos‘ (versículos 1-7).
    Pablo pudo haber recurrido fácilmente a su autoridad como apóstol y haber ‗ordenado a Filemón que hiciera lo que es
propio‘, pero en vez de eso Pablo ‗exhortó sobre la base del amor‘. Confirmó el hecho de que Onésimo en realidad se
había hecho hermano cristiano, uno que había demostrado ser útil a Pablo. El apóstol admitió: ―Quisiera retenerlo [a
Onésimo] para mí mismo para que, en lugar de a ti, siguiera ministrándome a mí en las cadenas de prisión que llevo por
las buenas nuevas. Pero —continuó Pablo— sin tu consentimiento no quiero hacer nada, para que tu buen acto no sea
como obligado, sino de tu propia voluntad‖ (versículos 8-14).
    Así que el apóstol instó a Filemón a aceptar de vuelta a su ex esclavo como hermano. ―Recíbelo amablemente como
lo harías conmigo‖, escribió Pablo. Esto no significaba que a Onésimo se le tendría que liberar de la servidumbre. Pablo
no estaba haciendo campaña para cambiar el orden social existente de su tiempo. (Compárese con Efesios 6:9;
Colosenses 4:1; 1 Timoteo 6:2.) Sin embargo, la relación entre amo y esclavo estaría templada indudablemente por el
vínculo cristiano que ahora existía entre Filemón y Onésimo. Filemón vería a Onésimo ―como más que esclavo, como
hermano amado‖ (versículos 15-17).
    No obstante, ¿qué pasaría con las deudas que quizás había contraído Onésimo, tal vez como resultado de su hurto?
De nuevo Pablo apela a su amistad con Filemón y dice: ―Si te hizo alguna injusticia o te debe algo, tenlo cargado a mi
cuenta‖. Pablo manifestó confianza en que Filemón mostraría un espíritu perdonador al ir más allá de lo que le pedía
Pablo. Puesto que Pablo esperaba quedar pronto en libertad, hasta hizo planes para disfrutar de la hospitalidad de
Filemón en el futuro cercano. Después de enviar algunos saludos adicionales y desear a Filemón ―la bondad inmerecida
del Señor Jesucristo‖, Pablo terminó su carta (versículos 18-25).
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          20                                                                                                 | EMT 2011
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 Núm. 3: ¿Prueba la exclamación de Tomás en Juan 20:28 que Jesús sea en verdad Dios? (rs pág. 210 párr. 2-4)
*** rs pág. 210 - pág. 211 Jesucristo ***
     ¿Prueba la exclamación de Tomás en Juan 20:28 que Jesús sea en verdad Dios?
      Juan 20:28 (VV [1977]) dice: ―Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!‖.
       No es de ningún modo objetable el referirse a Jesús como ―Dios‖, si esto era lo que Tomás tenía presente.
     Esto estaría en armonía con las palabras que Jesús mismo citó de los Salmos, donde a hombres poderosos, a
     jueces, se les llamó ―dioses‖ (Juan 10:34, 35, VV [1977]; Sal. 82:1-6). Claro, Cristo ocupa una posición mucho
     más elevada que dichos hombres. Debido a la singularidad de la posición que él ocupa con relación a Jehová,
     en Juan 1:18 (NM) se llama a Jesús el ―dios unigénito‖. (Véase también EMN.) Isaías 9:6 (VM) también describe
     a Jesús proféticamente como ―Poderoso Dios‖, pero no como el Dios Todopoderoso. Todo esto está en armonía
     con el que se describa a Jesús como ―un dios‖, o ―divino‖, en Juan 1:1 (NM, AT).
       El contexto nos ayuda a llegar a la conclusión correcta al respecto. Poco antes de la muerte de Jesús, Tomás
     había oído la oración de Jesús en la que este se dirigió a su Padre llamándolo ―solo Dios verdadero‖ (Juan 17:3,
     VM). Después de ser resucitado, Jesús había enviado un mensaje a sus apóstoles, entre ellos a Tomás, en el
     que había dicho: ―Subo [...] a mi Dios y vuestro Dios‖ (Juan 20:17, VM). Después de escribir lo que Tomás dijo
     cuando de hecho vio y tocó al resucitado Cristo, el apóstol Juan declara: ―Éstas empero han sido escritas, p ara
     que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre‖ (Juan
     20:31, VM). Por lo tanto, si alguien concluye que la exclamación de Tomás significa que Jesús mismo es ―el
     único Dios verdadero‖ o que Jesús es un ―Dios Hijo‖ componente de una trinidad, tiene que examinar
     nuevamente lo que Jesús mismo dijo (versículo 17) y la conclusión que el apóstol Juan claramente expresa
     (versículo 31).

*** w92 15/1 pág. 23 ¿Qué dicen las Escrituras sobre la “divinidad de Cristo”? ***
   Al dirigirse a Jesús ya resucitado, el apóstol Tomás exclamó: ―¡Mi Señor y mi Dios!‖. (Juan 20:28.) Este relato y otros
fueron ‗escritos para que creamos que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios‘. Y Tomás no estaba contradiciendo a Jesús,
quien había enviado a Sus discípulos el mensaje: ―Asciendo [...] a mi Dios y Dios de ustedes‖. (Juan 20:17, 30, 31.) De
modo que Tomás no pensaba que Jesús fuera el Dios Todopoderoso. Puede que Tomás se haya dirigido a Jesús con la
expresión ―mi Dios‖ en el sentido de que Cristo era ―un dios‖, aunque no ―el único Dios verdadero‖. (Juan 1:1; 17:1-3.) O
puede que, al decir ―mi Dios‖, Tomás estuviera reconociendo a Jesús como el Portavoz y Representante de Dios, tal
como otros se dirigieron a un mensajero angelical como si él fuera Jehová. (Compárese con Génesis 18:1-5, 22-33;
31:11-13; 32:24-30; Jueces 2:1-5; 6:11-15; 13:20-22.)
   Según la Biblia, pues, Jesús tuvo una existencia prehumana como la Palabra. Cuando estuvo en la Tierra no fue un
Dios-hombre divino. Fue completamente humano, aunque perfecto, como Adán lo fue originalmente. Desde su
resurrección Jesús ha sido un espíritu inmortal ensalzado que siempre estará subordinado a Dios. Por lo tanto, está claro
que las Escrituras no apoyan la idea de la ―divinidad de Cristo‖.
*** w88 1/6 pág. 19 El conocer con exactitud a Dios y a su Hijo lleva a la vida ***
                                                   “Mi Señor y mi Dios”
     13
      Los trinitarios también citan Juan 20:28 para apoyar sus afirmaciones. Ahí Tomás dijo a Jesús: ―¡Mi Señor y mi
Dios!‖. Como ya se ha mostrado, no hay nada que objetar a que Tomás llame a Jesús un dios. Eso estaría en armonía
con el hecho de que Jesús, antes de ser humano, ciertamente había sido un dios, es decir, una poderosa persona divina.
Y ciertamente lo ha sido desde su muerte y resurrección a la vida celestial. Jesús hasta citó de los Salmos para mostrar
que a humanos poderosos se les llamó ―dioses‖. (Salmo 82:1-6; Juan 10:34, 35.) El apóstol Pablo señaló que había
―muchos ‗dioses‘ y muchos ‗señores‘‖. (1 Corintios 8:5.) Hasta a Satanás se llama ―el dios de este sistema de cosas‖.
(2 Corintios 4:4.)
     14
      Cristo ocupa una posición mucho más elevada que la de hombres imperfectos, o la de Satanás. Si a estos se les
puede llamar ―dioses‖, de seguro a Jesús se le puede llamar un dios, y así se le llamó. Debido a su posición singular con
relación a Jehová, Jesús es ―el dios unigénito‖ (Juan 1:18), un ―Dios Poderoso‖ (Isaías 9:6), y ―un dios‖ (Juan 1:1). Por
eso no había nada impropio en que Tomás se refiriera a Jesús de esa manera. Tomás decía que Jesús era un dios para
él, un personaje divino, poderoso. Pero no decía que Jesús fuera Jehová, por lo cual Tomás dijo: ―mi‖ Dios, y no ―el‖ Dios.
     15
      Solo tres versículos después, en Juan 20:31, la Biblia declara: ―Pero estas cosas han sido escritas para que ustedes
crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios”. Aquí se elimina toda duda en cuanto a lo que Tomás pudiera haber querido
decir. El escritor bíblico Juan dice claramente que Jesús es el Hijo de Dios, no el Dios Todopoderoso mismo.
21
          21                                                                                                 | EMT 2011
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  • 1. oro . Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011 El documento contiene información que se considerara en la EMT 2011, incluye referencias en los discursos donde se necesita investigar, puntos sobresalientes. Es solo un manual para acceso rápido de los discursos, se recomienda hacer sus propias investigaciones en todo caso y valerse de las ayudas provistas por la WT. Toda la información a sido obtenida del CD ROM de la WT. 1
  • 2. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  MENU DE SEMANAS ENERO MAYO SEPTIEMBRE 3 ENERO 2 MAYO 5 SEPTIEMBRE 10 ENERO 9 MAYO 12 SEPTIEMBRE 17 ENERO 16 MAYO 19 SEPTIEMBRE 24 ENERO 23 MAYO 26 SEPTIEMBRE 31 ENERO 30 MAYO FEBRERO JUNIO OCTUBRE 7 FEBRERO 6 JUNIO 3 OCTUBRE 14 FEBRERO 13 JUNIO 10 OCTUBRE 21 FEBRERO 20 JUNIO 17 OCTUBRE 28 FEBRERO 27 JUNIO 24 OCTUBRE 31 OCTUBRE MARZO JULIO NOVIEMBRE 7 MARZO 4 JULIO 7 NOVIEMBRE 14 MARZO 11 JULIO 14 NOVIEMBRE 21 MARZO 18 JULIO 21 NOVIEMBRE 28 MARZO 25 JULIO 28 NOVIEMBRE ABRIL AGOSTO DICIEMBRE 4 ABRIL 1 AGOSTO 5 DICIEMBRE 11 ABRIL 8 AGOSTO 12 DICIEMBRE 18 ABRIL 15 AGOSTO 19 DICIEMBRE 26 ABRIL 22 AGOSTO 26 DICIEMBRE 29 AGOSTO PROGRAMA DE LA ESCUELA 2011 CARTA 2 2 | EMT 2011
  • 3. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Enero 3 de en. Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 29 a 32 Núm. 1: 2 Crónicas 30:13-22 Núm. 2: ¿Fue Jesucristo simplemente un hombre bueno? (rs pág. 207 párr. 2) Núm. 3: Como esclaviza el temor a la muerte (Heb. 2:15) Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 29 a 32 *** w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas *** 32:6, 7. Nosotros también debemos ser fuertes y valerosos al ‗ponernos la armadura completa que proviene de Dios‘ y librar la batalla espiritual (Efesios 6:11-18). *** w96 15/8 pág. 6 Lecciones prácticas de la Tierra Prometida *** En lo que se ha llamado una de las grandes hazañas de ingeniería de la antigüedad, Ezequías excavó un túnel desde el manantial de Guihón hasta el estanque de Siloam. El túnel tiene una altura promedio de 1,80 metros y mide 533 metros de largo. ¡Imagínese: un túnel de más de medio kilómetro perforado en la roca! Todavía hoy, unos dos mil setecientos años después, los visitantes de Jerusalén pueden caminar por esta obra maestra de ingeniería, conocida comúnmente por el nombre de túnel de Ezequías. (2 Reyes 20:20; 2 Crónicas 32:30.) Podemos sacar una lección práctica del empeño de Ezequías por proteger y aumentar el suministro de agua de Jerusalén. Jehová es ―la fuente de agua viva‖. (Jeremías 2:13.) Sus pensamientos, consignados en la Biblia, sustentan la vida, lo que hace indispensable el estudio personal de ella. Sin embargo, las oportunidades de estudiar, así como el conocimiento resultante, no nos vendrán automáticamente. Puede ser que tengamos que ‗excavar túneles‘, quizás a través de nuestra apretada rutina diaria, para hacerles sitio. (Proverbios 2:1-5; Efesios 5:15, 16.) Una vez que hayamos comenzado, debemos ceñirnos a nuestro horario, dando prioridad al estudio personal. No dejemos que nada ni nadie nos prive de este valioso abastecimiento de agua. (Filipenses 1:9, 10.) Núm. 1: 2 Crónicas 30:13-22 Núm. 2: ¿Fue Jesucristo simplemente un hombre bueno? (rs pág. 207 párr. 2) *** rs pág. 207 Jesucristo *** ¿Fue Jesucristo sencillamente un hombre bueno? Es interesante el hecho de que Jesús reprendió a un hombre que se dirigió a él usando el título de ―Buen Maestro‖, porque Jesús reconocía que él mismo no era el modelo de la bondad, sino su Padre (Mar. 10:17, 18). No obstante, para estar a la altura de lo que las personas generalmente quieren decir cuando dicen que alguien es bueno, Jesús ciertamente ha debido ser una persona que decía la verdad. De hecho, hasta sus enemigos reconocían que era tal clase de persona (Mar. 12:14). Él mismo dijo que había existido antes de haber llegado a ser humano, que era el Hijo unigénito de Dios, que era el Mesías, aquel cuya venida había sido predicha por todas las Escrituras Hebreas. O era lo que afirmaba ser, o era un impostor craso, pero ninguna de las dos opciones dejan margen para que se le considere com o sencillamente un hombre bueno. (Juan 3:13; 10:36; 4:25, 26: Luc. 24:44-48.) Núm. 3: Como esclaviza el temor a la muerte (Heb. 2:15) *** w74 15/5 págs. 291-294 Liberación de un clima de temor *** EL HOMBRE estaba envejeciendo. Si le era posible, permanecía cerca de un compañero, y rara vez viajaba lejos solo. Pues temía que si lo hacía podía morir sin que nadie estuviera con él para ponerle un poco de agua en la garganta. Él creía que esto sería desastroso, porque necesariamente tendría que tener agua para subir la colina empinada que lleva a la eternidad. Además, los compañeros que estuvieran con él cuando él muriera le suplicarían a su espíritu que no permitiera que entrara el mal en la casa que él dejaba, y le suplicarían que permitiera que las mujeres de su familia dieran a luz hijos. En otra parte de la Tierra un hombre también consideraba con miedo la expectativa de morir. La creencia de su pueblo era que por un tiempo los muertos todavía poseían sensación, sentimiento. Él creía que primero sentiría el peso aplastante de la tumba, y después oscuridad eterna. Entonces, de alguna manera, estaría apoyándose en dos palos cortados de su jardín cuando llegarían ángeles de la muerte a preguntar a su espíritu: “¿Quién es tu Dios?” Mientras se le estuviera interrogando, su cabeza daría contra la tumba y él estornudaría y diría: “Gloria a Alá, señor del universo.” Para 3 3 | EMT 2011
