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CEP PILAR MAESTÚ SIERRA - EEI FERNÁNDEZ VARELA,-
ESCOLA DE FAMILIA

                         EEI ANGUSTIA, EEI VILARIÑO, EEI A GRANXA
                              DEPARTAMENTO DE ORIENTACIÓN




                                                                       2011




                                                                               Entusiasmarnos,
                                                                          divertirnos, equivocarnos,
                                                                          dudar, compartir tarefas,
                                                                                  aprender….

          “Los niños son nuestro futuro. Si sabemos educarlos en la tolerancia, en
          la colaboración y en la solidaridad, ellos serán adultos más justos, más
          sensibles, más solidarios. Y, por tanto, su capacidad crítico-constructiva
          será superior a la nuestra”

                                                                                            Wolfgang Wöbking
MES      DÍA

NOVEMBRO

DECEMBRO

XANEIRO

FEBREIRO

 MARZO

 ABRIL

  MAIO

 XUÑO
El loro que pedía libertad | El Adarve

¿Qué sentido tiene un discurso que contradice los hechos? Todo el mundo conoce a
personas que niegan con los hechos aquello que predican, reclaman y aconsejan con la
palabra. Dicen que es muy importante la libertad pero están atenazados por mitos,
estereotipos, mandatos y esclavitudes de diverso tipo que impiden ejercitarla. Dicen que
es muy importante luchar contra la injusticia pero son ellos mismos quienes la siembran
por doquier.
Dicen que es fundamental el respeto a las mujeres desde una óptica de igualdad, pero
ellos se pasan la vida agrediendo a su pareja. Me refiero a las personas que dicen que es
muy importante la solidaridad pero que no son capaces de desprenderse de un euro
acogiéndose a las disculpas más diversas. Que hablan de la responsabilidad pero que no
son capaces de actuar con un mínimo sentido del debe. Que sermonean sobre la
importancia del esfuerzo pero que no son capaces. de levantarse puntualmente.
Se trata de personas, en definitiva, que hilvanan un discurso coherente y fundamentado
sobre los valores pero que no son capaces de llevar a la práctica aquellas ideas y
propuestas que tenían tanta consistencia y tanta belleza en los labios.
Es el caso de los sacerdotes que predican desde el púlpito la castidad y que están
instalados en odiosas prácticas de pederastia. Es el caso de los políticos que hablan de
justicia y tienen las arcas rebosantes de lo que han robado a sus conciudadanos. Es el
caso de los profesores que invitan a sus alumnos a ser apasionados lectores y son
incapaces de leer un libro de cincuenta páginas. Mejor sería que se callasen. No, mejor
sería que hubiera coherencia entre los hechos y los mensajes que lanzan a los demás,.
¿Qué sentido tiene un discurso que contradicen los hechos?
Quiero ejemplificar lo dicho hasta aquí con una historia que acabo de leer en el libro
“Aplícate el cuento, de Jaume Soler y M. Mercé Conangla. Esta es la historia de un loro
muy contradictorio. Hacía muchos años que vivía en una jaula muy cómoda que su
propietario, un anciano acomodado, mantenía limpia y con el agua y alimento necesarios.
