1. Actividad Académica Nº 02
1. Lee el siguiente texto narrativo en seguida redacta en tercera persona
utilizando el orden temporal flash back. Utilice buena caligrafía y fíjate la
ortografía de las palabras.
Nunca te des por vencido
Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue
injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor
era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se
procuró un “chivo expiatorio”, para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas
de escapar al terrible veredicto: ¡La horca! El juez, también comprado, cuidó, no
obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:
- “Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos
de Él tu destino: vamos a escribir en dos papeles separados las palabras „culpable‟ e
„inocente‟. Tú escogerás y será la Mano de Dios la que decida tu destino".
Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda:
„CULPABLE‟. Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el
sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.
El juez ordenó al hombre tomar uno de los papeles doblados. Este respiró
profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y
cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña
sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon:
- “Pero, ¿qué hizo...?, ¿y ahora...?, ¿cómo vamos a saber el veredicto...?”.
- "Es muy sencillo", respondió el hombre, "es cuestión de leer el papel que queda, y
sabremos lo que decía el que me tragué”.
Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás volvieron a
molestarlo.
2. Crea un cuento en primera persona, tiempo lineal cuyo tema principal es
la fe e inserte frases del texto Piense y hágase rico.
3. Crea un cuento en primera persona, tiempo flash bak; cuyo tema es la
autosugestión e inserte frases del texto Piense y hágase rico.
2.
3. "Después de zarpar del Puerto de Lisboa, con rumbo a San Pablo, Brasil, el María
América se vio enfrentado a un temporal en medio del Océano Atlántico.
La travesía duraba 35 días entre Portugal y Brasil. Y, si bien es cierto, en 1917, María
América era una nave de otra generación, las acomodaciones destinadas a los pasajeros
eran bastante satisfactorias. La compañía armadora que lo administraba intentaba
demostrar a los accionistas que no era necesario deshacerse de la nave. Señalaban que
aún podía ser rentable su navegación si enfocaban las ventas de sus boletos a pasajeros
más bien de clase social media y baja. Ese era el rango de mercado al cual deberían
postular si la intención era continuar con las travesías. Porque los pasajeros adinerados
viajaban en los grandes transatlánticos que eran verdaderos hoteles de cinco estrellas,
donde el lujo parecía no tener límites, cosa que no sucedía con aquellos que pagaban
boletos de segunda o de tercera categoría. Para ellos, el trato era más bien denigrante.
En el María América, en cambio, la convivencia era la misma para el que viajaba en
primera o segunda. De hecho, solo existían estas dos categorías de pasajes. La cubierta
era para todos por igual y al cabo de unos días de navegación, los pasajeros constituían
una comunidad.
Estando en plena navegación de su viaje, 99 grados suroeste, el María América se vio
atrapado en un temporal que no esperaban las proyecciones náuticas para los días de
verano. Fue tan violento el encuentro que parecía que la nave había chocado con un
muro de concreto.
Fueron dos largos días de vaivenes: crujidos de su armadura, gritos, agua, viento y frío.
Ese sí que era un infierno en el mar. Pero, como dice el refrán, después de la tempestad
viene la calma, y fue precisamente lo que ocurrió. Las nubes se retiraron y el sol inundó
la esfera azul del Océano Atlántico.
La cubierta se llenó de pasajeros ojerosos y desaliñados, buscando un lugar donde
descansar, sintiendo la caricia del buen sol y el sosiego de una cálida brisa. Después de
un sueño reparador y de alimentarse hasta quedar satisfechos, la gente solicitó hablar
con el Capitán. La idea era volverse. Quedaba mas de la mitad del viaje y lo mas seguro
era que si los atrapaba otro temporal, no tenían la seguridad de que el María América
soportara otro embate de las olas.
El Capitán, para calmar los ánimos, respondió que el temporal que acababa de pasar era
"parte de la rutina de navegación que no tenía mayor importancia" y que la nave estaba
en perfectas condiciones para continuar su viaje.
4. Los ánimos se calmaron, pero no del todo. Vieron en los ojos del Capitán un brillo de
inseguridad.
La comisión volvió un par de veces a ratificar la propuesta, al punto tal que el Capitán
tuvo que dar un golpe de autoridad a fin de poner orden.
Una mañana los pasajeros organizaron una novena donde le pedían a Santa Rita que los
llevara a buen destino. El desaliento se apoderó de la situación. Y por más que el
Capitán y la tripulación intentaban animar a los pasajeros, estos no hacían más que
maldecir el momento en que decidieron embarcarse en tamaña aventura.
Alguien de la tripulación propuso un cuento, el cual afirmaba que en medio del Océano
Atlántico existía una boya que hacía las veces de correo, y que se podían depositar las
cartas a fin de que otro navío, con rumbo contrario, las hiciera llegar a destino, que en
ese caso era Europa.
Tal boya, contaron, estaba a tres o cuatro días de navegación. Así que se les sugería a
los señores pasajeros escribir las cartas que quisieran, porque cuando divisaran la boya,
harían solo una rápida detención.
-¡Y qué vamos a hacer con las cartas! –decía el Capitán-.
Son los sueños, esperanzas y sentimientos de personas confiadas que le escribe a sus
seres queridos.
-¡Bueno, Capitán! Si no inventamos una distracción efectiva, seguramente vamos a tener
un motín a bordo...Luego veremos qué hacer con las cartas.
Al cabo de tres días se llenó una valija con cartas de todos los tipos y tamaños.
¡Cuantas historias se iban a escribir, para bien o para mal, sin la entrega efectiva de
dichas cartas!, pensaba inquieto el Capitán.
En una melancólica reacción le escribió una carta a su esposa, diciéndole lo mucho que
lo amaba y que lamentaba no habérselo dicho más seguido.
Firmó la carta con "Tu querido Capitán" y la depositó en la valija junto con las demás,
como haciendo un acto de Mea Culpa.
Pero la idea parecía haber surtido efecto, porque las visitas de la comisión terminaron y
no se habló más de volver a Lisboa. Le dirían a los pasajeros que en la noche del tercer
día encontraron la boya y que la operación fue en extremo rápida.
Posteriormente, en San Pablo, enviarían la valija con las cartas en la primera nave que
zarpara de vuelta con rumbo a Europa.
Parecía todo solucionado. Hasta que a la hora del crepúsculo del tercer día, el Capitán
fue interrumpido por una algarabía que brotaba de cubierta. Los pasajeros y tripulantes
estaban mirando por estribor e indicaban a un objeto flotando en el agua. Era una boya
de color rojo, con un gran letrero en el que se leía con todas sus letras la palabra
"CORREO".
En el puente de mando, los oficiales se quedaron mirando sin entender lo que pasaba.
El Capitán dio la orden de bajar la bolsa con las cartas, depositarlas en la boya y alejarse
lo más rápido posible de ese lugar.
5. El viaje continuó sin contratiempos, llegando a San Pablo semanas después.
Cuando el Capitán volvió de regreso a su hogar a Europa, su esposa lo abrazó
amorosamente y le susurró a su oído: "Mi querido Capitán".
La carta la había recibido en perfectas condiciones y a tiempo.
Dicen que la fe mueve montañas. Parece que también pone boyas de correo en medio
del océano"
(de "Historias que me contaron", José Miguel Irrazával, SAN PABLO Chile)
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