  • 4. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  asegurarse de contestar debidamente después de la muerte, el hombre, mientras vivía, siempre ensayaba esta declaración cuando estornudaba. Al mismo tiempo, lejos de allí, otro hombre temía morir de una muerte súbita o violenta, no debido a la clase de muerte misma, sino porque quizás no tuviera tiempo de ser “confesado” (que se le concediera absolución por los servicios de un sacerdote), poniéndose así en paz final con Dios. Sin embargo, sus parientes temían más que él, porque tenían que abrir rápidamente todas las puertas y ventanas al instante de la muerte de él, para liberar el alma. Esto se debe a que creen que se debe ejercer mucho cuidado para no ofender a las almas de los muertos, que tienen poderes malévolos. Un miembro de la familia coloca las manos sobre el corazón del muerto y le cierra los ojos, para que no embruje. Se cubren los espejos de la casa para que ni vivos ni muertos puedan ver el reflejo de la persona muerta o de la muerte misma. Se notifica rápidamente de la muerte al ganado y a las abejas del hombre, que ahora pertenecen a un nuevo dueño, para que no sigan ciegamente a su ex-amo a la muerte. Sí, el temor a la muerte y, más especialmente, el temor a los muertos, es universal. Las tres personas que acabamos de describir eran, respectivamente, un nativo de África Occidental, un musulmán de Irán y un campesino católico de Polonia. Sus puntos de vista diferían en los detalles, pero tenían el mismo temor a la muerte y a los muertos. Aun en Rusia, los esfuerzos de un gobierno comunista materialista no han eliminado el temor a la muerte y el misterio de la muerte y el deseo de seguir viviendo después de la muerte. De hecho, el embalsamamiento y exhibición permanentes del cuerpo de Lenin y, más tarde, del cuerpo de José Stalin junto a él, es muy similar a la adoración de antepasados de las tribus africanas y asiáticas. Realmente constituye un culto a los héroes nacionales. Y lo elaborado de los funerales estatales y sus ceremoniales revelan que su preocupación con la muerte es mayor de lo que les gustaría admitir. Un escritor observa: ―Aun el materialista más terco, que durante toda su vida ha expresado fuertemente la convicción de que la muerte es el fin, se da cuenta, cuando llega la hora de la muerte, de que su teoría solo es una hipótesis que quizás esté correcta o quizás no. Él también nota entonces que como persona es algo que se distingue de un animal que tenga un cerebro especialmente grande y diferenciado. Entonces ve que su teoría materialista no abarca su personalidad y que su presunta explicación de la muerte equivale a ignorancia.‖ LA ESCLAVITUD QUE VIENE CON EL TEMOR A LA MUERTE Por lo tanto la Biblia expresa la verdad plena cuando habla de los ―que por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud durante toda su vida.‖ (Heb. 2:15) ¡Cuántas personas bajo gobierno dictatorial han querido hablar claro contra las atrocidades que ven que se cometen, pero tienen los labios sellados por el temor a la muerte! ¡Cuántos han sido controlados por amenazas contra parientes que viven en tierras dictatoriales! Pero, más opresivamente, el temor de los muertos, particularmente de los antepasados y los miembros muertos de la familia, hace que millones de personas vivan en un verdadero clima de temor. El hindú, por ejemplo, cree que tiene muchas vidas que vivir a través de un proceso de reencarnación, hasta que al fin llega a la condición de ser reabsorbido en, o identificarse con, la ―Suma Alma,‖ Brahma, la esencia del universo, inmaterial, increado, eterno. Un hindú relató que toda su vida había vivido en temor de las muchas ―muertes‖ y ―vidas‖ que le esperaban, ya que reaparecería en diferentes formas animales y humanas por un período indefinido. Los salvajes nómadas de África atribuyen todas las enfermedades y desdichas principalmente a los espíritus de los muertos, y una persona que desatiende el propiciar y apaciguar a sus antepasados puede causar daño aun a otros. Los chamulas, una población de indígenas mayas de México, aunque ―cristianizados‖ como católicos, tratan de hacer que el alma de los muertos abandone la casa quemando chile. Se supone que el humo echa el alma de modo que ya no vague por la casa. La Biblia describe a la muerte como a un enemigo del hombre, no como un amigo. (1 Cor. 15:26) Y verdaderamente la muerte produce sobresalto, aflicción, soledad, confusión, un sentido de pérdida y a menudo gran daño a la personalidad de los sobrevivientes. Con frecuencia abate a hombres y mujeres en la flor de la vida, cuando están en su mejor posición para hacer el bien a sus congéneres. El envejecimiento, que realmente es el proceso gradual de morir, debilita a muchos bastante tiempo antes de la muerte misma. La muerte es un enemigo enconado. EL CAMINO A LA LIBERACIÓN ¿Hay una manera de librarse de este clima internacional de temor a la muerte y los muertos? Sí, la hay, obteniendo un conocimiento de la verdad bíblica, llegando a conocer qué clase de Dios es el Creador y lo que ha provisto para el hombre. El apóstol Pablo declara que el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, vino a la Tierra, nació como hombre de carne y sangre —no para ayudar a ángeles, no para hacer nada por los ángeles que habían optado por un proceder de desobediencia— sino para que ―por su muerte redujera a la nada al que tiene el medio para causar la muerte, es decir, al 4 4 | EMT 2011
  • 5. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Diablo; y emancipara a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud durante toda su vida.‖—Heb. 2:14-16; Jud. 6. Por eso, cuando las naciones hacen ofrendas para los muertos, realmente no están ayudando ni propiciando a unos supuestos ―espíritus‖ de hombres muertos, porque no hay tales espíritus. La Biblia dice: ―Los vivos están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, . . . y no tienen ya más porción hasta tiempo indefinido en cosa alguna que tenga que hacerse bajo el sol.‖—Ecl. 9:5, 6. Por lo tanto, no hay nada que temer de los muertos. No están conscientes, no tienen nada que siga viviendo para que interfiera con los que todavía siguen con vida ―bajo el sol‖ o los molesten. Es inútil colocar alimento para ellos, u ofrecer dádivas en forma de armas, ropa o sacrificios especiales. El que ha mantenido en temor a los hombres es el Diablo. Él no tenía ningún poder para hacer que Adán y Eva murieran. Fue Jehová Dios quien los sentenció a la muerte y los echó del jardín de Edén, lejos del ―árbol de la vida.‖ Sin embargo, el Diablo, al inducir al pecado al antepasado de todo el género humano, Adán, llevó a que todos los hombres recibieran pecado y muerte por herencia. (Rom. 5:12) El Adversario de Dios puede aprovecharse de las tendencias pecaminosas, las debilidades de los hombres y las mujeres, y también de la ignorancia de los que no conocen la verdad. Puede llevar a los hombres a una muerte prematura. Los que creen en la idea falsa de que las personas muertas todavía están vivas de alguna manera, caen en el lazo del Diablo y sus demonios inicuos asociados, que de veras existen. Uno realmente da entrada a los demonios cuando hace sacrificios y ejecuta ritos para ayudar a los muertos, paga dinero por liberar a las almas de un ―purgatorio‖ u otro lugar imaginario, o para apaciguar a los muertos. De esas cosas, el apóstol Pablo escribe: ―Las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios.‖—1 Cor. 10:20. Siendo enemigo, la muerte verdaderamente es indeseable y penosa para cualquier persona que ama la vida. Pero no debería ser causa de aflicción excesiva, aplastante, para el que sabe la verdad acerca de la muerte y acerca del propósito de Dios de resucitar a los muertos durante el reinado de mil años de su Rey Mesiánico. A los cristianos de la ciudad de Tesalónica, rodeados de costumbres griegas que se basaban en la creencia babilónica de la inmortalidad del alma, el apóstol les dijo: ―Hermanos, no queremos que estén en ignorancia respecto a los que están durmiendo en la muerte; para que no se apesadumbren ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza.‖—1 Tes. 4:13. Dios extiende esta verdadera esperanza para aliviar a los hombres del temor a lo que viene después de la muerte, el gran enemigo que ha causado tanta angustia. Remueve el dolor de la muerte el saber que el Señor Jesucristo, después de vaciar el sepulcro de toda la humanidad, también suprimirá todo vestigio del pecado (que trae condenación a muerte) en todas las personas obedientes. Entonces la misma muerte adánica, como el último que desaparecerá de los enemigos del hombre, será arrojada ―al lago de fuego,‖ el símbolo de extinción eterna. Así la resurrección de los muertos terrestres durante el reinado de mil años de Cristo ahuyentará el clima de temor en el cual la humanidad ha vivido por siglos. Ese clima de temor será removido para siempre. ¡Qué magnífica liberación!—Rev. 20:13, 14; 1 Cor. 15:26; Rom. 8:20, 21. *** g 12/07 pág. 3 ¿Por qué tememos a la muerte? *** SUS conocidos la consideraban una mujer muy devota, una verdadera creyente; algunos incluso la llamaban ―un pilar de su iglesia‖. Le habían enseñado que la muerte no es el final de la vida, sino el tránsito al más allá. Y, sin embargo, cuando estaba a punto de morir, la invadió el miedo. Atormentada por las dudas, dijo a su consejera espiritual: ―Entre tantas creencias [sobre lo que sucede después de la muerte], ¿cómo sabe uno cuál es la correcta?‖. *** g 12/07 pág. 9 ¿Acaba todo con la muerte? *** No hay por qué tenerle un temor irracional Por supuesto, la esperanza que da la Biblia no elimina necesariamente todo temor a la muerte. Es natural sentir inquietud ante el dolor y el sufrimiento que a veces preceden a la muerte; además, es comprensible que uno tema la pérdida de un ser querido, y también que nos preocupen las tristes consecuencias que la muerte propia pueda traer a las personas que amamos. No obstante, al revelarnos la verdad sobre el estado de los muertos, la Biblia disipa el temor irracional ante la muerte. No hay razón para temer que los demonios nos atormenten en un infierno de fuego, ni para temer a un reino sombrío y fantasmal donde las almas vaguen sin descanso, ni para temer que lo único que el futuro nos reserve sea la inexistencia eterna. ¿Por qué? Porque la memoria de Dios es infinita, y él promete devolver la vida aquí en la Tierra a todos los muertos que se hallen en su memoria. La Biblia nos garantiza esta promesa al decir: ―El Dios verdadero es para nosotros un Dios de hechos salvadores; y a Jehová el Señor Soberano pertenecen los caminos de salir de la muerte‖ (Salmo 5 5 | EMT 2011