Cierto día el anciano invitó a un amigo suyo a su casa para compartir un sabroso te de
Ceilán. Los dos hombres estaban en el salón de la casa, situados muy cerca de la ventana,
al lado de la jaula donde estaba el loro. De pronto cuando ambos estaban tranquilamente
tomando su te, el loro se puso a chillar con insistencia:
- ¡Libertad, libertad, libertad!
Todo el tiempo que estuvo el invitado en la casa, el loro no dejó de reclamar libertad de
forma desgarradora. Hasta tal punto influyó su grito, que el invitado ya no pudo saborear
su te con tranquilidad y decidió acabar su visita. Cuando salía por la puerta seguía
oyendo el vehemente grito del loro:
- ¡Libertad, libertad, libertad!
Pasaron los días y el invitado seguía pensando en aquel desgraciado loro prisionero. Tanto
y tanto le preocupó el estado del animalito, que decidió liberarlo. Sabía a qué horas hacía
su compra el anciano y decidió aprovechar su ausencia para sacar al loro de la jaula.
Así lo hizo. Se apostó al lado de la casa y, cuando salió el anciano, entró de forma
sigilosa. Llegó al salón donde el loro seguía chillando desgarradoramente:
- Libertad, libertad, libertad.
Se acercó a la jaula y abrió la puerta de la misma. Entonces el loro, aterrado, se lanzó
hacia el lado opuesto de la jaula aferrándose con el pico y las uñas a los barrotes de la
jaula. Y negándose a abandonarla.
El invitado se marchó confuso y apenado. A pesar de tener la puerta de la jaula abierta,
el loro continuaba quieto en el fondo de la misma y seguía chillando una y otra vez:
- ¡Libertad, libertad, libertad!
La historia del loro que pedía libertad tiene dos vertientes igualmente importantes. Una
se refiere a la necesaria coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Y otro entre lo
que se aconseja y lo que se es.
Supongo que el lector conocerá la anécdota que se cuenta de Mahatma Gandhi. Una
madre le llevó a su hijo de seis años y le suplicó::
- Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar, es diabético y arriesga
su vida haciéndolo. A mí no me hace caso y estoy sufriendo por él.
- Lo siento, señora, ahora no puedo hacerlo. Traiga a su hijo dentro de quince días.
Sorprendida la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido.
Quince días después, volvió con su hijo. Gandhi miró a los ojos al muchacho y le dijo:
- Chico, deja de comer azúcar.
- ¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después? Podía haberle dicho lo mismo la
primera vez.
Gandhi respondió:
- Hace quince días yo comía azúcar.
En el ámbito educativo es fundamental hablar con los hechos. Enseñamos como somos, no
como decimos a los demás que tienen que ser. No hay forma más bella y más eficaz de
autoridad que el ejemplo.
Le oí decir a Humberto Maturana, en una visita que hace años hizo a nuestra ciudad: “Yo
creo que cuando uno tiene que enseñar algo, es porque ese algo no surge solo en la vida…
Tenemos que enseñar porque aquello que enseñamos no lo estamos viviendo. Yo creo que
ese es el verdadero problema con los valores”.
La consecuencia del mal ejemplo no es solo la escasa eficacia para el aprendizaje de
aquello que se pretende enseñar; es, sobre todo, que genera un clima de hipocresía que
conduce al desprecio y a la explícita o solapada hostilidad. Esa doble forma de ser y de
vivir .despierta un rechazo y una condena cargadas de racionalidad y de justicia.

