2. Durante la fase de crecimiento del ciclo
inmobiliario el precio que se paga por los
terrenos y solares es muy elevado debido
a las expectativas futuras.
3. Los promotores que adquieren estos
activos compensan este precio
anormalmente elevado incrementando el
precio de los pisos y viviendas que
construyen en dichos solares.
4. Mientras el ciclo se comporta de forma
ascendente todo precio pagado parece
poco y los constructores obtienen elevadas
ganancias con la venta de las viviendas.
5. Sin embargo, cuando el ciclo entra en fase
de decrecimiento aparecen una serie de
problemas.
Los inversores de naturaleza pesimista
analizan la tendencia del precio de
mercado del suelo y son más selectivos a la
hora de comprar los terrenos.
6. Los inversores optimistas confían en que el
precio de las parcelas seguirá creciendo y
teniendo la misma progresión actual, por
lo tanto están dispuestos a pagar mucho
más por el mismo solar.
7. En muchas ocasiones, la venta de
terrenos es muy activa y un solar en una
ubicación privilegiada puede pasar por
varias manos en poco tiempo
incrementándose excesivamente su precio.
8. Los inversores pesimistas, cuando llega la
crisis inmobiliaria se ven menos afectados
que los optimistas ya que han sido más
cautos con sus inversiones, han ganado
menos dinero y también pierden menos
cuando el mercado entra en recesión.