  • 6. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Enero 10 de en. Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 33 a 36 Núm. 1: 2 Crónicas 34:12-21 Núm. 2: ¿Qué nos enseña el ejemplo de María, la madre de Jesús? Núm. 3: ¿Fue Jesús simplemente un líder religioso mas? (rs pág. 207 párr. 3) Lectura de la Biblia: 2 Crónicas 33 a 36 *** w05 1/12 pág. 21 Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas *** 33:2-9, 12, 13, 15, 16. El verdadero arrepentimiento se demuestra abandonando el mal proceder y esforzándose al máximo por hacer lo que es bueno. Sobre la base del arrepentimiento sincero, hasta alguien que haya sido tan perverso como el rey Manasés puede recibir la misericordia de Jehová. 34:1-3. Las circunstancias negativas de la niñez no implican que uno no pueda conocer y servir a Dios. Es posible que Josías haya contado de niño con la influencia positiva de su arrepentido abuelo, Manasés. Sea lo que sea que haya influido en él, dio buenos resultados. Lo mismo nos puede suceder a nosotros. 36:15-17. Jehová es compasivo y paciente; sin embargo, su compasión y paciencia no son ilimitadas. La gente tiene que aceptar el mensaje del Reino si desea sobrevivir cuando Jehová elimine el presente sistema de cosas malvado. 36:17, 22, 23. Jehová siempre cumple su palabra (1 Reyes 9:7, 8; Jeremías 25:9-11). ―Josías quitó todas las cosas detestables de todas las tierras que pertenecían a los hijos de Israel —señala 2 Crónicas 34:33—, e hizo que todos los que se hallaban en Israel emprendieran el servicio, para servir a Jehová el Dios de ellos.‖ ¿Qué movió a Josías a obrar de esta manera? Cuando Safán, el secretario, le llevó el libro de la Ley de Jehová que acababan de encontrar, el rey pidió que se le leyera en voz alta. Lo que oyó lo impresionó tanto que se dedicó con ardor a fomentar la adoración pura el resto de su vida. Núm. 1: 2 Crónicas 34:12-21 Núm. 2: ¿Qué nos enseña el ejemplo de María, la madre de Jesús? *** w09 1/1 págs. 3-9 Lecciones que aprendemos de María *** ¿Se enfrenta a una situación inesperada que no sabe cómo solucionar? ¿Está pasando por problemas económicos? ¿Sufre angustia y miedo por haber tenido que dejar su país de origen? ¿Ha experimentado el inmenso dolor de perder algún ser querido? ¿SABÍA que la madre de Jesús, María, afrontó todos esos problemas a lo largo de su vida? La forma en que se enfrentó a ellos y los superó constituye un excelente ejemplo para todos nosotros. María es, indudablemente, una de las mujeres más conocidas de la historia. Y eso no es de extrañar, pues Dios le concedió un lugar excepcional en el cumplimiento de su propósito. De hecho, hoy día millones de personas le rinden auténtica devoción. La Iglesia Católica la venera como madre amantísima y como modelo de fe, esperanza y caridad. Además, le atribuye el papel de mediadora entre Dios y los hombres. Ahora bien, ¿cómo debemos ver cada uno de nosotros a María? Y más importante aún, ¿cómo la ve Dios? Una misión excepcional María —hija de un israelita llamado Helí— pertenecía a la tribu de Judá. La primera ocasión en que se habla de ella en la Biblia fue con motivo de un suceso extraordinario. Estando en Nazaret, se le apareció un ángel y le dijo: ―Buenos días, altamente favorecida, Jehová está contigo‖. Las Escrituras explican que María, totalmente desconcertada, no podía dejar de preguntarse ―qué suerte de saludo sería este‖. Entonces, el ángel le anunció que había sido elegida para una misión única y trascendental: concebir, dar a luz y criar al mismísimo Hijo de Dios (Lucas 1:26-33). Desde luego, para aquella joven soltera esa era una enorme responsabilidad. ¿Cómo reaccionó? Tal vez se preguntara quién iba a creer que estaba embarazada por obra del espíritu santo, o si perdería el amor de su prometido, José, y tendría que soportar la vergüenza pública (Deuteronomio 22:20-24). No obstante, aceptó la tarea que se le encomendaba sin dudarlo ni un momento. 6 6 | EMT 2011
  • 7. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Sin lugar a dudas, se sometió a la voluntad de Jehová porque tenía una fe sólida en que él cuidaría de ella. De ahí su respuesta al ángel: ―¡Mira! ¡La esclava de Jehová! Efectúese conmigo según tu declaración‖. Como vemos, estimaba tanto aquel privilegio espiritual que estaba dispuesta a hacer frente a cualquier dificultad que se le presentara (Lucas 1:38). Posteriormente, María le contó a José que estaba encinta, y él decidió que lo mejor era romper el compromiso. La Biblia no indica cuánto duró esta difícil situación, pero debió ser muy dolorosa para ambos. Podemos imaginarnos, entonces, el alivio que sintieron cuando Jehová envió un ángel para revelarle a José que el embarazo de María tenía un origen milagroso. Inmediatamente, José la llevó a su casa para casarse con ella (Mateo 1:19-24). Dificultades imprevistas Como toda mujer embarazada —y más siendo primeriza—, es muy probable que María se preparara para la llegada del bebé con meses de antelación. Pero sus planes se torcieron, pues cuando faltaba poco para dar a luz, el emperador César Augusto ordenó inesperadamente que todos se inscribieran en un censo en su ciudad natal. De modo que, acompañando a su esposo, María recorrió 150 kilómetros (90 millas) hasta llegar a Belén, probablemente a lomos de un asno. Buscaron un alojamiento en el que ella pudiera dar a luz, pero la ciudad estaba tan llena que lo único disponible era un establo. Desde luego, traer a un hijo al mundo en un lugar como ese tuvo que ser una experiencia difícil y atemorizante para María. En aquellos momentos tan complicados, María seguramente pidió ayuda a Jehová, con plena fe en que él cuidaría de ella y de su hijo. Poco después del parto llegaron unos pastores para ver al recién nacido, pues los ángeles les habían revelado que aquel bebé era ―un Salvador, que es Cristo el Señor‖. Mientras los pastores hablaban, ―María iba conservando todos estos dichos, sacando conclusiones en su corazón‖. De seguro, esta meditación la ayudó a fortalecerse (Lucas 2:11, 16-19). ¿Qué aprendemos nosotros? Todos vamos a pasar por situaciones difíciles en la vida. Lo que es más, la Biblia señala que en cualquier momento puede ocurrirnos un ―suceso imprevisto‖ que nos ocasione problemas o nos complique la vida (Eclesiastés 9:11). Si se nos presenta una de estas dificultades imprevistas, ¿qué haremos? En lugar de amargarnos o echar la culpa a Dios, acerquémonos más a Jehová, como hizo María. Si estudiamos la Palabra de Dios y dedicamos tiempo a meditar, obtendremos fuerzas para superar cualquier adversidad. Pobre y emigrante La vida de María no fue un lecho de rosas. También pasó graves apuros económicos y hasta tuvo que huir de su tierra natal. Hoy en día, muchas personas viven situaciones parecidas. Según cierto informe, ―la mitad del planeta —es decir, casi 3.000 millones de personas— vive con menos de dos dólares al día‖. Incluso en países supuestamente ricos hay otros muchos millones que tienen que hacer maravillas para pagar sus facturas. Para toda esa gente, proporcionar a diario pan, abrigo y un techo a los suyos constituye una tarea extenuante y abrumadora. Aunque los cuatro Evangelios —escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan— no proporcionan muchos datos sobre María y José, sí nos permiten deducir que eran una pareja relativamente pobre. El relato indica que, cuarenta días después del parto, fueron al templo para presentar el sacrificio que establecía la Ley: ―un par de tórtolas o dos pichones‖ (Lucas 2:22-24). Legalmente, solo podían presentar esta ofrenda quienes fueran demasiado pobres para ofrecer un carnero joven. Por tanto, es muy probable que sus recursos fueran bastante limitados. Así y todo, lograron criar a su familia en un ambiente donde reinaban el cariño y el amor. No cabe duda de que su preocupación principal eran los asuntos espirituales (Deuteronomio 6:6, 7). Pero la vida de María no tardó en dar un giro repentino: poco después del nacimiento de Jesús, un ángel le dijo a José que huyera con su familia a Egipto (Mateo 2:13-15). Ya era la segunda vez que María se veía obligada a abandonar su entorno, pero en esta ocasión tendría que mudarse a otro país. Es cierto que tal vez continuaran viviendo entre personas de su misma nacionalidad, pues en Egipto había una gran comunidad judía. Pero cambiar de país es siempre una experiencia compleja que puede provocar mucha ansiedad. Sin duda, cualquiera de los millones de personas que en la actualidad emigran —sea pensando en el bienestar de sus hijos o para huir de algún peligro— comprende bien la situación de María. Una excelente madre y esposa Más allá de los relatos sobre el nacimiento y los primeros años de Jesús, los Evangelios no hablan mucho sobre María. Aun así, sabemos que ella y José tuvieron al menos seis hijos más. ¿En qué nos basamos para decir esto? En la propia Biblia. 7 7 | EMT 2011
  • 8. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Mateo 1:25 señala que José ―no tuvo coito con [María] hasta que ella dio a luz un hijo‖. Esto demuestra que José respetaba profundamente el honor que se le había concedido a su esposa de llevar en su matriz al Hijo de Dios. Y por esta razón decidió no mantener relaciones sexuales con ella. Ahora bien, al decir ―hasta que ella dio a luz‖, el versículo da a entender que después sí las tuvieron, como es natural en todo matrimonio. Como resultado, ella dio a luz varios hijos varones —la Biblia menciona a Santiago, José, Simón y Judas— y al menos dos hijas (Mateo 13:55, 56). Por supuesto, ninguno de todos estos medio hermanos de Jesús fue concebido milagrosamente. Por otro lado, María era una persona de inclinaciones espirituales. Aunque la Ley no exigía que las mujeres asistieran a Jerusalén para celebrar la Pascua, ella acompañaba todos los años a su esposo (Lucas 2:41). Esto suponía recorrer un total de unos 300 kilómetros (190 millas). Y a pesar de tener que viajar con hijos pequeños, de seguro todos disfrutaban mucho de aquellas ocasiones. En nuestros tiempos hay muchas esposas y madres que imitan su buen ejemplo y se sacrifican a diario para cumplir sus responsabilidades bíblicas. ¡Cuánta paciencia, aguante y humildad demuestran estas abnegadas mujeres! Reflexionar en la actitud de María les ayudará a poner los asuntos espirituales por encima del deseo de llevar una vida cómoda y relajada. Al igual que ella, saben bien que servir a Dios junto con su esposo y sus hijos contribuye a estrechar los lazos familiares. La espiritualidad de María también se demostró en cierta ocasión en que ella y José volvían con sus hijos d e uno de aquellos viajes a Jerusalén. Durante el trayecto notaron que Jesús —que para entonces tenía 12 años— no estaba con ellos. ¿Podemos imaginar la angustia y la desesperación que sintió María durante los tres días que tardaron en dar con él? Cuando lo hallaron en el templo, Jesús les dijo: ―¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?‖. De nuevo, el relato destaca que María ―guardaba cuidadosamente todos estos dichos en su corazón‖. El que ella meditara en todos estos sucesos relacionados con la juventud de Jesús es otro indicio de su profunda espiritualidad. De hecho, es posible que fuera ella quien, años después, les contara estas historias a los escritores de los Evangelios (Lucas 2:41-52). La muerte de un ser querido ¿Y qué fue de José? Tras su participación en el suceso que acabamos de relatar, el padre adoptivo de Jesús no vuelve a aparecer en los Evangelios. Algunos interpretan esto como una señal de que falleció antes de que Jesús comenzara su ministerio. Sea como fuere, lo que sí parece seguro es que, al momento de terminar dicho ministerio, María era viuda. ¿Por qué decimos esto? Porque Cristo, justo antes de morir, confió el cuidado de su madre al apóstol Juan (Juan 19:26, 27). Es muy improbable que lo hubiera hecho si José hubiera estado vivo. ¡Qué vida tan intensa la de aquel matrimonio! Hablaron con ángeles, escaparon de un tirano, se mudaron varias veces y criaron una familia numerosa. Seguro que pasaron muchas noches hablando sobre Jesús, tratando de imaginar qué le depararía el futuro, preguntándose si lo estaban educando de la manera correcta... Pero, desgraciadamente, en algún momento María perdió a su esposo. En nuestros días, muchos también sufren el dolor de perder a su cónyuge y luchan año tras año contra sus sentimientos de vacío y soledad. ¿Qué puede consolarlos? Lo mismo que a María: una fe fuerte y la seguridad de que habrá una resurrección (Juan 5:28, 29). De todos modos, sobra decir que, aunque María debió sentirse reconfortada, tuvo que asumir su nueva situación. Al igual que muchas mujeres en la actualidad, tuvo que luchar para criar sola a sus hijos. Parece lógico pensar que, tras la muerte de José, fue Jesús quien asumió la responsabilidad de traer el sustento a la casa. Y es de suponer que sus hermanos, según crecían, también fueron colaborando. Así, cuando Jesús ―era como de treinta años‖, dejó su hogar y comenzó su ministerio (Lucas 3:23). Cuando los hijos crecen, se independizan y siguen su propia vida, los padres suelen experimentar emociones encontradas. Han invertido tanto cariño, tiempo y esfuerzo en ellos, que sienten mucho su ausencia. Están muy orgullosos de sus hijos, pero a veces desearían tenerlos más cerca. Sin duda, entienden bien cómo se sintió María cuando Jesús salió del hogar. Pruebas inesperadas Pero a María le aguardaba un nuevo revés, uno que probablemente no esperaba. El relato bíblico explica que, aunque muchas personas respondían al mensaje de Jesús, ―sus hermanos [...] no ejercían fe en él‖ (Juan 7:5). Con toda seguridad, su madre les contó —como el ángel le había revelado antes a ella— que Jesús era el ―Hijo de Dios‖ (Lucas 1:35). Aun así, para Santiago, José, Simón y Judas, Jesús seguía siendo simplemente su hermano mayor. Como vemos, en la familia de María no todos tenían las mismas creencias religiosas. ¿Qué hizo ella? ¿Perdió el ánimo, creyendo que era imposible que sus hijos cambiaran? Desde luego que no. En cierta ocasión, Jesús entró a una casa en Galilea para comer, y una multitud se reunió para oírle predicar. ¿Y quiénes 8 8 | EMT 2011
