2. • Érase una vez una familia de osos: papá Oso,
mamá Osa, y osito. Vivían en el bosque. Un bonito
día de sol, decidieron salir un rato a coger
setas.
• -¡Buenos días , señor Conejo! ¡Hasta luego,
pajarillos!-gritaba Osito. Le encantaba
saludar a sus amigos.
3. • Ese día, Ricitos de oro se alejó mucho de su
casa y, sin darse cuenta, se perdió en el
bosque. Se sentó en el suelo para recoger unas
flores y, de pronto, vio una casa entre lo
árboles.
• -¡Que suerte! Me acercare para verla mejor.
• Ricitos de oro entró.
4. Se encontró con una mesa en la que había tres
platos uno grande, otro mediano y otro pequeño.
Probó la comida del plato
grande y no le gustó mucho. Probó la del plato
mediano y tampoco le gustó al tomar la primera
cucharada de comida del plato pequeño, ¡ le
gustó tanto que se la comió toda!-¡estaba
riquísima
5. • Después, entró en el salón.
• Se sentó en la butaca grande y le pareció
demasiado blanda. ¡ Y la mecedora muy dura!
La sillita le gustó, pero era pequeña ¡y se
rompió!
• -¡Menos mal que no me he hecho daño! ¡Vaya
susto!
6. • Entonces se levantó y empezó a subir las
escaleras. En la planta de arriba estaba el
dormitorio. –Bueno, solo será una siestecita. La
cama más grande le pareció muy alta y la
mediana…¡demasiado ancha!
• ¡ pero la pequeña le encantó!
• -¡Qué cómoda ¡.En un instante,
• Cerró los ojos y se quedó Dormida.
7. • Papá oso, mamá Osa y osito volvían a casa
para comer. ¡Menuda sorpresa! Osito no se lo
podía creer.
• -¡Alguien se ha comido mi comida! ¡Y además ha
roto mi sillita!- protestó muy enfadado. - No
grites, hijo-intervino papá Oso - .Iré a ver
arriba por si hay alguien.
8. • Al llegar al dormitorio, papá Oso se encontró con Ricitos de
oro, que seguía durmiendo plácidamente. Entonces , bajó a
llamar a su familia: - Cuando sepáis lo que ha ocurrido, no os
lo vais a creer ¡Hay una niña durmiendo!
Ricitos de oro estaba muy
asustada.
9. Se disculpó por lo que había hecho. Les
contó que había salido a recoger flores y
que se había perdido en el bosque.
-Bueno no importa –respondió Osito, que ya
no estaba enfadado-
si quieres ,podemos ser amigos…
• Decidieron salir a jugar mientras papá Oso
preparaba la merienda. Se lo pasaron de
maravilla. Al caer la tarde, toda la familia
acompaño a la pequeña hasta su casa.
• -¡ Hasta pronto, amigos míos! – se despidió
ricitos de oro, muy feliz.