3. que los programas podrán ser únicos para todos los usuarios, pero los procesos
pertenecerán a cada usuario.
Hasta ahora los traductores cobran una suma fija que es arreglada por el propio traductor, puesto
que no hay agremiación y los honorarios que se acuerdan dependen de la fortaleza de
negociación. La idea es que sea exactamente igual que la ley de derecho de autorâ€Â, indica
Ingberg.