  • 9. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  fueron a visitarlo? Su madre y sus hermanos. Por lo visto, como Jesucristo se encontraba cerca de su casa, ella había tomado a sus otros hijos y había salido a verlo, tal vez con la esperanza de que estos pusieran fe en él (Mateo 12:46, 47). Este episodio nos hace pensar en aquellos que se esfuerzan por seguir a Jesús mientras otros miembros de su familia no desean hacerlo. Como María, estos cristianos no deben desanimarse ni darse por vencidos. Recordemos que muchos han esperado durante años, animando a sus parientes a acercarse a Jehová, para finalmente obtener algún resultado positivo. Y, sin importar cómo respondan nuestros familiares, no olvidemos que Dios concede un gran valor a esa muestra de paciencia y fidelidad (1 Pedro 3:1, 2). La peor de las pruebas Pero el momento más doloroso en la vida de María, según el relato bíblico, aún estaba por llegar. Tuvo que ver cómo rechazaban, torturaban y asesinaban a su querido hijo. Se ha dicho que la muerte de un hijo —sea un niño o un adulto— es ―la peor de las desgracias‖ y ―la pérdida más devastadora‖. Tal como se había profetizado muchos años antes, María se sintió como si una espada le atravesara el alma (Lucas 2:34, 35). ¿Permitió que aquella última prueba la hundiera emocionalmente o afectara su relación con Jehová? Ni mucho menos. De hecho, la siguiente ocasión en que se habla de ella en la Biblia, María estaba reunida con los discípulos de Jesús. ¿Y qué hacían? Según el relato, ―persistían de común acuerdo en oración‖. Lo que es más, no era la única de su familia que se hallaba presente. Los hermanos de Jesús, que para entonces ya eran creyentes, estaban orando con su madre. ¡Qué alegría para ella! (Hechos 1:14.) Como hemos visto, María se destacó como una excelente madre y esposa, y llevó una vida plena e intensa. Superó muchas pruebas y situaciones difíciles, y a lo largo de su fiel servicio a Dios vivió experiencias muy gratificantes. Por eso, cuando a nosotros nos sobrevengan problemas, sean personales o familiares, haremos bien en imitar su ejemplo de aguante y lealtad (Hebreos 10:36). Núm. 3: ¿Fue Jesús simplemente un líder religioso mas? (rs pág. 207 párr. 3) *** rs pág. 207 - pág. 208 Jesucristo *** ¿Fue Jesús tan solo un profeta cuya autoridad fuera semejante a la de Moisés, Buda, Mahoma y otros líderes religiosos? Jesús mismo enseñó que era el singular Hijo de Dios (Juan 10:36; Mat. 16:15-17), el predicho Mesías (Mar. 14:61, 62), que había existido en el cielo antes de llegar a existir como humano (Juan 6:38; 8:23, 58), que se le daría muerte y que entonces sería resucitado al tercer día, después de lo cual regresaría a los cielos (Mat. 16:21; Juan 14:2, 3). ¿Fueron verídicas estas afirmaciones?, y, por lo tanto, ¿fue él realmente diferente de todos los demás profetas verdaderos de Dios y contrasta marcadamente con todos los supuestos líderes religiosos? La verdad se haría patente al tercer día después de su muerte. ¿Lo resucitó entonces Dios de entre los muertos, y confirmó así que Jesucristo había dicho la verdad y que realmente era el singular Hijo de Dios? (Rom. 1:3, 4.) De hecho, más de 500 testigos vieron a Jesús vivo después de su resurrección, y sus apóstoles fieles fueron testigos oculares cuando él empezó a ascender nuevamente al cielo y entonces desapareció de la vista de ellos en una nube (1 Cor. 15:3-8; Hech. 1:2, 3, 9). Quedaron tan completamente convencidos de que él había sido levantado de entre los muertos que muchos de ellos arriesgaron su propia vida para dar a conocer ese hecho a otros. (Hech. 4:18-33.) 9 9 | EMT 2011
  • 10. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Enero 17 de en. Lectura de la Biblia: Esdras 1 a 5 Núm. 1: Esdras 3:1-9 Núm. 2: ¿Por qué no aceptaron a Jesús como el Mesías los judíos en general? (rs pág. 208 párrs.1, 2) Núm. 3: ¿En qué sentido vuelve a Dios el espíritu? (Ecl. 12:7) Lectura de la Biblia: Esdras 1 a 5 *** w06 15/1 págs. 17-19 Puntos sobresalientes del libro de Esdras *** 1:3-6. ¿Les faltó fe a los israelitas que no se ofrecieron a regresar a su tierra de origen? Tal vez algunos no volvieron a Jerusalén porque se habían hecho materialistas o porque carecían de aprecio por la adoración verdadera, pero no fue así en todos los casos. En primer lugar, recorrer los 1.600 kilómetros [1.000 millas] que los separaban de Jerusalén tomaba cuatro o cinco meses. Además, se necesitaba mucha fortaleza física para establecerse en una tierra que había permanecido desolada por setenta años y llevar a cabo la reconstrucción. Así pues, lo que impidió que algunos regresaran fueron las enfermedades, la edad avanzada, las obligaciones familiares y otras circunstancias desfavorables. 2:55. ¿Quiénes fueron los hijos de los siervos de Salomón? Se trató de personas que, aun sin ser israelitas, recibieron privilegios especiales en el servicio de Jehová. Es posible que trabajaran como escribas o copistas en el templo, o que sirvieran en alguna posición administrativa. 2:61-63. ¿Disponían los repatriados del Urim y el Tumim, método empleado cuando se necesitaba obtener una respuesta de Jehová? Tal vez quienes decían pertenecer al linaje sacerdotal pero no podían probarlo usaran el Urim y el Tumim para dar validez a su afirmación, aunque Esdras menciona esto tan solo como una posibilidad. En las Escrituras no hay constancia de que se utilizaran entonces o en épocas posteriores. Según la tradición judía, el Urim y el Tumim desaparecieron cuando el templo fue destruido en 607 antes de nuestra era. 3:12. ¿Por qué lloraron “los viejos que habían visto la casa anterior” de Jehová? Estos hombres podían recordar el esplendor del templo edificado por Salomón. En comparación, los cimientos del nuevo templo que tenían ante sí eran ―como nada a sus ojos‖ (Ageo 2:2, 3). ¿Conseguirían con su labor que fuera tan glorioso como el anterior? Debieron de sentirse desconsolados y por eso lloraron. 3:8-10; 4:23, 24; 6:15, 16. ¿Cuántos años tomó la reconstrucción del templo? Se colocaron los cimientos en el año 536 antes de nuestra era, ―en el segundo año de su venida‖. Los trabajos se interrumpieron en los días del rey Artajerjes, en el año 522, y la prohibición duró hasta 520, el segundo año del reinado de Darío. Finalmente, la obra se completó en 515, en el sexto año de Darío (véase el recuadro titulado ―Reyes persas desde 537 hasta 467 antes de nuestra era‖). Por lo tanto, la reconstrucción del templo tomó unos veinte años. 4:8–6:18 (4:8, nota). ¿Por qué se escribieron en arameo estos versículos? Esta porción está compuesta en gran parte por copias de cartas que funcionarios del gobierno dirigían a los reyes y la respuesta a ellas. Esdras reprodujo tales documentos a partir de archivos escritos en arameo, la lengua que en aquel entonces se usaba para asuntos diplomáticos y comerciales. Otros pasajes de la Biblia escritos en este antiguo idioma semítico son Esdras 7:12-26, Jeremías 10:11 y Daniel 2:4b–7:28. 1:2. Se cumplió lo que Isaías había profetizado unos doscientos años antes (Isaías 44:28). Las profecías que contiene la Palabra de Jehová nunca fallan. 1:3-6. Al igual que los israelitas que se quedaron en Babilonia, muchos testigos de Jehová no pueden ser ministros de tiempo completo o servir en lugares de mayor necesidad; pero apoyan y animan a los que sí pueden, y hacen donaciones voluntarias para promover la obra de predicar el Reino y hacer discípulos. 3:1-6. Los fieles repatriados ofrecieron su primer sacrificio en el séptimo mes del año 537 antes de nuestra era (tisri, correspondiente a septiembre-octubre). Los babilonios habían entrado en Jerusalén en el quinto mes (ab, correspondiente a julio-agosto) del año 607, y dos meses después, la ciudad había quedado completamente deshabitada (2 Reyes 25:8-17, 22-26). Los setenta años de desolación terminaron en el momento predicho (Jeremías 25:11; 29:10). Todo lo que la Palabra de Jehová promete se cumple sin falta. 4:1-3. El resto fiel rechazó una oferta que habría significado formar una alianza religiosa con adoradores falsos (Éxodo 20:5; 34:12). Del mismo modo, los siervos de Jehová de la actualidad no participan en movimientos interconfesionales. 5:1-7; 6:1-12. Jehová puede dirigir los asuntos para el bien de sus siervos. Núm. 1: Esdras 3:1-9 10 10 | EMT 2011
  • 11. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Núm. 2: ¿Por qué no aceptaron a Jesús como el Mesías los judíos en general? (rs pág. 208 párrs.1, 2) *** rs pág. 208 - pág. 209 Jesucristo *** ¿Por qué no aceptaron a Jesús como el Mesías los judíos en general? La Encyclopaedia Judaica dice: ―Los judíos del período romano creían que Dios levantaría [al Mesías] para romper el yugo de los paganos y reinar sobre un reino de Israel restaurado‖ (Jerusalén, 1971, tomo 11, col. 1407). Querían ser liberados del yugo de Roma. La historia judía testifica que, basándose en la profecía mesiánica registrada en Daniel 9:24- 27, ciertos judíos esperaban al Mesías durante el primer siglo E.C. (Luc. 3:15). Pero dicha profecía también relacionaba su venida con el ―acabar con el pecado‖, y el capítulo 53 de Isaías indica que el Mesías mismo moriría a fin de hacer que esto fuera posible. Sin embargo, a los judíos en general no les parecía necesario que alguien muriera por los pecados de ellos. Creían ocupar una posición justa ante Dios por ser descendientes de Abrahán. A Rabbinic Anthology (Una antología rabínica) dice: ―Tan grande es el [mérito] de Abrahán que él puede hacer expiación por todas las vanidades cometidas y las mentiras pronunciadas por Israel en este mundo‖ (Londres, 1938, C. Montefiore y H. Loewe, pág. 676). Al rechazar a Jesús como el Mesías, los judíos cumplieron la profecía en que se había predicho respecto a él: ―Fue despreciado, y no lo tuvimos en alta estima‖. (Isa. 53:3, JP.) Antes de morir, Moisés predijo que la nación se apartaría de la adoración verdadera y que, como resultado de esto, le acaecería calamidad. (Léase Deuteronomio 31:27-29.) El libro de Jueces testifica que esto ocurrió repetidas veces. En los días del profeta Jeremías, la infidelidad de la nación resultó en que fuera des terrada a Babilonia. ¿Por qué permitió Dios también que los romanos destruyeran a Jerusalén y su templo en 70 E.C.? ¿De qué infidelidad había sido culpable la nación para que Dios