2. (…) Las mentes bajas solamente pueden tomar de los poemas la historia
junto con el adorno del verso y su melodía; las más elevadas comen,
amén de esto, el sentido moral; y otras, aun más elevadas, pueden
comer, además de todo lo anterior, el alimento alegórico, no sólo el de
filosofía natural, sino también el astrologal y teologal.
3. Unos comen soló la cascara,
Otros comen la membrana que cubre la médula y
Los últimos, además de comer la cáscara y la
membrana, comen la médula, la esencia del fruto.
4. Visto así,
La cáscara no es más que la historia
que se cuenta,
La membrana, que se descubre al
quitar la cáscara, no es más que la
connotación inmediata, por asociación
con un saber que circula ampliamente;
Por último, la médula o pulpa,
constituida por diversos sabores,
representa los sentidos alegóricos, los
sentidos que se explayan como en una
constelación y en donde saberes de
distinta procedencia se sincretizan.
Para Hebreo, y en su tiempo, son muy
pocos quienes logran disfrutar de
manera completa del manjar: son los
iniciados.
5. Mucho más antigua es la concepción judeo – cristiana
de la lectura. En los textos sagrados hallamos
El sentido literal
El sentido moral o psíquico y
El sentido místico o pneumático.
6. En la literatura latinoamericana tenemos una obra,
entre muchas otras, que de manera magistral logra
mostrarnos estos movimientos en la lectura:
“Primero sueño”, de Sor Juana. El análisis que sobre
este poema mayor de nuestras letras hace José
Pascual Buxó es iluminador de lo que aquí hemos
expuesto.