Este poema de Mario Benedetti describe la caricia como un lenguaje íntimo entre dos personas. Resalta que cada caricia es única y mejora sobre las anteriores, celebrando la piel y los sentidos a través del tacto. Sin embargo, las caricias en los sueños carecen de esta cualidad tangible. Lo que realmente importa no es la caricia en sí, sino la conexión emocional que esta puede llevar más allá.