no la protegiera como lo había hecho cuando ella había confiado en Él? Poco antes de esto ellos habían rechazado a Jesús como el Mesías. Núm. 3: ¿En qué sentido vuelve a Dios el espíritu? (Ecl. 12:7) *** w01 15/7 págs. 5-6 ¿Tenemos un espíritu inmortal? *** El espíritu “vuelve al Dios verdadero” La Biblia indica que cuando la persona muere, ―el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio‖ (Eclesiastés 12:7). ¿Quiere decir esto que una entidad espiritual viaja literalmente a través del espacio hasta encontrarse en presencia de Dios? Desde luego que no. En la Biblia, el verbo volver no denota necesariamente un movimiento real de un lugar a otro. Por ejemplo, los israelitas infieles recibieron esta exhortación: ―‗Vuelvan a mí, y yo ciertamente volveré a ustedes‘, ha dicho Jehová de los ejércitos‖ (Malaquías 3:7). En el caso de Israel, ‗volver‘ a Jehová implicaba abandonar su mal proceder y regirse otra vez por las justas normas divinas. En el caso de Jehová, ‗volver‘ a Israel significaba que mostraría favor a su pueblo de nuevo. En ambos casos, la acción de ‗volver‘ se refería a un cambio de actitud, y no a un desplazamiento geográfico literal. Así mismo, cuando el espíritu ―vuelve‖ a Dios, no se traslada de la Tierra al ámbito celestial. Una vez que la persona pierde esa fuerza de vida, solo el Altísimo tiene la capacidad de devolvérsela. De modo que el espíritu ―vuelve al Dios verdadero‖ en el sentido de que toda esperanza de vida futura para ella depende por completo de Dios. Fijémonos, por ejemplo, en lo que dicen las Escrituras sobre la muerte de Jesucristo. El evangelista Lucas relata: ―Jesús llamó con voz fuerte y dijo: ‗Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu‘. Cuando hubo dicho esto, expiró‖ (Lucas 23:46). Jesús no se fue literalmente al cielo en el momento en que su espíritu salió de él, pues no resucitó hasta el tercer día y tardó otros cuarenta días más en ascender al cielo (Hechos 1:3, 9). Más bien, cuando estaba a punto de morir, Jesús dejó su espíritu en manos de su Padre, con la total confianza de que Jehová podía devolverle la vida. *** pe cap. 8 pág. 79 párr. 9 ¿Qué sucede cuando uno muere? *** 9 Como hemos visto, el ―espíritu‖ es algo que difiere de nuestra alma. El espíritu es nuestra fuerza de vida. Esta fuerza de vida se halla en cada una de las células corporales de los humanos y de los animales. Está sostenida, o se mantiene viva, por la respiración. Entonces, ¿qué significa el que la Biblia diga que en la muerte ―el polvo vuelve a la tierra . . . y el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio‖? (Eclesiastés 12:7) En la muerte, con el tiempo la fuerza de vida sale de todas las células corporales y el cuerpo empieza a descomponerse. Pero esto no significa que nuestra fuerza vital o fuerza de vida parte literalmente de la Tierra y viaja a Dios a través del espacio. Más bien, el espíritu regresa a Dios en el sentido de que ahora nuestra esperanza de vida futura está enteramente en manos de Dios. Solo por Su poder puede el espíritu, o la fuerza de vida, ser dada de nuevo de modo que volvamos a vivir.—Salmo 104:29, 30. 11 11 | EMT 2011
  • 12. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Enero 24 de en. Lectura de la Biblia: Esdras 6 a 10 Núm. 1: Esdras 7:1-17 Núm. 2: Cómo demostró Jesús que es digno de ocupar el puesto de Rey Núm. 3: ¿Es Jesucristo realmente Dios? (rs pág. 209 párrs. 1, 2) Lectura de la Biblia: Esdras 6 a 10 *** w06 15/1 págs. 19-20 Puntos sobresalientes del libro de Esdras *** 6:14, 22. Participar con celo en efectuar la voluntad de Jehová redunda en su aprobación y bendición. 6:21. Al ver el progreso de la obra de Jehová, tanto los samaritanos que vivían en aquella tierra como los judíos repatriados que se habían dejado llevar por las influencias paganas se sintieron impulsados a efectuar algunos cambios necesarios. ¿No deberíamos nosotros participar con entusiasmo en proclamar el Reino y en los demás aspectos de la labor que Dios nos ha encomendado? 7:1, 7, 11. ¿Se refieren estos versículos al Artajerjes que detuvo las tareas de construcción? No. Artajerjes es el nombre o título que designa a dos reyes persas. Uno de ellos, Bardiya (o tal vez Gaumata), fue quien ordenó que dejaran de construir el templo en el año 522. El otro, que vivió en la época en que Esdras regresó a Jerusalén, fue Artajerjes Longimano. 7:28–8:20. ¿Por qué muchos de los judíos que vivían en Babilonia fueron reacios a ir con Esdras a Jerusalén? Jerusalén aún estaba escasamente poblada, a pesar de que habían pasado más de sesenta años desde que el primer grupo de judíos había regresado. Volver allí significaba empezar una nueva vida en circunstancias incómodas y peligrosas. En aquel entonces, la ciudad no prometía mucha prosperidad material a los judíos que quizás se habían hecho ricos en Babilonia. Tampoco hay que olvidar el arriesgado viaje. Los que se mudaran debían tener confianza absoluta en Jehová, celo por la adoración verdadera y valor. Hasta Esdras se fortaleció gracias a que la mano de Jehová estuvo sobre él. Con el ánimo que este siervo de Dios les infundió, 1.500 familias —quizás unas 6.000 personas— se prepararon para el viaje. Y cuando Esdras tomó otras medidas, se les unieron 38 levitas y 220 netineos. 9:1, 2. ¿Representaba una amenaza muy grave casarse con la gente que vivía en aquella tierra? La nación restaurada debía custodiar la adoración de Jehová hasta la llegada del Mesías. Casarse con los otros habitantes del país suponía una seria amenaza para la religión verdadera. Las alianzas matrimoniales que algunos judíos habían formado con personas idólatras podrían haber llevado a que, con el tiempo, toda la nación fuera absorbida por naciones paganas. La adoración pura quizás habría desaparecido de la Tierra. Entonces, ¿quiénes recibirían al Mesías? ¡Con razón Esdras se quedó atónito al ver lo ocurrido! 10:3, 44. ¿Por qué se despidió a los hijos junto con las esposas? La posibilidad de que las esposas que habían sido despedidas regresaran habría sido mayor si sus hijos se hubieran quedado. Además, por regla general, los niños pequeños necesitan el cuidado de sus madres. 7:10. Esdras nos dejó un excelente ejemplo, ya que fue un estudiante diligente y un buen maestro de la Palabra de Dios. Cuando iba a consultar la Ley de Jehová, primero oraba para preparar su corazón y luego examinaba atentamente lo que Jehová decía. Esdras aplicó lo que aprendió y se esforzó por enseñar a los demás. 7:13. Jehová quiere siervos deseosos de adorarle. 7:27, 28; 8:21-23. Esdras atribuyó el mérito a Jehová, oró con fervor antes de emprender un viaje largo y peligroso, y estuvo dispuesto a arriesgar su propia seguridad por la gloria de Dios. Por todo ello, constituye un magnífico ejemplo para nosotros. 9:2. Hemos de tomarnos en serio la exhortación de casarnos ―solo en el Señor‖ (1 Corintios 7:39). 9:14, 15. Las malas compañías pueden hacer que perdamos el favor de Jehová. 10:2-12, 44. Los hombres que se habían casado con mujeres extranjeras se arrepintieron humildemente y rectificaron su mal proceder. Tanto su actitud como sus acciones fueron ejemplares. Núm. 1: Esdras 7:1-17 12 12 | EMT 2011
  • 13. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Núm. 2: Cómo demostró Jesús que es digno de ocupar el puesto de Rey *** w09 15/4 págs. 28-32 Valoremos el papel de Jesús, el David y el Salomón Mayor *** EL PROFETA Samuel tenía ante sí a un joven pastor de apariencia insignificante. ¿Cómo iba a ser rey ese muchacho? Además, su ciudad natal, Belén, no era una población importante. Según la Biblia, era un lugar ―demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá‖ (Miq. 5:2). Pese a todo, ese simple muchachito estaba a punto de ser ungido por el profeta para ser el futuro rey de Israel. 2 Samuel había ido a la casa de Jesé para ungir al siguiente rey de la nación. El escogido sería uno de los ocho hijos de este fiel israelita, pero el profeta jamás se imaginó que fuera a ser el menor de ellos, David, quien ni siquiera estaba presente en esa ocasión. No obstante, Jehová lo había elegido, y eso era lo que contaba (1 Sam. 16:1-10). 3 Jehová veía cosas que Samuel no podía ver, como el corazón de David, y lo que veía le agradaba mucho. Para él, lo importante no es el exterior de la persona, sino el interior (léase 1 Samuel 16:7). Por eso, cuando Samuel se dio cuenta de que Jehová no había elegido a ninguno de los hijos de Jesé que estaban en su casa, mandó traer al más joven, que se encontraba pastoreando los rebaños de su padre. El relato dice: ―Por consiguiente, [Jesé] envió y lo hizo venir. Ahora bien, [David] era rubicundo, un joven de hermosos ojos y gallarda apariencia. Entonces dijo Jehová: ‗¡Levántate, úngelo, porque este es!‘. Por lo tanto Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David desde aquel día en adelante‖ (1 Sam. 16:12, 13). Sigamos a nuestro Pastor y Rey 6 Tal como David fue pastor, Jesús también lo es. Ahora bien, ¿qué se requiere para ser un buen pastor? Hay que cuidar y alimentar constantemente al rebaño y protegerlo con valor de los peligros (Sal. 23:2-4). En su juventud David cuidó muy bien las ovejas de su padre y las protegió de los depredadores. Por ejemplo, arriesgó su vida para defender al rebaño de un león y de un oso (1 Sam. 17:34, 35). 7 Los años que pasó David en el campo cuidando ovejas lo prepararon para las importantes obligaciones que asumiría al convertirse en el pastor de la nación de Israel (Sal. 78:70, 71). Jesús también ha demostrado ser un pastor ejemplar. Él pastorea al ―rebaño pequeño‖ y a las ―otras ovejas‖ gracias a las fuerzas y la guía que Jehová le da (Luc. 12:32; Juan 10:16). Sin lugar a dudas, él es el Pastor Excelente. Conoce tan bien a sus ovejas que las llama a todas por su nombre. Además, las quiere tanto que cuando estuvo en la Tierra hizo muchos sacrificios por ellas (Juan 10:3, 11, 14, 15). Ahora bien, Jesús logró algo que David jamás hubiera podido lograr. Su sacrificio redentor abrió la puerta para que la humanidad sea rescatada de la muerte. Nada impedirá que guíe a los miembros del ―rebaño pequeño‖ hasta los cielos, donde recibirán vida inmortal, ni que conduzca a sus ―otras ovejas‖ a un nuevo mundo de justicia, donde podrán vivir para siempre sin temor a los depredadores (léase Juan 10:27-29). Sigamos al Rey victorioso 8 El rey David fue un guerrero que protegió con valentía al pueblo de Dios, y ―Jehová siguió salvando a David dondequiera que [iba]‖. Bajo el reinado de David, el territorio de Israel llegó a abarcar desde el río de Egipto hasta el río Éufrates (2 Sam. 8:1-14). Gracias a la fuerza de Jehová, él se convirtió en un poderoso gobernante. La Biblia dice: ―La fama de David empezó a salir a todas las tierras, y Jehová mismo puso el pavor de él sobre todas las naciones‖ (1 Cró. 14:17). 9 Al igual que David, Jesús fue valeroso e intrépido. Después de que Jehová lo ungió para ser rey, él demostró que tenía autoridad sobre los demonios librando a muchas víctimas de sus garras (Mar. 5:2, 6-13; Luc. 4:36). Ni siquiera Satanás, el principal enemigo de Dios, tenía poder sobre él. Con la ayuda de Jehová, Jesús venció al mundo, que está en el poder del Diablo (Juan 14:30; 16:33; 1 Juan 5:19). 10 Unos sesenta años después de que Jesús resucitó y ascendió al cielo, el apóstol Juan lo vio en una visión profética como Rey victorioso y poderoso Guerrero en el cielo. Esto fue lo que Juan escribió: ―¡Miren!, un caballo blanco; y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo y para completar su victoria‖ (Rev. 6:2). El jinete del caballo blanco es Jesús. La corona la recibió en 1914, cuando fue entronizado como Rey del Reino celestial, tras lo cual ―salió venciendo‖. Como vemos, Jesús es un rey victorioso, igual que David. Poco después de recibir el Reino luchó contra el Diablo, lo venció y lo arrojó a la Tierra junto con sus demonios (Rev. 12:7-9). Jesús seguirá cabalgando hasta que culmine su victoria, hasta que destruya por completo el malvado sistema de Satanás (léase Revelación 19:11, 19-21). 13 13 | EMT 2011