  Cales son os temas que te gustaría que traballaramos nestas sesións
                        que imos compartir??

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  • 2. MES DÍA NOVEMBRO DECEMBRO XANEIRO FEBREIRO MARZO ABRIL MAIO XUÑO
  • 3. El loro que pedía libertad | El Adarve ¿Qué sentido tiene un discurso que contradice los hechos? Todo el mundo conoce a personas que niegan con los hechos aquello que predican, reclaman y aconsejan con la palabra. Dicen que es muy importante la libertad pero están atenazados por mitos, estereotipos, mandatos y esclavitudes de diverso tipo que impiden ejercitarla. Dicen que es muy importante luchar contra la injusticia pero son ellos mismos quienes la siembran por doquier. Dicen que es fundamental el respeto a las mujeres desde una óptica de igualdad, pero ellos se pasan la vida agrediendo a su pareja. Me refiero a las personas que dicen que es muy importante la solidaridad pero que no son capaces de desprenderse de un euro acogiéndose a las disculpas más diversas. Que hablan de la responsabilidad pero que no son capaces de actuar con un mínimo sentido del debe. Que sermonean sobre la importancia del esfuerzo pero que no son capaces. de levantarse puntualmente. Se trata de personas, en definitiva, que hilvanan un discurso coherente y fundamentado sobre los valores pero que no son capaces de llevar a la práctica aquellas ideas y propuestas que tenían tanta consistencia y tanta belleza en los labios. Es el caso de los sacerdotes que predican desde el púlpito la castidad y que están instalados en odiosas prácticas de pederastia. Es el caso de los políticos que hablan de justicia y tienen las arcas rebosantes de lo que han robado a sus conciudadanos. Es el caso de los profesores que invitan a sus alumnos a ser apasionados lectores y son incapaces de leer un libro de cincuenta páginas. Mejor sería que se callasen. No, mejor sería que hubiera coherencia entre los hechos y los mensajes que lanzan a los demás,. ¿Qué sentido tiene un discurso que contradicen los hechos? Quiero ejemplificar lo dicho hasta aquí con una historia que acabo de leer en el libro “Aplícate el cuento, de Jaume Soler y M. Mercé Conangla. Esta es la historia de un loro muy contradictorio. Hacía muchos años que vivía en una jaula muy cómoda que su propietario, un anciano acomodado, mantenía limpia y con el agua y alimento necesarios. Cierto día el anciano invitó a un amigo suyo a su casa para compartir un sabroso te de Ceilán. Los dos hombres estaban en el salón de la casa, situados muy cerca de la ventana, al lado de la jaula donde estaba el loro. De pronto cuando ambos estaban tranquilamente tomando su te, el loro se puso a chillar con insistencia: - ¡Libertad, libertad, libertad! Todo el tiempo que estuvo el invitado en la casa, el loro no dejó de reclamar libertad de forma desgarradora. Hasta tal punto influyó su grito, que el invitado ya no pudo saborear su te con tranquilidad y decidió acabar su visita. Cuando salía por la puerta seguía oyendo el vehemente grito del loro: - ¡Libertad, libertad, libertad! Pasaron los días y el invitado seguía pensando en aquel desgraciado loro prisionero. Tanto y tanto le preocupó el estado del animalito, que decidió liberarlo. Sabía a qué horas hacía su compra el anciano y decidió aprovechar su ausencia para sacar al loro de la jaula. Así lo hizo. Se apostó al lado de la casa y, cuando salió el anciano, entró de forma sigilosa. Llegó al salón donde el loro seguía chillando desgarradoramente:
  • 4. - Libertad, libertad, libertad. Se acercó a la jaula y abrió la puerta de la misma. Entonces el loro, aterrado, se lanzó hacia el lado opuesto de la jaula aferrándose con el pico y las uñas a los barrotes de la jaula. Y negándose a abandonarla. El invitado se marchó confuso y apenado. A pesar de tener la puerta de la jaula abierta, el loro continuaba quieto en el fondo de la misma y seguía chillando una y otra vez: - ¡Libertad, libertad, libertad! La historia del loro que pedía libertad tiene dos vertientes igualmente importantes. Una se refiere a la necesaria coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Y otro entre lo que se aconseja y lo que se es. Supongo que el lector conocerá la anécdota que se cuenta de Mahatma Gandhi. Una madre le llevó a su hijo de seis años y le suplicó:: - Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar, es diabético y arriesga su vida haciéndolo. A mí no me hace caso y estoy sufriendo por él. - Lo siento, señora, ahora no puedo hacerlo. Traiga a su hijo dentro de quince días. Sorprendida la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido. Quince días después, volvió con su hijo. Gandhi miró a los ojos al muchacho y le dijo: - Chico, deja de comer azúcar. - ¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después? Podía haberle dicho lo mismo la primera vez. Gandhi respondió: - Hace quince días yo comía azúcar. En el ámbito educativo es fundamental hablar con los hechos. Enseñamos como somos, no como decimos a los demás que tienen que ser. No hay forma más bella y más eficaz de autoridad que el ejemplo. Le oí decir a Humberto Maturana, en una visita que hace años hizo a nuestra ciudad: “Yo creo que cuando uno tiene que enseñar algo, es porque ese algo no surge solo en la vida… Tenemos que enseñar porque aquello que enseñamos no lo estamos viviendo. Yo creo que ese es el verdadero problema con los valores”. La consecuencia del mal ejemplo no es solo la escasa eficacia para el aprendizaje de aquello que se pretende enseñar; es, sobre todo, que genera un clima de hipocresía que conduce al desprecio y a la explícita o solapada hostilidad. Esa doble forma de ser y de vivir .despierta un rechazo y una condena cargadas de racionalidad y de justicia. Cales son os temas que te gustaría que traballaramos nestas sesións que imos compartir??