1. TRES DESEOS
Había una vez un pescador llamado Jim
Arenque.
Su esposa; Nancy, siempre estaba
protestando porque no tenían dinero
para comprar todo lo que necesitaban.
Una mañana temprano, Jim llevaba su
pescado al mercado, y dijo:
-Tendré suerte si vendo lo suficiente para
comprar pan.
Por suerte, un hada buena lo oyó.

2. - Te concederé tres deseos. Piensa bien antes
de pedir cada uno. Sólo tendrás tres.
Jim estaba tan contento que se olvidó de ir
al mercado y corrió a casa a contárselo a
Nancy.
Esta bailo de alegría. Tantas cosas quería
que no sabía por donde empezar.
- -Desayunemos y pensemos qué vamos a
pedir –dijo ella.
Nancy puso un guiso de pescado en la mesa.
- -¡Oh, no! –exclamo Jim-. Pescado otra vez
no. Me gustaría una gran salchicha para
desayunar. Y de repente, una salchicha
enorme apareció en su plato.

3. -¡Idiota! – gritó Nancy -. Mira que has
hecho. Has malgastado un deseo.
Jim lo sentía, pero ella lo regañó tanto
por la salchicha que se enfadó.
-¡Ojalá se te pegara la salchicha en la
naíz! –chilló, y la salchicha se pegó a la
nariz de Nancy quien se enfureció.
- Ya hemos perdido otro deseo – aulló, y
tiró y tiró de la salchicha, pero no
consiguió arrancarla.
-

4. - No te quedes ahí –protestó ella.
Ayúdame a quitármela.
Jim hizo todo lo que pudo, pero la
salchicha no se soltaba.
-Nos queda un deseo –dijo Jim entonces -.
Hemos de pensarlo con cuidado ¡Uh! –
dijo ella. Sólo deseo una cosa: que esta
salchicha desaparezca. Y lo hizo.
Así sin más.
Y Jim y Nancy se quedaron como antes.
Habían malgastado tres deseos con una
salchicha. E incluso la salchicha había
desaparecido. ¡Qué lástima!
Selina Young. George Adams.