  • 14. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  11 Ahora bien, Jesús también es un rey compasivo, como lo fue David. Por eso protegerá a la ―gran muchedumbre‖ durante el Armagedón (Rev. 7:9, 14). Además, bajo el reinado de Jesús y sus coherederos, los 144.000, habrá ―resurrección así de justos como de injustos‖ en la Tierra (Hech. 24:15). Y quienes resuciten tendrán la posibilidad de vivir para siempre. ¡Qué magnífico futuro! Sigamos, pues, resueltos a hacer ―lo que es bueno‖. Así podremos ver el día en que reine la justicia en la Tierra y este planeta esté poblado por felices súbditos del David Mayor (Sal. 37:27-29). Jehová contesta la oración de Salomón 12 Salomón, el hijo de David, también prefiguró a Jesús. Cuando subió al trono, Jehová se le apareció en un sueño y le prometió que le concedería cualquier cosa que le pidiera. El rey pudo haberle pedido más riquezas y poder, o una vida más larga. Pero pensando en el bien de sus súbditos, le dijo: ―Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir delante de este pueblo y para que pueda entrar, porque ¿quién podría juzgar a este gran pueblo tuyo?‖ (2 Cró. 1:7-10). Y Jehová le concedió lo que le había pedido (léase 2 Crónicas 1:11, 12). 13 Durante el tiempo en que Salomón se mantuvo fiel a Jehová, nadie pudo superarlo en sabiduría. De hecho, Salomón pronunció ―tres mil proverbios‖ (1 Rey. 4:30, 32, 34). Muchos de ellos se pusieron por escrito, y hasta el día de hoy suministran guía y dirección a quienes aman la sabiduría. La reina de Seba viajó 2.400 kilómetros (1.500 millas) para poner a prueba la sabiduría de Salomón con ―preguntas de las que causan perplejidad‖ y quedó muy impresionada por las respuestas del rey y por la prosperidad de su reino (1 Rey. 10:1-9). La Biblia revela el verdadero origen de la sabiduría de Salomón: ―Toda la gente de la tierra venía buscando el rostro de Salomón para oír su sabiduría que Dios había puesto en su corazón‖ (1 Rey. 10:24). Sigamos al Rey más sabio 14 Solo ha habido un hombre más sabio que Salomón, y ese fue Jesucristo. Él mismo dijo que era ―algo más que Salomón‖ (Mat. 12:42). Jesús pronunció ―dichos de vida eterna‖ (Juan 6:68). Por ejemplo, en el Sermón del Monte amplió algunos principios que aparecen en el libro de los Proverbios. Salomón habló de varias cosas que producen felicidad a los siervos de Jehová (Pro. 3:13; 8:32, 33; 14:21; 16:20). Y Jesús, por su parte, recalcó que lo que produce verdadera felicidad son los asuntos espirituales, todo aquello que está relacionado con la adoración a Jehová y el cumplimiento de sus promesas. Dijo: ―Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos‖ (Mat. 5:3). Quienes ponen en práctica los principios contenidos en las enseñanzas de Jesús se acercan a Jehová, ―la fuente de la vida‖ (Sal. 36:9; Pro. 22:11; Mat. 5:8). Cristo representa ―la sabiduría de Dios‖ (1 Cor. 1:24, 30). Y como Rey Mesiánico, tiene ―el espíritu de sabiduría‖ (Isa. 11:2). 15 ¿Cómo podemos nosotros, los seguidores del Salomón Mayor, encontrar la sabiduría divina? Puesto que la sabiduría divina se encuentra en la Palabra de Dios, debemos esforzarnos por estudiarla detenidamente y meditar en ella, sobre todo en las enseñanzas de Jesús (Pro. 2:1-5). Además, debemos seguir pidiéndole a Jehová que nos dé sabiduría. La Biblia nos asegura que él contestará nuestras súplicas sinceras y nos dará el espíritu santo que necesitamos para hallar las perlas de sabiduría que en ella se encuentran (Sant. 1:5). Estas nos ayudarán a sobrellevar nuestros problemas y a tomar buenas decisiones (Luc. 11:13). A Salomón también se le conoce como ―el congregador‖ porque reunió al pueblo para adorar a Dios y porque ―enseñó de continuo conocimiento a la gente‖ (Ecl. 12:9, 10). Jesús, que es Cabeza de la congregación cristiana, también es el congregador de su pueblo, pues invita a sus seguidores a adorar a Jehová (Juan 10:16; Col. 1:18). Por eso debemos asistir a todas las reuniones, ya que allí se nos instruye de continuo. 16 Salomón fue un rey muy emprendedor. Organizó un programa de construcción a escala nacional. Construyó palacios, caminos, redes de agua y ciudades para almacenamiento, para los carros y para la caballería, todo esto para beneficio del pueblo (1 Rey. 9:17-19). Pues bien, también Jesús es en cierto sentido un constructor. Él edificó su congregación en una ―masa rocosa‖ (Mat. 16:18). Y, además, supervisará los trabajos de construcción que se llevarán a cabo en el nuevo mundo (Isa. 65:21, 22). Sigamos al Rey de la paz 17 El nombre Salomón proviene de una raíz hebrea que significa ―paz‖. El rey Salomón gobernaba el país desde Jerusalén, nombre que en hebreo significa ―Posesión de Paz Doble‖, y su reinado de cuarenta años fue un período de paz sin precedentes en la historia de Israel. La Biblia dice sobre aquellos años: ―Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer -seba, todos los días de Salomón‖ (1 Rey. 4:25). Sin embargo, pese a toda su sabiduría, este rey no pudo librar a sus súbditos de la enfermedad, el pecado y la muerte. En cambio, el Salomón Mayor sí librará a sus súbditos de todos los sufrimientos (léase Romanos 8:19-21). 14 14 | EMT 2011
  • 15. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  18 En la congregación cristiana ya disfrutamos de un ambiente de paz. Así es, vivimos en un paraíso espiritual. Estamos en paz con Dios y con el prójimo. Isaías habló proféticamente de las condiciones que tendríamos hoy: ―Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra‖ (Isa. 2:3, 4). Cuando actuamos en conformidad con el espíritu de Dios, contribuimos a la belleza de nuestro paraíso espiritual. 19 Pero el futuro que nos espera es aún mejor. Bajo el reinado de Jesús, los seres humanos obedientes disfrutarán de paz absoluta. Poco a poco irán librándose de ―la esclavitud a la corrupción‖ hasta alcanzar la perfección (Rom. 8:21). Después de pasar la última prueba al final del Reinado Milenario, ―los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz‖ (Sal. 37:11; Rev. 20:7-10). No hay duda alguna: el reinado de Jesucristo superará al de Salomón de una manera que no podemos siquiera imaginar. Núm. 3: ¿Es Jesucristo realmente Dios? (rs pág. 209 párrs. 1, 2) *** rs pág. 209 Jesucristo *** ¿Es Jesucristo realmente Dios? Juan 17:3, VV (1977): ―[Jesús oró a su Padre:] Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero [―solo Dios verdadero‖, TA], y a Jesucristo, a quien has enviado.‖ (Note que Jesús no se refirió a sí mismo, sino a su Padre en el cielo, como ―el único Dios verdadero‖.) Juan 20:17, VV (1977): ―Jesús le dijo [a María Magdalena]: Suéltame, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.‖ (Así que, para el resucitado Jesús, el Padre era Dios, al igual que el Padre era Dios para María Magdalena. Es interesante que no hallamos ni una sola vez en las Escrituras que el Padre haya llamado al Hijo ―mi Dios‖.) 15 15 | EMT 2011
  • 16. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Enero 31 de en. Lectura de la Biblia: Nehemías 1 a 4 Núm. 1: Nehemías 2:11-20 Núm. 2: ¿Prueba Juan1:1 que Jesús sea Dios? (rs pág. 209 párr. 4–pág. 210 párr.1) Núm. 3: Como podemos aplicar las palabras de Jesús registradas en Mateo 22:21 Lectura de la Biblia: Nehemías 1 a 4 *** w06 1/2 págs. 8-9 Puntos sobresalientes del libro de Nehemías *** 1:1; 2:1. ¿Se cuenta el “año veinte” al que hacen referencia estos dos versículos desde el mismo punto de referencia? Sí, se trata del año vigésimo del reinado de Artajerjes, aunque el sistema de cálculo utilizado en estos versículos varía. Las pruebas históricas señalan el 475 antes de nuestra era como el año en que Artajerjes ascendió al trono. Puesto que los escribas babilonios contaban los años de los reyes persas de nisán (marzo-abril) a nisán, el primer año de aquel monarca comenzó en nisán de 474; por lo tanto, el año veinte del que habla Nehemías 2:1 empezó en nisán de 455. El mes de kislev (noviembre-diciembre) mencionado en Nehemías 1:1 es, lógicamente, el del año anterior, el 456. Según Nehemías, ese mes también correspondió al año veinte del reinado de Artajerjes. Es probable que en este caso comenzara a contar desde la fecha en que el monarca heredó el trono, o que utilizara lo que los judíos llaman hoy el año civil, que comienza en el mes de tisri (septiembre-octubre). De cualquier modo, el año en que se emitió la orden de restaurar Jerusalén fue el 455 antes de nuestra era. 4:17, 18. ¿Cómo podía un hombre trabajar en la reconstrucción con una sola mano? Para los que cargaban materiales, esto no representaría ningún problema. Una vez puesta la carga sobre la cabeza o los hombros, podrían sujetarla fácilmente con una mano ―mientras la otra mano tenía asido el proyectil‖. Los constructores, que necesitaban ambas manos para trabajar, ―estaban ceñidos, cada cual con su espada sobre la cadera, mientras edificaban‖. Todos estaban listos para repeler en cualquier momento un ataque del enemigo. 1:4; 2:4; 4:4, 5. Al encararnos a situaciones difíciles o decisiones importantes, debemos ―persever[ar] en la oración‖ y seguir la dirección teocrática (Romanos 12:12). 1:11–2:8; 4:4, 5, 15, 16; 6:16. Jehová responde las oraciones sinceras de sus siervos (Salmo 86:6, 7). 1:4; 4:19, 20; 6:3, 15. La ternura que caracterizó a Nehemías no le impidió ser un hombre de acción que luchó firmemente por la justicia. 1:11–2:3. Lo que más gozo le produjo a Nehemías no fue su prestigioso cargo como copero del rey, sino fomentar la adoración pura. ¿No deberían ser la adoración de Jehová y todo cuanto la promueva nuestro principal objeto de interés y motivo de gozo? 2:4-8. Jehová hizo que Artajerjes le concediera autorización a Nehemías para ir a Jerusalén y reconstruir la muralla. ―El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová —dice Proverbios 21:1—. Adondequiera que él se deleita en hacerlo, lo vuelve.‖ 3:5, 27. No debemos considerar degradante el trabajo manual que se realiza en favor de la adoración verdadera, como hicieron los ―majestuosos‖ de los teqoítas; más bien, debemos imitar a los teqoítas comunes que trabajaron con gusto. 3:10, 23, 28-30. Aunque algunos pueden mudarse a donde hay mayor necesidad de proclamadores del Reino, muchos apoyamos la adoración verdadera desde nuestra localidad. Lo hacemos tomando parte en la construcción de Salones del Reino y en las labores de socorro cuando ocurren desastres, pero, sobre todo, predicando el Reino. 4:14. Cuando nos enfrentemos a la oposición, nosotros también podremos vencer el miedo teniendo presente a Aquel que es ―el Grande y el Inspirador de temor‖. Núm. 1: Nehemías 2:11-20 Núm. 2: ¿Prueba Juan1:1 que Jesús sea Dios? (rs pág. 209 párr. 4–pág. 210 párr.1) *** rs pág. 209 - pág. 210 Jesucristo *** ¿Prueba Juan 1:1 que Jesús sea Dios? Juan 1:1 VV (1977): ―En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios [también GR, CI, Str].‖ NE dice: ―lo que Dios era, la Palabra lo era‖. Mo dice: ―el Logos era divino‖. AT y Sd nos dicen 16 16 | EMT 2011
  • 17. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  que ―la Palabra era divina‖. La versión interlineal ED dice: ―un dios era la Palabra‖. NM dice: ―la Palabra era un dios‖; NTIV usa las mismas palabras. ¿Qué ven estos traductores en el texto griego que hace que algunos de ellos se abstengan de verterlo: ―la Palabra era Dios‖? El artículo definido (el) aparece antes de la palabra the·os′ (Dios) la primera vez que esta se usa, pero no la segunda vez. El uso del sustantivo con el artículo indica una identidad, una personalidad, mientras que el uso de un predicado nominal en singular sin artículo antes del verbo (conforme se construye la oración en griego) indica que se trata de cierta cualidad de alguien. Por eso el texto no está diciendo que la Palabra (Jesús) fuera lo mismo que el Dios con quien estaba, sino que la Palabra era semejante a Dios, divino, un dios. (Véase NM, edición con referencias, de 1984, en inglés, pág. 1579.) ¿Qué quiso decir el apóstol Juan al escribir Juan 1:1? ¿Quiso decir que Jesús mismo es Dios, o acaso que Jesús y el Padre componen un Dios? En el mismo capítulo, versículo 18, Juan escribió: ―A Dios nadie [―ningún hombre, KJ, Dy] le ha visto jamás; el unigénito Hijo [―el dios unigénito‖, NM], que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer‖ (VV [1977]). ¿Había visto algún ser humano a Jesucristo, el Hijo? ¡Claro que sí! Por lo tanto, ¿estaba diciendo Juan que Jesús era Dios? Es obvio que no es así. A fines de su Evangelio, Juan resumió el asunto, diciendo: ―Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, [no Dios, sino] el Hijo de Dios‖. (Juan 20:31, VV [1977].) Núm. 3: Como podemos aplicar las palabras de Jesús registradas en Mateo 22:21 *** w09 15/6 págs. 19-20 Digámosle siempre la verdad a nuestro prójimo *** Digamos la verdad a las autoridades 16 Jesús mandó: ―Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios‖ (Mat. 22:21). ¿Cuáles son las cosas que le debemos al César, es decir, a las autoridades? Pues bien, la conversación en la que Jesús pronunció estas palabras giraba en torno a los impuestos. De modo que para tener una conciencia limpia ante Dios y los hombres, debemos obedecer las leyes del país en el que vivimos, incluidas las que rigen el pago de impuestos (Rom. 13:5, 6). Aun así, reconocemos que Jehová es la Autoridad Suprema, el único Dios verdadero, y lo amamos con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas (Mar. 12:30; Rev. 4:11). Por eso, solo él merece nuestra obediencia absoluta e incondicional (léase Salmo 86:11, 12). 17 En muchos países existen programas de asistencia social. No hay nada de malo en que los cristianos se beneficien de dichos programas, pero deben reunir los requisitos necesarios. Quienes hablan con la verdad no dan información falsa o engañosa al gobierno a fin de recibir asistencia pública. *** w96 1/5 págs. 16-18 Paguemos al César las cosas del César *** “Las cosas de Dios” 5 Los cristianos han tenido que asegurarse de no dar al César lo que pertenece a Dios en especial desde el año 1914, cuando Jehová Dios, el Altísimo, empezó a gobernar como rey mediante el Reino mesiánico de Cristo. (Revelación [Apocalipsis] 11:15, 17.) Hoy más que nunca, la ley de Dios pide a los cristianos ‗que no sean parte del mundo‘. (Juan 17:16.) Estando dedicados a Dios, el Dador de la Vida, tienen que demostrar claramente que ya no se pertenecen a sí mismos. (Salmo 100:2, 3.) Como escribió Pablo, ―pertenecemos a Jehová‖. (Romanos 14:8.) Además, los cristianos son ordenados ministros de Dios al momento de su bautismo, lo que los faculta para repetir las palabras de Pablo: ―Dios [...] nos ha capacitado adecuadamente para ser ministros‖. (2 Corintios 3:5, 6.) 6 El apóstol Pablo también escribió: ―Glorifico mi ministerio‖. (Romanos 11:13.) No cabe duda de que debemos copiar su ejemplo. Tanto si somos ministros de tiempo completo como si no, tengamos en cuenta que es Jehová mismo quien nos ha asignado nuestro ministerio. (2 Corintios 2:17.) Siendo que algunas personas pueden cuestionar nuestra postura, es preciso que todo cristiano dedicado y bautizado esté pronto a suministrar prueba contundente y positiva de que es en verdad ministro de las buenas nuevas. (1 Pedro 3:15.) Además, su conducta da prueba de su ministerio. Como ministro de Dios ha de abogar por la sana moral y practicarla, defender la unidad familiar, ser honrado y observar la ley y el orden. (Romanos 12:17, 18; 1 Tesalonicenses 5:15.) Las cosas más importantes en la vida del cristiano son su relación con Dios y el ministerio que él le ha asignado. No puede renunciar a ellas a instancias del César, pues es obvio que se cuentan entre las ―cosas de Dios‖. “Las cosas de César” 7 Los testigos de Jehová saben que deben ―sujeción a las autoridades superiores‖, esto es, los dirigentes gubernamentales. (Romanos 13:1.) Por consiguiente, su conciencia educada por la Biblia les permite satisfacer las 17 17 | EMT 2011
  • 18. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  exigencias legítimas del César, o el Estado. Los verdaderos cristianos, por ejemplo, figuran entre los contribuyentes más ejemplares de la Tierra. El periódico alemán Münchner Merkur informó lo siguiente de los testigos de Jehová: ―Son las personas más honradas y puntuales en el pago de impuestos de la República Federal‖. En Italia, el periódico La Stampa comentó: ―No hay ciudadanos más leales: no tratan de evitar el pago de los impuestos ni procuran lucrarse evadiendo leyes inconvenientes‖. Los siervos de Jehová lo hacen ―por causa de su conciencia‖. (Romanos 13:5, 6.) 8 ¿Se circunscriben las ―cosas de César‖ solo al pago de impuestos? No. Pablo incluyó otras, como el temor y la honra. En su Critical and Exegetical Hand-Book to the Gospel of Matthew (Manual crítico y exegético del Evangelio de Mateo), el erudito alemán Heinrich Meyer escribió: ―Por [las cosas del César] [...] no hemos de entender meramente el impuesto civil, sino todo aquello a lo que el César tenía derecho en virtud de su legítimo regir‖. El historiador E. W. Barnes, en su obra The Rise of Christianity (La aparición del cristianismo), comentó que el cristiano pagaría los impuestos que debiera y ―aceptaría asimismo toda otra obligación impuesta por el Estado, siempre y cuando no se le exigiera dar al César las cosas que fueran de Dios‖. 9 ¿Qué cosas pudiera reclamar el Estado sin invadir el ámbito de lo que le corresponde a Dios por legítimo derecho? Algunos han pensado que es admisible dar dinero al César bajo la forma de impuestos y nada más. Ciertamente les incomodaría dar al César cualquier cosa que les consumiera el tiempo que pudieran emplear en actividades teocráticas. No obstante, si bien es cierto que debemos ‗amar a Jehová nuestro Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerzas‘, también lo es que él cuenta con que pasaremos tiempo en actividades ajenas al servicio sagrado. (Marcos 12:30; Filipenses 3:3.) Por ejemplo, al cristiano casado se le aconseja dedicar tiempo a complacer a su cónyuge. No hay nada de malo en tales actividades, a pesar de que el apóstol Pablo las llama ―las cosas del mundo‖, no ―las cosas del Señor‖. (1 Corintios 7:32-34; compárese con 1 Timoteo 5:8.) 10 Además, Cristo autorizó a sus seguidores a ―pagar‖ impuestos, lo que indudablemente supone invertir tiempo dedicado a Jehová, puesto que toda nuestra vida está dedicada a él. Si el impuesto promedio sobre la renta en un determinado país es del 33% (en algunos países es mayor), esto significa que el empleado medio paga anualmente al fisco el equivalente a cuatro meses de salario. Dicho de otro modo, al final de su vida laboral, el empleado medio habrá pasado cerca de quince años trabajando para ganar el dinero de los impuestos exigidos por ―César‖. Considere también el asunto de la escolaridad. La legislación de casi todo país exige que los padres envíen sus hijos a la escuela por una cantidad mínima de años, la cual varía de un país a otro. En la mayoría de los países, la escolaridad obligatoria abarca un período de tiempo considerable. Aunque es verdad que dicha educación suele ser útil, es el César quien determina cuántos años de su vida debe emplear el niño estudiando, y los padres cristianos acatan su decisión. *** it-1 págs. 465-466 César *** Dios y César. Tan solo hay registro de una ocasión en la que Jesús hiciera mención de César, aquella en la que estableció el siguiente principio: ―Por lo tanto, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios‖. (Mt 22:17-21; Mr 12:14-17; Lu 20:22-25.) Jesús hizo esta declaración en respuesta a una cuestión sobre el pago de la ―capitación‖ de los judíos al Estado romano. Por lo tanto, la pregunta tenía que ver con una ley implantada o práctica común, de lo que se deduce que ni la pregunta ni la respuesta se circunscribían a Tiberio, quien entonces estaba gobernando. (Compárese con Mt 17:25.) ―César‖ significaba o simbolizaba la autoridad civil, el Estado, personificado en sus representantes debidamente nombrados, lo que Pablo llama ―las autoridades superiores‖, y Pedro, ―un rey‖ y sus ―gobernadores‖. (Ro 13:1-7; Tit 3:1; 1Pe 2:13-17; véase AUTORIDADES SUPERIORES.) En consecuencia, las ―cosas‖ de César eran el pago debido por los servicios que prestaba el gobierno civil, servicios por los que el gobierno exigía impuestos o tributo. A pesar de su prepotencia, el estado romano prestaba numerosos servicios a sus súbditos: la construcción de carreteras, un sistema de correos, el mantenimiento del orden civil y la protección contra los delincuentes. El pueblo pagaba estos servicios por medio de los impuestos. Y esto fue lo que subrayó Jesús al referirse a la moneda del César como ―la moneda de la capitación‖. (Mt 22:19.) La autoridad del ―César‖ para exigir tributo incluso de los cristianos no le permitía interferir en las obligaciones de estos para con Dios, pues Jesús dijo que había que pagar ―a Dios las cosas de Dios‖. (Mt 22:21.) Los apóstoles de Jesús mostraron que entendían que la obediencia que debían a las autoridades humanas tenía ciertos límites —esto es, era relativa y no absoluta—, pues cuando se les llevó delante del Tribunal Supremo judío, declararon con firmeza: ―Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres‖, es decir, siempre que las leyes o requisitos humanos estuvieran en conflicto con los de Dios. (Hch 5:29.) 18 18 | EMT 2011
  • 19. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Febrero 7 de feb. Lectura de la Biblia: Nehemías 5 a 8 Núm. 1: Nehemías 6:1-13 Núm. 2: ¿Qué lección de hospitalidad nos enseñan Lidia, Gayo y Filemón? Núm. 3: ¿Prueba la exclamación de Tomás en Juan 20:28 que Jesús sea en verdad Dios? (rs pág. 210 párr. 2-4) Lectura de la Biblia: Nehemías 5 a 8 *** w06 1/2 pág. 9 Puntos sobresalientes del libro de Nehemías *** 5:7. ¿En qué sentido empezó Nehemías “a señalar faltas a los nobles y a los gobernantes diputados”? Estos hombres estaban prestando con usura a sus hermanos judíos en contra de lo dispuesto en la Ley mosaica (Levítico 25:36; Deuteronomio 23:19). El interés que exigían era muy alto. Si se pagaba mensualmente, ―la centésima‖ equivaldría al 12% anual (Nehemías 5:11). Era una crueldad imponer semejante carga al pueblo, que ya de por sí estaba agobiado por los impuestos y la escasez de alimentos. Nehemías les ‗señaló sus faltas‘ a los ricos al emplear la Ley de Dios para reprenderlos con severidad y denunciar su mal proceder. 6:5. Puesto que las cartas confidenciales solían ir en bolsas selladas, ¿por qué envió Sanbalat “una carta abierta” a Nehemías? Quizás la intención de Sanbalat era divulgar las acusaciones falsas que esta contenía. Tal vez esperaba que Nehemías se enojara tanto que interrumpiera la construcción para ir a defenderse personalmente. O puede que haya pensado que su contenido alarmaría tanto a los judíos que estos detendrían las obras por completo. Pero Nehemías no se intimidó y prosiguió con calma la obra encomendada por Dios. 5:14-19. El gobernador Nehemías es un magnífico ejemplo de humildad, altruismo y discreción para los superintendentes cristianos. Aun cuando aplicaba la Ley de Dios con mucho celo, no se aprovechó de su posición para lucrarse, sino que se interesó por los oprimidos y los pobres. Su generosidad constituye un modelo sobresaliente para todos los siervos de Dios. 7:6-67. ¿Por qué difieren las listas de Nehemías y Esdras en la cantidad de miembros de las familias que volvieron a Jerusalén con Zorobabel? (Esdras 2:1-65.) La diferencia pudiera obedecer a que Esdras y Nehemías utilizaron diferentes fuentes. Por ejemplo, es posible que el número de los que se registraron para regresar no correspondiera al número de los que efectivamente regresaron. Las variantes también pudieran deberse a que algunos judíos no lograran demostrar su linaje en un principio, pero lo hicieran después. Sea como fuere, ambos relatos coinciden en un punto: la cifra de los que regresaron inicialmente fue de 42.360, sin contar a los esclavos ni a los cantores. Núm. 1: Nehemías 6:1-13 Núm. 2: ¿Qué lección de hospitalidad nos enseñan Lidia, Gayo y Filemón? *** w96 15/9 pág. 28 Lidia: hospitalaria dama que adoraba a Dios *** “Sencillamente nos obligó a aceptar” Antes de conocer a Lidia, es posible que los misioneros tuvieran que contentarse con hospedaje por el que tenían que pagar. Pero ella les ofreció albergue de todo corazón. Sin embargo, el hecho de que tuviera que insistir indica que Pablo y sus compañeros opusieron cierta resistencia. ¿Por qué razón? Porque Pablo deseaba ‗proporcionar las buenas nuevas sin costo, para no abusar de su autoridad‘ ni convertirse en una carga para nadie. (1 Corintios 9:18; 2 Corintios 12:14.) Lucas añade: ―Ahora bien, cuando fueron bautizadas ella y su casa, ella dijo con súplica: ‗Si ustedes me han juzgado fiel a Jehová, entren en mi casa y quédense‘. Y sencillamente nos obligó a aceptar‖. (Hechos 16:15.) La principal preocupación de Lidia era ser fiel a Jehová, por lo que parece que su ofrecimiento de hospitalidad fue una demostración de fe. (Compárese con 1 Pedro 4:9.) ¡Qué ejemplo! ¿Nos valemos nosotros también de nuestras posesiones para fomentar los intereses de las buenas nuevas? Los hermanos de Filipos Cuando Pablo y Silas salieron de prisión después del incidente con la esclava endemoniada, regresaron a casa de Lidia, donde hallaron algunos hermanos. (Hechos 16:40.) Los creyentes de la nueva congregación filipense tal vez tuvieran allí su local de reuniones habitual. Es lógico pensar que el hogar de Lidia permaneciera com o centro de la actividad teocrática en la ciudad. 19 19 | EMT 2011
  • 20. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  La afectuosa hospitalidad que demostró Lidia desde el comienzo resultó ser la nota característica de la entera congregación. A pesar de ser pobres, los filipenses enviaron en varias ocasiones a Pablo las cosas que necesitaba, lo que suscitó muestras de gratitud del apóstol. (2 Corintios 8:1, 2; 11:9; Filipenses 4:10, 15, 16.) En la carta que envió Pablo a los Filipenses entre los años 60 y 61 de nuestra era no se hace mención de Lidia. Las Escrituras no dicen qué le ocurrió después de los sucesos narrados en el capítulo 16 de Hechos. No obstante, lo poco que se dice de esta mujer dinámica nos infunde deseos de seguir ―la senda de la hospitalidad‖. (Romanos 12:13.) ¡Cuánto agradecemos contar con cristianos como Lidia! Su espíritu contribuye grandemente a que reine el afecto y la amistad en las congregaciones, para gloria de Jehová Dios. *** w96 15/11 págs. 12-13 Los superintendentes viajantes: dádivas en hombres *** “No olviden la hospitalidad” 12 Ser hospitalario es otro modo de mostrar amor y aprecio a los superintendentes viajantes cristianos. (Hebreos 13:2.) El apóstol Juan elogió a Gayo por recibir con hospitalidad a los que visitaban la congregación como misioneros viajantes. Juan escribió: ―Amado, estás haciendo trabajo fiel en cualquier cosa que haces para los hermanos —y hasta siendo extraños— que han dado testimonio de tu amor delante de la congregación. A estos tendrás la bondad de poner en camino de una manera digna de Dios. Pues fue a favor del nombre de él que salieron, sin tomar nada de la gente de las naciones. Nosotros, por lo tanto, estamos obligados a recibir hospitalariamente a tales personas, para que lleguemos a ser colaboradores en la verdad‖. (3 Juan 5-8.) En la actualidad podemos promover la predicación del Reino recibiendo de igual manera con hospitalidad a los superintendentes viajantes y sus esposas. Los ancianos locales deben asegurarse de que el alojamiento sea satisfactorio; sin embargo, un superintendente de distrito dijo: ―Nuestra estancia con los hermanos no debería depender de quién está en condición de hacer algo por nosotros. No deberíamos ni siquiera dar esa impresión. Debemos estar dispuestos a aceptar la hospitalidad de cualquiera de nuestros hermanos, sea rico o pobre‖. 13 La hospitalidad puede reportar beneficios mutuos. ―Mi familia tenía la costumbre de hospedar a los superintendentes viajantes en casa —recuerda Jorge, un anterior superintendente de circuito que ahora sirve en Betel—. Creo que esas visitas me ayudaron más de lo que entonces me daba cuenta. En la adolescencia tuve problemas espirituales. Mi madre se preocupó, pero no sabía cómo ayudarme, y por ello le pidió al superintendente de circuito que hablara conmigo. Al principio lo evité, pues temía que me reprendiera. Pero con su amabilidad, finalmente se ganó mi confianza. Me invitó a comer con él un lunes, y le abrí el corazón porque estaba seguro de que me entendía. Me escuchó con atención. Sus recomendaciones prácticas surtieron efecto, y empecé a progresar espiritualmente.‖ *** w92 15/4 pág. 24 „Exhortemos sobre la base del amor‟ *** Asuntos resueltos con amor Pablo se sintió impelido a escribir a Filemón respecto a Onésimo. Escribió la carta de su propia mano, sin utilizar a un secretario como era su costumbre (versículo 19). Aparte unos minutos para leer en su totalidad la breve carta a Filemón. Notará que después de presentarse y desear a Filemón y su casa ―bondad inmerecida y paz‖, Pablo encomió a Filemón por ‗su amor y la fe que tenía para con el Señor Jesús y para con todos los santos‘ (versículos 1-7). Pablo pudo haber recurrido fácilmente a su autoridad como apóstol y haber ‗ordenado a Filemón que hiciera lo que es propio‘, pero en vez de eso Pablo ‗exhortó sobre la base del amor‘. Confirmó el hecho de que Onésimo en realidad se había hecho hermano cristiano, uno que había demostrado ser útil a Pablo. El apóstol admitió: ―Quisiera retenerlo [a Onésimo] para mí mismo para que, en lugar de a ti, siguiera ministrándome a mí en las cadenas de prisión que llevo por las buenas nuevas. Pero —continuó Pablo— sin tu consentimiento no quiero hacer nada, para que tu buen acto no sea como obligado, sino de tu propia voluntad‖ (versículos 8-14). Así que el apóstol instó a Filemón a aceptar de vuelta a su ex esclavo como hermano. ―Recíbelo amablemente como lo harías conmigo‖, escribió Pablo. Esto no significaba que a Onésimo se le tendría que liberar de la servidumbre. Pablo no estaba haciendo campaña para cambiar el orden social existente de su tiempo. (Compárese con Efesios 6:9; Colosenses 4:1; 1 Timoteo 6:2.) Sin embargo, la relación entre amo y esclavo estaría templada indudablemente por el vínculo cristiano que ahora existía entre Filemón y Onésimo. Filemón vería a Onésimo ―como más que esclavo, como hermano amado‖ (versículos 15-17). No obstante, ¿qué pasaría con las deudas que quizás había contraído Onésimo, tal vez como resultado de su hurto? De nuevo Pablo apela a su amistad con Filemón y dice: ―Si te hizo alguna injusticia o te debe algo, tenlo cargado a mi cuenta‖. Pablo manifestó confianza en que Filemón mostraría un espíritu perdonador al ir más allá de lo que le pedía Pablo. Puesto que Pablo esperaba quedar pronto en libertad, hasta hizo planes para disfrutar de la hospitalidad de Filemón en el futuro cercano. Después de enviar algunos saludos adicionales y desear a Filemón ―la bondad inmerecida del Señor Jesucristo‖, Pablo terminó su carta (versículos 18-25). 20 20 | EMT 2011
  • 21. Referencias al Programa de la Escuela del Ministerio Teocrático 2011  Núm. 3: ¿Prueba la exclamación de Tomás en Juan 20:28 que Jesús sea en verdad Dios? (rs pág. 210 párr. 2-4) *** rs pág. 210 - pág. 211 Jesucristo *** ¿Prueba la exclamación de Tomás en Juan 20:28 que Jesús sea en verdad Dios? Juan 20:28 (VV [1977]) dice: ―Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!‖. No es de ningún modo objetable el referirse a Jesús como ―Dios‖, si esto era lo que Tomás tenía presente. Esto estaría en armonía con las palabras que Jesús mismo citó de los Salmos, donde a hombres poderosos, a jueces, se les llamó ―dioses‖ (Juan 10:34, 35, VV [1977]; Sal. 82:1-6). Claro, Cristo ocupa una posición mucho más elevada que dichos hombres. Debido a la singularidad de la posición que él ocupa con relación a Jehová, en Juan 1:18 (NM) se llama a Jesús el ―dios unigénito‖. (Véase también EMN.) Isaías 9:6 (VM) también describe a Jesús proféticamente como ―Poderoso Dios‖, pero no como el Dios Todopoderoso. Todo esto está en armonía con el que se describa a Jesús como ―un dios‖, o ―divino‖, en Juan 1:1 (NM, AT). El contexto nos ayuda a llegar a la conclusión correcta al respecto. Poco antes de la muerte de Jesús, Tomás había oído la oración de Jesús en la que este se dirigió a su Padre llamándolo ―solo Dios verdadero‖ (Juan 17:3, VM). Después de ser resucitado, Jesús había enviado un mensaje a sus apóstoles, entre ellos a Tomás, en el que había dicho: ―Subo [...] a mi Dios y vuestro Dios‖ (Juan 20:17, VM). Después de escribir lo que Tomás dijo cuando de hecho vio y tocó al resucitado Cristo, el apóstol Juan declara: ―Éstas empero han sido escritas, p ara que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre‖ (Juan 20:31, VM). Por lo tanto, si alguien concluye que la exclamación de Tomás significa que Jesús mismo es ―el único Dios verdadero‖ o que Jesús es un ―Dios Hijo‖ componente de una trinidad, tiene que examinar nuevamente lo que Jesús mismo dijo (versículo 17) y la conclusión que el apóstol Juan claramente expresa (versículo 31). *** w92 15/1 pág. 23 ¿Qué dicen las Escrituras sobre la “divinidad de Cristo”? *** Al dirigirse a Jesús ya resucitado, el apóstol Tomás exclamó: ―¡Mi Señor y mi Dios!‖. (Juan 20:28.) Este relato y otros fueron ‗escritos para que creamos que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios‘. Y Tomás no estaba contradiciendo a Jesús, quien había enviado a Sus discípulos el mensaje: ―Asciendo [...] a mi Dios y Dios de ustedes‖. (Juan 20:17, 30, 31.) De modo que Tomás no pensaba que Jesús fuera el Dios Todopoderoso. Puede que Tomás se haya dirigido a Jesús con la expresión ―mi Dios‖ en el sentido de que Cristo era ―un dios‖, aunque no ―el único Dios verdadero‖. (Juan 1:1; 17:1-3.) O puede que, al decir ―mi Dios‖, Tomás estuviera reconociendo a Jesús como el Portavoz y Representante de Dios, tal como otros se dirigieron a un mensajero angelical como si él fuera Jehová. (Compárese con Génesis 18:1-5, 22-33; 31:11-13; 32:24-30; Jueces 2:1-5; 6:11-15; 13:20-22.) Según la Biblia, pues, Jesús tuvo una existencia prehumana como la Palabra. Cuando estuvo en la Tierra no fue un Dios-hombre divino. Fue completamente humano, aunque perfecto, como Adán lo fue originalmente. Desde su resurrección Jesús ha sido un espíritu inmortal ensalzado que siempre estará subordinado a Dios. Por lo tanto, está claro que las Escrituras no apoyan la idea de la ―divinidad de Cristo‖. *** w88 1/6 pág. 19 El conocer con exactitud a Dios y a su Hijo lleva a la vida *** “Mi Señor y mi Dios” 13 Los trinitarios también citan Juan 20:28 para apoyar sus afirmaciones. Ahí Tomás dijo a Jesús: ―¡Mi Señor y mi Dios!‖. Como ya se ha mostrado, no hay nada que objetar a que Tomás llame a Jesús un dios. Eso estaría en armonía con el hecho de que Jesús, antes de ser humano, ciertamente había sido un dios, es decir, una poderosa persona divina. Y ciertamente lo ha sido desde su muerte y resurrección a la vida celestial. Jesús hasta citó de los Salmos para mostrar que a humanos poderosos se les llamó ―dioses‖. (Salmo 82:1-6; Juan 10:34, 35.) El apóstol Pablo señaló que había ―muchos ‗dioses‘ y muchos ‗señores‘‖. (1 Corintios 8:5.) Hasta a Satanás se llama ―el dios de este sistema de cosas‖. (2 Corintios 4:4.) 14 Cristo ocupa una posición mucho más elevada que la de hombres imperfectos, o la de Satanás. Si a estos se les puede llamar ―dioses‖, de seguro a Jesús se le puede llamar un dios, y así se le llamó. Debido a su posición singular con relación a Jehová, Jesús es ―el dios unigénito‖ (Juan 1:18), un ―Dios Poderoso‖ (Isaías 9:6), y ―un dios‖ (Juan 1:1). Por eso no había nada impropio en que Tomás se refiriera a Jesús de esa manera. Tomás decía que Jesús era un dios para él, un personaje divino, poderoso. Pero no decía que Jesús fuera Jehová, por lo cual Tomás dijo: ―mi‖ Dios, y no ―el‖ Dios. 15 Solo tres versículos después, en Juan 20:31, la Biblia declara: ―Pero estas cosas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios”. Aquí se elimina toda duda en cuanto a lo que Tomás pudiera haber querido decir. El escritor bíblico Juan dice claramente que Jesús es el Hijo de Dios, no el Dios Todopoderoso mismo. 21 21 | EMT 2011